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Comparando la desigualdad en niveles de vida entre países

El nivel de desigualdad económica entre distintas personas varía enormemente entre países. Decimos que en los EEUU hay mayor desigualdad que en Francia o que en España, aunque esto no sea sencillo de medir. Y no es sencillo de medir porque la “desigualdad económica” es un concepto multidimensional que puede reflejarse de forma distinta en los salario individuales, en la renta disponible de los hogares, en la riqueza acumulada o en el gasto en consumo. Y por supuesto, en la salud y en la esperanza de vida.

Entre la desigualdad en salarios que se origina en el mercado laboral y la desigualdad en niveles de vida intervienen múltiples decisiones individuales (como cuantas horas trabajamos a lo largo de la vida, o el tipo de organización familiar que escogemos) y agregadas (como la cantidad y el tipo de impuestos, de transferencias, o de bienes públicos). De hecho, posiblemente la desigualdad en salarios dentro de un país sea una manera poco útil de comparar la heterogeneidad en niveles de vida que hay en diferentes países. La teoría económica nos dice que, en ausencia de restricciones de liquidez, la desigualdad en gasto de consumo sería una medida mejor de la desigualdad en niveles de vida que la desigualdad en salarios dado que la primera refleja mejor la desigualdad en la parte permanente de la renta.

Midiendo la desigualdad por el consumo

Las encuestas de consumo reflejan una gran diferencia entre países. Mientras que en los EEUU o el Reino Unido el gasto anual en consumo (servicios y bienes no duraderos) de un hogar en el percentil 10 de la distribución es casi 6 veces el gasto de un hogar en el percentil 90, en España esta ratio es 4 y en Suecia solo 2.5 (véase este proyecto para una comparación detallada de la desigualdad en distintos países). Pero incluso la comparación entre países de la desigualdad en consumo deja fuera cosas importantes que también difieren entre países, como son los servicios de consumo producidos domésticamente (comidas, cuidado de familiares, bricolaje, etc) o aquellos provistos por el estado (educación, sanidad, etc). Posiblemente, si midiéramos estos elementos, la desigualdad en niveles de vida dentro de los EEUU nos saldría aun mayor comparada con España o Suecia.

Midiendo la desigualdad por la salud

Una medida seguramente más interesante de desigualdad en niveles de vida es la desigualdad en salud y en esperanza de vida. En un post anterior analizaba dicha desigualdad para los EEUU, y mostraba como la esperanza de vida es muy distinta por grupo de educación. Recientemente he encontrado datos para otros países que analizan la desigualdad en tasas de mortalidad y en esperanza de vida por grupos de educación. En el Gráfico 1 os pongo la diferencia de años de vida esperada a partir de los 65 para hombres con alto nivel educativo (tercer ciclo, ya sea universitario o formación profesional, columna roja) y hombres de bajo nivel educativo (columna verde). En el Gráfico 2 tenemos a las mujeres. Los datos para los países europeos han sido calculados con ayuda de la ECHP (véase Majer et al, 2010) y los de los EEUU provienen de los certificados de defunción (véase Molla et al, 2004). La comparación de los datos europeos con los americanos hay que tomarla con cautela porque, mientras los primeros provienen de una muestreo relativamente pequeño de cada país, los de los EEUU corresponden al universo de defunciones. Además, hay ligeras diferencias en la definición de grupo educativo. Aun así, vamos a echar un vistazo.

Lo primero que destacaría es que el diferencial educativo en esperanza de vida de los EEUU, 3.4 años para hombres, si bien es relativamente elevado comparado con esta muestra de países europeos, no es excepcional. De hecho, es inferior al de algunos países como Austria, Portugal o Irlanda, y solo ligeramente superior al de Francia o España, que es de 3 años. Esto no encaja completamente con la percepción de EEUU como país mucho más desigual que los países europeos.

España está en la mediana de la distribución. Y Finlandia y Dinamarca, los únicos países escandinavos en esta muestra, tienen el menor diferencial, 1.5 y 2 años respectivamente, aunque tampoco pueden presumir mucho porque el nivel de la esperanza de vida en estos países es de los más bajos de la muestra.

El diferencial educativo entre mujeres, gráfico 2, es para cada país alrededor de un año inferior al de los hombres. De modo que, no solo conserva exactamente el mismo ranking de países, sino que también las diferencias entre ellos.

Reacciones

La supervivencia y la salud no son cuestión de azar sino fruto de decisiones individuales (como la cantidad y calidad de cuidados médicos o el estilo de vida) y colectivas (como la provisión de salud a través del estado). La brecha salarial en España entre un universitario y el resto de trabajadores es del 48%. Los 3 años de diferencia que espera vivir de más un universitario a partir de los 65 (2 en el caso de ellas) representan un 18% de la esperanza de vida a los 65 de un hombre de nivel de estudios bajos (para las mujeres es un 9%). Desde el punto de vista del bienestar individual, ésta parece una variable mucho mas importante que la brecha salarial.

Y surgen al menos tres preguntas importantes. La primera pregunta es por qué a mayor educación tenemos mayor esperanza de vida. En este post anterior hablaba de ello: ciertamente la brecha salarial ayuda a los universitarios a comprar más salud, pero en España hay un buen sistema público de salud y también observamos importantes diferencias de estilo de vida que no parecen justificarse por la renta. Sin duda hay algo de selección, algunas personas invierten más en educación y en salud. La segunda pregunta es por qué esta diferencia es menor entre mujeres (lo que es sorprendentemente cierto para todos los países). Y la tercera pregunta es por qué esta diferencia es tan distinta en distintos países. Idealmente, una respuesta válida a la primera de las tres preguntas debería ser capaz de contestarnos a las otras dos también.