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El préstamo de la Eurozona: El riesgo es todo nuestro

Siguen sin conocerse detalles cruciales para saber exactamente dónde nos hemos metido en lo que se refiere al préstamo europeo para la recapitalización de nuestra banca. En estas cosas los detalles lo son todo y tenemos pocos. Un primer aspecto que está por aclararse es cómo va a “entrar” el FROB en aquellas entidades en dificultades y también en aquellas que estando aparentemente en mejor situación pueden tener problemas más adelante. El segundo aspecto que requiere clarificación es la naturaleza exacta de los préstamos, plazos, subordinación del préstamo, así como la condicionalidad financiera. El éxito de este préstamo depende en mucho de estos detalles. De estas dos cosas hablaré en una futura entrada.

En esta primera entrada quiero insistir en algo que ya comentamos Luis y yo en las que pusimos  el  domingo (esta y esta): El préstamo de la eurozona permite la transferencia del riesgo bancario al balance del sector público. Si esta transferencia de los riesgos inmobiliarios se va a traducir en pérdidas o no dependerá de los detalles de cómo se intervengan y recapitalicen entidades en dificultades. Desde el punto de vista estrictamente económico, y con independencia de los detalles, es España la que absorbe la pérdida de su sector bancario en caso de que ésta se realice: No hay capital foráneo, que con tanta alegría financió nuestra burbuja, para absorber las pérdidas del sector financiero español, ni siquiera las catastróficas. Es por ello que el préstamo no podía satisfacer al mercado que quiere eliminar los escenarios más adversos en lo que se refiere a nuestro país. Nuestro país tiene que desapalancarse: Este préstamo ayuda sólo si facilita un desapalancamiento sustancial de los balances bancarios que sólo puede llegar mediante la toma de pérdidas y la quita en la deuda bancaria. No ha ocurrido hasta ahora, con lo que, a no ser que la condicionalidad financiera de la que se nos habla así lo dicte, soy algo escéptico en que esto vaya a ocurrir.

Lo que le preocupa a observadores e inversores extranjeros es precisamente la madeja entre los balances bancarios y el estado y este plan, sin más detalles que me hagan pensar de forma distinta, no parece que resuelva este bucle diabólico en el que estamos metidos. Al contrario, ahonda en él.

Lo ideal hubiera sido el conseguir que España absorbiese las pérdidas hasta un cierto nivel y la Eurozona más allá de ese cierto nivel, que siendo catastrófico para nuestro país no lo hubiera sido para la Eurozona. Así se hubieran dados los incentivos correctos a España para gestionar los fondos a la vez que se aseguraba a nuestro país frente al riesgo, mínimo, de una pérdida catastrófica. Esto hubiera sido recibido de una forma muy positiva por el mercado. Creo sinceramente que desde el punto de vista económico esto era la solución más idónea para todos, incluyendo a nuestros socios europeos.

Claramente esto era muy difícil de conseguir ya que, como dice la teoría económica, exposición al riesgo implica también algo de control y contingencia, probablemente más allá de la condicionalidad financiera que al parecer se nos va imponer, esto es, hubiera implicado condicionalidad macroeconómica. Este es el punto donde hay que ser muy prudente porque hay argumentos a favor y en contra de esta idea y desconozco si era ni siquiera factible. He defendido que la condicionalidad debía limitarse al ámbito financiero pero que era un objetivo importante el conseguir excluir los escenarios más adversos, la cola de la izquierda, de las contingencias a las que se enfrenta nuestro país, transfiriendo este riesgo, por mínimo que fuese, a nuestros socios de la Eurozona. Esto se hubiera podido hacer mediante un estructura de pasivo del FROB que permitiese trasladar al EFSF/ESM las pérdidas que se derivasen de las actuaciones del FROB a partir de ahora. Los problemas de gobernanza de esta idea son importantes pero no insolubles en mi opinión. Una segunda dificultad es que un trato así hubiera dado lugar a renegociaciones con otros países ahora intervenidos.

La negociación del pasado sábado por tanto culmina esta lenta transferencia del riesgo inmobiliario del sector privado al público. Una vez más, no tienen estos riesgos que traducirse en enormes pérdidas: Esto dependerá de cómo se intervengan las entidades y cómo se impongan las pérdidas. Una vez más, dado como se ha procedido hasta ahora lo razonable es ser escéptico.

Con esto las acciones del estado que han llevado a este bucle maldito con los bancos se pueden por tanto se pueden dividir en tres:

1. El programa de avales, que fue la primera medida de calado del gobierno Zapatero frente a la crisis bancaria allá por 2008 y que el actual renovó nada más llegar al poder en diciembre de 2012. El programa de 2012 va ya por los 33,000 millones de euros, que incluyen los 15,000 de BFA, casi 4,000 millones de euros de NCG Banco, otros 4,000 de Banco CAM y 1,200 del Banco de Valencia. Obviamente estas entidades no son lo mejor del sistema bancario español y por tanto el riesgo para el estado es enorme.
2. La creación del FROB y sus actuaciones posteriores como la entrada en el pasivo de entidades en dificultades como los cocos de BFA, así como los esquemas de protección de activos, como la que se dio a BBK cuando absorbió Cajasur, todas ellas financiadas por deuda emitida por el FROB con la garantía del estado.
3. Por último está este apalancamiento del FROB que obtiene una línea de crédito de 100,000 millones de euros para entrar de forma clara en el patrimonio de las entidades y asumir los riesgos en el sistema bancario español.

Quiero terminar con una nota algo personal. Cuando se creó el EFSF escribí un post titulado Jaque Mate -2 : España y el corralito fiscal (era en Julio de 2010, quién lo iba a decir) donde argüía que el mecanismo de estabilización (EFSF) se podía interpretar como un instrumento diseñado “precisamente (para) facilitar la socialización de las perdidas de nuestro sistema financiero, y el sector privado en general, altas o bajas, que la magnitud está por verse. En un entorno donde el estado se enfrenta a dificultades, o al menos dudas, en lo que concierne a su financiación la transferencia de las pérdidas en los balances privados a los públicos no es factible sin a su vez comprometer gravemente las posibilidades de refinanciación del Tesoro. Pero si nuestro país se acoge a este mecanismo de ayuda tal proceso de socialización de las pérdidas se hace factible pues las garantías emitidas por el mecanismo serán suficientes para la emisión de deuda pública a los tipos fijados por dicho mecanismo y así con dichas emisiones ‘tapar agujeros’ en el sistema privado (cajas, constructoras, promotores y demás.)” No repito esto por vanidad (y tampoco acerté completamente se nos da un préstamo no una garantía que nos permita acudir al mercado.) Lo hago para señalar que si bien esta crisis trae sorpresas ésta no era una de ellas: Una vez que la crisis arranca se podían haber hecho muchas cosas. Puede que la tristeza de ver toda esta tragedia a cámara lenta nos haya hecho a algunos perder la sobriedad que debe presidir nuestros comentarios.

Esto, me temo, no es un éxito sino simplemente la culminación de una estrategia que arranca en el otoño de 2008 y que estuvo mal concebida. El que se ha dado es un paso lógico en las circunstancias en las que nos encontramos, gana tiempo y aporta algo de resistencia ante las elecciones griegas pero que sea el cambio que necesita nuestro país está por ver. Creo que de ahí la indiferencia con la que ha reaccionado el mercado.

En la siguiente entrada trataré de explicar el asunto de los detalles del préstamo, en particular lo que se refiere a posición que ocupa este préstamo en la estructura de prioridad de nuestra deuda.