Ganas de impactar (o por qué esperamos que los de izquierdas sean pobres)

almodovar bardem cruzDe Pedro Rey Biel  (@pedroreybiel)

Por anteriores entradas, ustedes ya conocen mi afición por correr. Hoy quiero hablarles de un fenómeno en auge que me sorprende: el de los corredores solidarios que recaudan fondos para organizaciones benéficas publicitando sus hazañas atléticas. En concreto, mi hermano me pidió recientemente consejo para intentar aumentar las donaciones para su último reto de "100 kilómetros por África", sorprendido como estaba de que sus constantes mensajes en redes sociales atrajeran bastantes "likes", pero poco dinero. Mi respuesta fue en dos direcciones: 1) debía disimular un poco más cuánto disfruta del hecho de correr y 2) los mensajes deberían ir mucho más dirigidos hacia el propósito de las donaciones, y menos hacia las "carreritas" en sí.

Esta introducción familiar viene a cuento de algunos recientes casos en los que los medios de comunicación han protestado por los enormes gastos administrativos y los sueldos de los directivos de ciertas organizaciones benéficas. Nos escandaliza que una ONG no dedique todos sus ingresos a la causa que promociona sino también a sufragar sus costes, de la misma forma que muchos se extrañan de que algunos famosos millonarios se declaren de izquierdas. Detectamos una contradicción entre el coste de ser solidario (la proporción de renta dedicada a la causa... o cuánto "sufrimos" corriendo por conseguir fondos) y el compromiso con el objetivo, lo que nos hace reticentes a donar dinero incluso a causas con las que estamos de acuerdo. Sin embargo, a la hora de donar dinero por motivos altruistas, lo racional no sería tanto en fijarse en los costes de quien recauda fondos, y más en la efectividad de los fondos donados. ¿Qué más darán los millones que tiene George Clooney, si con su sola presencia en ciertas campañas consigue multiplicar exponencialmente las donaciones para causas que podemos apoyar? Hay dos razones por las que las ONG millonarias y los ricos de izquierdas nos chirrían. Una, perfectamente legítima, es que tomemos la proporción de los gastos de una organización benéfica sobre el dinero recaudado como una señal de cómo de corrupta es la organización. De hecho, Charitywatch, ante algunos escándalos sonados, comenzó a categorizar a las ONGs que analiza precisamente por este ratio. Pero, independientemente de las sospechas que podamos tener sobre si realmente nuestras contribuciones (piensen también en sus impuestos) son efectivamente utilizados para el fin anunciado (que puede requerir sufragar la infraestructura de la organización...pero no pagar sus corruptelas), existe una segunda razón por la que nos disgusta pagar a quien ya tiene: nuestras deseo de que nuestra aportación realmente tenga un impacto directo en la causa. Queremos, al menor coste posible para nosotros mismos (¿os es que nos vamos a convertir nosotros mismos en voluntarios de ONG?), que nuestro dinero vaya a ese enfermo, a ese anciano, a ese niño....y no a unos "costes" de una organización que se encargará de aliviar los problemas de esas personas. Somos proclives a un sesgo de comportamiento que podríamos traducir como "contabilidad mental" ("mental accounting"): aún siendo conscientes del coste total de algo, queremos que justo nuestros euros vayan a aquella "cuenta" que nos importa, la del necesitado en concreto. Queremos sentir que tenemos impacto directo.

Un artículo de Science de Gneezy, Keenan y Gneezy llega precisamente a estas conclusiones través de una serie de experimentos en la que a los sujetos experimentales se les pide que asignen ciertas cantidades de dinero a organizaciones benéficas reales que difieren en sus gastos administrativos. Los autores observan que las donaciones disminuyen hacia aquellas organizaciones que tienen mayores gastos ("overhead"), independientemente de que las causas que defienden sean más apoyadas o de que tengan mejor reputación por su efectividad. Aún más interesante resulta que ésto sólo ocurre si los gastos administrativos son parcialmente sufragados por el mismo donante: en el momento en el que se asegura que dichos gastos serán pagados por un tercer agente, los potenciales donantes no se preocupan ya de cuáles son los gastos, siempre y cuando sepan que su dinero va directamente a la causa.

Estos experimentos muestran el potencial para mejorar la forma de recaudar dinero para las ONG. Anteriormente ya se han propuesto otros mecanismos como utilizar fondos ya disponibles, conocidos bajo los nombres de "plantar semillas" ("seed money") o "igualar la donación" ("matching donations"). La idea de estos mecanismos es usar el dinero ya recaudado para dar señales al potencial contribuyente de que una parte de la causa está garantizada y es creíble, gracias a donaciones anteriores, y a que, por cada euro que uno done su efecto se multiplicará pues un tercer agente igualará (o incluso multiplicará) dicha donación. Lo que propone el artículo de Gneezy et al., es complementar estos dos mecanismos con asegurar que el dinero inicial ya donado es el que se utilizará para gastos "superfluos" y que el dinero del nuevo donante se destina por completo a la causa. Hacerlo así, puede resultar más eficiente, a la vez que deja más contentos a los potenciales donantes.

Sin embargo, y quizá con un punto de cinismo, me pregunto si estos resultados no nos indican también que en ocasiones criticamos aquello de lo que nosotros mismos somos culpables. La preferencia por tener impacto con nuestras donaciones, puede ser debida a nuestra búsqueda por tener una buena imagen de nosotros mismos y de cara a los demás... que es precisamente lo que nos molesta de las ONG que pagan un salario a sus voluntarios, o de contribuir al lavado de imagen del millonario de izquierdas... o del corredor solidario.

PD:  Les animo a que si están de acuerdo con la idea de mejorar un pequeño centro sanitario en Camerún, echen un vistazo a la página de donaciones del último reto de mi hermano. Después de todo, es un buen tipo al que realmente le importa la causa, por lo que ha accedido a que me metiera un poco con él, si la exposición publica podía ayudar a elevar la recaudación para su proyecto.

Hay 14 comentarios
  • Me cuesta ver la relación entre estos dos temas y no sé si este artículo me ayuda a entender mejor la relación o no.

    Para mí la sensación que tengo sobre los ricos de izquierdas, es que la gente piensan que son hipócritas, porque los movimientos de izquierdas exceptuando a Pepe Mujica tienden a repetir el mantra de que los ricos roban para hacerse ricos, ya sea vía excedente de teabajador, consumidor, extrayendo rentas del estado etc... por tanto si demonizas a un colectivo es difícil luego entrar a formar parte del mismo, porque siempre te podrán decir que devuelvas lo "esquilmado" de la sociedad vía impuestos o vía donaciones. Opino que aquí, y es una discusión que mantengo con varios amigos de vez en cuando, el problema radica en el pobre o nulo aparato matemático que sostienen muchas de las teorías sobre las que los partidos de izquierda han fundado su ideario político económico.

    Por otro lado está el tema de las ONGs, que es otro de mis temas favoritos para tomar una cerveza. El negocio de la culpa, a mi lo que me escama de las ONGs es la de gente que se quedaría en paro ( muchos de ellos con salarios altos) si realmente errradicaran el problema al que se enfrentan. Esto es que incentivos tienen las personas qu lo gestionan a aumentar la recaudación frente a realmente erradicar el problema. Parece lógico que tengan más incentivos a aumentar la recaudación que a que se les agote su modo de vida. De ahí el éxito que ha tenido la campaña ( al menos en mi) de unifec

    • Lamento si mi argumento le ha resultado confuso. El primer punto de mi entada es meramente práctico: si las ONG quieren aumentar su recaudación, se puede utilizar la evidencia de que a la gente no le gusta pagar por aquello que no es ayuda directa para conseguirlo. El segundo punto es más general,-e intenta reflexionar sobre la contradicción de criticar a quien aparentemente no parece predicar completamente con sus acciones como hipocresía, cuando todos somos hipócritas y entre nuestras motivaciones no está sólo el ayudar sino el sentirnos bien haciéndolo, y que otros lo vean. Me planteo por qué se acusa tanto de hipocresía al rico de izquierda y no se extiende la crítica a su opuesto, el alma caritativa de derechas.
      Respecto a sus comentarios, creo que caricaturizar a la izquierda "por no tener modelos matemáticos" es un error tan gordo como creerse a pes juntillas los extremadamente simples modelos matemáticos que se han para justificar ciertas políticas más de derechas. Como hemos discutido otras veces, las matemáticas son útiles, pero sólo si son honestas.
      Por último, no me preocupan tanto las motivaciones de los voluntarios y gerentes de ONGs, muchos de ellos muy capaces, que en todo caso no creo que siempre sean garantizar su supervivencia, como si hacen un buen trabajo.

      • No, tus argumentos son claros, lo que no temrino de ver es el nexo de unión, pero puede ser pecado del lector y no del escritor. Lo que pedia era una aclaración del nexo, para sentirme menos tonto. 🙂
        No pretnedía caricariturizar al pensamiento económico de izquierdas. Yo soy de los que opina que me dá igual que el estado gestione la produción o que lo haga las empresas privadas, siempre que en el primer caso se consiga que las empresas públcias sean eficientes y siempre que en el segundo sean realmente competitivas y esten fuertemente reguladas. Creo que ambos modelos son igualmente funcionales si3mpre y cuando haya mínima redistribución de renta. Y personalmente creo que a menor desigualdad entre la población mayor bienestar individual. Me rifiero a que el socialismo y comunismo, nacieron en un momento en que el aparato matemático y estadistico, no estaba muy desarrollado y por ello hay teorias y principios que se pueden demostrar, desde mi humilde punto de vista, que no son ciertos. Además estos principios han tenido un difusión popular que ha degenerado su interpretación. De ahi mi comentario de Pepe Mújica que decia "A los empresarios y a los ricos hay que tratarles con dulzura para poder ordeñarlos y acabar con la desigualdad" No he encontrado pensamiento más lucido en los úlimos años y mejor interpretación de que debe ser el socialismo.

        • ''me dá igual que el estado gestione la produción o que lo haga las empresas privadas''
          La evidencia empírica, Europa 1945-1980, dice que no es igual.Da más el Estado agente productivo. 1º Más potencia=crecimiento, con PIB anual 4 veces mayor. 2º Un Estado no capturado por sus élites y si en manos y control de sus ciudadanos-democracia directa- si puede reducir o eliminar la desigualdad vía redistribucion de rentas. Saludos

  • "Ayúdanos a cerrar Unicef". Esta frase me parece la mejor campaña que una ONG puede hacer. Y lo hace sin hacerte sentir culpable, !lo que me parece aún más impactante! Por ello creo que el mejor slogan para tu hermano sería algo así como: "Por favor, !párame los pies! O ayúdame a dejar de correr o quiero dejar de huir, ¿me ayudas?."

    • Totalmente de acuerdo en lo acertado de la campaña de Unicef (y en su correspondencia para que mi hermano lograra más fondos). No obstante, ésto se debe a que nos preocupamos por las motivaciones de los demás, cuando, si fuéramos totalmente racionales, lo que debería importarnos no es las motivaciones de la ONG o de mi hermano, sino la efectividad del trabajo que pueden hacer.

  • Mi caso, y no sé cuánta gente lo compartirá, es éste: Cuando topo a "recaudadores" de ONGs por la calle, sé que ellos cobran. Todos somos hipócritas (yo cada vez menos, no porque sea un santurrón, sino porque voy abandonando ideales), pero la hipocresía de que alguien pida que aporte recursos (dinero) y sé que su él o ella no aportan a esa causa, sino que venden su fuerza de trabajo... Si supiera que son voluntarios, aún tendría pase.
    Además, y esto es quimérico, así que ni aspiro ni lo espero ni lo barrunto siquiera, en mi mundo ideal habría un Estado Mundial (¿ONU ampliada?) para ocuparse de los bienes públicos, preferentes y externalidades mundiales. No debería haber donativos sino impuestos para esa ONU potenciada. Imagino que es tan probable como que se extienda el Esperanto, así que... voy descartando mis ideales.

    • Ejemplifica usted en su comentario exactamente lo que mi entrada pretendía ilustrar, que le afectaría aún más si encima supiera que su donación no se dirige a la causa sino al salario del voluntario que tanto critica. Pero, pregúntese (y se lo digo con todo el respeto) con su "pérdida de ideales", ¿no estará justificando su propia tacañería preocupándose por las motivaciones de otros (los voluntarios) y no por el efecto del trabajo (!qué importa si remunerado o no!) que hacen?
      Coincido con usted en que una sociedad que viva de la limosna culpable es lejos de ser el ideal, pero me inquieta que juzguemos tanto a los demás siendo más laxos con nosotros mismos.

      • Hola, gracias por la respuesta.
        Es posible, no me atrevo a negarlo. Pero me cuento que para mí es importante la reciprocidad. Puede que sea autojustificación como la fábla de la zorra y las uvas.
        Y sí, de acuerdo en que una "buena" acción es ejercicio de poder (creo que Nietzsche señalaba criticaba esto).
        Como contraejemplo propio: Intermón-Oxfam tiene una tienda en mi ciudad donde sé que la gente está de voluntaria, y me gusta, trato de adquirir cosas de comercio justo allí. (Quizá es el mismo ejercicio vanidoso).
        A riesgo de salir del tema, en general, sí me preocupa la reciprocidad (un tema con el que llevo medio año es, qué pasaría si Trump dijera que quiere poner vallas en Ceuta y Melilla... y sabiendo que probable o seguramente me beneficio de estas barbaridades que hacemos o dejamos hacer, me siguen pareciendo barbaridades).

        • Gracias por aceptar mi comentario con deportividad 🙂
          En todo caso, ¿por qué el hecho de cobrar como voluntario elimina el mecanismo de reciprocidad? A fin de cuentas, ellos le facilitan el que usted se sienta bien con su donación. O, mirándolo al revés, ¿por qué el hecho de cobrar nos repele pero en cambio, no juzgamos al voluntario que no cobra, quien es posible que lo haga porque también obtiene algo a cambio, quizá más valioso que un salario para él, que es la sensación de sentirse útil y generoso?

          • MM no sé, sobre la marcha: parece que si alguien cobra es que no le gusta (al menos no totalmente) lo que hace y le tienen que compensar (en tiempos se hablaba de desutilidad por el esfuerzo). Y también, porque queda menos para el mandato de la ONG.
            En cualquier caso, sí es interesante autoanalizarse.

  • Hola. No puedo resistir mencionar un episodio de Curb your enthusiasm en el que el protagonista, Larry David, hace una generosa donación a una organización ecologista. Desgraciadamente para él, todo el reconocimiento se lo acaba llevando Ted Danson que, a diferencia de Larry, hace una donación "anónima", con lo cual consigue además empañar la imagen de L.D. ya que al desvelarse que hay un donante anónimo su donación -por comparación- no parece no del todo desinteresada. Al final acaba lamentando que nadie le dijo que podía hacer una donación anónima y contarlo a todo el mundo. 🙂

    https://www.youtube.com/watch?v=De90ozOOquY

  • El Ayuntamiento de Valencia retiró su ayuda al Banco de Alimentos. Al parecer era un robo que hubiese ahí alguien con un sueldo de 2200€ brutos al mes.
    Total, el aporte de 85000€ del ayuntamiento y la cesión de la sede retirados. El banco de alimentos de Valencia atiende a más de 40000 personas al año (según sus propios datos).

    http://www.abc.es/espana/comunidad-valenciana/abci-ribo-liquida-convenio-banco-alimentos-sin-informes-tecnicos-justifiquen-201605041635_noticia.html

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