Preocupaciones de carrera en el Mundial de fútbol

El fútbol como espectáculo lo encuentro algo aburrido, pero como fenómeno social me resulta fascinante. Es difícil encontrar un solo problema de economía de los recursos humanos que no se pueda ilustrar con un ejemplo futbolístico. Hoy le toca a un mecanismo fundamental para la motivación en las organizaciones, las preocupaciones de carrera (mi traducción indolente de career concerns). En esencia, mi incentivo para hacer las cosas bien hoy no viene dado solamente por lo que me paga mi empleador, sino también (en algunos casos, sobre todo) de que un buen desempeño actual revela algo sobre mi capacidad que aumenta mi valor de mercado. Esto tiene, como veremos, ventajas e inconvenientes que se ilustran a la perfección en el campeonato mundial de fútbol.

Cuando en los años 70 los economistas comenzaron a desarrollar modelos formales de teoría de juegos aplicada a problemas de información incompleta, una de las primeras aplicaciones fue la de sistemas de motivación para realizar esfuerzo en las organizaciones o para atraer el talento a las mismas. Si el esfuerzo o el talento no se pueden observar directamente, es necesario diseñar esquemas contractuales que premien los resultados, que no siempre tienen una relación perfecta con esfuerzo o talento. Esto dio lugar a una serie de teorías sobre contratos óptimos muy interesantes que hoy llenan los libros de texto. Pero muy pronto se observó un problema. Aunque la teoría predecía bien la forma de los contratos, la intensidad de los incentivos no siempre era lo grande que debería ser de acuerdo con la teoría.

Desde entonces se han desarrollado muchas explicaciones para explicar estas desviaciones. Una de las más satisfactorias es la de las preocupaciones de carrera. La contribución seminal en este punto, como en tantos otros, se debe a Bengt Hölmström en un artículo publicado originalmente en 1982, aunque Eugene Fama había esbozado parte del argumento de manera informal un poco antes. La idea fundamental es que el análisis anterior, al ignorar la dimensión dinámica de la provisión de incentivos había obviado una fuente muy poderosa de motivación. Los trabajadores queremos hacerlo bien no solamente para cobrar un bono a final de año. También nos importa que nos vean nuestros actuales empleadores y puedan recompensarnos con una promoción, y para que la competencia se dé cuenta de lo buenos que somos y nos haga ofertas competitivas que hagan mejorar nuestras condiciones, bien en nuestra organización actual o en otra. Lo cual tiene alguna ventaja, pero también lleva a distorsiones. Esto, por cierto, es algo que Fama no había visto, y que el desarrollo formal reveló, ilustrando el poder de la herramienta matemática de la que hablaba Jesús Fernández-Villaverde hace unos días.

Y aquí viene el ejemplo del fútbol, que me contó hace unos años mi coautor Facundo Albornoz.
Facundo notó un comportamiento extraño de algunos jugadores argentinos en la temporada 2005-2006. Algunas de las estrellas jugaban consistentemente a un nivel muy inferior al que se había llegado a esperar de ellos. Mientras tanto, otros jugadores de gran talento parecían correr, saltar y driblar como nunca en su vida. Todo el mundo tiene un mal día o un buen día, pero una racha tan consistente en tantos jugadores invita a la especulación, y esto es algo a lo que ningún buen científico se puede resistir. Así que Facundo siguió observando y se dio cuenta de un factor que unificaba las observaciones, los jugadores que rendían menos de lo esperable eran todos titulares indiscutibles en la selección. Los que parecían tocados por un ángel, en cambio, eran grandes jugadores que no resultaba evidente si debían entrar o no en la selección. Aún no ha tenido tiempo de probarlo estadísticamente con todo lujo de detalles (alguno de sus coautores de Madrid es muy lento porque se pasa el día atendiendo a un blog), pero como ilustración de las preocupaciones de carrera es perfecta.

El Mundial es un escaparate al mundo de primera magnitud. Unos 11 millones de personas vieron el partido España-Chile (un 74% de cuota de pantalla), y es más que probable que el porcentaje entre los profesionales sea mucho mayor. Y esto justo en el momento en que están a punto de tomarse decisiones de primera magnitud para la carrera de los jugadores. Don Florentino (no el señor Felgueroso, el otro) debe estar hablando con los grandes bancos del mundo para reunir unas decenas de millones con los que pagar nuevos fichajes, y las estrellas saben que en estos días se la juegan. Así que no es sorprendente que se comporten de manera estratégica en la temporada anterior. Los indiscutibles no quieren llegar cansados o lesionados. Los que podrían llegar quieren convencer al seleccionador.

El ejemplo es interesante además porque revela el doble filo de las preocupaciones de carrera. Por un lado las empresas saben que les puede resultar más barato a corto plazo motivar a sus trabajadores. Pero por otro lado pueden sesgar los incentivos de sus jóvenes aspirantes, de manera que en actuaciones importantes para la empresa, pero de menos importancia cara a la galería, lo hagan peor. ¿Qué es una liga nacional, comparada con la Champions o la Copa del Mundo? O puesto en términos más cercanos, ¿para qué voy a dar una buena clase o hacer trabajo administrativo, si lo que el mercado valora son mis publicaciones de alto nivel?

De hecho, hay alguna evidencia empírica de que las preocupaciones de carrera sesgan de manera preocupante los incentivos de las jóvenes estrellas en algunos campos. Un artículo de Hong, Kubik y Solomon (hay otro relacionado de Hong y Kubik) así como uno de Chevalier y Ellison muestran que los analistas de activos financieros o los gestores de fondos de inversión más jóvenes tienen una probabilidad más elevada de ser despedidos por un error que los mayores. Dado que un error a menudo se define como una actuación distinta a la media con consecuencias negativas, los gestores jóvenes tienden a recomendar las mismas acciones que los demás. Por ejemplo, las recomendaciones de compra y venta de los jóvenes se parecen más al consenso general, los sectores que éstos analistas y gestores recomiendan tienden a ser los más populares, y sus recomendaciones tienden a hacerse algo más tarde que las de sus colegas más maduros.

Es posible, pues, que la razón por la que la estrella de su equipo no daba pie con bola en la liga y ahora se comporta como un jabato en el Mundial sea la misma por la que su analista bursátil le recomendó comprar telecos en 1999, o un apartamento en la playa en el 2007. Esto no quiere decir que los viejos no nos equivoquemos o que seamos mejores profesores. Simplemente nos indica que como usuarios tenemos que tener cuidado de pensar qué incentivos tiene quien nos instruye o nos aconseja.

Hay 28 comentarios
  • Ufff...
    Pues si estudiaras los contratos, descontratos, recontratos, el nivel de audiencia sobre esos, los fijos, los eventuales, los de la casa, los de la empresa subcontratada, los que tienen el peculio embargado, los... en los programas de la telebasura de la tele privada, serías capaz de editar un libro de texto.

  • Muy buena recomendación. Nuestros lectores en busca de problemas de investigación para sus tesis te lo van a agradecer. Yo estoy un poco mayor para mirar según que cosas. El fútbol en general me aburre, pero al menos no me molesta.

  • Hablando de telebasura, estaría bien que alguien nos explicase por qué ahora el 70% de la programación de telecinco es telebasura, con el programa SALVAME a todas horas entre semana y fin de semana. ¿Qué ventajas tiene este tipo de programación en tiempo de crisis, frente a la mayor variedad (por decir algo) en mejores épocas?

    ¿Son programas más baratos? ¿Los parados ven más telebasura, de forma que son todavía más provechosos con 2,5 millones de televidentes nuevos?

    • Enric, no se si estos programas son más baratos. Lo que sí parecen ser es una anomalía nacional. La televisión italiana no es buena, pero no tiene tertulias de famosos hablando de su vida privada. Pero el interés por las vidas de otros, en particular de los famosos, no es en absoluto una anomalía. En diciembre escribí una entrada que puedes ver aquí) especulando sobre las razones evolutivas por las que esto es así.

  • Es de suponer que las recomendaciones de los jóvenes deberían ceñirse a las líneas establecidas por los más expertos.

    Nunca he llegado a entender como determinadas empresas tropiezan en la misma piedra cada vez que aparece la misma piedra de la crisis anterior. A no ser que el "volumen" ciegue al entendimiento, que también, y el miedo a perder al asesorado le impida ser todo lo conservador que aconseja esa experiencia (esto, seguro).

    ¿Responsables los jóvenes?

    • Lara, los jóvenes lo único que hacen es subirse al carro que otros dirigen. Y es difícil ir contra corriente. Hace unos años (allá por el 2003 o así) escribí un artículo en Inversión (puedes verlo aquí) intentando desanimar a la gente a hacer inversiones alocadas en el mercado inmobiliario, y la típica reacción que encontré es la de que decía esas cosas porque era un teórico que no tenía ni idea. Y podía decirlas porque no me iba nada en ello. Me puedo imaginar las presiones de alguien del sector para no desviarse de la "sabiduría común".

  • Pisitófilos, como ya le he dicho a Lara, yo experimenté esa "violencia psíquica" cuando hace siete años me convencí de que íbamos a la locura. Simplemente los argumentos que se usaban para justificar las subidas, no se aguantaban lógicamente. Pero no eran necesariamente que se sobrevalorara el futuro. Simplemente se sobrevaloró un tipo concreto. Otros. por ejemplo, la formación y el esfuerzo, que también tienen que ver con el futuro, se infravaloraron notablemente.

  • Pingback: Anónimo
  • Me ha gustado mucho el post, pero por encima de todo me ha gustado esta frase del último comentario de Antonio: "Otros. por ejemplo, la formación y el esfuerzo, que también tienen que ver con el futuro, se infravaloraron notablemente."

    Mis colegas de Instituto se reían de los que nos íbamos a la universidad con sus cochazos, ropa muy cara y fiestas por todo lo alto. Me parece un genocidio intelectual el subvencionar masivamente todas estas gentes cuando se han visto en paro y cortar los contratos de investigación o docencia a los que, después de la carrera, decidimos continuar en el mundo académico.

    Ambas políticas por separado son una calamidad, pero si te las ponen delante a la vez puedes pensar si estamos en un país gobernado por y para zoquetes.

    • Pau, convengo en que el seguro de desempleo español está mal diseñado. En la propuesta para la reactivación laboral ya se dice "para elevar la protección sin desincentivar la búsqueda de empleo, es preferible aumentar el nivel de las prestaciones durante los primeros meses de paro que alargar su duración. También deben revisarse los topes máximos para la cuantía de las prestaciones, pues al ser relativamente bajos dificultan hacer frente a
      decisiones de consumo ya comprometidas y a la vez implican un perfil escasamente decreciente que reduce los incentivos para la búsqueda de trabajo." Como probablemente sabes, hay muchos artículos sobre seguro de desempleo óptimo. A mí, como es natural, me gusta mucho el de Nicola Pavoni.

  • ¡Pero qué dice Ud. Pisitófilos Creditófagos!

    http://vimeo.com/12732909

    ¿No se da cuenta de que el problema no es la burbuja inmobiliaria, que no es sino algo balbuceantemente circunstancial y accesorio , y además es algo que 'se ha explotado' (y a fe de que muy bien, jeje) ?

    El Estado no ha dado ningún céntimo a los bancos españoles y a las cajas se les va a dar ahora un dinero del FROB , ¡que no es a fondo perdido, sino un préstamo al 7,5% y que se va a cobrar a los 5 años !

    Textualmente, 'pensar que la banca española , como han hecho algunos mercados, no está en buenas condiciones por el crédito sobre todo al sector inmobiliario, pues, se va a caer por sí mismo esa creencia...'

    Y es que además 'el problema mayor está en la desconfianza sobre los bancos europeos'. ¿ No se da cuenta de que nuestros bancos están mejor que los europeos ?

    Estuve en una presentacón del libro de este individuo y me llamó la atención que de los 4 presentadores, este economista incluído, solo un catedrático de la Carlos III mentara la bicha. Eso sí , me pareció indignante y de una hipocresía intragable el recochineo del autor del libro proclamando que 'la recaudación de impuestos no puede fallar de ahora en adelante'.

    Y es que la corriente marxista-ladrillista se hace a las barricadas.

  • Interesante post por su comparación con un tema tan "universal" como el fútbol. Es cierto que muchas veces existe la sospecha de que ciertos futbolistas relajan su rendimiento en previsión a grandes eventos o porque ya creen haber conseguido grandes logros. Eso llevado al mundo laboral cotidiano también ocurre por desgracia y por un simple hecho de naturalidad. No siempre se puede estar "a tope" y no todos los trabajos que se realizan son de final de copa de Europa.

    En fin que me ha encantado el post. Y sobre los comentarios de la TV, indicar que espero que los desempleados españoles no se hayan "enganchado" a Salvame ni programas parecidos, pues sino... cuando vuelvan al mercado laboral van a pasarlo muy mal. Ya me los imagino tomando un café y lichando verbalmente a sus compañeros porque si, como hacen en ese programa.

  • Muy interesante el comentario de Pau, y no por la coincidencia con el nombre, y tu respuesta. Yo, que soy de los que tuve un hijo con éxito universitario y, ahora, como en otro tema expuse, debo ver como emigra al otro extremo del planeta, debo reconocer que ha dispuesto de las ayudas, becas y facilidades necesarias para su posterior formación. El desastre llega después, cuando sus expectativas son trabajar de dependiente en una gran superficie deportiva; y eso con suerte y gracias a su carrera y don de gentes.
    Si disponemos de menos dinero para la cobertura social nos exponemos al desorden, que significa desinversión y provoca espanto al capital. Debemos preguntarnos por qué disponemos de tan poco para la formación, cuando abunda para otras cosas que nada tienen que ver con la política social.

    Por descontado, mi ulterior comentario no significa que siga lo lúdico del tema que hablaba sino que hacía hincapié sobre el valor de la productividad en dicho mundo, el tipo de anunciante, la importancia de la audiencia y su modelo social, cómo se cambia de argumento en el momento adecuado, etc. Pero, sobre todo, cómo trabajan los protagonistas dependiendo de sus expectativas económicas, que es de lo que iba el tema. Lo sé porque desgraciadamente debo aguantar muchas horas de Hospital por mi compañera, y la suegra solo entiende este tipo de "documentales".

  • Al final son las expectativas las que dan una base incierta a la toma de decisiones. En un joven yogurin, sin vivencias directas de otras crisis, la experiencia de que los pisos "no bajan" se alimentaba por muchas generaciones anteriores que tenían por objetivo superior la propiedad de la tierra en la que trabajaban. Es hasta lógico que actuaran de forma casi genética. O compre Terra a 100 que puede llegar a tener 50.000 m de usuarios pasado mañana.

    Lo que no es comprensible es que la cultura del dinero (el dinero culto aun me da cosa), o la facultad de sacar conclusiones de grandes movidas en la economía, soportadas por entidades o grupos sociales que deberían tener memoria, actúe una y otra vez como un recién nacido ávidos de mega biberones y sin noción de lo que es una tripotera.

    Me refiero más al sistema financiero y a las grandes empresas promotoras inmobiliarias, y dejo fuera al que no ha sido nunca empresario con visión mas larga que la que supone el ciclo normal de cuatro años en una promocioncita de 100 viviendas en Parla.
    Es inconcebible que un banco no prevea los efectos de prestar dinero al 2.5% a un listo que no tiene mas que la opción sobre un suelo, sin una financiación propia mayor del 20% y sin un planteamiento de proyecciones alternativas a la "nada optimista" suposición de que el 50% de las ventas se hacen con un plano y sin empezar a excavar el agujero. Pero peor es que haya habido empresas, con menos de diez años de historia, que hayan acumulado deudas descomunales y que hayan terminado sus días en el balance de los grandes prestamistas.

    De una cajita, contaminada o no, se puede esperar todo. Que un banco de primera magnitud concentre su riesgo de forma desproporcionada y sobre un negocio temporal, sin tecnología apreciable, sin mercado medido y se arriesgue a tomar dinero del interbancario a menos de un año, es como para quemar al SUPERVISOR en el mismo Auto de Fe que a todos los demás que toman parte activa en esa creación de expectativas absolutamente injustificadas.

    Que los jóvenes no tengan otra que subirse al carro que les ponen delante es comprensible. Que sus muy mayores, en teoría curtidos, no sepan llevar un carro y frenar a los burros.........

  • Yo creo que estos modelos de la teoría de juegos y similares requieren tales simplificaciones que no sirven para la economía real.

    Pueden servir, eso si, para las economías planificadas pero solo porque las economías planificadas son ficciones de juguete sin actividad económica real. Si organizamos la asignación de recursos, la estructura de los contratos o la distribución de tiempos de trabajo en la Diputación de Santander, en el Instituto Andaluz para el Desarrollo del Flamenco o en el CERN (el instituto europeo de física de partículas), utilizando estos modelos optimizados, los resultados serán brillantes. Pero eso es solo porque los resultados de esas instituciones son siempre brillantes por definición y como todo, siempre, sale perfecto es posible darles una forma completamente artificiosa y arbitraria.

    Si usted da al Ministerio de las Administraciones o a la Academia Cinematográfica Nacional Francesa la estructura del parchís, del poker o del ajedrez, también obtendrá un funcionamiento óptimo. Esto es debido a que son juguetes sin actividad real destinados a dar empleo y sueldo a ciertos amigos o allegados.

    Mediante un proceso sumamente enmarañado consiguen descubrir problemas imaginarios inventados, luego despliegan el diseño de estrategias de intervención dirigidas a corregir esos problemas inexistentes para finalmente certificar que el problema que jamás existió a sido solucionado. Por ejemplo, se ha logrado el desarrollo del Flamenco.

    La economía real, la que debe crear valor económico y no simplemente consumirlo, es mucho más compleja y, en principio incalculable. Creo que esto se debe a la fuerte no-linealidad de los fenómenos y , también creo, esta fuerte no-linealidad se debe a la maraña infinita de lineas de realimentación por todo el sistema.

    Por ejemplo, el modelo de optimización de los seguros de desempleo que se ha posteado más arriba es muy complejo y solo he podido ojearlo por encima pero me ha llamado la atención un detalle: el tratamiento matemático del trabajo.

    Tratando todo el asunto sobre el mercado de trabajo, un mecanismo que permite comprar y vender trabajo, parece que la modelización de algo tan enormemente complejo como el trabajo debería ser una parte ardua del modelo pero parece que no. Parece que se representa con una letra, que ni siquiera es una variable sino una cantidad constante. Algo así como una molestia o penalización de valor constante que sufre el trabajador por trabajar. Como si el salario que obtiene cuando trabaja no fuese un bien real que se intercambia con otro bien real en un mercado en el que esos dos bienes reales cambian constantemente de valor y de forma interdependiente (lo que lo convierte en un problema endemoniado de modelizar), sino que el salario es un incentivo que es regalado al trabajador aunque eso si, debe tolerar una molestia de valor constante k. (no recuerdo la letra)

    No me sorprende que las poderosas economías planificadas desaparecieran todas ellas por inanición y oxidación de sus infraestructuras.

  • El tema sobre el que trata el artículo, el asunto de los “career concerns”, es una variante más de un asunto mil veces discutido. Un problema cuya solución se persigue desde hace siglos y al que los grandes bancos de inversión dedican cientos de millones cada año. Nunca nadie ha encontrado una respuesta y nunca nadie la encontrará. Es el viejo problema de “calcular los errores del mercado”

    Simplificando, cada bien tiene (en un instante dado) un “valor”, un valor que podríamos llamar “valor verdadero” que depende digámoslo así de la utilidad económica aparente y escondida que pueda proporcionar. Si mostramos este bien un mercado, este mercado le dará un precio. Este precio sería el “valor de mercado” de ese bien y es un valor equivocado, distinto del “valor verdadero” porque el mercado es un instrumento impreciso de medición de valor.

    “Calcular el error de mercado” es corregir el “valor de mercado” y obtener el “verdadero valor”

    Poe ejemplo. Tenemos unos accionistas en el mercado que poseen unas acciones de una compañía fabricante de automóviles. Lo único que persiguen esos accionistas con su comportamiento es conseguir que el precio (el valor de mercado) de esas acciones se eleve todo lo posible. Como el mercado no asignaría mucho valor a unos simples trozos de papel estos accionistas suelen recurrir a “seducir” o “convencer” al mercado para que el mercado comience a ver como valiosas esas acciones y vaya aumentando el “valor de mercado” que les asigna.

    Si se trata de acciones de una fábrica de coches, el truco más usual para seducir al mercado es construir una fábrica real de coches que fabrique y venda coches en el mundo real. Ahora el mercado asigna un cierto valor a esas acciones tratando de determinar el “valor verdadero” de esa fábrica. Si el mercado fuese un instrumento de medida exacto, el “valor de mercado” de las acciones coincidiría con el “valor verdadero” de la fábrica.

    Sin embargo, debido a la inexactitud del mercado, hay una diferencia entre esos dos valores (un error de mercado) que puede beneficiar o perjudicar a los accionistas.

    El comportamiento de la fábrica lo deciden los accionistas y esto hace que esos accionistas puedan dividir sus esfuerzos en lograr un aumento del “valor de mercado” de sus acciones en dos frentes diferentes. Pueden tratar de aumentar el “valor verdadero” de la fábrica y confiar en que el mercado “sepa” medir ese aumento de valor y lo refleje como un aumento del precio de las acciones. También pueden esforzarse en “seducir” o “confundir” al mercado en un intento de despistarle aprovechando sus debilidades y logrando crear error de valoración que les favorezca.

    Si se deciden por lo primero, tienen que aumentar el “verdadero valor” de la fábrica y esto también puede hacerse de forma real o de forma fingida, a base de seducir mediante el engaño. El valor de la fábrica depende de lo atractivos que sean los coches que produce y de lo bien que cubran las necesidades y deseos de los consumidores. El lograr el favor de los consumidores puede logarse vendiéndoles coches buenos y baratos que les den buen resultado o colocándoles calderos bien envueltos en publicidad, simulación y medias verdades.

    La situación aquí es otra vez la misma porque los consumidores de coches también forman un mercado que trata de medir “valores reales” con exactitud. Un medio de lograr que los consumidores (el mercado) “vean” un elevado valor en esos coches es ofreciéndoles coches que honestamente el fabricante considere de alto “valor verdadero”. La alternativa es ofrecer bazofia y especializarse en engañar a los consumidores, distorsionando ese mercado hasta crear un “error de mercado” que conduzca a una sobrevaloración de la bazofia.

    No hay que aclarar que cualquier economía seria se concentra en hacer cosas con valor y no en fingir un valor inexistente y en engañar al mercado. Uno de los motivos es que engañar (consistentemente) al mercado es imposible (hasta dónde yo sé).

    En los mercados de capital el arbitraje de estos errores de mercado es una fuente potencial ingente de beneficio sin riesgo. Por eso los grandes bancos de inversión dedican esfuerzos astronómicos a desarrollar modelos que permitan detectar esos errores del mercado. Sin embargo no lo han logrado. Los beneficios de esos bancos no proceden de esas operaciones de arbitraje sino de gestionar operaciones de sus clientes y de usar información privilegiada obtenida gracias a que están bien conectados con el poder.

    Cualquier modelo o método propuesto para corregir los “errores de mercado” y obtener así una estimación del “valor verdadero” de un bien más exacta que el “valor de mercado” debe aclarar en qué consistiría ese “instrumento de medición del valor” que es más exacto que un mercado. Ese es el Santo Grial del “Value Investing” y nadie lo ha encontrado. (Porque no es posible encontrarlo. No es posible “calcular un mercado” y la economía, la “economía de verdad” es siempre un mercado, incluso en la URSS o en Cuba)

    El profesional o empleado que sufre de “career concerns” obviamente no cree que sea imposible engañar al mercado y por eso dedica parte de su esfuerzo no a aumentar su “valor verdadero” como profesional sino a aumentar el “valor de mercado” que el mercado ve en él.

    Descubrir si este error se está produciendo en un mercado cualquiera es sumamente difícil porque nunca es fácil descubrir en qué rasgos se basa el mercado para asignar su precio. Es posible que, en un futbolista, su valor como deportista sea solo una parte de su “valor comercial” que está viendo el mercado. También debe influir el que el “mercado del futbol” está muy alejado de lo que suele considerarse un mercado pero, en este caso, si el entrenador contrata como delantero al hijo del presidente porque es hijo del presidente no creo que un modelo que permitiese redactar contratos óptimos fuese de mucha utilidad.

  • Este post trata de un aspecto fundamental de la actitud ante el trabajo y es uno de los aspectos fundamentales para juzgar las "capacidades" económicas de las naciones, o mejor decir, las "culturas"

    Max Weber, en su magnífico libro "La Etica Protestante y el Espíritu del Capitalismo" analizaba la influencia de la subida de los salarios en el campo en los países "católicos" (España e Italia) y en los países protestantes del Norte (Holanda, zonas de Alemania, etc...) sobre todo en zonas de orientación calvinista: la conclusión que sale de su estudio era que los salarios altos DESINCENTIVABAN el trabajo en el ámbito católico, pues los campesinos obtenían los suficiente para vivir antes y dejaban de trabajar, mientras en el ámbito protestante la subida de salario INCENTIVABA el trabajo, pues de esta forma obtenían más dinero, que era su objetivo vital principal

    Las asimetrías culturales se han limado en cierta medida, pero perduran en gran parte, porque, incluso alejadas del ámbito religioso que, en el fondo las creó, perduran en el discurso generacional y tienen una pervivencia de siglos

    La "vocación" es una traducción del vocablo inglés "calling" que significa "llamada", y que originariamente deviene de la visión protestante de que cada uno tenemos una forma distinta de servir a Dios en nuestra profesión y que ese sitio nos ha sido dado por El Creador, siendo el éxito una manifestación de la "Certitudo Salutis" la certeza de pertenecer a la casta de los "justos", predestinados desde el inicio de los tiempos a la salvación, al contrario de los "réprobos" o fracasados. De ahí la fuerte carga simbólica de la filosofía del EXITO en la sociedad americana de herencia "puritana" (calvinista), sin ninguna compasión con los débiles

    Lutero vació los monasterios sólo para convertir la sociedad en un monasterio

    Existen una serie de "valores" emocionales económicamente válidos que son compartidos en mayor o menor medida por las sociedades y son los que definen su capacidad de desarrollo económico

  • Nota aclaratoria: Los estudios de Max Weber que menciono se realizaron sobre esas sociedades del siglo XVII

  • Vaya, vaya, ppcc; asi que la culpa de la inmoburbuja es de los musulmanes malotes.

    Supongo que habrá sido una operación de alQaida, muy bien planificada, para conquistar alAndalus.

    Lo que no he sido capaz de enterarme, aun, es de cual fue el momento en el que los ladrilleros y cajeros patrios reconocieron que no hay otro dios que Allah, pero todo se andará, sin duda.

    Hay que j_d_rse con estos asociadores idólatras, lo que son capaces de inventar para escaquearse de sus culpas.

    Nadie más que ustedes tiene la culpa de haberse convertido a la fe usurera. O sea que arrepiéntanse, vayan a confesarse, hagan su penitencia y vuélvanse "correctamente decentes" que mejor les irá.

  • @ ppcc

    Si has leído el libro de Weber, o alguno de sus otros libros, NO se dice que el capitalismo tenga su "base" filosófica en el Protestantismo, de hecho el capitalismo, como praxis y filosofía, tiene su origen en la Italia tardo-medieval, aunque sería extenso definir claramente qué entendemos por "capitalismo"

    Lo que sí dice Weber, y yo comparto, es que la mentalidad protestante, en particular la calvinista predestinacionista, actúa como un catalizador de la dinámica capitalista (ya en desarrollo antes de Lutero o Calvino), pues pone en juego "valores", actitudes emocionales, que van en el sentido de mejorar la eficiencia económica de las sociedades, a costa, por supuesto de un precio vital, pues en el nuevo equilibrio de fuerzas emocionales que se impone a los individuos, surge el abandono de la sensualidad y vitalismo por otras de índole económica/profesional (el término "puritano" con el que se aludía a los calvinistas, y entre ellos a los "Padres Fundadores" de los EEUU, viene de esa actitud huraña a la vida)

  • La dinámica actual de la Gran Crisis Española, de hecho tiene marcadas resonancias con la que vivieron nuestros compatriotas en el siglo XVII, donde el metal de Indias se usó para pagar las guerras del Rey y mantener a una inmensa cantidad de clases pasivas, mientras el flujo de metales iba, como no, hacia el Norte de Europa, hacia los "herejes" que eran los que producían, ahorraban y prosperaban

    Ahora en vez de la plata de Potosí tenemos nuestro mar de ladrillos como presunta gallina de los huevos de oro y principio motriz de la riqueza, contamos con una inmensa cantidad de "clases pasivas" , ya no clérigos, soldados, pícaros y mendigos, sino los asociadas al clientelismo partitocrático (bueno sí pícaros al fin y al cabo)
    Igualmente los "valores" económicamente útiles como: la búsqueda de la profesionalidad a ultranza, la ética del trabajo, el espíritu emprendedor, la sed de formación de la juventud, la actitud intransigente con la picaresca en todos los ámbitos, etc...en todo esto no hemos cambiado en nada

    Y nos parecemos hasta en que tenemos un "Hechizado" en la Moncloa, digno sucesor de nuestro célebre Carlos II Habsburgo

  • De verdad, de un adepto al totalitarismo gustavobuenesco no se puede esperar ninguna aportación interesante. Jesuitismo insufrible.

  • Sr Pisitófilos:

    Tiene usted mi aplauso, si tuviera cuatro manos sería ovación. La escuela de Salamanca es el orígen del capítalismo, porque el capitalismo no es más que una expresión de las leyes de la naturaleza (ius naturalis) según las cuales la gacela no se come al leon, sino al revés. Y si se me permite añadir un pequeño matiz al debate, el capitalismo noreuropeo del XVII en adelante no es consecuencia del protestantismo, sino que tanto el protestantismo y el capitalismo noreuropeo del XVII son consecuencia de otra cosa aún más simple: el clima.

    Los mediterráneos tenemos una estructura social, familiar y unos usos y costumbres más gregarios y, por tanto, más proclives al catolicismo porque nuestro clima nos hace así. Más al sur, el islam es aun más rebañista (de hecho, su referente social no es la familia, sino la tribu, conjunto de familias emparentadas) porque el clima es aun más cálido y más propicio para ello. La prueba de esto es, principalmente, una Bélgica líder de la revolución industrial y católica. Castilla era de este mismo estilo, porque su frío invierno produce muchas horas de estar en casa con poco que hacer, lo cual fomenta la industria familiar y la filosofía, pero tras la Guerra de las Comunidades y el inicio de la afluencia de oro americano se echó a perder. El levante español e italia eran más del otro estilo, que luego también fue el de Castilla, incluso más en ésta última. Trabajar muy duro hasta lograr un status y retirarse a vivir de las rentas.

    En cualquier caso, y volviendo al post de Antonio, debo decir que tiene mucha razón en sus planteamientos. Y es una pena para España que aquí la profesionalidad brille por su ausencia principalmente porque las empresas a la hora de la verdad no la fomentan. A la persona que quiere ser muy profesional le tachan de trepa sus superiores inmediatos y sus compañeros, hasta que deja de esforzarse.Y los jóvenes que entramos con ganas vemos que nuestro esfuerzo no es valorado y que además muchas veces asciende el zote porque es la única manera de quitarlo de un departamento, ya que el despido es tabú. En fin, que país.

    Un saludo.

  • Las ciencias lo que tratan de hacer es describir la realidad. El capitalismo no es una filosofía, sino la consecuencia económica de la naturaleza humana. Por eso es lo único que funciona realmente para explicar la Economía, porque cualquier otra cosa es poner puertas al campo. La Escuela de Salamanca simplemente fue la primera en hacer una síntesis del conocimiento económico de la época (y para ello se remontaron a bibliografía medieval y grecolatina, que todo lo que no es tradición es plagio)

    El problema de la economía es que cuando ve un cuadro marron, un economista te dirá es marrón porque se ha pintado con pintura marrón. Otro te dirá que lo es porque se ha pintado con rojo y verde. Otro que lo es porque se ha pintado con azul, amarillo y rojo. Keynes te dirá todo eso y siete cosas más. Y como todos pueden tener razón, hasta que no se ve el bote de pintura en el cubo de basura, no se sabe cual es la buena.

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