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Los horarios españoles (otra vez)

Por Libertad González y Daniel S. Hamermesh (Royal Holloway University of London and University of Texas at Austin)

Hace un par de semanas, el New York Times dedicó un artículo a hablar de los horarios en España. Se presentaba la situación actual como una de jornadas laborales partidas generalizadas, con una pausa larga al mediodía (de 2 a 4, comida y siesta), trabajo hasta bien entrada la tarde, cena a las 10, y tele hasta la 1.

A continuación se hablaba de propuestas recientes de cambio, incluyendo modificar los horarios de trabajo hacia una jornada continua de 8 o 9 a 5, con una hora o menos para comer, además de adelantar el horario del “prime-time” en la tele, y atrasar los relojes una hora, para alinearlos con Portugal y Reino Unido y acercarlos a la hora solar.

Como ventajas de estos cambios, se mencionaban mejoras potenciales en la productividad, una mejor sincronización en los horarios con el resto de Europa, y beneficios para la vida familiar, en particular para las mujeres trabajadoras.

En este post queríamos, primero, evaluar en qué medida la descripción del NYT se corresponde con la realidad actual en España, y en segundo lugar, pensar sobre los posibles efectos de los cambios sugeridos.

En realidad, se puede separar la discusión en dos temas diferenciados aunque relacionados: la zona horaria, y la distribución de actividades a lo largo del día (los horarios laborales, de comidas y de sueño).

A Dan le interesa especialmente el tema de la zona horaria. Si es cierto que España está considerando cambiar el huso horario al del Reino Unido, Irlanda y Portugal, esto representaría una vuelta a la situación previa a la Guerra Civil. ¿Es una buena idea?

La zona horaria importa. Como Dan demostró en su artículo en el Journal of Labor Economics (2008), los husos horarios proporcionan una forma de reducir los costes de coordinar la actividad. Y afectan al comportamiento de las personas: a cuándo trabajan, cuándo duermen, e incluso cuándo ven la televisión.

El deseo de coordinar es lo que hizo que China combinara cinco zonas horarias en una sola tras la creación de la República Popular; y el deseo de aislar al país podría explicar el que Hugo Chávez impusiera en Venezuela una zona horaria única, con 30 minutos de diferencia respecto a todos sus vecinos. La pregunta para España, entonces, es: ¿con qué países quiere coordinar sus actividades económicas?

Esta es una pregunta difícil de responder, pero la respuesta debería depender tanto de los patrones actuales de comercio y movilidad laboral, como de los patrones futuros deseados. ¿Se ve España a sí misma como en la esfera del Reino Unido y Portugal, o con Francia, Alemania e Italia? No sabemos la respuesta, pero estas son consideraciones que deberían tenerse en cuenta a la hora de tomar la decisión de mantener la zona horaria actual o atrasar los relojes una hora de manera permanente.

A Libertad le interesa más el tema de la distribución de actividades a lo largo del día. Cuando va de visita a su pueblo sevillano, al volver a Barcelona su marido (que no es español) siempre se queja del “jet-lag” acumulado. En casa de los padres de Libertad, se come a las 3:30 y se cena a las 10:30. Y se duerme siesta.

Para poder generalizar, acudimos a los datos. La Encuesta de Empleo del Tiempo de 2009-2010 nos permite describir la distribución media de actividades a lo largo del día en España. La figura 1 muestra el porcentaje de personas que, al principio de cada hora, se encuentra realizando una actividad. El primer panel se refiere a actividades de “cuidado personal”, lo que incluye sueño, comidas, y otros cuidados personales. El segundo se refiere a la actividad laboral (e incluye sólo a personas ocupadas, y días de lunes a jueves).

Figura 1. Porcentaje de personas al comienzo de cada hora cuya actividad principal es:
Primer panel: “Cuidados personales” (sueño, comida y bebida, u otros)
Segundo panel: Trabajo (sólo ocupados; lunes a jueves)
Figuras_Marzo2014
Fuente: INE, Encuesta de Empleo del Tiempo 2009-2010.

La actividad laboral parece comenzar para la mayoría de las personas entre las 8 y las 9 de la mañana. A las 11, el 70% de ocupados se encuentra trabajando, en un primer pico de actividad. Llama la atención la caída en la actividad (y el pico en “cuidados personales”) a las 2-3 del mediodía, lo que confirma que esta es la hora más común de la comida. Se muestra también claramente la incidencia de la jornada partida, ya que tras la pausa de la comida, un segundo pico de trabajo aparece a las 5 (segundo panel). Un 28% de ocupados aún está trabajando a las 7 de la tarde, y un 18% termina después de las 8.

Por tanto, la percepción de horarios de trabajo largos con descanso de dos horas al mediodía parece corresponderse con la realidad, al menos para una parte de la población. Según la Encuesta de Coyuntura Laboral, en 2012 el 45% de las empresas en España tenía un horario de jornada partida, a la baja comparado con el 56% de 2007, pero aún muy común.

Y al final del día, la gran mayoría se va a dormir pasadas las 11 de la noche (primer panel), con un 25% aún despierto a medianoche, y casi un 10% que se va a la cama pasada la 1 de la madrugada. Según la Encuesta Nacional de Salud de 2011, el adulto medio en España duerme unas 7 horas por noche (del tema de las horas de sueño ya habló Antonio Cabrales aquí).

Es informativo comparar la figura 1 con su equivalente en otros países. La figura 2 se refiere a EEUU (en 2006-2007), con los datos de España en la línea de puntos para facilitar la comparación. La jornada laboral parece comenzar un poco antes en EEUU, donde más de la mitad de la gente empieza a trabajar antes de las 8. El primer pico de actividad se alcanza, igual que en España, sobre las 11 de la mañana, pero en EEUU la pausa del almuerzo es breve y en torno a las 12 del mediodía. El segundo pico de actividad se observa a las 2 (en vez de a las 5). A las 5 de la tarde, aproximadamente el 45% de los ocupados está aún trabajando, en ambos países. Sin embargo, es más común seguir en el trabajo entre las 5 y las 9 en España que en EEUU. Por ejemplo, a las 7 de la tarde el 19.5% de los trabajadores están en su puesto en EEUU, comparando con el 28.1% en España. Es decir, algo sí hay de cierto en la percepción de que la jornada laboral española tiende a ser más larga que en otros países, en parte debido a una pausa más prolongada al mediodía, aunque también debido a que se entra más tarde por la mañana.

Figura 2. Porcentaje de ocupados que se encontraban al comienzo de cada hora, EEUU (España en la línea de puntos)
Fig_2
Fuente: American Time Use Survey 2006-2007 (Encuesta de Empleo del Tiempo 2009-2010 para España).

¿Qué podemos decir sobre los posibles efectos de retrasar los relojes una hora e instaurar la jornada continua? El tema de los efectos potenciales sobre productividad es complicado y merecería un estudio más cuidadoso, nos parece difícil aventurar una predicción. Sí que pronosticaríamos efectos positivos de eficiencia derivados de la mejor sincronización en los horarios con el resto de Europa. Como también parece evidente que una mejor sincronización entre el horario laboral y el escolar tendría efectos positivos sobre el tiempo que los padres y madres trabajadores pasan con sus hijos, y podría favorecer el empleo a tiempo completo de mujeres con hijos, actualmente muy difícil (un tema del que ya habló Libertad aquí).

Terminamos resaltando la importancia de la coordinación temporal para la actividad económica. La sincronización puede ser productiva debido a complementariedades tanto en la producción como en el consumo de bienes y servicios. Las reformas mencionadas podrían afectar a la coordinación de la actividad nacional con la de países vecinos, pero también a la del tiempo de ocio familiar. Ambos efectos son potencialmente importantes, y podrían afectar de manera significativa a las condiciones de vida en España.

Addendum: Gracias a María Inés Berniell por los gráficos siguientes, que comparan el porcentaje de personas trabajando a lo largo del día en España y otros países europeos. Fuente: HETUS (Harmonised European Time Use Surveys).

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