Como cada verano cuando visito España, llega el día en el que nos tomamos un café en algún bar donde un nutrido grupo de gente, normalmente de avanzada edad, parece disfrutar de algún espectáculo taurino. Mis hijos, que han crecido fuera de España, perplejos ante el sanguíneo espectáculo me hacen siempre dos inevitables preguntas: ¿cómo [leer más ...]