NeG se va al cine: Brad Pitt y Richard Thaler le explican la crisis

la_gran_apuesta-cartel-6551Resulta curioso que el viernes pasado les estuviera hablando de Richard Thaler, presidente de la Asociación Americana de Economía, y este domingo me lo encontrara en el cine. No literalmente, sino compartiendo pantalla con la cantante pop Selena Gómez, mientras explicaba en una escena de la película "La Gran Apuesta" ("The Big Short"), las "synthetic CDOs " (vi la película en versión original, así que ni me imagino cómo lo han traducido). Para que se hagan una idea, nos hablan de un tipo de producto financiero consistente en jugar "a peste", apostando sobre las apuestas de otros sobre la probabilidad de que alguien no pague su hipoteca, creando una pirámide que colapsa cuando una de las apuestas "falla".

La película logra desde el principio la simpatía de los autores (y espero que de los lectores) de este blog, puesto que coincidimos plenamente en los objetivos: intentar abrir el debate sobre cuestiones económicas de forma que se entienda y, a ser posible, entretenga. En concreto, y a pesar de ser una película comercial nominada a 5 oscars, fondo y forma coinciden de manera inteligente. La tesis de su director, Adam McKay, es que una de las causas principales de la crisis estuvo en que el "gran público" comprara productos financieros complejos sin entenderlos, ni comprender los riesgos reales que conllevaban. Para evitar que vuelva a ocurrir, la película se plantea sobrepasar esta ignorancia acercando esos conceptos, que probablemente resultarían aburridos en una clase y que en ninguna sucursal bancaria tienen incentivos para explicarle bien, con el caramelo de utilizar actores famosos en escenas dramáticas que enganchan. No se asusten, que hasta Carlos Boyero, en su crítica de El País, dice que la película le gustó....!y que se enteró bastante! Por si acaso, tienen aquí una buena explicación.

Les dejo aquí un enlace de la escena en la que Thaler equipara la compra de estos productos financieros al mito de la mano caliente, que ya les conté otro día. Y aunque de momento, "NeG: La Película" no va a estrenarse, sin son tan "frikis" como algunos de nosotros, siempre tienen la opción de ver "Freakonomics, the movie".

Hay 13 comentarios
  • Hollywood sabe hacer películas entretenidas sobre el mundo financiero. Con mucha moralina final, pero entretenidas. Aunque, creo, con muy poco valor para entender en serio nada. En épocas de exceso de liquidez y bajas rentabilidades por la política monetaria más expansiva de la historia, ¿cómo hay que actuar para conseguir beneficio y no tener que salirse del negocio? Los efectos para la aversión al riesgo de unos tipos de interés sistemáticamente por debajo del 2% durante años se traducen forzosamente en malas decisiones mircroeconómicas. ¿Significa eso que los gestores financieros actuales pueden asimilarse a esas caricaturas medievales del codicioso judío encorvado de nariz ganchuda y dedos largos?

    Esa es la ignorancia peligrosa para el gran público. Los productos complejos cayeron exactamente igual que los sencillos, porque el problema estaba en otra parte. Aunque supongo que al público le tranquiliza culpar a cabezas de turco antes que cuestionarse lo mal construido que está el sistema. De la misma manera que a los cineastas les resulta más fácil presentar la escena en el momento de la tragedia, que relatar la historia larga y completa que lleva a los personajes a actuar como la hacen. Por entretenidas que sean, que lo son, me parece que estas películas hacen tanto bien al conocimiento colectivo como las sátiras medievales a las que me refería antes.

      • Los tipos bajos y la expansión crediticia. Así, hasta los productos 'seguros' en renta fija corren el riesgo de sufrir el estallido de su burbuja.

        • Vaya hombre. O sea que el problema no fue la falta de regulación sino el exceso de ella.

          • La regulación es otra cosa. Por poner el símil, los bancos centrales abrieron demasiado las compuertas del embalse, y las tuberías estallaron por la presión. El fontanero puede ir revisando una a una las juntas, e ir poniendo parches (regulaciones) allí donde amenaza rotura. Parches que además son necesarios sólo porque se ha empeñado en bombear demasiado, en primer lugar. Aunque esa es otra cuestión. Pero mientras la presión siga subiendo, por más parche sobre parche que se siga poniendo, por un lado o por otro se va a romper el sistema.

            • Lo que no se entiende bien (al menos para los que no tenemos formación financiera), es la razón por la cuál se pueden crear ese tipo de activos (apuestas sobre sobre apuestas sobre apuestas ...). Y tampoco que las agencias de calificación no sean objeto de una vigilancia más estrecha.

            • Supongamos que el Banco Central baja los tipos de interés al 1%. Los bancos entonces ofrecen, depósitos al 1%. Eso quiere decir que, quien tenga dinero ahorrado y quiera ir sobre seguro, contrata un depósito y gana al año un 1%, menos la inflación, que disminuye el valor del dinero. Así que es muy posible que, en vez de ganar, pierda.

              Como habrá poca demanda de depósitos, se ofrece un nuevo tipo de inversión, más rentable, pero más arriesgada. Los ahorradores quieren ganar con su dinero, y los bancos vender productos para ganar con su negocio.

              Por otra parte, como el Banco Central bajó tanto los tipos de interés, los préstamos están muy baratos, así que la demanda de préstamos aumenta. Para satisfacer la demanda de préstamos, los bancos tienen antes que conseguir que los ahorradores les presten a ellos su dinero, para poder darlo ellos en forma de préstamo.

              Los ahorradores presionan a los bancos para que les ofrezcan productos rentables, y los deudores presionan a los bancos para que les den préstamos baratos. Y el Banco Central los presiona a todos con unos bajos tipos de interés.

              ¿De cuántas formas posibles pueden combinarse estos factores entre sí para encontrar una solución que además permita que el negocio tenga unos beneficios mayores que el 1% del Banco Central? De tantas como bancos y profesionales echando imaginación haya. Todos apostando a que su solución es la buena. Y no se puede poner un regulador detrás de cada uno de ellos. Sólo queda apostar cuándo vendrá el crash.

            • Echar la culpa a los Banco Centrales de la crisis, es como echar la culpa a la policía, a los jueces, y a los legisladores de las violaciones. Los Bancos Centrales son responsables de la política monetaria, y de la falta de regulación. Pero el responsable principal de la crisis es el sector financiero. Igual que el responsable principal de una violación es el violador, sea más o menos competente la policía, el sector judicial, y sean mejores o peores las leyes. Obviamente es constructivo hablar de como mejorar esas leyes, ese sector judicial, y esa policía (que en el caso del sector financiero vendrían a ser los distintos organismos reguladores en su doble función de regulador y vigilante), pero no se debe confundir a la gente.

            • Una comparación bastante poco apropiada. La fijación de precios, o de tipo de interés, nada tiene que ver con el derecho a la libertad sexual. Eso sí es confundir las cosas.

              Un símil más propio sería la comparación con el mercado negro. Si la política económica fija unos precios a los cuales no es rentable producir y se produce escasez generalizada, ¿es ético acudir al mercado negro a comprar o vender?

              La respuesta es que en el fondo, lo no ético es establecer una política fuera del mercado y de la realidad que fomentará la economía sumergida.

              Pero en los mercados financieros no sucedió ni eso. También es confundir las cosas comparar delitos contra actuaciones legales. Además, todo esto es moralina medieval.

              La cuestión es que los bancos centrales intervinieron los mercados, sin tener ni idea de las consecuencias que sus actos iban a tener, ni como los agentes económicos se iban a adaptar a las nuevas condiciones. Por eso no pudieron regular eficazmente.

              Si usted cree en una moral universal, en un mundo de buenos o malvados, y en la omnisciencia de los servidores públicos a la hora de hacerla respetar, es muy libre. Pero la economía de mercado es otra cosa.

  • Conviene evitar el "hindsight bias" (o como lo decía mi abuela "a burro muerto la cebada al rabo"). Curiosamente (Taleb o Kahneman para explicarlo mejor), el resultado (positivo o negativo) de una acción no dice nada sobre lo acertado de tomarla: hay decisiones correctas que salen mal y decisiones incorrectas que salen bien.

    Tendemos sin embargo a construir historias causales y atribuir causas "únicas" o incluso "principales" a acciones que, "a posteriori" solo pueden parecer incorrectas. No tenemos, sin embargo, ninguna capacidad para entender los "no eventos": las otras posibilidades de la distribución de resultados que simplemente no sucedieron y que podían, incluso, ser más probables (a priori) que el evento que finalmente ocurrió.

    Este "defecto mental" nuestro hace pasar muy mal rato a los jueces, a los médicos, a los porteros de futbol y, sin duda, a los financieros; al tiempo que sesga sus decisiones hacia el lado "de la seguridad" (protegiéndose de la posibilidad de ser juzgados con el sesgo del "hindsight", con un inmenso coste para todos (eso sí, siempre en eventos "que no observamos").

    • Un buen ejemplo, por explicarse mejor, son, quizás, las hipotecas (prime o subprime). Imaginemos un mundo donde, en el sXIX, el incipiente mercado de la concesión de hipotecas lleva a la quiebra a los bancos y causa una crisis financiera sin precedentes, "obviamente" causada por la concesión de créditos.

      Imaginemos que, ante el peso de la evidencia de lo tóxico de las hipotecas y después de ser ampliamente "ridiculizado" por permitirlas, se crea un "regulador financiero" (si no existía) que, como primera medida, decide prohibir las hipotecas.

      En ese mundo "sin hipotecas" se evitan las quiebras de bancos y todos tan felices (y el regulador es condecorado por su contribución a la sociedad). Existe, sin embargo, en ese "mundo sin", un evento que no habríamos observado nunca: el mundo "con hipotecas".

      Nadie en el mundo "sin hipotecas" sería acusado de que los jóvenes permanecieran hasta los 40 años en casa o del aumento del índice de criminalidad asociado a la reducción en el porcentaje de propietarios. Simplemente esa comparación sería imposible porque no somos buenos comparando con "otros mundos que eran posibles pero no sucedieron".

      La valoración de qué mundo es mejor ("con hipotecas" o "sin hipotecas") sería, simplemente, imposible (para el 90% de los ciudadanos y muy difícil de argumentar para el otro 10% con más imaginación). El razonamiento, obviamente, funciona igual en la otra dirección.

  • Por favor, a pesar de mis esfuerzos, no he entendido el papel que juega Ryan Gosling: ¿Qué es lo que vende? ¿Por qué lo vende? ¿Qué gana y por qué?

    Es una película que gustará al gran público pero dudo que la entiendan en su totalidad.

    Muchas gracias

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