Brixton, Los Angeles, Tottenham, ¿Madrid?

Luis ya nos advirtió antes de que nos fuéramos de vacaciones de la dificultad de hacer política cuando el crecimiento flaquea. Los acontecimientos de agosto en el Reino Unido le han dado ampliamente la razón. Así que vamos a insistir. Hoy revisaremos de forma un poco más sistemática lo que hemos aprendido en las últimas décadas sobre cuándo es más fácil ajustarse a las reformas exigidas por la nueva situación económica.

Los recientes disturbios del Reino Unido, como los de la Brixton de 1981 o los de Los Angeles de 1992 tienen como elemento común que se producen en momentos en el que una crisis económica profunda hace estallar unas tensiones sociales que estaban latentes. Además hay un elemento de oportunismo criminal, como han dicho Cameron y Milliband al unísono. Cuando mucha gente se lanza conjuntamente al saqueo indiscriminado es muy difícil que un individuo concreto sea capturado, lo cual hace la actividad menos arriesgada. Pero esto no explica por qué se produce el estallido, ni nos dice qué implicaciones tiene entre otras cosas para una agenda reformista.

Para esto vamos a repasar un par de artículos que nos dan lecciones importantes para el futuro. El primero es de Dani Rodrik y nos retrotrae a las crisis de los años 70 y primeros 80. La pregunta que se hace Rodrik es por qué tras unas décadas de crecimiento fulgurante en muchos países en desarrollo, después de los shocks del petróleo de mediados y finales de los 80, muchos países dejaron de crecer de manera tan espectacular como lo fue el crecimiento hasta entonces.

Como se puede ver en su figura 1, el crecimiento entre 1960 y 1975 es un pobre predictor del crecimiento del 1975 al 1989. De hecho, si se excluyen los países del este de Asia y Botswana, la relación entre el crecimiento de ambos períodos no es estadísticamente significativa. El problema se centra, pues, en Latinoamérica y el próximo Oriente que en la primera fase crecieron tan deprisa o más que el este de Asia (incluyendo en medidas de productividad total de factores) y luego colapsaron.

Una primera explicación para el problema son los shocks externos, desencadenados por el petróleo y que empeoraron notablemente los precios relativos de sus exportaciones. Pero esto le pasó igual a Corea que a Brasil y sin embargo los resultados fueron bien distintos. Corea siguió una política de ajuste ortodoxa: una devaluación, una corrección monetaria y un programa de ahorro energético. Hubo un año de inflación moderada y el crecimiento volvió a la normalidad enseguida, hasta el punto de que la tendencia no varió. En Brasil la negociación entre agentes sociales dio lugar a rigideces que impidieron el ajuste de precios relativos, y las reformas fiscales se hicieron a medias y sin convicción. El crecimiento se estancó, hubo varios episodios inflacionarios y varios planes de estabilización que se sucedieron sin éxito hasta que en 1994 el plan del real consiguió domarla.

Rodrik propone un modelo (algo simplista) para el fenómeno y luego revisa la evidencia. El modelo supone que ante una reducción del excedente social los distintos grupos sociales pueden ponerse de acuerdo inmediatamente o desatar un conflicto que reduce el excedente. El resultado depende de manera crucial de lo que pasa si un solo grupo desata el conflicto. Si las instituciones son débiles, la probabilidad de quedarse con una parte significativa del pastel es grande para el grupo que comienza él solo el conflicto. Y esto acaba haciéndolo inevitable, porque todos los grupos prefieren iniciar un conflicto y al menos tener una posibilidad de ganar.

Más interesantes son los resultados que pueden verse en su tabla 4 y que reproducimos más abajo. Las regresiones intentan explicar los diferenciales de crecimiento entre 1960-75 y 1975-89 con una serie variables fijas, dummies para Asia, Latinoamérica y Africa subsahariana, crecimiento retrasado (para controlar cuestiones de convergencia), y luego se van añadiendo los shocks externos y una serie de variables institucionales. Cuando se añaden los shocks externos parecen ser relevantes, pero una vez se añade cualquier variable institucional, su significación desaparece. Las más interesantes aparecen en las dos últimas columnas. Un índice de fragmentación etnolingüística (ELF, la probabilidad de que dos individuos al azar no pertenezcan al mismo grupo etno-lingüístico) y dos índices de calidad de instituciones, el de ICRG (International Country Risk Guide) en la regresión 5 y el de democracia de Freedom House en la 6. La calidad de las instituciones es, pues, importante para el crecimiento y la cohesión social también lo es.

Un problema fundamental en todo esto es que no queda muy claro si las instituciones son malas porque la política lo ha sido históricamente, o las políticas son malas por culpa de las instituciones. Esto es lo que Easterly, Ritzan y Woolcock estudian en un artículo más reciente. Para estos autores: “La cohesión social de un país es esencial para generar la confianza y la paciencia necesaria para implementar las reformas: los ciudadanos tienen que confiar cuando el gobierno argumenta que las pérdidas a corto plazo inevitablemente, derivadas de la reforma serán más que compensado por ganancias a largo plazo. La inclusividad de las comunidades e instituciones de un país (por ejemplo, las leyes y normas contra la discriminación) pueden contribuir poderosamente a reforzar la cohesión.”

Los autores por tanto examinan si hay un nexo causal que vaya de la división social, a las malas instituciones y de ahí al bajo crecimiento. Como es natural, les preocupa que esto se interprete como un deseo de homogeneización social, porque estos tienen una propensión acentuada a generar holocaustos. Más bien se trata de investigar si las sociedades tienen procesos para construir valores compartidos y generar en la gente la sensación de que están comprometidos en una empresa común. Pero medir esto es complicad. Lo que usan son medidas de desigualdad, como el índice de Gini o el “consenso de clase media” (la proporción de la renta que va al 60% intermedio de la distribución de la renta) y el índice de fragmentación etnolingüística. Luego hacen una regresión en tres etapas.

El resultado, que presentamos más abajo es claro. Las desigualdades y la fragmentación generan pobres instituciones, medidas de muchas maneras. Y las malas instituciones generan un crecimiento mucho menor.

Las lecciones de estos estudios son importantes. España necesita reformas urgentes en muchos aspectos de nuestra realidad económica. Las divisiones sociales y lingüísticas son un problema adicional para llevarlas a cabo. Como dicen Easterly, Ritzan y Woolcock, “la falta de cohesión social exógena ha sido explotada en media por los políticos para socavar las instituciones, lo que a su vez ha dado lugar a un bajo crecimiento. Sin embargo, los políticos pueden optar por construir buenas instituciones, unificar los pueblos fraccionados, y derrotar la tendencia media de divide y vencerás.”

Y una última lección, que como comprenderán me resulta muy atractiva. Easterly, Ritzan y Woolcock dicen que la educación es un arma muy efectiva en este trabajo de genera cohesión. Porque las escuelas producen un conocimiento de la idea misma de un contrato social, y de las consecuencias de romperlo. Esta es una razón más por la que me parece tan importante que los estudiantes aprendan que solamente mediante el trabajo y esfuerzo se llega a obtener buenos resultados. Los niños tienen que aprender, ya desde el colegio que Nada es gratis.

Hay 11 comentarios
  • Economia institucional....los politicos son quienes hacen las normas a cumplir, ellos son quienes deben velar por la equidad, deben velar para que las normas sean de igual cumplimiento para todos.
    Hay desigualdad, frentismo cuando no se valora por meritos , cuando no funciona el "ascensor social" via meritos.
    Sachs en el Financial Times: “La globalización no sólo ha golpeado duramente a los trabajadores no especializados, sino que también ha abierto un periodo de bonanza para los superrricos globales”
    ¿son las normas iguales para todos?
    Pregunta:¿ Un sistema puede funcionar con subsistemas creados en competencia con el sistema ?
    ¿En cada subsistema legal o ilegal se crean sus espacios?.... cuando todo el mundo quiere o puede acceder a estos espacios creados en principio solo para unos grupos (con sus normas, con su informacion asimetrica y sus organizaciones y procesos particulares) es cuando aparecen los problemas graves.

  • Antonio, sin ánimo de deprimir, ¿verdaderamente piensas que esto es factible en España? Con casi todas las comunidades autónomas volcadas en el lavado de cerebro etnicista y terruñero, no se puede esperar cohesión alguna. Hace veinte años había pocos vascos o catalanes que abiertamente dijeran "no soy español", pero es que ahora no es raro encontrar canarios, andaluces o gallegos que lo hagan, e incluso estén dispuestos a pelear por ello. Ni que decir tiene de los primeros, claro.

    La educación en España es una causa perdida, porque a nadie le interesa partirse la cara por ella. Y es un asunto de partirse la cara, porque demasiada gente tiene las manos metidas en ella, gente que debería estar al margen.

  • Coincido con sus argumentos, pero cuantificar la cohesión social me resulta complicado.

    Por cierto, quedaría mejor este artículo si la segunda tabla, además de ser más legible, incluyera una leyenda.

    Saludos

  • Fer. Me temo que España tiene problemas serios y necesita reformas importantes. La evidencia internacional dice que la fragmentación etnolingüísitica y la falta de cohesión social es mala para conseguirlas. Pero no dice que sea imposible. Yo no sé como hacerlo, pero se aceptan sugerencias.

  • Ramon. A los políticos los elegimos nosotros, así que lo que hagan ellos es también responsabilidad nuestra. En un par de meses tenemos otra oportunidad de hacerlo bien.

  • Purgandus populus. Los artículos que cito tienen varias medidas de cohesión social. Medidas de igualdad de renta, de fragmentación etnolingüística, o incluso de confianza en los demás. Todas ellas están relacionadas con la capacidad de hacer reformas y asumir sacrificios. Lo puedes interpretar como cohesión o lo que mejor te parezca, pero hay algo ahí que predice nuestra capacidad de operar colectivamente. Mira también el World Values Survey, http://www.worldvaluessurvey.org/, ahí hay otras muchas manera de identificarlo. Respecto a la tabla, la verdad es que no sé como mejorarlas, pero si sigues el enlace al artículo de Eastely y compañía se ven muy bien.

  • Cuantificar la cohesión social es relativamente sencillo y esta cohesión social forma parte del llamado "capital social" que está siendo estudiado más detenidamente desde hace algo más de una década. Existen diferentes indicadores de ese "capital social" que van desde la confianza hasta el cumplimiento de las normas sociales o la pertenencia a grupos sociales. Existen, también, numerosos estudios que indican que cuánto mayor es ese capital social más cohesionada está la sociedad, tiene menor desigualdad, presenta mejores indicadores económicos y sociales, etc. (Todo esto no lo digo yo sino que lo he podido extraer de este blog http://capitalsocialenespanol.wordpress.com) Otras encuestas que se emplean son la ESS http://www.europeansocialsurvey.org/, el ISSP http://www.issp.org/ , etc.

  • Antonio siento decirlo pero observo un nivel minimo en los politicos.
    -Creo que el primer peldaño es un problema educativo, con unos medios de comunicación deberian informar mejor, que deberia "machacar" la necesidad que tenemos de mejorar de forma continua nuestra formación.
    Esta falta de cohesión social es por "comodidad" ? ... quizas piensen que es mas facil seguir a un lider, y no preocuparse de realizar una critica constructiva.

  • Antonio

    "A los políticos los elegimos nosotros, así que lo que hagan ellos es también responsabilidad nuestra. En un par de meses tenemos otra oportunidad de hacerlo bien."

    Me gustaría ser tan optimista como tú, pero no veo en dónde está esa oportunidad de hacerlo bien: uno propone recuperar la desgravación por compra de vivienda (y de momento nada más), otro va a pedirle dinero a los bancos, otro parece salido de una fábrica de los inicios de la industrialización... no sé, creo que hay un Partido Pirata. Intentaremos hacerlo lo menos mal posible.

  • Hola Antonio de nuevo, gran post.
    Creo, como dices, que los regionalismos en España son un problema menor en un país con Instituciones precarias, con agrupaciones políticas sin liderazgo y sobre todo, con una educación que parce no interesar, que parece ser un coste demasiado alto en época de vacas flacas.

    A pie de aula puedo decirte que tenemos alumnos muy muy buenos, el problema es que no se valora la meritocracia, no se incentiva el esfuerzo (el bachillerato de excelencia, p.e ha sido muy criticado), y la realidad es que necesitamos jóvenes competentes y capaces, que valoren el resultado de su trabajo.

    En este sentido, hace unos días les escribí a mis alumnos un post de despedida (cambio de IES), en el que hacía referencia al sacrificio y al esfuerzo. Para verlo pincha aquí: http://blogdeconomiacharro.blogspot.com/2011/08/lecciones-que-da-la-vida-sacrificio-y.html.

    Un saludo,
    Blanca

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