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La baja Productividad Total de los Factores (o por qué con Iniesta de portero España no habría ganado el Mundial)

Como nos contaba Samuel Bentolila en un par de posts recientes (éste y éste), la productividad total de los factores en España no aumentó prácticamente nada durante los 15 años de fuerte expansión económica anteriores a la actual recesión. El crecimiento del PIB se debió exclusivamente a la acumulación de capital y al aumento del factor trabajo. Si queremos cambiar este escenario no basta con invertir en I+D. También hay que asegurarse que la economía está capacitada para reasignar los factores de producción a sus usos más eficientes.

El crecimiento en la productividad total de los factores (PTF) se mide como un residuo entre la diferencia entre el crecimiento del PIB y el crecimiento de una media ponderada del capital agregado y del trabajo agregado. De hecho, también se conoce como el residuo de Solow, por el premio nobel de economía Robert Solow. En la antigua literatura de crecimiento, se observó que el crecimiento de la PTF podía llegar a explicar alrededor de 2/3 del crecimiento total del PIB a largo plazo (mejores medidas del crecimiento de los factores han rebajado esta cifra). Actualmente, la dispersión de riqueza entre países se atribuye en un 50% a las diferencias en la PTF (véase por ejemplo este resumen de Francesco Caselli, publicado en el Handbook of Economic Growth). Dado que la PTF es un residuo, es un poco desalentador que cuantitativamente sea tan importante. Por ese motivo la nueva literatura de crecimiento económico de los 90s (con Paul Romer a la cabeza) asimiló la PTF con el nivel tecnológico de un país y los esfuerzos se digirieron a entender por qué unas economías son capaces de innovar y producir con tecnologías de frontera, y otras no.

Malas asignaciones de recursos

Sin embargo, asimilar la PTF exclusivamente a la tecnología es olvidar su naturaleza de residuo. Como tal, capta muchas más cosas. En particular, capta la mala asignación de los factores productivos dentro de un país. Unas mismas cantidades de capital agregado y trabajo agregado producirán muchos más bienes si ese capital y ese trabajo se asignan en mayor cantidad a las empresas o sectores más productivos. Como dice el chiste (con perdón por lo que pueda tener de politicamente incorrecto)

El cielo es un lugar donde la policía es británica, los chefs franceses, los mecánicos alemanes, los amantes italianos y todo es organizado por los suizos. El infierno es un lugar donde la policía es alemana, los cocineros británicos, los mecánicos franceses, los amantes suizos y todo es organizado por los italianos

Por lo tanto, una manera de entender el nulo crecimiento de la PTF en los últimos años es que los recursos productivos no se han dirigido a sus usos más eficientes. Porque, a pesar del nulo crecimiento de la productividad agregada, en España hay buenas oportunidades que algunas empresas han sabido aprovechar. Por ejemplo, Pol Antrás nos mostraba en un excelente post que en España hay grandes empresas exportadoras que son muy productivas.

Pero, ¿por qué podría pasar que en una economía de mercado los recursos productivos no se dirijan a sus usos más eficientes? Después de todo, las empresas o sectores más productivos deberían atraer capital y trabajo a través de los mecanismos de precios. Hay dos grandes tipos de explicaciones.

Primero, cuando hay cambios tecnológicos que benefician de forma distinta a distintos sectores, la asignación eficiente de recursos requiere mover capital y trabajo de unos sectores a otros. Pero uno no puede simplemente mover un máquina de hacer helados a una empresa que fabrica pastillas para la tos. Por un lado, hace falta un sector financiero capaz de asignar crédito a los mejores proyectos. Para eso necesitamos un sector financiero que responda a los estímulos de mercado y no a las necesidades de los políticos locales (cajas). Por otro, necesitamos un mercado laboral flexible capaz de reasignar trabajadores de unas empresas a otros. Y naturalmente, una fuerza laboral suficientemente capacitada para poder cambiar de sector u ocupación sin excesivas pérdidas de capital humano.

Segundo, una literatura reciente de economía del desarrollo enfatiza la existencia de regulaciones que protegen a las pequeñas empresas como una de las causas importantes de la baja PTF en algunos países. Ejemplos de ellos son una legislación laboral distinta, acceso subvencionado al crédito, o la limitación de horarios comerciales. Un caso extremo es la India, donde aun existe un ministerio para las pequeñas empresas, que no solo promociona todo lo anterior, sino que también reserva exclusivamente la producción de una serie de bienes a empresas pequeñas. Este tipo de distorsiones hace que algunas empresas, cuya escala óptima sería mayor, produzcan con un tamaño reducido para beneficiarse de las ventajas; o que otras empresas, que no serían viables sin las regulaciones, atraigan capital y trabajo que estarían mejor empleados en alguna otra ocupación.

Soluciones

En definitiva, con los mismos factores de producción se pueden conseguir resultados muy distintos según se empleen. Pero para ello hace falta que el sector bancario puede volver a dar crédito y lo dé a sus mejores usos, que el mercado laboral ofrezca movilidad, que nuestras escuelas y universidades mejoren la formación de las nuevas generaciones y que disminuyan las regulaciones que protegen a las pequeñas empresas.

En la final del Mundial, con Iniesta de portero seguramente Robben habría marcado en el minuto 61, y Casillas en la media punta no habría visto el pase de Cesc. Mismos jugadores, resultados muy distintos. Como los organices importa mucho.