Nunca antes las elecciones en Holanda provocaron tanto interés de los medios internacionales como en esta ocasión. La causa del revuelo era obvia. Había miedo que una victoria de Wilders pudiese actuar como la primera pieza de un juego de domino, dando alas al populismo de derecha en Francia o Alemania. Sin embargo, la cobertura [leer más ...]