Reglas fiscales y estabilidad macroeconómica

A raíz de la reforma constitucional que impone límites a déficit público está teniendo lugar un saludable debate social. Hay quienes, con mejores o peores argumentos, rechazan de plano estos límites –se ha llegado a decir que se pretende “hacer inconstitucional a Keynes”- y hay también una posición bastante extendida que los acepta entendiendo que suponen un compromiso entre la sostenibilidad de la deuda y la pérdida de capacidad estabilizadora de la política fiscal, es decir como un “mal menor”. Como no podría ser de otra forma NeG está teniendo una participación muy activa en este debate y yo, con algunos matices, estoy de acuerdo con el contenido de los posts recientes sobre el tema -este, este, este y este, por poner sólo unos ejemplos- en el sentido de que unas reglas fiscales bien diseñadas, creíbles, flexibles y que lleven incorporado un mecanismo de sanción efectivo de los incumplimientos suponen un paso adelante en la gestión de la política macroeconómica. Pero no como un mal menor ya que, además de su contribución a la consolidación de la deuda, no sólo no deberían entorpecer la función estabilizadora del presupuesto sino que la potenciarán, en particular en la lucha contra las recesiones.

Un debate parecido al actual tuvo lugar en los primeros años de la Unión Económica y Monetaria. En aquel momento se planteó que las condiciones del Pacto de Estabilidad y Crecimiento suponían una limitación al papel estabilizador de la política fiscal; sin embargo, aunque es difícil medir la eficacia del presupuesto como un instrumento de estabilización, algunos trabajos que se ocuparon de esta cuestión no confirmaron ese temor. Por ejemplo un estudio de la Comisión Europea encontraba, ya en 2004, que con los criterios impuestos para el acceso a la Unión Económica y Monetaria, el déficit público se hacía no sólo más sensible al nivel de deuda sino también a la posición cíclica de la economía en comparación con lo observado hasta entonces. Con un enfoque diferente, Galí y Perotti mostraron que con la entrada en vigor del Euro la correlación entre el déficit y el ciclo económico se hacía más significativa y con el signo adecuado, mientras que en periodos anteriores la política fiscal había sido básicamente procíclica; y también Canova y Pappa concluían que la imposición de reglas fiscales estrictas en algunos estados americanos no disminuía la respuesta de sus economías a los estímulos fiscales.

Estas correlaciones tienen una buena fundamentación teórica. La eficacia estabilizadora de la política fiscal se mide fundamentalmente por el efecto que cambios del gasto o los impuestos tienen sobre la demanda privada. Este efecto multiplicador es muy difícil de medir empíricamente, pero si algo sabemos es que su tamaño depende entre otras cosas del nivel deuda de partida y de las expectativas que genera. Y ambas cosas se ven claramente afectadas por la regla fiscal. En primer lugar, el propio nivel de deuda pública afecta a la efectividad de la política fiscal por su influencia en el tipo de interés real. Cuando un estímulo fiscal tiene lugar en un contexto de tipos de interés elevados el efecto desplazamiento se agudiza y los gobiernos se ven obligados a dar marcha atrás, incluso en economías creciendo por debajo de su potencial. En segundo lugar la regla fiscal tiene un efecto directo sobre las expectativas y las decisiones de sustitución intertemporal en el gasto del sector privado.

El uso contracíclico de la política fiscal persigue básicamente trasladar demanda en el tiempo, en el caso de una recesión del futuro al presente. Pero el sector privado tiene sus propios planes para distribuir en el tiempo su gasto y si le conviene, y puede hacerlo, reaccionará a un aumento del déficit público gastando menos, bien sea por la presión del tipo de interés o por el efecto anuncio de unos impuestos mayores en el futuro. Resulta por ello crucial evaluar si esta respuesta privada compensa o incluso anula el estímulo del sector público. Los estudios empíricos están enormemente divididos sobre el grado de compensación, pero la cuestión es si esta es mayor o menor –es decir, cual es el valor del multiplicador fiscal- cuando el gobierno aplica una regla estricta en la que la vuelta al objetivo de deuda es más rápido, permitiendo con ello déficits menos duraderos.

En una serie de trabajos con Rafa Doménech (por ejemplo este y este) analizábamos precisamente esta cuestión y nos preguntábamos si unas reglas diseñadas para mantener la deuda pública dentro de un objetivo determinado, evitando la deriva continua que había tenido en los ochenta y noventa, afectaban seriamente al efecto que un cambio en el gasto o los impuestos tienen sobre la demanda privada. Para ello comparábamos los multiplicadores fiscales asociados a diferentes reglas bajo supuestos alternativos sobre la facilidad con las que los consumidores pueden trasladar su gasto en el tiempo. En condiciones muy generales –incluso en las más desfavorables para la hipótesis como es que una parte importante de la población no tuviera acceso al mercado financiero limitando su capacidad de sustitución intertemporal- encontramos que unas reglas fiscales exigentes potencian el efecto estabilizador del déficit público, en el sentido de que la economía responde con más intensidad a los estabilizadores automáticos y a los aumentos discrecionales del gasto público. La razón tiene que ver precisamente con la combinación de los dos efectos mencionados con anterioridad. Una regla más exigente “anuncia” una duración menor de los aumentos de deuda pública, favoreciendo un mejor comportamiento del tipo de interés a largo plazo y mitigando la inclinación de los consumidores a ahorrar para afrontar impuestos más elevados en el futuro. Corsetti, Meier y Müller han obtenido recientemente una conclusión similar incluso en economías abiertas. Sus resultados van más allá y muestran, tanto teórica como empíricamente, que aquellos estímulos discrecionales del gasto fiscal que vienen acompañados por anuncios de reducciones en el mismo a corto plazo -“spending reversals”- tienen poca incidencia en el tipo de interés real y en el tipo de cambio real, por lo que aumentan significativamente la demanda. Cuando la previsión es que el déficit corriente va a ser compensado con aumentos impositivos en el futuro, el efecto multiplicador del estímulo fiscal es significativamente menor.

Las reglas fiscales no son pues un mal necesario sino un instrumento muy útil de política económica. El encaje y desarrollo legal de las mismas es otra cuestión y desde luego un diseño inadecuado puede hacerlas en el mejor de los casos irrelevantes y en el peor dañinas. Sin embargo ya sabemos a lo que nos conduce la ausencia de disciplina presupuestaria, no sólo a poner en peligro la sostenibilidad de las finanzas públicas de los países sino también a hacer cada vez menos eficaces los instrumentos fiscales en particular cuando verdaderamente se necesitan, en las recesiones.

Hay 28 comentarios
  • interesante

    pero: el debate actual me parece un tanto vacío, dado que la regla fiscal de la Constitución es menos estricta y transparente que lo que ya teníamos antes (en la Ley de Estabilidad Presupuestaria):

    * pasamos de obligar a que el déficit sea inferior al 1,5% del PIB, siempre, a que el déficit _estructural_ sea inferior al 0,4% del PIB (lo cual permite déficit puntuales muy superiores al 1,5% del PIB), y añadimos una serie de circunstancias excepcionales en las que se puede prescindir de este límite

    * pasamos de utilizar una medida relativamente objetiva del déficit (el observado) a una sujeta a discusión (el déficit estructural); con un poco de suerte, la Ley Orgánica que tiene que hacerse el año que viene eliminará este problema, dando una regla estricta para el cálculo del déficit estructural

    por favor, no se lo digáis a los alemanes

    • Samuel
      Me temo que los alemanes ya lo saben.
      Lo de ahora no pasa de ser una declaración de intenciones que pude quedarse en nada si la ley orgánica no afina. De todas formas mi argumento siempre es condicional a que la regla esté bien diseñada, pero ya sabemos que cualquier regla será imperfecta. De todas formas creo que una regla combinada con un consejo fiscal –quizás supranacional- independiente que juzgue el cumplimiento/incumplimiento de la misma sería bastante más creíble.

  • El post es políticamente “correcto” y, por tanto, confuso

    En primer lugar, la influencia de las reglas sobre las expectativas dependerá de si se cumplen o no. De hecho los criterios Maastricht (otra regla) han sido universalmente incumplidos y no sólo por los PIIGS. En efecto, poner algo en la Constitución no garantiza su cumplimiento.

    Más importante, la relación déficit público/gasto privado no puede analizarse sin tener en cuenta el sector exterior, salvo que nos ciñamos a una economía cerrada (o hablemos a nivel mundial).

    En efecto, como he señalado repetidamente en otros posts, la suma de los saldos fiscales de cualquier economía siempre es cero. Esto no es teoría keynesiana ni neoclásica. Es una tautología impuesta por las reglas de la contabilidad. Si dividimos la economía en tres sectores institucionales: privado, público y externo, la suma de sus tres ahorros netos debe ser cero. En España, con datos a 2011-ITR y en % del PIB las cifras son: 5,2, -9,2 y 4, respectivamente. (El 4% del sector exterior es déficit por cuenta corriente).

    Suponiendo que de aquí a tres años se reduce el déficit público a 0%, estos 9 puntos deben repartirse entre superávit externo y déficit privado. Si descartamos una mejora dramática en nuestro comercio exterior (suponemos seguimos en el euro y no surge una fiebre compradora de nuestros bienes comerciables o un ataque de innovación productiva en nuestras empresas) el sector privado tendrá que gastar un 9% del PIB mas de lo que ingresa, lo que añadirá mas deuda privada a unos balances ya excesivamente endeudados. De hecho, el ratio deuda privada/PIB (un ratio que, al revés que el público poca gente sigue) es de los mayores de Europa.

    Saludos.

    PS
    La tan comentada devaluación interna, además de difícil de lograr, supondría, para que fuese efectiva, disminuciones importantes en precios y salarios, que son las rentas de empresarios y familias y de donde se tiene que pagar el servicio de la deuda privada.

    • KE y NES
      Efectivamente, si la regla no se cumple no hay nada de lo dicho. Pero entonces todo este debate sobra. Quizás el único mérito de ponerlo en la Constitución es que hace más costoso su incumplimiento.
      En cuanto a la cuestión del ahorro de los tres sectores de una economía, no veo de qué manera el hecho de que un sector ahorre va a ser malo para una economía enormemente endeudada. ¿Es deseable que el sector privado también reduzca su deuda? Por supuesto. Es que precisamente España tiene un serio problema de competitividad exterior que tiene que empezar a resolver, porque la capacidad de endeudarnos en del exterior que hemos tenido años atrás no volverá -al menos a corto plazo. Por ello, cualquier aumento de ahorro, sea público o privado, ayuda. Tu premisa de que nuestro saldo exterior no va a cambiar puede ser realista, pero en ese caso lo tenemos muy crudo. Con una demanda exterior estancada, o exportamos más e importamos menos o no vamos a reducir el desempleo en mucho tiempo. Es cierto que España ha sido un país secularmente deficitario con el exterior, pero también otros países lo eran y debido a una crisis como esta cambiaron el signo de su saldo comercial. Ese es el ejemplo que nos han dado algunos emergentes.

  • Gracias, Javier, por el post

    ¿No tendría más sentido una regla sobre la ratio de deuda sobre el PIB ajustada de ciclo que una regla sobre el déficit estructural?

    • Penny (aka Más transparencia)
      Gracias por la sugerencia. Seguramente tienes razón, pero la situación de deuda de los países del Euro es muy dispar y si ponemos una condición de convergencia muy rápida a una ratio de deuda sobre PIB determinada, los países muy alejados de ese nivel lo tendrían muy difícil. Lo mejor es una regla combinada en la que el saldo promedio sobre el ciclo sea algo más bajo para los países con deuda elevada, de forma haya una transición suave hacia un nivel de deuda razonable.
      Pero por otra parte, no todos los países deben aspirar a tener un nivel de deuda igual. Hay condiciones económicas e incluso políticas que pueden hacer más sostenible un nivel dado de deuda sobre PIB en unos países que en otros. Hay una literatura interesante sobre límites fiscales –por ejemplo Eric Leeper de Indiana- que comentaré en un próximo post.

  • Samuel

    ¿Qué mecanismos sancionadores incorpora la Ley de Estabilidad Presupuestaria si se incumple el límite de déficit?

  • KE y NES,

    Como bien dice: "poner algo en la Constitución no garantiza su cumplimiento", a lo que me permito agregar: e incumplir la Constitución degrada la cohesión social... ¡cosa que no es económicamente neutra!.

    Por otra parte, la igualdad de los saldos sectoriales es fatal pero no voluntarista; porque los tres saldos se determinan conjunta y simultaneamente conforme las variaciones en los precios, el ingreso y la riqueza. Y no tenga Ud. la menor duda de que si el déficit fiscal llegase a cero, el de cuenta corriente (que es la expresión prístina del ahorro doméstico) no estará, ni remotamente, cercana a un rojo del 9%.

    Restringir o sesgar los instrumentos de política económica en el texto constitucional es una insensatez que solo la mediocridad política imperante permite convalidar.

  • Baruch, Ke Y NES toda la razón, en 2009 el déficit por cuenta corriente se sitúo en un 9% y había superávit público.

    Creo que estamos (estáis) haciendo de esto del déficit estructural y la austeridad como dice Krugman una obsesión que ya está resultando fatal y contraproducente por que el timing de retirada de estímulo como ya se sabía ha sido precitado, o si no hay la contracción del PIB que probablemente se produzca en el cuatro trimestre como resultado de la política fiscal contractiva.

    Por otra parte tengo una pregunta:

    Si ningún país de acuerdo con datos de la ocde y fmi ha cumplido ni un sólo año un déficit estructural menor o igual que -04%, y no ha pasado nada en los últimos 40 años, por que está urgencia???
    cuanda se habla de la socialdemocracia sueca y la regla fiscal, se olvida que esa regla esta sujeta a un montón de pactos entre clases sociales y que se ideaba para aumentar los ingresos para gastar y no recurrir a la deuda. Esta regla española como la chilena se hace disminuir los gastos para tener que ingresar menos impuestos. Es decir desmontar el gasto público con la presión legal como excusa. O es que alguién cree que se va utilizar esta regla fiscal como excusa para aumentar los impuestos???
    Vamos otro pasito en la dirección que gusta a muchos y cuyo fin ya conocíamos hace tiempo.

    • Economista indignado
      ¿Seguro que no ha pasado nada? ¿Y el marasmo de deuda en el que estamos metidos los países desarrollados? Precisamente, cuando más se necesita no podemos hacer política contracíclcia porque el coste de la financiación se dispara. Nunca en tiempos de paz había habido tanta deuda pública en el mundo. No es lo mismo combatir la Gran Depresión con el New Deal cuando el estado del bienestar y las infraestructuras básicas estaban por desarrollar, que hacerlo en un contexto en el que los compromisos de gasto contraídos son altísimos. Y además todos los países al mismo tiempo. Si estar financiando nuestro déficit al precio que lo estamos haciendo no te parece nada, piensa en la cantidad de cosas que se podrían hacer con esos millones de Euros.
      Yo no soy contrario a los impuestos. Es más, creo que el próximo gobierno tendrá que subir algún impuesto porque el recorte de gasto tiene sus límites. Sin embargo, sí creo en las ventajas de ser disciplinado en las fases alcistas del ciclo, para poder disparar con todo en las recesiones. Los juicios de intenciones sobre lo que hay detrás de unas disciplinas –como la de Suecia- y otras –como la que ahora se propone en la Eurozona- no sirven más que para esconder lo fundamental y es que hay quien piensa que hay una oferta ilimitada de ahorro en el mundo dispuesta a financiar nuestra deuda. Y creo que está bastante claro que no es así, y que hasta el BCE ha tenido que salir en nuestra ayuda.

  • Economista indignado

    No es cierto que ningún país haya cumplido ni un solo año con un déficit estructural igual o menor que 0,4%, según los datos de la OCDE

    Los datos los tienes en la hoja StructuralBalances del fichero http://www.oecd.org/dataoecd/5/51/2483816.xls

    En España, la restricción se habría cumplido entre 2003 y 2007. En Alemania, sólo en 2007

    Un saludo

  • He leído éste y los documentos publicados durante agosto por varios editores. Con la redacción aprobada (post de Jesús) creo que ahora mismo estaríamos cumpliendo la nueva norma constitucional. Y no olvidemos quién empezó rompiendo las normas y cómo le iba el paro a Alemania antes del Euro. Parece que lo hemos olvidado.
    Más parece que estamos ante otro ejemplo de amagar para despistar a los mercados y a los ciudadanos que tardaron un par de minutos en darse cuenta.

    El fondo de esta cuestión es grave porque es el reconocimiento explícito de que hemos renunciado a tener gobernantes responsables y por ello nos encomendamos a lo que "era" lo más sagrado: la Constitución.
    Lamentablemente lo hacemos en un país donde hay más de 50 artículos que se incumplen con denuedo y gobernantes que presumen de no cumplir las leyes porque tienen muchos partidarios que les apoyan. Esto, naturalmente, también se sabe y también por eso va la cosa como va.
    Es decir el sistema ya no tiene la credibilidad necesaria. Y sin fe esto no resiste. Recordemos que nuestro sistema no tiene otro apoyo que la confianza y sin ella se desmorona.

    Como ejemplo de que no se puede confiar: ¿Cómo es posible que no se mencione casi en ningún sitio lo de la prelación absoluta de pago de la deuda que, salvo que su redacción sea igual de flexible, es lo más relevante de este asunto?
    Saludos

    • Manu Oquendo
      Estoy de acuerdo contigo en que el recurso a la Constitución no es lo más acertado, y que es un síntoma de nuestro fracaso el tener que 'comprar' credibilidad de esta manera. Pero eso no elimina la necesidad de una regla que en mi opinión debería limitarse a una ley con el máximo rango, combinada con consejos fiscales verdaderamente independientes - y aquí a lo mejor había que recurrir a organismos supranacionales- con sanciones efectivas por su incumplimiento, como las que se han mencionado en otros posts. Creo que las reglas no son un mal menor. Suponen una ventaja efectiva tanto para asegurar la sostenibilidad de la deuda, como para potenciar la eficacia estabilizadora del presupuesto. O al menos eso nos dicen la teoría y evidencia empírica, aunque a veces se olvida en el debate.

  • Mientas, en el otro lado de la Galaxia...

    "El presidente de EE UU presenta mañana un plan de estímulo económico de 300.000 millones de dólares."

    • Andrés
      Dos cosas.
      ¿A qué coste financia EEUU su deuda pública? Compáralo con nuestro coste y quizás verás ahí alguna de las claves.
      Creo que no tardaremos en ver a Obama presentando un plan de ajuste fiscal a medio plazo. Esa es la combinación adecuada, gastar cuando lo necesitas –ahora- pero reforzando la credibilidad a medio plazo. Las medidas que se están proponiendo en Europa tratan de asegurar ese último aspecto en el que hasta ahora no habíamos hecho nada. Sólo cuando la sostenibilidad a medio plazo esté asegurada podremos empezar a pensar en medidas de estímulo Europeas, que yo confío llegarán, incluso financiadas con Eurobonos. Pero para que eso sea posible a un coste financiero controlable, hay que asegurar un horizonte de estabilidad.

  • KEyNES

    Pues es posible que poca gente tenga en cuenta la ratio deuda privada /PIB, pero desde luego los que lo tienen en cuenta son los importantes: los agentes con capacidad para que suba nuestra prima de riesgo, por su temor a que esa deuda privada se convierta en pública por rescate del sector financiero y por la seguridad de que el PIB no va a crecer.

    En cuanto a su eficacia pues creo que los editores y colaboradores del blog lo están explicando bien:si está bien diseñada funcionará mejor que no teniéndola; pero en mi modesta opinión, su eficacia real no la veremos hasta la próxima crisis… a corto plazo creo que sólo servirá para que algunos nos consideren un “pig de pata negra”…

  • Según entiendo de lo que comentas, está probado empíricamente y mediante modelos, que la regla fiscal es incluso beneficiosa para aumentar el multiplicador de los estímulos fiscales, por su menor incidencia en las expectativas del nivel de tipos, en su decisión consumo-ahorro, y en el efecto desplazamiento. El problema es como dice el Economist http://www.economist.com/node/14505361 - "Fiscal multipliers will probably be lower in heavily indebted economies than in prudent ones. But policymakers looking for precise estimates are deluding themselves".
    El problema será que la ley orgánica que fijará, dependiendo de la situación coyuntural política y económica, el límite del DP a cumplir o su icumplimiento, la harán políticos que seguramente se engañarán a sí mismos.
    Saludos. Luis

    • LSV
      Luis, es cierto que los multiplicadores son difíciles de estimar porque dependen de numerosas variables y circunstancias en las que se encuentre cada economía –Eric Leeper llama a esto “fiscal morass”. Debería haber mencionado en mi post que mi argumento es caeteris paribus. Por ello es por lo que Rafa Doménech y yo hicimos ejercicios de simulación, para aislar el efecto de las reglas. Pero efectivamente en economías muy endeudadas que sufren un credit crunch los estímulos fiscales tienden a tener menos efecto porque los que pueden ahorran no sólo para pagar impuestos futuros sino también para recomponer sus balances.

  • Economista indignado,

    Su información es incorrecta. El año 2009 España tuvo un déficit fiscal superior al 11% y uno de cuenta corriente superior al 5%.

    Sus números están a tono con la situación del 2007, cuando todavía el déficit de cuenta corriente se financiaba mediante la compra de activos financieros que colocaba la banca española por todo el orbe, y que junto con el superavit fiscal apuntalaban la burbuja ladrillera. Por tanto, el fondeo era VOLUNTARIO.

    Hoy el déficit de cuenta corriente no tiene financiamiento voluntario porque la inversión externa neta en España es nula. Ergo, lo estan financiando COMPULSIVAMENTE los entes supranacionales (junto al de los restantes PIIGS) para evitar el colapso de la banca global. Y la diferencia con el déficit fiscal, naturalmente, la esta fondeando el pueblo español con miseria.

    Así que -no se me ofenda Ud.- pero las comparaciones sirven cuando se hacen entre pares... ¡o voy a tener que suponer que tiene más de "indignado" que de "economista"!.

    • BARUCH
      Creo que la comparación que haces es muy pertinente. Las condiciones de financiación exterior son determinantes del ajuste de los balances ahorro/inversión de los tres sectores de la economía. Por supuesto tienen que sumar cero, pero la forma en que tiene lugar el ajuste es crucial para el funcionamiento de la economía. España ha dejado de ser atractiva para la inversión exterior y para la financiación de los bancos extranjeros y eso está obligándonos a un ajuste muy drástico. Cuanto más deuda pongamos en el mercado –pública y privada- más dificultades para financiarla.

  • ¿Y no podríamos haber invertido el orden en Europa? Lo digo porque igual cuando la sostenibilidad a medio plazo esté asegurada los jabalíes retozan en Gran Vía y Mad Max se pasea por la A7 en busca de la Cupula del Trueno.

    • Andrés

      Es que al revés no funciona. Si no tienes la credibilidad asegurada, el endeudamiento corriente es carísimo -cuando es posible- lo que puede dejar la deuda sin control y obligar a dedicar una gran cantidad de fondos a pagar los intereses en vez de a aumentar la demanda agregada.

  • Efectivamente, J. Andrés, de acuerdo.
    Si seguimos la secuencia de eventos de los ya cuatro últimos años, --los movimientos colectivos e institucionales desde el "no pasa nada" hasta hoy--, veremos que se parecen mucho al comportamiento de un gran rebaño que va siendo conducido a un lugar donde ni los pastores quieren ir.
    La secuencia viene estupendamente descrita en el clásico de Wilfred Trotter de principios del siglo XX. Es una situación delicada porque mover un rebaño es difícil en cualquier caso. Sobre todo cuando hay tormenta, los pastores no quieren o están inseguros.
    El rebaño se mueve por mímesis con lo cercano y se vuelve agresivo con quien no es reconocido como miembro y pretende alterar este modo de conducta.
    Probablemente no es posible influir desde fuera con razón o sin ella porque lo que actúa es la memoria instintiva que nos dice que juntos optimizaremos la tasa de supervivencia.

    En este contexto deben entenderse los los comentarios que insisten en la salida de toda la vida, "más madera", que es la que menos alarma siembra. Por lo que veo tenemos una combinación de todo el repertorio de pastoreo. Es lógico.

    Ahora toca el déficit, está bien por un breve tiempo, pero no bastará porque esa no es la clave de la pérdida de competitividad.
    El déficit surge porque ya estábamos mal y la deuda era una forma de mantener la sensación de normalidad durante una enfermedad que todavía ni tan siquiera se reconoce.

    Tendremos que ver y sentir los efectos del "menos déficit" para abordar la siguiente etapa. Ahora, lo importante es estar juntos y lo más tranquilos que sea posible. Como siempre fue.

    Buenos días

    • Manu Oquendo
      Estoy de acuerdo en tu diagnóstico, que concuerda con el de BARUCH. Nuestros problemas de deuda son un síntoma de un problema profundo de productividad, competitividad y crecimiento. Y algo parecido pasa con otros países de la UEM. Los estímulos fiscales y monetarios pueden ayudar a parar el golpe en un momento determinado, pero su efecto es cada vez más efímero. Mientras no abordemos los problemas reales estructurales no acabaremos de salir de esto. Y aún tenemos suerte porque parece que los líderes europeos tienen un grado de compromiso con el Euro mayor que el de muchos ciudadanos de los países centrales. Si tuviéramos que hacer las reformas sin ese paraguas, por endeble que sea, lo pasaríamos todavía peor. Pero no podemos esperar que hagan esto permanentemente, por lo que no nos queda más que demostrar que no les vamos a volver a meter en estos problemas –o que por lo menos lo intentamos

  • Andrés, al final del post dices que "El encaje y desarrollo legal de las mismas es otra cuestión".
    A mi todo este debate sobre el déficit estructural, centrado en el ciclo, o sobre los efectos sobre la demanda, en cierto modo me parece de segundo orden.
    Lo primero debiera ser la cuestión del origen estructural del exceso de gasto (estructural) y de la insuficiencia de ingresos, (estructural). Ahí están nuestros problemas, creo.
    Me da la impresión que se puede cumplir con la regla, rebajando gasto en educación, salarios de funcionarios, .....(lo fácil), o subiendo el IVA, ( lo fácil), ...., pero que se pierde de vista que el origen del exceso de gasto es (p.ej.) nuestra tasa de desempleo estructural, (doble, triple que en nuestro entorno), ; y también p.ej., nuestra grandiosa economía sumergida, en cuanto a los ingresos, (también estructuralmente alta y superior a la del entorno).
    Me parece que nuestros políticos debieran estar pensando en esto, ...., por no decir que ya han pensado en que la regla se pueda modificar, (creo recordar algo parecido, en la época de Solchaga, respecto a las desviaciones presupuestarias, que se limitaron legalmente al 3%.....).
    No se qué opinión te merece. A mi entender, en esos dos probelmas, y en el resto que de similar naturaleza tenemos, se necesitan decisiones "de otro tipo", que no parecen en la agenda.

    • AMILCAR
      Estoy de acuerdo contigo en que los detalles de la regla son determinantes. Creo que eso suscitará un debate y análisis muy interesante cuando se discuta la ley que regule este principio general. Y como ya he mencionado en otro comentario creo que hay que dar un papel a un Consejo Fiscal verdaderamente independiente. De hecho algunos políticos europeos ya están hablando de monitorizar las cuentas de los distintos países desde Europa.
      De todas formas no creo que España tenga un problema fiscal estructural o por lo menos no más que otros países. El problema está en nuestro mercado de trabajo y nuestra competitividad. Ahí es donde tenemos que centrar nuestros esfuerzos, y la disciplina fiscal nos ayudará a hacer los cambios estructurales necesarios

  • Javier Andrés,

    El siguiente párrafo de tu respuesta deja bien claro la confusión a que me refería en mi post y lo que justificaba el adjetivo de “políticamente correcto”

    “En cuanto a la cuestión del ahorro de los tres sectores de una economía, no veo de qué manera el hecho de que un sector ahorre va a ser malo para una economía enormemente endeudada. ¿Es deseable que el sector privado también reduzca su deuda? Por supuesto”

    La cuestión no es que sea “malo” o “bueno” que un sector ahorre, sino que es imposible que lo hagan los tres. Por eso, cuando un político dice cosas como:”El sector empresarial y las familias ya se están apretando el cinturón y ahora nos toca a nosotros (se supone que se refiere al gobierno) y además mejoraremos el saldo de la balanza de pagos”….o no sabe nada de economía o quiere engañarnos (o ambas cosas).

    Insisto, por mera coherencia contable, si el sector público reduce su déficit a cero, el saldo del sector privado TIENE que ser igual que el de la Balanza por Cuenta Corriente. Por tanto, si dicha balanza sigue siendo deficitaria, como viene ocurriendo desde 1998, el sector privado debe endeudarse, Sólo si se consigue un superávit externo (recientemente sólo en el periodo 1995-97) el sector privado podrá presentar un ahorro neto positivo (como también ocurrió en dicho periodo). Efectivamente, Nada es Gratis

    @Baruch y Economísta indignado:

    España 2009, en % del PIB:
    Privado.6,5
    Público:-11,20
    Externo:4,7(Déficit).
    Suma de los tres:0

  • Don Javier Andres,

    Es que la suma cero es una fatalidad contable, pero no se puede perder de vista el problema de fondo... ¡que es la insolvencia pública y privada!.

    Cada uno de los saldos tiene restricciones conjuntas y propias, y responde a estimulos generales y particulares; pero que los llevan a buscar dicho nivel. Hoy la restricción del financiamiento externo pone de manifiesto que tenemos como techo el ahorro doméstico, y que vamos a tener crowding out entre el consumo público y la inversión privada. No lo dude...

    Lo más duro es aceptar que el ahorro, como pinta el cuadro, vamos a tener que lograrlo mediante una caída del consumo superior a la del ingreso. Lo demás es una mezcla de ignorancia, voluntarismo y chachara.

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