Hacia una Unión Económica y Monetaria profunda y auténtica (I): Por un contrato de trabajo europeo

Bajo el seudónimo Juan de Mercado, que --como saben nuestros lectores-- representa a un conjunto de colaboradores, hoy se trata el futuro de la UEM.

La Comisión Europea (CE) adoptó el pasado 28 de noviembre un Plan director para una Unión Económica y Monetaria profunda y auténtica, con el que pretende demostrar que los europeos “estamos dispuestos a permanecer unidos y avanzar con decisión para reforzar la arquitectura de los ámbitos financiero, presupuestario, económico y político que sustenta la estabilidad del euro y nuestra Unión en su conjunto” (sic). El objetivo final es conseguir que “todas las decisiones importantes de los estados miembros en materia económica y fiscal sean objeto de un proceso más intenso de coordinación, refrendo y control a escala europea” (el comunicado de prensa, en castellano, aquí; el documento en cuestión, en inglés, aquí).

El documento detalla un conjunto de medidas a corto plazo (de seis a dieciocho meses), medio (de dieciocho a cinco años) y largo (más allá de cinco años), de distinta índole y de aplicación en diversos ámbitos, algunas de implementación inmediata, otras que requieren un cambio en los Tratados Europeos. Es la contribución de la CE al “informe de los cuatro presidentes” sobre los próximos pasos hacia la unión económica y monetaria. El presidente del Consejo Europeo, en coordinación con el presidente de la CE, el presidente del Banco Central Europeo y el presidente del Eurogrupo, prepararon la versión final de este informe, que se debatió en el Consejo Europeo de los días 13 y 14 de diciembre. El documento dará a muchas reflexiones y comentarios sobre cuestiones, tales como la unión bancaria o la unión fiscal, ya abordadas anteriormente en NEG (y que sus editores y otros colaboradores seguramente retomarán en el futuro).

En esta entrada solo quiero realizar un comentario breve sobre una de las medidas concretas contempladas en el corto plazo: la coordinación ex ante de las principales reformas y la creación de un instrumento de convergencia y competitividad. A este respecto, la CE considera que la falta de reformas estructurales ha agravado los problemas de competitividad de algunos países miembros y contempla la creación de un instrumento para apoyar más y, supuestamente, mejores reformas. La forma que adoptaría sería un contrato entre la CE y los estados miembros, impuesto sobre aquellos estados que estuvieran bajo el procedimiento de déficit excesivo y planes de acción correctora, que incluiría recomendaciones para fomentar la competitividad. La CE aportaría apoyo financiero a la implementación de las reformas estructurales para contrarrestar las barreras políticas que pudieran existir.

Aún a falta de definir los instrumentos contractuales y financieros asociados a este nuevo mecanismo de convergencia y competitividad, parece que, una vez más, la CE se equivoca de estrategia en su intento de alcanzar la convergencia económica entre los estados miembros de la UE. En primer lugar, la imposición externa, aún con apoyo financiero, da lugar a reformas más aparentes que reales, como muestran, por ejemplo, las reformas laborales en España del periodo 2010-2011 (según se describe aquí). Además, no siempre desde Bruselas o Frankfurt se reconocen mejor los orígenes de los problemas de competitividad de los países miembros y, en muchas ocasiones, se acaban promoviendo reformas “desorientadas”, como prueba la experiencia en Grecia y en Portugal. En segundo lugar, dada la situación fiscal de la UEM y la falta de aceptación política de nuevos mecanismos de transferencias entre los estados miembros de la UEM, es de esperar que la dotación financiera del nuevo mecanismo, aún si se consiguiera, no sería muy abundante. Finalmente, la puesta en funcionamiento de un mecanismo de esta naturaleza se complica por el largo proceso previo de negociación y discusión en varias instancias (entre ellas, las habituales reuniones de madrugada del Eurogrupo).

Si de verdad se quiere un instrumento eficaz de convergencia y competitividad, hay una alternativa muy superior. A grandes rasgos, es la siguiente:

  1. Los problemas de competitividad se originan, fundamentalmente, en el mercado de trabajo. En España, por ejemplo, se deben a su mala configuración institucional, con contratos de trabajo que son manifiestamente mejorables y una negociación colectiva que es disfuncional e incapaz de dotar a las empresas de capacidad de ajuste ante cambios tecnológicos o en su demanda. Una solución inmediata que puede adoptar la CE es proponer un nuevo “contrato de trabajo europeo” con las características que sabemos que contribuyen a aumentar la productividad, la movilidad geográfica y funcional, y la protección social de los trabajadores.
  2. Este contrato de trabajo debería ser indefinido, con indemnizaciones por despido que crezcan muy gradualmente con la antigüedad y con cotizaciones sociales reducidas, pero complementadas con aportaciones a una cuenta individual del trabajador, cuyos fondos recibiría este en caso de despido o, si lo prefiere, en el momento de su jubilación (algo similar a lo que se conoce como fondo austríaco, cuya introducción en España –con costes y beneficios que se analizan aquí- fue una de tantas promesas incumplidas de la reforma laboral de 2010).
  3. Las aportaciones a las cuentas individuales las realizaría la CE, con la financiación adicional que pueda acordarse entre los estados miembros y, sobre todo, reorientando los fondos estructurales hacia la promoción del “contrato de trabajo europeo”. En lugar de financiar infraestructuras costosas e innecesarias y programas de formación ocupacional de eficacia más que dudosa, actividades en las que buena parte de los recursos se han convertido en rentas para los intermediarios involucrados, la CE debería, como dicen los anglosajones, “put its money where its mouth is”. La introducción de un contrato de trabajo bien diseñado sería una contribución mucho más importante y eficaz a la reducción del desempleo y al incremento de la competitividad que nuevas carreteras y aeropuertos innecesarios o cursos de formación ficticios.

Frente a un instrumento de convergencia y competitividad poco definido, introducido por imposición externa y con escaso apoyo financiero, la alternativa es mucho más simple y eficaz. Ataca directamente problemas que originan desempleo y falta de competitividad en los países del Sur de Europa, favorece claramente a los desempleados y a los jóvenes (outsiders), sin que intermediarios o insiders puedan extraer rentas, es de aplicación voluntaria, no requiere nuevas directivas europeas ni negociaciones a altas horas de la madrugada, y utiliza de forma mucho más efectiva recursos financieros escasos. ¿Alguien da más?

Hay 21 comentarios
  • Muchas gracias "Juan", parece una muy buena propuesta lo que desconozco completamente es su factibilidad política. Por otro lado no se si como reforma laboral europea se queda corta, principalmente porque aunque el tipo de contrato sea importante en el nivel de productividad, no parece tener tanto peso en el nivel de empleo, donde los convenios salariales juegan una baza mayor, ¿o me equivoco?.

    Saludos.

  • Pero si el objetivo es tener una zona monetaria óptima (que intuyo por el título) el problema principal es la barrera cultural a la migración. Derribar barreras legales es un paso. Pero, para que haya flujo abundante de mano de obra entre países, es decir, que cuando un irlandés, o español o italiano busquen trabajo o residencia lo hagan en Europa, habría que eliminar barreras lingüísticas. Es decir, que por una diferencia salarial del 5 % uno se vaya a la otra esquina de Europa.

    Y ¿están algunos dispuestos a aceptarlo? La sociedad debe debatir con madurez si quiere o no esto. ¿Estamos dispuestos a salir a la calle y que en español no nos vendan ni el pan? Yo sí. Y no quiero pensar en quienes practican inmersiones lingüísticas: ¿aceptarán vivir rodeados de franceses, griegos, portugueses y que el catalán sirva para el pueblo, viejos amigos, y poco más?

    • Dudo que compraras el pan en un sitio donde solo te hablen el árabe. A mi personalmente me hace mucha gracia responder unas palabras en urdu a algunos "paquis", aunque solo sea por verles la cara y mirarse entre ellos por ver si han dicho algún inconveniente; pero solo eso. Lo que nunca aceptaría es que el paquistaní de un restaurante no se me dirija en castellano (ya ves... lo del catalán se lo perdono).
      Pero en el caso de entrar en una empresa importante ya no debería haber problema. Tengo una amiga bióloga que ahora trabaja en Alemania y solo sabe inglés (allí pocos lo desconocen). Ahora bien... imaginemos que un físico alemán viene a trabajar a España y solo sabe el inglés. Eso es diferente, porque... ¿cuántos empresarios o trabajadores conocen este idioma?

      • Pero si empezamos una inmersión lingüística en inglés, en diez años tendremos un mercado laboral móvil. Aunque hoy no es concebible entrar en una tienda y que nos atiendan en inglés, ¿por qué no en el futuro? Porque la alternativa es romper el euro, y dar al traste con el proyecto europeo.

        Además, un territorio grande con una lengua común aporta ventajas insuperables los negocios de alta escalabilidad, aquellos donde uno hace una inversión incial y las divide entre las ventas. Como los diseños industriales o el cine. Una producta americana puede pagar cantidades astronómicas a Eva Longoria porque ese precio dividido entre cientos de millones de teleespectadores es pequeñito. Así, estas productoras o las empresas tecnológicas pueden contratar a los mejores talentos. Lo mismo que algunas universides con cursos vía Internet Coursera o edx.com, como nos recordó Luis Garicano. Un idioma común nos permitiría tener una industria de cine robusta sin necesidad de subvenciones que alientan el clientelismo y la mediocridad.

    • En la parte de la península donde vivo yo (pista: es un sitio donde las escuelas hacen inmersión lingüística en catalán), una gran parte de la fuerza de trabajo ya es internacional, y esto lo he observado en todo tipo de puestos de trabajo, tanto altamente cualificados como no cualificados. Las supuestas barreras lingüísticas supongo que a la hora de la verdad afectan a unos más que a otros, porque que hay trabajadores que se mueven a pesar de ellas es un hecho bastante incontrovertible.

      • El idioma es una barrera. Si hay mucha necesidad o beneficio se salta, claro. Pero eso no es una zona monetaria óptima. El mundo del euro es uno en el que si me pagan un 10 % más en París o lo que se hace allí es interesante me voy. Es un mundo donde uno sale a la calle y se encuentra todo tipo de gente. Y si a los catalanes os hace temer por vuestra identidad, pues elegid, pero sin engañaros a vosotros mismos o a los demás. Tener la misma moneda que Alemania sin tener su misma economía lleva al desastre, como le pasó a Argentina cuando se dolarizó o nosotros ahora.

        • Creo que te confundes de conceptos. La zona monetaria óptima es todo el mundo. Por otro lado, si te quieres ir a París porque te pagan un 1% más, eres libre de irte dado que existe libre movilidad de personas en la UE. Si no te quieres ir porque consideras que el francés es una barrera, pues esto es el resultado de una evaluación de costes y beneficios que tu haces. Lo que no acabo de ver es por que crees que es óptimo que los franceses dejen de hablar francés para que a ti la diferencia entre los costes y beneficios de irte a París te salga positiva.

          • La teoría de las zonas monetarias óptimas la elaboró el economista Robert Mundell en los años 60 y recibió por ello el Premio Nobel de Economía. Para que funcione una zona monetaria deben cumplirse estos requisitos:
            - Movilidad de capital y mano de obra. El dinero y las personas deben querer moverse de una zona a otra.
            - Flexiblidad de precios y salarios, para que puedan subir y bajar
            - Ciclos económicos similares.
            - Transferencias fiscales.

            La razón es que sin esas condiciones, cada país tiene sus propios ciclos económicos, y entonces no hay una política monetaria buena para todos: unos (Alemania) necesitan una política restrictiva, mientras que otros (España) necesitan que el Banco Central Europeo compre bonos. Tener una moneda común es entonces un chaleco asfixiante. Recuerda al error del patrón oro. Es como poner a un edificio una calefacción central con la misma potencia cuando hay partes que se asfixian de calor mientras otras tiritan de frío. O todas las habitaciones están bien comunicadas, o eso no puede funcionar.

            • Mundell es un monetarista y su teoría hay que entenderla en el contexto de las políticas monetarias intervencionistas. En el caso de la UE, el mandato del BCE es mantener los precios estables y no hacer supuestas políticas pro- o anti-cíclicas. En cualquier caso, Mundell no dice que capital y trabajo deben *querer* moverse. Lo que dice es que deben *poder* moverse, que es una condición que ya se cumple dentro de la Zona Euro. Si se quieren mover o no dependerá de si, dados unos precios y salarios, los propietarios del capital y los trabajadores obtienen un beneficio neto positivo como resultado de moverse a otro sitio, lo cual en el caso de los trabajadores dependerá, a su vez, de sus preferencias individuales. En ningún caso se desprende que es óptimo eliminar "barreras culturales".

            • Entonces, para que el mayor número posible de "los propietarios del capital y los trabajadores obtienen un beneficio neto positivo como resultado de moverse a otro sitio", hay que minimizar todas las barreras. Cada barrera que eliminemos es aumentar esos flujos.

              Pretender que se puede tener una moneda común con ciclos económicos diferentes es equivocado. Es como pretender recuperar el disparate del patrón oro, que sólo tras ser abandonado pudo EEUU salir de la crisis del 1929. Intentar mantener el rigor monetario creó hambre y miseria en Europa, facilitando que Hitler llegara al poder y fuera recibido como un héroe en Austria.

            • Te equivocas. Primero, que se produzca el mayor número posible de movimientos de no es ningún criterio de optimalidad. Segundo, las diferencias culturales no son una barrera per se. Son una barrera para un tipo de personas y un incentivo para otro tipo de personas y neutrales para otros. ¿O no has oído nunca la expresión "tengo ganas de conocer otras culturas"? El error es calificar de "barrera" algo que sólo lo es de acuerdo con tus preferencias individuales. Tercero, otro factor que influye en la asignación del factor trabajo es el clima. Entonces, ¿también crees que a la hora de determinar una zona monetaria óptima se debe tener en cuenta la climatología? 🙂

  • Es de justicia decir que lo que propone Juan de Mercado es necesario, la unificación laboral jurídica es imprescindible para poner fácil a las empresas europeas a abrir fábricas.

  • Creo que me pierdo algo del argumento. Está la premisa de que establezcamos un contrato de trabajo único y bastante flexible en toda la UE. La conclusión que a mí me gustaría ver es que el tejido industrial de España se parecería más al de Alemania que ahora: pero no veo si la propuesta implica que en España se van a abrir fábricas de BMW, o que en Alemania se van a montar más Metrovacesas, o alguna otra cosa por el estilo

  • Nuestra clase empresarial convertiría el contrato indefinido con despido gradual, en eventual para ahorrarse costos laborales; y los primeros en hacerlo serían las administraciones. Y, por supuesto, a los gerentes que lo consiguieran se les entregaría bonificaciones en relación a los "resultados". Eso, perdóname, lo sabemos todos.

    Si Europa da dinero directamente al fondo del trabajador, ¿de qué vivirán los políticos y sus amigos? Tendrán que trabajar o pensar para buscar nuevos sistemas de traspaso de riqueza. Por ejemplo: con impuestos sobre ese dinero o robándolo directamente, con una legislación para desviarlo hacia la banca; lo que nos llevaría a lo mismo, unos trabajadores muy mal pagados y una clase dirigente ociosa y aristocrática viviendo de ellos. Quizá sea por eso, que exista tanta reticencia a ejecutar un nuevo sistema más justo y cabal.
    La clase dirigente del sur de Europa no puede permitirse demasiadas modernidades, necesita tocar el dinero y distribuirlo a su manera; y, por supuesto, seguir cobrando por lo que mejor se le da.

    Siempre hablamos del sur de Europa, de su falta de competitividad, de reformas estructurales; pero nadie explica por qué el sur de Europa y dónde demonios está la diferencia, si allí se trabaja igual o más y hay más gente con carrera. Me pregunto por qué nadie habla de lo que más nos diferencia y qué puede hacerse para remediarlo.
    Para solucionar el problema, primero hay que eliminar al que lo provoca. De eso no te quepa ninguna duda.

    • pau, todo lo contrario, al eliminar incertidumbres regulatorias facilitamos que BMW (o a quien le dé la gana) venga a España, haciendo que sea rentable con menores diferencias salariales. Entonces, los trabajadores tendrán más opciones para elegir. Y los empresarios también podrán ser despedidos: si se pone a su lado un finlandés que con mejor tecnología consigue producir más barato pagando mejor.

      Un saludo.

  • Lo que no acabo de entender, con perdón, es lo de "es de aplicación voluntaria". ¿Para quién? Si es para los países España seguro que NO lo aplicaría. Ahorraríamos burocracia (eso jamas!) y sindicatos y abogados se pondrían muy contentos.

  • Aunque este Contrato único europeo sea muy muy flexible, esto significa que se debe negociar a escala europea las condiciones laborales de todos a la vez. No es esto un macro convenio colectivo? Cuanto tiempo tardaríamos en modificarlo? Como afectaría esto al mercado? Claramente, esta propuesta es económicamente absurda ya que sólo funcionaría asumiendo que existe un set de condiciones laborales óptimas constantes en el espacio y el tiempo. Y esto sin tener en cuenta que políticamente sería aún más difícil de mantener, pues en la UE acabarían habiendo mayorías que irían modificando las condiciones laborales afectando asímetricamente los países de la Unión. No són precisamente estos los fallos de la negociación colectiva?

    Porque si no lo son es aún más absurdo plantear un contrato europeo para solcuionar los problemas del mercado laboral de los países que no quieren governarse seriamente, pues estos acabarían levantando legislación pròpia para mantener su status quo.

    Porque al fin y al cabo, el problema de fondo es que si un país quiere avanzar debe hacer sus propias reformas y encontrar su modelo, como bien dice el autor. Imponerlo desde Bruselas puede ayudar, pero no arregla nada. Y la solución no es obvia, pero es desalentador ver que España está llena de gente que aún cree que dejar de decidir sobre sus problemas es la mejor manera de solucionar sus problemas, dentro o fuera de España.

  • Muchas gracias por los comentarios. En algunos de ellos se expresan dudas acerca de la viabilidad política de esta propuesta, que en ningún caso debería interpretarse como una petición de unificación de la legislación laboral en todos los paises de la UME. Se trata de algo bastante mas simple. Es un nuevo intento de superar el sistema absurdo de contratos de trabajo de algunos de ellos, diseñado por juristas con poco conocimiento de la realidad económica para beneficio  de insiders (grandes empresas y trabajadores protegidos por sindicatos) y al servicio de políticos capturados por tales grupos. Si el nuevo contrato se diseñara bien, dominaría a los existentes. Y si no se quisiera aceptar, no se recibirían los fondos europeos. Así de simple.
    (Disculpas por la falta de tildes que el teclado español de mi IPad no sabe como poner)

    Enviado desde mi iPad

  • Las propuestas de Juan de Mercado suelen ser endógenes y respetuosas con el contexto. Voy a a atenerme por tanto a la frase en la que Samuel centra su comentario pero vista desde la perspectiva de un obsevador externo.

    "La coordinación ex ante de las principales reformas y la creación de un instrumento de convergencia y competitividad".

    Esto supone que el "actor político", la UE, está intentando mantener el control, la supervisión y el poder aprobatorio sobre medidas de competitividad. Cuando tu jefe,. banquero y subvencionador te dice "voy a coordinarte" te está diciendo mucho. Un factor esencial de cualquier estrategia competitiva es que tus acciones no deben ser fácilmente previsibles ni predecibles.

    En segundo lugar "Instrumento de Convergencia".
    Entiendo que los que están fatal traten de acercarse a los mejores pero este camino siempre tiene efectos en los mejores, los degrada y "los Converge" hacia la media. Es políticamente correcto pero estratégicamente erróneo.

    En tercer lugar "Competitividad".
    Resulta que el 70% del coste de cualquier actividad productiva en la UE es coste fiscal que sigue creciendo y tenemos que imaginar formas de ser competitivos con el mísero 30% sobre el cual apenas tenemos capacidad de decisión porque está regulado y supervisado hasta que caes en la cuenta de que no vale la pena.

    En cuarto lugar ¿Si todos hacemos lo mismo y lo hacemos a la perfección a dónde llegamos si esto de la competitividad es un juego de "I win you lose"?

    Buenos días

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