Aversión económica y gestación subrogada

de Carmelo Rodríguez-Álvarez y Luis Puch

Algunas transacciones generan aversión cuando se asocian a un intercambio de dinero. No es extraño mostrar rechazo si alguien se acerca a intentar comprarnos el voto, y más rechazo aún si vienen a ofrecernos dinero por uno de nuestros riñones. Estos ejemplos ilustran por qué en muchas sociedades, ciertas transacciones voluntarias no están permitidas por la ley, o encuentran para su desarrollo fuertes obstáculos normativos. El Premio Nobel de Economía Alvin Roth (“Repugnance as a Constraint in Markets”, Journal of Economic Perspectives 2007, aquí, y en su libro reciente “Who gets what and Why?”) agrupa en tres bloques la aversión económica a aceptar la mercantilización de ciertas transacciones:

Cosificación. El rechazo a poner precio a ciertos intercambios para evitar que se vuelvan impersonales, y con ello pierdan su valor moral. La amistad o la solidaridad suponen intercambios a los que no deseamos poner precio.

Coerción y explotación. La existencia de pagos monetarios importantes puede resultar en “ofertas que no se pueden rechazar” para individuos con restricciones financieras. En situaciones extremas, podrían resultar en la explotación de personas a las que deberíamos proteger.

Perdida de altruismo. La monetización de algunas transacciones generaría una sociedad cínica poco dispuesta a actuar desinteresadamente. Se puede interpretar que cierta mercantilización supone una tragedia de los comunes. Si se accede por principio a satisfacer el bienestar individual inmediato, se puede reducir el valor del bien común que es el Estado de derecho.

La gestación (maternidad) subrogada o gestación por sustitución, es decir, la práctica por la que una mujer gesta y pare un hijo cuya patria potestad cede después a otras personas, pertenece al ámbito que acabamos de describir. La descripción involucra aspectos éticos, jurídicos e incluso médicos que en muchos sitios se han tratado con rigor (por ejemplo: Observatorio Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona aquí, y blog Derecho Mercantil Prof. Jesús Alfaro aquí, y más extensamente por el Comité de Bioética de España aquí). Nuestro objetivo con este post es sugerir algunas reflexiones que como economistas podemos aportar a la cuestión.

La gestación subrogada: un poco de perspectiva

La gestación subrogada permite el acceso a la paternidad a personas que biológicamente no pueden tener hijos o que no desean tener hijos biológicos. Muchas son las diferencias entre esta práctica y los procesos de adopción, también en las cuestiones éticas. Volveremos sobre ello. Sin embargo, un aspecto clave es que los avances en las técnicas de reproducción asistida permiten que, mediante la subrogación, se contrate “la cadena de suministro completa” para producir un nacimiento, rompiendo con ello el vínculo genético (que no otros) entre la madre gestante y el recién nacido. Resulta difícil saber si esta circunstancia contribuye a mitigar la aversión económica o si al contrario la intensifica.

En España, la  Ley 14/2006, de 26 de mayo, de Técnicas de Reproducción Humana Asistida (aquí) declara nulos de pleno derecho los contratos de esta naturaleza. Sin embargo, la Dirección General de los Registros y el Notariado dictó una Instrucción en 2010 (aquí) mediante la cual se permite la inscripción en nuestro país de la filiación derivada de un convenio de gestación subrogada celebrado en el extranjero. Ante las dificultades de algunas parejas para registrar como sus hijos a niños gestados en otros países donde sí es legal (aquí y aquí), algunas asociaciones han solicitado una regulación más permisiva y esta demanda ha encontrado eco en los medios y en alguno de los principales partidos políticos.

La regulación de la subrogación es un fenómeno reciente que sigue con retraso el desarrollo de las técnicas de fecundación in vitro, y la evolución de las prácticas internacionales al respecto. Desde 1985, 35 países han regulado la práctica. En 15 países la subrogación es ilegal como en España, 10 países la consideran legal pero no admiten compensación económica a la gestante (gestación altruista), y en sólo 10 (Israel, India, EEUU y 7 países que formaron parte de la URSS) la compensación a la gestante está permitida (gestación comercial). En el resto del mundo, aunque no está prohibida, los posibles acuerdos entre una gestante y los receptores no son jurídicamente vinculantes.

En los países en los que la gestación comercial es admitida, la legislación es diversa. Por ejemplo, en  EEUU la gestación comercial es ilegal sólo en cuatro Estados de la Unión  (aunque en Nueva York se plantea su legalización a corto plazo, aquí), pero muchos incluyen fuertes restricciones en el proceso de subrogación similares a las del proceso de adopción. Otros estados (California) optan por la introducción en el contrato de cláusulas con condiciones sobre la gestante y las posibles penalizaciones.

La posibilidad de acceder a contratos internacionales dificulta la atención a consideraciones morales localmente. Para el caso de España existen datos de opinión sobre el apoyo a la gestación subrogada, pero deben ser interpretados con cautela ya que las encuestas disponibles no distinguen en sus preguntas entre las múltiples facetas de la cuestión. Según el Estudio del CIS sobre Opiniones y Actitudes sobre la Familia de 2014 (aquí, Pregunta 18), el 90 por ciento de los encuestados se manifestaba a favor de la utilización de tratamientos de reproducción asistida para parejas heterosexuales. Sin embargo, sólo el 50 por ciento de los encuestados se mostraban a favor de la gestación subrogada para hombres solos o parejas gays. De acuerdo con encuestas más recientes (y de representatividad dudosa) realizadas a menudo para medios de comunicación (por ejemplo aquí), sólo el 12 por ciento de los encuestados se manifestaba a favor de la completa liberalización, y el 70 por ciento se manifiesta a favor de su regulación, pero entendiendo que la práctica debe ser limitada y tutelada por el Estado. Que sólo el 50 por ciento lo considere aceptable para parejas homosexuales sugiere que una buena motivación para la regulación ordenada es la equiparación entre parejas homosexuales y heterosexuales.

Instituciones, Mercados, y Condicionantes Morales

Un análisis simplista de la gestación subrogada partiría de que, si el contrato de subrogación es libre y voluntario, por preferencia revelada la transacción será beneficiosa para la gestante (que obtiene la compensación) y para los receptores. De acuerdo con ese análisis simplista, el Estado no debería más que reconocer la práctica y asegurar en lo posible que las transacciones se realicen en un entorno seguro, competitivo y, si fuese posible, con el mínimo de fricciones (costes de búsqueda y litigación para gestantes y receptores). Sin embargo, las limitaciones que observamos en la práctica en la mayor parte de los países nos indican que la factibilidad técnica y la libre voluntad de los individuos interesados no son los únicos factores relevantes a la hora de definir el papel del Estado. La opinión de los ciudadanos respecto a la maternidad por sustitución tiene un alto componente de moralidad y ética. Como indica el Prof. Roth, estas objeciones son restricciones que deben ser tenidas en cuenta en el diseño de la legislación que la regula. La aversión económica a la gestación subrogada también refleja las preferencias de los miembros de una comunidad sobre el tipo de sociedad en la que viven (aquí, The Economist). No podemos olvidar que el sistema jurídico (y por tanto la regulación de la subrogación) es un bien público y genera bienestar a los ciudadanos. Un Estado que regularice prácticas motivado sólo por cuestiones de beneficio individual, olvidando consideraciones de solidaridad o igualdad, podría considerarse menos deseable para los ciudadanos, aunque no se vean involucrados en estas prácticas. Lo mismo ocurre si se prohibiese a partir exclusivamente de consideraciones morales.

En definitiva, a la hora de evaluar la posición de cualquiera de nosotros como miembros de la sociedad sobre la legalización o no de la maternidad por sustitución, además de los argumentos a favor de las ganancias de bienestar para los individuos directamente implicados, las consideraciones morales y su valoración han de ser tenidas en cuenta. Éstas pueden depender de muchos factores, que además son susceptibles de cambiar a lo largo del tiempo (aquí). Se puede argumentar que las ganancias directas están repartidas entre gestante y receptores. Sin embargo, las reticencias que hemos discutido (cosificación, explotación, pérdida de solidaridad, entre otras) implican que los costes de la práctica recaen desproporcionadamente sobre las gestantes, que en este caso son las más vulnerables. No deberíamos olvidar tampoco los efectos (de equilibrio general) que la regularización podría tener en otros ámbitos de la maternidad y paternidad como por ejemplo en los Sistemas de Adopción y Acogida de menores. Por otro lado, la legalización de ciertas prácticas abre la puerta a otros debates peligrosos: compra-venta de órganos, compra-venta de bebés, y mejor no seguir.

Por supuesto, también existen consideraciones morales a favor de la gestación subrogada. En la actualidad las parejas que pueden acceder a la gestación subrogada internacional son relativamente ricas y los costes a menudo recaen en gestantes pobres de otros países. La regulación ordenada permitiría el acceso a grupos de renta más amplios. Por otro lado, la regulación es relevante para las parejas homosexuales (especialmente para las parejas gays) que se enfrentan a un acceso más limitado a los sistemas de adopción o gestación comercial internacionales. La regulación generaría efectos positivos de equiparación con las parejas heterosexuales. Finalmente, por supuesto, cómo siempre en las cuestiones de fertilidad endógena, también tenemos incorporar en estas consideraciones el bienestar del recién nacido.

Algunas Propuestas

La regulación de la gestación subrogada debería determinar claramente qué condiciones de los contratos son admisibles y cuáles no. El problema que surge es, ¿cómo se fija el límite? Es muy difícil escribir contratos contingentes (aquí). No es posible legislar expresamente sobre todas las posibles condiciones y cláusulas que se podrían contemplar entre la gestante y los receptores. La experiencia en muchos otros ámbitos de regulación nos enseña que una vez se aceptan expresamente algunas condiciones, es prácticamente inevitable que condiciones ligeramente menos restrictivas, inicialmente no contempladas, sean incorporadas a la legalidad. Es decir, el intento de regular todos los aspectos de la gestación subrogada para evitar los problemas éticos que hemos planteado puede acabar conduciendo de facto al fracaso de la regulación y a la completa liberalización que pretendíamos evitar.

Ante este problema, la posible legalización de la gestación subrogada en España (al margen de los convenios respecto a lo practicado en el extranjero) debería plantearse siempre como un proceso incremental y gradual, intermediado por el Estado. Aunque la gestación comercial parece muy lejana y problemática, la legalización de la gestación altruista podría parecer un primer paso razonable, ya que las reticencias morales a la mercantilización no estarían presentes. De hecho, se podría seguir el ejemplo de los programas de donación renal con donante vivo de la Organización Nacional de Trasplantes (aquí y aquí). En este programa los pacientes de Enfermedad Renal Terminal reciben un riñón compatible de algún familiar o amigo próximo (o incluso por donantes anónimos puramente altruistas) evitando el proceso de diálisis y reduciendo el período en lista de espera para todos los pacientes. (En el 10% en España de los casi 4000 trasplantes de riñón que se realizan provienen de donantes vivos). En este sentido, partiendo del marco de los Sistemas de Adopción y Acogida, y en el ámbito de nuestro Sistema de Salud, consideramos que la gestación altruista podría incorporarse como una práctica complementaria a la adopción. Conviene tener presente que la realización “ex-post” de la adopción facilita la tutela del Estado y reduce la contingencia (frente a la naturaleza “ex-ante” de la subrogación). Por tanto, equiparar la gestación altruista a la adopción  no necesitaría realizar cambios legislativos sustanciales (aquí), aunque sí haría necesario establecer programas públicos específicos  de seguimiento de la subrogación:

i) La gratuidad y universalidad del sistema español de Salud permitiría evitar los pagos monetarios encubiertos como gastos de tratamiento. La falta de compensación monetaria puede que no genere incentivos suficientes para la aparición de gestantes altruistas que satisfagan las necesidades de los receptores. Por tanto, la gestión debería ser supervisada para garantizar la igualdad de acceso de las parejas receptoras (hetero/ homo) a las gestantes altruistas.

ii) Las gestantes tanto las que tengan motivación altruista legítima como aquellas interesadas en gestar para un familiar o conocido próximo deberían ser sometidas a análisis psicológicos similares a los donantes de riñón, para garantizar la ausencia de coerción (o transferencias monetarias). Como en el caso de la donación de riñón, y al tratarse de procesos en los que la urgencia médica no es relevante se podrían introducir cooling periods que retrasarían el proceso para posibilitar la renuncia en el proceso de gestación.

iii) El proceso de gestación altruista debería equipararse al proceso de adopción y con los mismos criterios de tutela judicial, en el que el estado (Sistema de Adopción) serviría de garante ante la posible renuncia en el proceso de los potenciales receptores.

iv) La aceptación de la gestación altruista con el control judicial similar al proceso de adopción permitiría también servir de referente para considerar los criterios de aceptación de los procesos realizados en el extranjero, sin duda el margen más abierto de todos los que hemos mencionado.

En definitiva, sea porque son simples restricciones que debe tener en cuenta el legislador, o bien porque están dotadas de valor para los miembros de la sociedad, las consideraciones morales y éticas inherentes a la gestación subrogada son relevantes y deben ser tenidas en cuenta en la regulación de la práctica. Una transición hacia la regulación de la gestación altruista dentro del Sistema de Salud y asimilándola a los procesos de adopción, parece un primer paso razonable para un debate que tome en cuenta seriamente el problema de aversión económica y no sólo el interés de los directamente involucrados.

  • Carmelo Rodríguez-Álvarez. Doctor Universitat Autònoma de Barcelona. Profesor Titular Universidad, Universidad Complutense de Madrid e Investigador de ICAE. Su investigación se centra en Elección Social y Diseño de Mercados.
Hay 45 comentarios
  • Leo el post justo después de leer la reseña del libro de Sam Bowles "The Moral Economy" escrita por Rachel Kranton en la nueva edición de JEL
    https://www.aeaweb.org/articles?id=10.1257/jel.20171463

    En los últimos 30 y tantos años hemos visto intentos de revisar el supuesto básico sobre la conducta humana usado en el análisis económico neoclásico para tomar en cuenta "otros" aspectos de nuestra conducta. Estos intentos tienen como objetivo contribuir al análisis económico en cuanto ingeniería social y suponen que el fracaso de los economistas en la ingeniería social se debe a que ignoran aspectos relevantes en las respuestas de los afectados por decisiones privadas y públicas. Si hubieran leido "Knowledge and Decisions" de Tom Sowell cuando fue publicado en 1980, no se hubieran sorprendido. Jamás la ciencia será suficiente para la toma de decisiones, especialmente cuando se trata de decisiones directamente relacionadas con las conductas de otros.

    Al cuento de los nudges basado en deficiencias cognitivas y sesgos injustificados, ahora se agrega un cuento basado en deficiencias morales. Sí, somos deficientes en muchos aspectos, pero nadie escapa a esas deficiencias, incluyendo a quienes toman decisiones y a sus asesores. Si queremos hacer teoría tendremos que elegir qué aspectos ignoramos, pero si queremos hacer ingeniería tendremos que tener muy claro que aspectos no podemos ignorar, algo sobre lo cual muchos otros, no economistas, se han preocupado seriamente.

    • Muchas gracias por tu comentario y la más que pertinente referencia.

      Este es precisamente nuestro punto en el post, las consideraciones morales ya sea vía restricciones
      o vía preferencias tienen relevancia en la toma de decisiones públicas.

      Por otro lado desde los años 80 y 90, con los trabajos pioneros de Alvin Roth en la asignación de médicos residentes a hospitales, la aproximación a los problemas de Diseño de Mercados es la que sugieres. Primero proponer un modelo analítico (elegante, simplificado) del que obtener conclusiones generales. Luego, como haría un ingeniero, confrontarlo con la realidad y proponer, tras simulaciones y análisis cuantitativo, las modificaciones que funcionarían en la realidad.

      "The Economist as Engineer: Game Theory, Experimentation, and Computation as Tools for Design Economics"
      Alvin Roth, Econometrica (2002). (Fischer-Schultz Lecture 1999)

      https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/1468-0262.00335

      • Seguramente hay algún debate anterior pero el primero que recuerdo fue sobre la donación de sangre en reacción a la posición de Richard Titmuss; ver
        https://econweb.ucsd.edu/~jandreon/PhilanthropyAndFundraising/Volume%202/32%20Mellstrom%20Johannesson%202011.pdf
        Entiendo que el debate sobre la donación de sangre ha seguido hasta hoy día.

        Pero más allá de ese debate y delo que pueda haber investigado A. Roth, la pretensión de ser ingeniero social desconociendo el debate sobre la inalienabilidad de la propiedad es un error no forzado. En 1972, la publicación de "Property Rules, Liability Rules and Inalienability: One View of the Cathedral" por Guido Calabresi y A. Douglas Malamed fue el punto de partida para el análisis económico del derecho de propiedad, motivando a muchos con formación jurídica y económica a profundizar el estudio del derecho de propiedad para el ejercicio de la ingenería social. Sin formación jurídica seria, un economista difícilmente pueda ser un buen ingeniero social (y esto incluye a los ingenieros sociales en temas macroeconómicos).

        • Efectivamente, el debate en el campo de la donación de sangre continúa. La evidencia ahora es más relevante que el experimento de laboratorio de Mellstrom y Johanesson en JEEA 2008. Hay experimentos naturales y trabajo de campo con recompensas no monetarias, que parecen indicar que (pequeños) incentivos sí aumentan (no mucho) las donaciones. Por ejemplo, puedes ver:
          Macis, Lacetera, y Slonim (American Economic Journal: Economic Policy 2012)
          https://www.dropbox.com/s/w24387yet2fqax4/LMS_AEJpol.pdf?dl=0
          Macis, Lacetera, y Slonim (Science 340, 2013)
          https://www.dropbox.com/s/xfxo6u3e3d1n3n3/Science-2013-Lacetera-Macis-Slonim-927-8.pdf?dl=0

          Como habrás comprobado, sin tener ninguna intención de ejercer de ingenieros sociales, en el primer párrafo de nuestra sección de propuestas alertamos de las dificultades que surgen a la hora de definir derechos vía regulación, es decir, el problema de los contratos incompletos. (Ver contestación a Antonia Díaz más abajo). En este punto, nuestras propuestas no se alejan de las realizadas por reputados especialistas en el campo del Derecho que también señalamos.

          En todo caso, mi experiencia me ha enseñado que ser un experto jurista no implica entender para nada qué es un contrato incompleto.

          Muchas gracias

          • Gracias por las referencias sobre donación de sangre.

            Quizás mi interpretación es errónea, pero el post es un ejercicio de ingenería social. Se plantea que hay un problema y se avanzan ideas para su solución.

            En cuanto a contratos incompletos, le recuerdo que es un término del análisis económico porque para los juristas todos los contratos son incompletos. Si bien su origien está en información imperfecta (motivo del Nobel a Akerloff, Spence y Stiglitz) yo lo asocio más a las relaciones contractuales de largo plazo planteadas por Oliver Williamson (motivo de su Nobel). En sus versiones más "dinámicas" (ver trabajos de Yuliy Sannikow, motivo de su JBClark medal) está claro que "nada tiene que ver" con los muchos volúmenes escritos por juristas especializados en obligaciones contractuales (entre esos volúmenes siempre consulto "Principios Fundamentales de los Contratosl" de Juan Carlos Rezzónico y estoy seguro que en España hay algún autor que ha escrito sobre esos principios). Habiendo practicado por años la ingeniería social en contratos financieros (incluyendo endeudamiento público), y por lo tanto trabajado con abogados especializados, uno pronto advierte la complementariedad de las dos disciplinas. Esta complementariedad es destadada en el análisis económico de los contratos, parte del análisis económico del derecho (ver texto de Cooter y Ulen).

  • Un artículo muy interesante.

    Me ha llamado la atención el párrafo que cito a continuación, donde sustituyo "gestación subrogada" por "aborto". Me resulta un argumento interesante para la discusión, que no suele introducirse en la misma. Por supuesto, aplica a otras discusiones morales también.

    "No podemos olvidar que el sistema jurídico (y por tanto la regulación del aborto) es un bien público y genera bienestar a los ciudadanos. Un Estado que regularice prácticas motivado sólo por cuestiones de beneficio individual, olvidando consideraciones de solidaridad o igualdad, podría considerarse menos deseable para los ciudadanos, aunque no se vean involucrados en estas prácticas. Lo mismo ocurre si se prohibiese a partir exclusivamente de consideraciones morales.

    En definitiva, a la hora de evaluar la posición de cualquiera de nosotros como miembros de la sociedad sobre la legalización o no del aborto, además de los argumentos a favor de las ganancias de bienestar para los individuos directamente implicados, las consideraciones morales y su valoración han de ser tenidas en cuenta"

    • Gracias por el comentario, Eldar.

      En efecto, la interrupción voluntaria del embarazo está regulada en muchos países, y en general, de manera bastante homogénea en los países avanzados. Dicha regulación atiende tanto al bienestar individual de las mujeres como a consideraciones de igualdad y solidaridad, junto a otras consideraciones morales y éticas.

      A menudo también, la práctica está intermediada por el Estado en el marco de su Sistema de Salud, por lo que acceden a ella mujeres en grupos amplios de renta. Sin embargo, incluso en casos de cobertura pública del aborto, ocurre a menudo que quedan excluidas mujeres a las que se querría proteger. De hecho, en demasiados lugares, la ausencia de regulación y coberturas adecuadas tienen consecuencias terribles para la salud de muchas mujeres.

      Por tanto, aunque puede haber algunos elementos comunes para el debate, sin duda hay diferencias importantes entre los ámbitos de discusión sobre la regulación de la gestación subrogada y de la interrupción voluntaria del embarazo. Para no extendernos, una revisión del artículo de Elías, Lacetera, Macis y Salardi (AER, 2017), que hemos vinculado en el penúltimo párrafo antes de las propuestas, puede ayudar. Una de esas diferencias importantes está en la tesis principal del post: la mercantilización no es una dimensión relevante para la regulación del aborto, pero sí lo es en el caso de la maternidad por sustitución.

      • Gracias por contestar.

        Mi reflexión viene al hilo de que el principal argumento "pro-life" suele estar ligado al valor absoluto de la vida desde el momento de la gestación. Pero este argumento, digamos, iusnaturalista, podría reforzarse con la idea de que la valoración moral "común" de la sociedad sea que "no queremos vivir en una sociedad en la que se aborte".

        No estoy pensando en España (u otros "países avanzados"), sino en países donde la regulación es más restrictiva, quizás en parte porque sus sociedades lo valoran como algo moralmente negativo.

        En fin, era solo una reflexión al margen; tampoco quiero desviar la atención del tema del artículo.

        Un saludo.

  • Este me parece una contribución excelente para empezar a ordenar el debate en este tema tan espinoso. Yo creo que habría que abundar en dos cuestiones:

    -El Estado regula el proceso de adopción porque el Estado tiene en cuenta el bienestar de todos, también el del bebé ya nacido. El tema es muy difícil al hablar de embriones; que es sobre lo que se hacen los contratos de maternidad subrogada.

    -También creo que debemos reflexionar más en lo que ya decís: se adopta un bebé o niñ@ ya nacid@, cuya madre ha decidido que no quiere hacerse cargo de él, pero la maternidad subrogada establece otro tipo de incentivos sobre las mujeres ex-ante.

    Gracias por vuestra contribución.
    Antonia

    • Muchas gracias Antonia por tus comentarios,

      La cuestión de regular sobre el uso de los embriones hace patente la dificultad de definir contratos completos
      en este ámbito (y también la imposibilidad de redactar una ley que contemple todas las contingencias).
      Estas dificultades se agravan por el aspecto temporal que señalas.

      La propuesta que realizamos, además de eliminar el problema aversión que generan los incentivos monetarios,
      también considera los problemas que puedan surgir por cambios en los incentivos ex-ante, en el interim, y ex-post. La solución a problemas de retractación (de la madre gestante o de los receptores) queda
      enmarcada dentro del programa de adopción de manera clara e inequívoca. Esto no elimina los riesgos para los receptores pero al menos son más evidentes.

  • Viviana Zelizer hace muchos años que trabaja en este tipo de cosas, con gran éxito en audiencias distintas a las de este blog, supongo. Gracias por el link al paper de Roth, lo he leído muy por encima pero creo que entender que en las conclusiones propone que un fenómeno análogo a la "aversión económica" a la hora de diseñar mercados son las "technological barriers". Muy flojo, no?

    • Gracias por tu comentario Daría,
      En términos de modelización, Roth plantea a los tabús o la aversión económica son restricciones que hay que incluir en el modelo y pueden ser análogas a restricciones de factibilidad (o tecnológicas). No es poco.

      El link a The Economist que planteamos abunda en el debate (y si estas restricciones tienen valor en sí mismo, como bien público)

      • Muchas gracias por la respuesta, Carmelo. Se me escapa por completo en qué pueden parecerse las restricciones morales y las tecnológicas. No tengo acceso al artículo de The Economist, pero por los dos párrafos que acabo de leer no parece que dé la respuesta a ese asunto. Estaría genial saber cuál es el fundamento de esta analogía.

        • Daría, los problemas en economía consideran individuos que eligen su mejor alternativa entre un conjunto limitado de opciones. Para cada problema de decisión, las restricciones tecnológicas, institucionales, o morales, determinan cuál es el conjunto de alternativas sobre las que los individuos pueden elegir. En el caso de la subrogación (si no tenemos en cuenta mercados negros o la posibilidad de acceder a mercados internacionales), la existencia de restricciones (legales o) morales que condujeran, por ejemplo, a la prohibición de la subrogación, implicaría que las decisiones que pueden tomar potenciales madres gestantes y receptores sean similares a las existentes en los años 60, antes del desarrollo de las técnicas de fecundación in vitro. Espero que la analogía, ayude.

          • Gracias por la respuesta, Luis. Según lo que dices, entiendo que las restricciones morales tienen en común con las restricciones tecnológicas que son restricciones. Sinceramente, no me parece muy profundo. He vuelto a mirar el paper de Roth y añade algo más: "I’ve argued in this essay that repugnance is similar to technological barriers in this respect: markets that we can envision may nevertheless not be easily achievable". Sigue sin convecerme: de verdad podemos "envisionar" los mercados que crean las nuevas tecnologías? Lo que parece decir Roth es que podemos "envisionar" mercados sin "aversiones económicas", pero eso es precisamente lo que hacen los economistas tradicionalmente, no? El paper de Roth no habla de modelos, aunque por la respuesta de Carmelo se me ocurre que la idea es argumentar que la inclusión de restricciones morales "exógenas" es análoga a la modelización del cambio tecnológico/barreras tecnologícas como variable exógena. Pero creo que modelizar la tecnología como variable exógena no es bien casi nunca, y que en cualquier caso los mecanismos que explican las relaciones entre variables son tan distintos en los casos de la moral y la tecnología que la analogía es muy floja.

            • Los papers en Journal of Economic Perspectives no presentan modelos elaborados y están destinados a audiencias amplias, no especializadas. Muchas veces simplemente proponen un campo que merece la pena explorar.

              Si hablamos de un problema económico, alguien toma decisiones teniendo en cuenta todas las alternativas disponibles y sus posibles consecuencias. Los economistas estamos acostumbrados a trabajar con modelos en los que tenemos que introducir restricciones tecnológicas o presupuestarias (con componente dinámico, más o menos endógenas) que indican qué puedo obtener de mis acciones. A efectos de modelización, las restricciones morales o legales no son diferentes y no pueden ser descartadas.

              Lo que nos dice Roth es que una propuesta de política económica (estrategia de una empresa, en cualquier ámbito) que pretende solucionar un problema puede ser irrealizable por ser ilegal o amoral para los involucrados. No sé si es muy profundo, pero sí es muy relevante, y se olvida frecuentemente.

              Muchas gracias por tus comentarios

            • Muchas gracias por la respuesta (y la paciencia). No sé si este comentario saldrá, porque me he pasado del límite. Estaría genial si pudieráis poner un link a un paper con el modelo desarrolado con restricciones morales. Creo que en general este es un debate interesante porque ilustra los problemas que las asunciones que se hacen en los modelos plantean a la hora de expresarlas "discursivamente". Por supuesto que pienso que la aportación de Roth es relevante, pero también creo que su manera de abordar el problema es demasiado "economicista" (como no podría ser de otra manera, supongo). Proponer que la moral de la gente es análoga a una "barrera tecnológica" que se puede "superar" me provoca cierta "aversión". Pero es que además la analogía, tal y como la planteas y la plantea Roth en su artículo no funciona (creo): ninguna empresa plantea "políticas econòmicas" en mercados imposibles (como el de los xenotransplantes, en el ejemplo de Roth) debido a las barreras tecnológicas existentes.

            • La analogía con el trasplante de riñón es el ejemplo más adecuado.
              Elías y Becker (JEP 2007) plantean la posibilidad de generar mercados monetarios para incentivar la donación de riñón.
              Sin embargo, comprar un riñón es ilegal en todo el mundo salvo en Irán.
              https://www.aeaweb.org/articles?id=10.1257/jep.21.3.3

              Roth con Tayfun Sönmez y Utku Ünver desarrollaron modelos de protocolos de intercambio de donantes que se han aplicado EE.UU. (y también en el resto del mundo). La referencia inicial en una literatura que no ha dejado de crecer es:
              Roth, Sönmez, Ünver: Kidney Exchange, Quarterly Journal of Economics (2004)
              https://www.jstor.org/stable/25098691?seq=1#metadata_info_tab_contents

              La clave reside en que un riñón de un donante vivo potencial puede ser no compatible con el paciente. Pero es posible que dos donantes vivos incompatibles con sus respectivos pacientes sí sean compatibles con el paciente de la otra pareja y un intercambio de donantes entre las parejas resultaría en la realización de dos trasplantes (sin que hubiese transferencias monetarias y no apareciese ningún problema ético). Esta práctica se conoce como Trasplante Renal Vivo Cruzado. El modelo para diseñar este tipo de protocolos es muy distinto a los que se plantean en modelos standard de mercados. Los protocolos de Transplante Renal Cruzado inspirados en estos modelos posibilitan la realización de alrededor de 1000 transplantes adicionales sólo en EE.UU.

            • Muchas gracias por las referencias, son muy interesantes. Las he mirado por encima y creo que los modelos no incluyen las restricciones de las que habla este hilo, pero igual me equivoco. En cualquier caso, al releer el hilo me llama la atención el uso de la coletilla "en economía" antecediendo en varias ocasiones a los comentarios. Puede que sea una reacción(tal vez incosnciente) al hecho de que mi primer comentario menciona a una socióloga (Zelizer). Pero estos problemas no son tan sólo problemas "de economía". Gracias de nuevo por la atención.

  • Mi postura es la denominada simplista en el artículo. Decidir libremente es todo lo contrario a ser una cosa, las cosas no deciden, llamar “vasija” a una mujer que decide gestar para otros sí que es insultarla y cosificarla. Decir “como eres pobre tus decisiones no son libres, así que es mejor para ti que no tengas la opción de decidir”… por decirlo suavemente implica algún dilema moral. No veo las “consideraciones morales” por ningún lado, sólo el discurso de toda la vida de aquellos que quieren obligar a los demás a guiarse por sus condicionamientos aversivos inconsciente e involuntariamente adquiridos. Antes era tener sexo con alguien de tu mismo sexo está mal, llevar minifalda está mal, drogarse está mal, ahora es gestar para otros está mal, cambiar dinero por sexo está mal, decirle una verdad dolorosa a alguien de un colectivo minoritario está mal. Mismo facherío con distinto color ideológico.
    El estado tiene no solo que asegurar un “entorno seguro”, tiene que ofrecer INFORMACIÓN, pues sin esta, sin la verdad o sus aledaños, no se puede decidir en libertad. Qué supone un embarazo física y psicológicamente, qué dice la ciencia, en cuanto tiempo se gastan 5000 o 10000 euros aunque te parezca mucho si eres pobre.
    No niego externalidades, como sobre la adopción. Esto justificaría algunas restricciones.
    Y si la opinión “moral” de los ciudadanos importa, aunque no les vaya a afectar objetivamente de ninguna manera, hay una solución bastante sencilla: referéndum. La campaña in

      • Dado su estado físico y moral, no creo que pudiera sacarle más de 30 o 40 euros 🙂

        Por definición, si queremos a alguien más que a un riñón, todos venderemos el riñón si necesitamos dinero para ayudar a aquél (lo que no quiere decir que todos tengan a alguien a quien quieran así, pero los hijos podrían ser un caso general). A la vez, estoy seguro de que todos o una gran mayoría de ellos votarían no a legalizar dicha práctica. Incluido yo, que más allá de que no sea un tema análogo a la gestación subrogada (esta no mata ni reduce esperanza de vida), también tengo mis intensos condicionamientos emocionales involuntariamente adquiridos.

        Un saludo

        • Maese, un comentario para aclarar la analogía entre donación de riñón y gestación subrogada.

          Las técnicas de nefrectomía laparoscópica permiten que donar un riñón sea una práctica con riesgo prácticamente nulo para el donante. Tener un sólo riñón no reduce tu esperanza de vida (salvo que tengas problemas previos como hipertensión/ diabetes que te incapacitarían como donante).

          Pese a que muchos países practican trasplantes de riñón de donante vivo, pagar a un donante por un riñón sólo es legal en la República Islámica de Irán.

  • Este debate me parece muy artificial.

    La diferencia económica más importante entre los seres humanos es la que se presenta entre los que poseen suficiente capital para vivir de sus rentas y los que, no poseyéndolo, se ven obligados a venderse a sí mismos (no tienen otro capital que ellos mismos), o sea, asalariados y autónomos.

    Es profundamente hipócrita una sociedad que no se escandaliza por el hecho general de que los desposeídos de capital deban incurrir en la esencial indignidad de venderse a sí mismos de una manera u otra, pero se rasga las vestiduras cuando la autoventa adopta unas formas determinadas, que consideran "inmorales" únicamente porque sus prejuicios o manías personales, que pretenden imponer a los demás, así se lo dictan.

    • Pues en efecto, Jaime, la indiferencia o cinismo que sustituye a lo que tu llamas hipocresía (creo que, fuera de lugar), yo lo llamo inmoralidad.

    • Discrepo profundamente de lo que usted dice. La gran diferencia entre humanos respecto a cómo se ganan la vida y cómo financian su consumo siempre ha sido la disposición a aprovechar cualquier capacidad individual reconociendo que ese aprovechamiento implica sacrificio --sí, Nada Es Gratis. Gracias al trabajo de nuestros ancestros, hoy somos más ricos que nunca antes, y todos lo somos aunque algunos viven llorando porque tienen que sacrificar algo. Somos ricos a pesar de todos los que todavía quieren vivir a costa de los demás, es decir, que el sacrificio lo asuman otros.

      Celebre a todos los españoles que por siglos emigraron para escapar de los "compatriotas" que querían aprovecharse de su trabajo. Y laméntese de que todavía hay muchos en otras partes del mundo que deben emigrar para que "compatriotas ilustrados, ambiciosos de poder" no se aprovechen de su trabajo. No es una cuestión moral, para los que emigran es una cuestión de supervivencia. Y si tiene dudas pregúntese qué ha pasado en China después del genocidio de Mao.

      • En una persona de tu edad y cultura, me sorprende esa obsesión libertaria contra la ingeniería social y los parásitos que se aprovechan del trabajo de los demás. La hacía más propia de jóvenes pijos con poca empatía y ausencia de estrés.

        Somos ricos (en términos relativos) gracias a los que se fueron y a los que se quedaron, y gracias a las instituciones que desarrollamos. Igual si ha sido así es porque no hay tantos parásitos como crees. En escandinavia son más ricos y siempre han sido muy ingenieros sociales y supongo que tendrán su tasa de parásitos.

        Pienso que los que afirman que un gasto público por debajo del 30% o por encima del 60% del PIB nos haría más ricos y felices se están adentrando en el terreno de las afirmaciones extraordinarias, y son ellos lo que tienen que ofrecer pruebas extraordinarias. No sé cuál es tu caso.

        un saludo

        • Es un off-topic, pero estos números suyos son muy concisos y llamativos: ‘'no menos del 30 % de Gasto Público ni más del 60 %’'. ¿Es esa la horquilla de PIB público que define a un socialdemócrata? Además, le daré una prueba, no extraordinaria dado que se ha repetido en el tiempo, tiene lógica económica apabullante, y existe evidencia positiva con más % de PIB, de que el PIB publico por encima del 60% si ''nos haría más ricos y felices’, es decir, nos daría más crecimiento y mas distribuido. La prueba es, como no, la de los Países Nórdicos. Hasta por 3 décadas seguidas (1945-1975, Trente Glorieuses) llegaron a sobrepasar el 60 % de PIB publico. Si a ese dato le añade el de las empresas públicas (que no se computan como Gasto Publico en la contabilidad nacional) podemos llegar a un 75 % de economía pública.

        • Maese, le cuento que mi caso no es lo que usted especula. Claramente usted no me conoce y además no ha leido los muchos comentarios que he dejado en este blog. Se lo resumo: me he ganado la vida como ingeniero social y estoy orgulloso de todo lo que he hecho como ingeniero social. Después de 40 años como ingeniero social, he estado usando mis ahorros para financiar mi investigación científica, esa que no pude hacer cuando dependía de otros para financiarme.

          En mis comentarios en este blog --y le recuerdo que no todos mis comentarios han sido publicados-- he dejado claro que debe distinguirse la ingeniería social de la investigación científica. Hoy día muchos prefieren pasar por buenos científicos para vender sus trabajos de ingeniería, pero ambas son profesiones distintas y difíciles, y mejor no confundirlas porque tienen propósitos muy distintos. Gracias a haber trabajado con muchos ingenieros sociales y con muchos economistas científicos me he formado una opinión clara sobre esa distinción que puede no gustar a otros, pero que considero importante para que no se siga vendiendo humo.

          En cuanto a los parásitos, una de mis preocupaciones mayores es la ignorancia de los economistas sobre el lado oscuro de "nuestra fuerza" (como reconocieron Jack Hishleifer, Gordon Tullock, Mancur Olson, y otros). Esa ignorancia se da tanto en la economía como ciencia como en la economía como ingeniería social, con consecuencias graves en ambos casos. .

      • Enrique: no sé muy bien qué tiene que ver Mao con lo que yo he escrito, y usted no ha entendido. En ningún momento he manifestado despreciar el trabajo.

        Eso sí, la sacralización del sacrificio me parece algo bastante siniestro, al igual que la fea frase "nada es gratis". Hay en la vida muchísimas cosas buenas que son gratis, como la sonrisa de un niño, el amor de una madre o una puesta de sol.

        Se empieza abrazando un lema absurdo y se acaba convirtiendo la vida propia y la de los demás en un pesadilla.

        • Usted hizo referencia a diferencias ECONOMICAS entre humanos y yo también. Ahora usted se escapa con una referencia a la sonrisa de los niños y otras cosas lindas desconociendo que si hoy gozamos de tantas cosas lindas es gracias, entre otras cosas, al sacrificio de tantos a lo largo de la historia de la humanidad.

          Nadie gusta del sacrificio y ese es precisamente el motivo porque tantos lloran. Ojalá pudieramos tener todo lo que quisieramos pero no podemos. Y no lloremos. Si usted prefiere gozar poco la vida para no sacrificar tiempo trabajando, no lo haga, pero no se extrañe que otros, la gran mayoría, sí prefieren hacerlo. Eso se llama libertad. Hoy podemos gozar de más libertad que nunca antes gracias que somos ricos y somos ricos, entre otras cosas, porque hemos sido capaces de contener la maldad de quienes quieren vivir a costa de los demás.

    • Hola, Jaime, primero un saludo afectuoso y luego una refutación, llevo unos días muy contestón aquí en nadaesgratis. La exquisitamente precisa y honda expresión “esencial indignidad de venderse a sí mismos” aplicada al trabajo es pasarse, incluso en una sociedad capitalista. Presento una enmienda al menos a la contundencia/generalidad de la frase. Se me vino a la mente un albañil al que he contratado varias veces, la mayoría por cuestiones de urgencia con filtraciones, etc. Es el puto amo de los albañiles, alucino con lo bien y rápido que trabaja. Ya le he dicho que si todos trabajáramos así adelantábamos a Alemania por la derecha. Me cobra una pasta y me salva la vida. No puede haber nada indigno ahí, al contrario, dependo de él porque en esas cuestiones soy (y de verdad me siento) un absoluto inútil

      un saludo

      • Monsieur Rabelais:

        Son bienvenidas sus contestaciones.

        Es cierto: a veces, se incurre en la exageración, o se elude el matiz, para agitar las conciencias de los recalcitrantes que no quieren entender, y de los que por aquí podemos localizar una nómina copiosa.

        Hay que distinguir entre vender los frutos del propio trabajo y venderse a uno mismo. Usted no compra a su albañil, sino lo que sabe hacer. Compárelo con las entrevistas que las empresas hacen a sus candidatos, y creo que entenderá mejor lo que quería decir.

        Acaso la verdadera libertad sea no verse obligado a gustar a los demás. Algo que el mundo actual, con su irrestricta capitalización/exposición de la imagen pública del individuo (via redes sociales y medios de comunicación), pone cada vez más fuera de nuestro alcance.

        ¿Hasta qué punto sería mejor que la nuestra una sociedad de pequeños propietarios, en la que cada cual aplica su propio trabajo a su propio patrimonio, hasta conseguir la producción que necesite para vivir a gusto, tras vender en el mercado los excedentes, sin que nadie le diga cuántas horas debe trabajar al día, ni lo que debe pensar o el aspecto que debe mostrar?

        Ese era el fondo de mi refutación del trabajo alienado, es decir, el no aplicado a medios de producción propios.

        Muchos que se dicen liberales, demuestran cuán poco lo son con su absoluta falta de sensibilidad para estas cuestiones.

  • No hay espacio para distinguir entre moral y derecho. Las restricciones derivadas de normas jurídicas son similares a otras restricciones en la teoría de las decisiones racionales. En esta teoría la moral se refleja en las preferencias de quienes toman las decisiones, algo que décadas atrás se dejó claro con la consideración de situaciones extremas reflejadas en un ordenamiento lexicográfico de preferencias.

      • Me sorprende que me acuse de frase lapidaria por hacer referencia a una distinción conceptual entre moral y derecho. Peor, por decir que es una cuestión muy discutida que no se puede tratar en un comentario a un post.

        No se qué formación jurídica tiene usted, además de formación económica. Quizás nunca oyó hablar de Carlos Cossio, gran filósofo del Derecho, (ver entrada en wikipedia y además http://www.carloscossio.com.ar ). En 1958-60 estudié derecho con sus discípulos, pocos años después del gran debate entre Cossio y Hans Kelsen (sobre Kelsen pregunte a cualquier jurista español viejo). Cossio defendió la tesis de que el objeto del derecho como ciencia social era la conducta normada, no las normas per se como alegó Kelsen en su Teoría Pura del Derecho. Para Cossio (continuador de la tradición kantiana) el derecho es ética en sentido estricto (en particular, valoración de la conducta en interferencia intersujetiva --lo mismo que dice Sam Bowles con otras palabras en su Microeconomics) mientras que la moral se centra en la valoración de nuestra conducta individual (sí, con la formación de nuestras preferencias). Le recomiendo leer los primeros capítulos de cualquiera de las ediciones de Introducción al Derecho de Aftalión, García Olano y Vilanova. Y si tiene la suerte de conocer juristas españoles con buena formación filosófica --p.ej. Manuel Atienza-- hable con ellos para entender esa diferenciación entre moral y derecho, idea que siempre he aceptado.

        • Aaahh.. que al decir "no hay espacio para distinguir entre moral y derecho" querías decir que necesitabas tres libros para distinguirlo.

          Entendí que decías que eran indistinguibles. Ves, es lo que pasa con las lápidas.

          (Por cierto que la formación relevante que tengo, está en mi CV.. Tengo más, y leo bastante, pero no me paso el día hablando ello.
          Otra virtud que tengo es que cuido lo que escribo.)

          • Le resumo mis dos comentarios para que no haya duda sobre lo que digo.

            La moral implica valoración de la conducta individual, o sea de la conducta en interferencia INTRAsujetiva, esa valoración que en la teoría de las decisiones racionales se expresa en las preferencias del individuo.

            En cuanto ética en sentido estricto, el derecho implica valoración de la conducta de cada una de las partes en interferencia INTERsujetiva, valoración explícita en las normas sociales relevantes a la interacción social y que en teoría de juegos se presentan como restricciones a las decisiones y estrategias relevantes a cada una de las partes. En cualquier ejercicio analítico estas restricciones deben tomar en cuenta la probabilidad de su “enforcement”, de hacerlas cumplir.

            Le insisto en que hay otras visiones del derecho. Las visiones centradas en las normas y no en la valoración de las conductas de las partes siguen dominando el Derecho en cuanto disciplina académica, aunque no científica.

            • Enrique, creo que hablo en nombre de muchos y muchas: tengo mucha curiosidad por su investigación "autofinanciada". Alguna pista? Cuál es la pregunta de investigación? Algún documento que se pueda consultar?

              Otra duda/petición: cómo podemos distinguir "científicamente" entre los fenómenos intra-subjetivos y los inter-subjetivos?

            • Un 'cofundador del capitalismo contemporaneo'-ok,le compro su copyright- además de ingeniero social urbi e orbe(China especially) NO necesita de de metodo cientifico alguno para sus investigaciones. ¡ Hasta ahí podriamos llegar¡ Un poco de seriedad en las peticiones.

            • Daría, gracias por su interés. No le puedo dar ninguna referencia porque intencionalmente no circulo mis notas. Esperé 50 años para dedicarme full-time a lo que quería y no tengo apuro porque apuesto a vivir bien por lo menos hasta los 100 años. Una teoría nueva es mejor no circularla hasta convencerse (90+% de seguridad) de que es una teoría científica seria apoyada en evidencia relevante y fiable. La pregunta básica es por qué unos salieron adelante y otros no (o sea la diversidad de resultados) en la historia de la humanidad y busco la respuesta en la relación entre nuestro lado oscuro y nuestro lado brillante (algo que otros intentaron sin mayor éxito en especificar la relación y revisar la evidencia histórica).

              En cuanto a la distinción entre intrasujetivo e intersujetivo, recuerde que todos dedicamos tiempo a nosotros mismos (es decir, no prestamos atención a los demás) y tiempo a interactuar con otros.. En esos tiempos podemos buscar lo que nos define a cada uno como individuo de una especie y como parte de poblaciones interactuantes. La distinción no niega la existencia y la importancia de retroalimentaciones.

            • Muchas gracias por la respuesta, Enrique. Creo que las “retroalimentaciones” entre lo intra e inter-subjetivo son tantas y tan complejas que en la práctica “operacionalizar” esta distinción es casi incompatible con un modelo micro de la acción humana mínimamente sensato. Éste es un punto que el sociólogo GH Mead señaló en la década de 1920 y que Randall Collins ha revitalizado brillantemente en “Interaction Ritual Chains” (2004).
              Respecto al artículo de Nature, es sin duda fascinante. Me viene a la mente Göbekli Tepe com explicación alternativa:

              https://en.wikipedia.org/wiki/G%C3%B6bekli_Tepe#Importance

              Lo que no acabo de entender es lo del lado oscuro y el lado brillante ni su relación con el artículo de Nature. Una sóla pregunta más: cuál es la aproximación metodológica?

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