¿algoesgratis?

No se si debería decir algo acerca del hecho que esta es mi primera intervención en un blog que hasta ahora iba muy, pero que muy bien. Dejarme decir solo que para los errores de ortografía y afines tengo una escusa: que soy italiano. Para los demás errores tengo otra: que soy napolitano.

Hoy el diario como siempre no hablaba de una fecha concreta para la PTAFCEPC es decir la Prohibición Total y Absoluta de Fumar en Cualquier Establecimiento Público Cerrado. Hace tiempo que Trinidad Jiménez airea la intención de introducir alguna ley de este tipo, pero supongo que, si sigue adelante se llamará LACS, Ley del Aparato Cardiorrespiratorio Sostenible.

Cuando se habla de estas cosas, los temas que normalmente se debaten suelen ser cuatro. 1) ¿Tendrá la prohibición un efecto positivo sobre la salud de los fumadores? 2) ¿Tendrá la prohibición un efecto positivo sobre la salud de los no fumadores que frecuentan restaurantes y bares en los que está permitido fumar? 3) ¿Tendrá la prohibición un efecto positivo sobre la salud de los trabajadores de establecimientos en los que esta permitido fumar? Y finalmente 4) ¿Tendrá la prohibición efectos económicos negativos sobre la hostelería?
Hoy me voy a centrar inicialmente en el tema 4, los efectos económicos sobre la hostelería. He hecho una búsqueda. Algo he encontrado pero no me he quedado del todo satisfecho.

De los estudios sobre los efectos económico de las leyes antitabaco sobre la hostelería, la gran mayoría no encuentra un efecto negativo. No creo que esto sea muy sorprendente ya que el incremento en el consumo de los no fumadores compensa o mas que compensa la disminución en el consumo de los fumadores. (Por cierto, según la Encuesta Nacional de Salud de 2006 en España los fumadores diarios y ocasionales representan el 29,5% de la población con mas de 16 años).

Veo citado en varios sitios un trabajo de Scollo, Lal, Hyland y Glantz publicado en Tobacco Control y cuya traducción al castellano está disponible aquí.

Según los autores el trabajo compara todos los estudios que han encontrado sobre los efectos económicos de los smoking bans realizados antes del 31 de agosto de 2002.

Reproduzco a continuación los principales hallazgos:

En los estudios cuyas conclusiones señalaban repercusiones negativas, las probabilidades de que utilizara una medida subjetiva de los resultados fueron 4,0 veces más altas (intervalo de confianza de 95% (IC) 1,4 a 9,6; p = 0,007) que las de los estudios que no señalaban en sus conclusiones un impacto negativo y las probabilidades de que el trabajo no fuese sometido a una revisión científica por pares fueron 20 veces más altas (IC de 95%, 2,6 a 166,7; p = 0,004). Todos los estudios que indicaban repercusiones negativas fueron financiados por la industria tabacalera. El 94% de los estudios realizados con financiamiento de empresas tabacaleras señaló repercusiones negativas. En contraste, ninguno de los estudios que no contaban con ese respaldo mostró repercusiones negativas.

Hay varias cosas que llaman la atención de este trabajo. De los 97 trabajos que se revisan hay 12 que llevan la firma de uno de los autores de la revisión (¿no habrá algún conflicto de intereses?). De los 97 trabajos en el estudio solo 1 estaba publicado en una revista de economía a pesar de que los autores dicen haber usado EconLit y el Social Science Citations Index. La revista de economía en cuestión es Contemporary Economic Policy, que no está entre las 10 revistas que leo más a menudo.

Insatisfecho sigo la búsqueda. La verdad es que me sorprende pero no encuentro mucho que tenga buena pinta. Finalmente tropiezo con un trabajo de Jérôme Adda, Samuel Berlinski, V. Bhaskar y Stephen Machin sobre el efecto de la prohibición de consumo de tabaco en los pubs de Escocia en el 2006. El trabajo se puede descargar aquí.

Esto ya parece otra cosa. No se si está financiado por la industria del tabaco, pero encuentra que la introducción de la prohibición ha tenido repercusiones económicas negativas sobre los pubs.

Los autores proponen un modelo teórico que genera los siguientes resultados. Sin regulación, todos los pubs son para fumadores, si los fumadores tienen un peso suficiente, es decir si hay suficientes individuos que valoran suficientemente el poder fumar, o todos son para no fumadores, si los fumadores no tienen un peso suficiente. Pero si existe suficiente diversidad entre los consumidores, que quiere decir que cada uno de los dos grupos tiene un peso suficiente, el equilibrio es ineficiente ya que no atiende a la diversidad de la demanda. Un sistema de licencias podría mejorar las cosas. Pero si, partiendo de una situación en la que en equilibrio todos los pubs son de fumadores, se introduce una prohibición, el resultado es que los beneficios de los pubs disminuyen. La parte empírica confirma esta predicción.

El trabajo es muy interesante y está muy bien escrito. Pero hay algo en el trabajo que creo que lo hace poco aplicable a España y que me ha hecho pensar. Es la idea que la elección del pub es individual. Los autores dicen “si la decisión es colectiva no cambia nada, siempre y cuando la decisión se tome de manera eficiente.” Por otro lado reconocen que si la decisión se toma por mayoría sus resultados ya no son ciertos ya que la mayoría no garantiza la eficiencia.

Esto me lleva adonde quería llegar con este post. Yo creo que la Batalla de los Sexos representa la manera en la que en España se elige si ir a un restaurante para fumadores F o uno para no fumadores N. Y creo que esta es la razón que explica que la intervención del gobierno puede ser beneficiosa.

Me explico. En la siguiente versión de la Batalla de los Sexos, el jugador de fila es fumador (elige la fila F o N y su utilidad es el primer numero en rojo) el jugador de columna es no fumador (elige la columna F o N y su utilidad es el segundo numero, en azul).

tabla_marco_1v2

Las utilidades quieren decir que ambos tienen fuertes “tendencias sociales”: el fumador prefiere estar en el restaurante N con su amigo no fumador que ir sin él al restaurante F; el no fumador prefiere estar en el restaurante F con su amigo fumador que acudir sin él al restaurante N. Pero obviamente no son tontos: el fumador prefiere estar con su amigo en el restaurante F que en el restaurante N. Y viceversa.

Como es obvio esto implica que hay dos equilibrios (en estrategias puras, para quien sabe que son) y que son las convenciones lo que determina el resultado final. Ahora bien la convención en España es que se va al restaurante para fumadores y quién incluso menciona la posibilidad de ir a un restaurante para no fumadores es un bicho raro antisocial. ¿Supone esto un problema? No, ya que ambos equilibrios son eficientes (las sumas de los pagos da 3 en ambos casos).

Pero si ahora nos acercamos mas a las proporciones de fumadores y no fumadores en España (mas o menos 1/3 y 2/3 entre los que están en edad de ir a restaurantes) el juego podría pasar a ser el siguiente. Tres jugadores en vez de dos. El jugador de fila es fumador (elige la fila F o N y su utilidad es el primer numero en rojo) el jugador de columna es no fumador (elige la columna F o N y su utilidad es el segundo numero, en azul), el jugador de matriz también es no fumador (elige la matriz F o N y su utilidad es el tercer numero en verde).

tabla_marco_2

Resultado: Dos equilibrios como antes: Los tres amigos van todos al restaurante F o van todos al N. En España (creo yo) irían al F (suma de utilidades igual a 4) a pesar de que 2/3 partes preferirían ir al N (suma de utilidades igual a 5).

Conclusión para Trinidad Jiménez: Con una ley antitabaco dura, sacarías algo de la nada. ¿Algoesgratis? ¿Y en periodo de crisis?

Hay 21 comentarios
  • Que yo conozca, en Valladolid solamente hay dos bares donde esté prohibido fumar. Colocaron el cartelito con la primera ley antitabaco hace unos años. Si fuera cierto que los no-fumadores valorasen tanto un local sin humos, estos dos locales serían famosos en la ciudad por su gran número de clientes.

    Lo cierto es que ningún fumador entra en ellos mientras que la mayoría de los no-fumadores toleran que los cigarrillos. Es posible que en igualdad de condiciones, muchos de ellos prefieran locales sin humo pero no le dan tanta importancia (si no, sólo irían a bares donde esté prohibido fumar).

    Los fumadores sin embargo, valoran enormemente que se permita el tabaco en un bar. Si no, no tendrían problema en ir a estos dos bares vallisoletanos cuya clientela viene siendo igual que hace 10 años. O incluso menor.

    Un saludo.

    Fonseca

  • Como bien dices, la convención social es lo que al final decide.

    Yo no tolero que nadie fume en mi casa y, salvo necesidad no voy a locales donde se fume. Aún recuerdo en un restaurant donde me pedí un arroz con bogavante y al ir a disfrutar mi comida el comensal de la mesa de al lado decidió terminar su comida fumando un puro. Arruinó mi comida. Me fué imposible degustar mi plato. El hedor a puro lo inundaba todo.

    A mi me resulta increible que en cualquier restaurant de cierta categoría permitan fumar. Es imposible disfrutar de la buena cocina con el olor a tabaco en el ambiente.

  • En el caso de nuestro grupo la respuesta siempre es sencilla: "Lo que diga la rubia"

  • Fonseca,

    tienes razon cuando dices que lo que se observa en España, en Valladolid como en Madrid, es compatible con la idea que los no fumadores no valoran mucho tener are limpio mientras que los fumadores si valoran mucho poder fumar. Para ser mas precisos deberíamos decir que es posible que los fumadores estén dispuestos a pagar mucho para poder fumar mientras que los no fumadores no estén dispuestos a pagar mucho para tener aire limpio. Si las cosas están así y si utilizamos como criterio de eficiencia preferir la solución que maximiza la disponibilidad a pagar de todos (como hacen Adda et al (2009)), entonces el resultado que observamos en España sería eficiente (y esta es una posibilidad que Adda et al (2009) obviamente contemplan).

    Como es obvio en mi post no tengo estimaciones de estas disponibilidades a pagar, así que no tengo forma de demostrar que la situación actual es ineficiente. Pero la introspección (de ex fumador), el numero de no fumadores versus fumadores, las conversaciones con amigos, las encuestas (por ejemplo, en el capítulo 2 de este informe de la Sociedad Española de Epidemiología sobre la sobre la introducción de la ley del 2005) y la respuesta de Alnair, me hacen pensar que sí hay mucha gente en España que valora mucho disfrutar de un ambiente sin humos y que sin embargo las convenciones sociales impiden que señales de estas preferencias (de estas grandes disponibilidades a pagar) lleguen al mercado, en Valladolid como en Madrid.

  • Alnair: No puedo estar mas de acuerdo. De hecho, incluso cuando fumaba, siempre decía que me molestaba que los demás fumaran, muy especialmente durante las comidas. Lamentablemente no puedo seguir tus pasos y prohibir fumar en mi casa. No tengo tanto poder.

  • Cada vez que voy a un algún sitio donde abundan los fumadores tengo que "desinfectarme". Peor cuando es un bar, pub o disco. La ropa da náuseas y, exagerando un poco, hay que desecharla (o más coloquial, "prenderla fuego"). Esperemos que los grupos empresariales de higiene, productos de limpieza textil, y el propio grupo textil no se opongan a la propuesta.

    Me gustó el análisis. Comparto con que "La convención social es lo que al final decide." En la sociedad española actual los fumadores son los que todavía tienen el derecho establecido.

    Sería interesante saber la opinión de las personas que han vivido en ciudades donde la ley ya existe y han experimentado la diferencia (tanto de la ida como de la vuelta a españa). Conozco algunos fumadores y no fumadores (de los que normalmente no se quejan) que han apreciado la diferencia y coinciden en que el ambiente sin olor mejora la calidad del lugar.
    Un Saludo

  • Awell: "Lo que diga la rubia" es un criterio de eficiencia injustamente infravalorado por la teoría económica dominante.

  • Joaquín:

    Hasta Imperial Tobacco, que niega la existencias de efectos de salud sobre los fumadores pasivos, reconoce que el Humo Ambiental de Tabaco es "annoying" y "unpleasant".

    En Italia donde está (casi completamente) prohibido fumar en los restaurantes, la gente está muy contenta y no se escuchan quejas por parte de los fumadores.

  • Yo siempre digo lo mismo. Es difícil centrar la discusión en los beneficios para fumadores y no fumadores, como la falta de estudios serios apunta. De esta forma, mejor hablar de los beneficios para los trabajadores de esos locales.

    ¿Sabemos que inhalar gran cantidad de humo de tabaco, o durante muchas horas, puede causar efectos perjudiciales? ¿Tiene la sociedad alguna responsabilidad o capacidad de decisión sobre las condiciones de trabajo de camareros y barmans, o más bien, eligen esos camareros de forma 100% libre el trabajar ahí?

    En base a eso se podría discutir la prohibición de fumar en bares y restaurantes, quitando de la ecuación a los clientes, tanto fumadores como no fumadores.

    Alguna vez he leído (a algún liberal radical) que las condiciones de trabajo sólo deben concernir a empleado y empleador, nunca a agentes externos como la sociedado o entes reguladores. De esta forma, un candidato a obrero de paradas podría negociar con una central nuclear un salario más alto, a cambio de menores inversiones en su seguridad (por ejemplo, si el traje antiradiación vale 4.000€, se lo ahorran y ganan 2.000 cada uno).

    Con consecuencias menos evidentes y menos a corto plazo, el caso del tabaco en los bares es parecido. ¿La sociedad (estado) tiene potestad para determinar la seguridad para la salud de los empleados de una indústria libre? ¿Lo tendría si no existiese un sistema de Sanidad Pública que permitiese internalizar los beneficiós y socializar las pérdidas? No sé.

    Y aprovechando, un caso extremo de atentado contra la salud de los trabajadores y de los ciudadanos en general: contaminación en China http://www.chinahush.com/2009/10/21/amazing-pictures-pollution-in-china/. Porque nadaesgratis...

  • Hola Marco, bienvenido al Blog. Esperaba que nos hablaras de futbol, pero entiendo que la reciente derrota del Nápoles te haya llevado por otros caminos. Me gustó el artículo, sobre todo esto de encontrar algo gratis. Me queda la duda en el comportamiento de los hosteleros. ¿Por qué se oponen a la prohibición? Si sus posibles pérdidas van a quedar compensadas, ¿también por convención?

  • Enric:

    Como habras visto yo habia elegido deliberadamente de evitar de hablar del tema que tu mencionas. Por dos razones:

    1) Hasta ahora no me he aclarado sobre la magnitud de los efectos perjudiciales para los empleados de bares y restaurantes.
    2) Tiendo a pensar que en la medida en la que un empleado tiene una percepción acertada de los riesgos ocupacionales a los que se enfrenta, no hay problemas. Hay muchos empleos que tienen riesgos ocupacionales elevados, minero, medico, ejecutivo, operador ecologico, guardia civil, submarinista. Sobre el tema en concreto hay estudios sobre las percepciones de los riesgos del humo ambiental de tabaco en España cuya conclusión es que el publico tiende a sobraestimar los riesgos (sobraestimar con respecto a lo que sabemos sobre estos riesgos).

    No se si esto me convierte en un "liberal radical".

    Estoy de acuerdo contigo en que las escasas medidas de seguridad laboral no tienen repercusión solo sobre la salud del empleado, sino también sobre los costes soportados por la seguridad social y el sistema sanitario. Por esta vía si puede haber una socialización de una parte de los costes derivantes de escasos niveles de seguridad laboral. Pero España no es China (las fotos son espeluznantes), y sí hay una legislación sobre seguridad laboral que debería paliar este problema.

    Finalmente intento a contestar a tu última pregunta "¿La sociedad (estado) [tendría] potestad para determinar la seguridad para la salud de los empleados [...] si no existiese un sistema de Sanidad Pública que permitiese internalizar los beneficiós y socializar las pérdidas?]

    Yo creo que sí. La normativa de seguridad laboral tiene también otra función importante que es la de proveer un instrumento con el que le resulte facil a los empleados comprobar que las condiciones de seguridad laboral son las que están pactadas.

  • Pablo:

    ¿Te has enterado del Napoles? ¡Que rabia!

    ¿Porqué se quejan los hosteleros? Yo creo que por dos razones:

    1) No creo que el sector de la hostelería en su conjunto perderá. Pero algunos seguro que sí. El trabajo de Adda et al (2009) da la prueba para los pubs escoceses. Si tienes un garito cuyo principal atractivo es dar cobijo a gente que quiere beber y fumar, seguro que perderás. Ya que no hay pocos de estos, está claro que la constituency actual de la hostelería no lo ve bien.
    2) Quien no llora no mama. A ver si cae algo.

  • No fumo y cuando no puedo elegir y estoy acompañando a alguien que fuma y estamos en un local donde se permite fumar me puede molestar en el particular un poco dependiendo del lugar. Ahora, si entro es porque me compensa más estar con la compañia que no entrar. Tampoco se está tanto tiempo.
    Lo que sí tengo muy claro es que la libertad del uno, acaba donde empieza la del otro. No está bien que el Estado se entrometa en la propiedad privada. Un local de restauración es un espacio privado, de propiedad del dueño del mismo, no del Estado y cada cual es muy suyo de entrar o no, en esos sitios si el propietario lo permite.
    Dicho eso, sí entiendo que cuando los interesados, los empresarios, están en desacuerdo con la medida no será porque les pueda favorecer.

  • Angel:

    No se trata de interferir en la propiedad privada. Se trata de determinar si puede haber razones para una intervención del gobierno o dicho de otra forma si hay "fallos del mercado". Estoy de acuerdo contigo (y Fonseca ha observado lo mismo en Valladolid) que no parece haber indicaciones de mercado que sugieran que existe una demanda de locales con aire limpio. Esto podría sugerir que no es necesaria ninguna intervención.

    Yo he tratado de explicar como es posible que a pesar de que exista una demanda de este tipo de establecimientos esta demanda no se materialice porque como dice Awell la manera en la que los grupos de amigos toman la decisión de donde ir es del tipo "donde dice la rubia" (por cierto ¿qué tendrán las rubias tener tanto poder? y además ¿fuman tanto las rubias?).

    Si las cosas están como yo sugiero no es sorprendente que ahora existan tan pocos bares y restaurantes para no fumadores. Pero en este caso una intervención del gobierno podría llevar a una situación en la que el 71,5 por ciento de los fumadores están mejor, y unos cuantos de los fumadores estarán peor (depende de lo enganchados que estén; yo incluso cuando fumaba prefería ir a zonas de no fumadores ya que el fumo de los demás me molestaba mas de lo que me gustaba fumar).

    Sobre los interesados, los hosteleros. Primero, no creo que el criterio debería ser necesariamente hacer lo que les interesa a los hosteleros ni a ningún otro conjunto de empresarios. Las empresas son tan solo vehículos del bienestar. Interesa favorecerlas en la medida que esto favorezca a las personas. Segundo, no creo que hay que creerse todo lo que dicen los interesados ya que son esto, interesados. Tercero, estoy convencido que entre los insiders (que tienen voz) hay algunos (los que están en el negocio de vender un lugar donde fumar) que van a perder. Pero también hay unos outsiders que no tienen voz, gente que no está en el sector y que posiblemente ni imagina que dentro de poco se podría hacer un hueco en el sector de la restauración para cocina macrobiotica. Y ellos también son de dios, ¿no? O mejor dicho, ¡igual hacen unas tartas riquisimas!

  • Marco, Me ha encantado ésta discusión. Me parece que en cualquiera de los modelos de más arriba (el de Adda et al. y el tuyo) si hubiese mucha gente y variación en sus valoraciones se verían en equilibrio sin ingerencia del gobierno soluciones intereriores, con alguno bares que prohiben fumar y otros que no. Los dos bares esos de Valladolid, supongo que son con la ley vigente que presiona un poco para que no se deje fumar. Yo nunca había visto bares de no fumadores antes de la ley ni en Tenerife ni en Madrid, ni en Philly. Colijo de esto, que las preferencias deberían estar concentradas en parametros consistentes con equilibrios donde se fuma en todas partes.

    Lo que me parece interesante es que en muches paises y regiones y ciudades (en EEUU las normas son locales) la prohibición de fumar ha sido casi simultánea y las protestas ínfimas (no ha habido motines como el de Esquilache= . Es más, parece que las políticas se han escogido si no de acuerdo con la voluntad popular al menos con la aprobación de muchos. ¿Como compaginar estás dos cosas?

    Yo creo que usamos las políticas no sólo para prohibir sino para transmitir preferencias. Esperamos que el pasar una ley que dificulte el fumar en público reduzca la utilidad de hacerlo a los fumadores delante de los no fumadores de forma que cambien las utilidades de las cajitas de los ejemplos de arriba. Siempre he pensado que como economistas modelamos el sector público de forma demasiado estrecha. No es sólo un generador de conductas sino un definidor de modales y por tanto sus acciones pueden cambiar nuestras preferencias.

  • Victor, con grupos de amigos aleatorios (algunos con menos fumadores, otros con mas) puede haber equilibrios interiores con algunos grupos que van a bares de fumadores y otros que que van a bares de no fumadores. Pero de toda forma puede seguir habiendo ineficiencias derivantes del hecho que no hay garantias de que las convenciones hagan que los amigos se coordinen en el equilibrio que maximiza las sumas de las disponibilidades a pagar.

    Sobre la ley del 2005, recuerdo que cuando la introdujeron pensé "¡Qué tontería! ¡Una ley para decir que si quieres puedes hacer que tu bar sea de no fumadores!". Por lo que recuerdo, al principio se comentó que un 10% de los bares habían elegido ser de no fumadores . A mi esto me sorprendió. Luego el porcentaje, según parece, bajó (no me pidas datos porque no los tengo, pero sí se que en Madrid ahora mismo hay algunos, pero muy pocos). Mi interpretación es la siguiente.

    1) Por un lado la ley sirvió para dejar claro que si el dueño de un bar elige que sea para no fumadores está dentro de la legalidad. No se hasta que punto esto estaba claro antes. Hace unos días llevé a mi hijo pequeño a Don Oso (pequeña hamburguesería en Donoso Cortés, local muy pequeño en el que se come de pié). Está prohibido fumar y había varios carteles. Pero había un tio que fumaba y nadie le dijo nada. Nadie. Ni yo. Si esto ocurre ahora en Madrid, es facil imaginar que antes de la introducción de la ley tener un bar para no fumadores hubiera sido una pesadilla. Imaginate las peleas con cliente-medio-borracho-con-pitillo-en-la-boca que dice que está en su derecho constitucional, que donde está la ley que dice que un camarero le puede prohibir fumar a el y que de toda forma que llame a los municipales. Quiero decir que ley hizo un poco de claridad y pudo cambiar marginalmente las cosas sin necesidad de que cambien los numeros de las cajitas.

    2) Por otro lado, todos tomamos decisiones de si fumar, ir a restaurantes para fumadores o no, imponer nuestros humos a los demás o no teniendo en cuenta nuestras apreciaciones de los riesgos. Nuestras apreciaciones de los riesgos proceden principalmente de los medios, de las campañas publicitarias, pero también de las leyes (si restringen el tabaco, por algo será). Además la introducción de la ley del 2005 vino acompañada de una campaña publicitaria. Quiero decir que la introducción de la ley misma pudo cambiar los numeros de las cajitas no porqué nos hizo personas más consideradas y altruista, sino porqué, sin cambiar nuestro nivel de consideración y altruismo, cambió nuestras apreciaciones de los riesgos sobre nosotros y sobre los demás. Esto puede haber cambiado los numeros de las cajitas y haber generado un equilibrio en el que unos pocos bares y restaurantes hayan elegido ser para no fumadores.

    3) Finalmente las convenciones son convenciones. Normalmente no sabemos explicar de donde proceden y no es impensable excluir que si antes de la introducción de la ley la convencion era "ir a bar de no fumadores solo si por lo menos el 90% del grupo es no fumador", después de la ley la convención pase a ser "ir a bar de no fumadores solo si por lo menos el 80% del grupo es no fumador".

  • Victor, se me olvidó intentar contestar a la pregunta sobre Esquilache.

    Primero, no me parece extraño compaginar un equilibrio en el que los fumadores se salen con la suya a la hora de elegir el bar con una aceptación social de una ley antitabaco. Hay dos reglas de agregación de preferencia distintas. "Donde diga la rubia (fumadora, minoritaria, pero rubia )" a la hora de elegir el bar y donde diga la mayoría de la población a la hora de determinar si hay que aceptar la ley o montar un follón (los no fumadores son una gran mayoría).

    Por otro lado, ¿no es cierto que el motín de Esquilache vino en un momento de cierta debilidad del gobierno de Carlos III? ¿que la prohibición de las capas largas fue la gota que colmó el vaso? ¿No crees que la demora en la introducción de la ley tiene algo a que ver con esto?

  • ¡Gracias por las respuestas Marco! Primero agradecer esta visión " La normativa de seguridad laboral tiene también otra función importante que es la de proveer un instrumento con el que le resulte facil a los empleados comprobar que las condiciones de seguridad laboral son las que están pactadas." que no es baladí.

    Segundo, mi experiencia personal. Salgo bastante, tanto a tomar algo como a discotecas. Nunca he sido consciente de decidir ir a un sitio u otro, tal vez la inercia de grupo haya decidido por mi, pero tampoco se si "el grupo" ha decidido. La mayoría son fumadores, y la mayoría de veces vamos a sitios de fumadores. Lo que no se si es causa y consecuencia o simplemente que hay más sitios para fumadores.

    Ahora pensando un poco más, tengo un único ejemplo en mi experiencia, una discoteca del centro tiene la sala grande para no fumadores, y una pequeña, hecha de cristal, para fumadores. Cuando he ido con unos grupos de amigos menos fumadores, hemos ido a la grande; con mis amigos de siempre, grandes fumadores, hemos ido a la urna de cristal. O sea que algo debe haber...

  • Enric, tu experiencia me parece muy representativa del tipo de comportamiento social que yo intentaba retratar, en el que las convenciones hacen que la influencia de los fumadores sea desproporcionada. Y efectivamente si los fumadores tienen tanto poder en la elección, al final no va a haber muchos sitios para no fumadores y la decisión ni se va a plantear. Es como tu dices, vas a un sitio y no te preguntas porque.

  • Bienvenido Marco!

    Sobre el "algo gratis", habría que considerar un posible menor consumo de tabaco por parte de los fumadores al no poder combinar el hábito con el café o la comida. (Lo que explciaría porque las tabacaleras no quieren la prohibición...).

    Directamente relacionado con este posible menor consumo hay cierto impuesto de cuya recaudación el Gobierno no parece dispuesto a prescindir. (Lo que explicaría que la ley haya quedado aparcadita por ahí).

  • Marc, gracias. Lo del titulo no iba muy en serio. Hay costes. Para las fumadores, para las tabacaleras, para el gobierno (menores ingresos), para el sistema de pensiones (la gente vive mas). Hasta puede haberlos (en el largo plazo) para el sistema sanitarios (el cancer de pulmón es caro de tratar pero, lamentablemente, en promedio no se trata durante mucho tiempo) .

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