Mas Niños, Más Pensiones

Mas Niños, Más Pensiones

La tasa de fecundidad de los países desarrollados esta por debajo de la tasa de reemplazo. Es decir se necesita una tasa de fecundidad en el entorno de 2,1 hijos por mujer en edad fértil para, en ausencia de inmigración, se mantenga constante la población. La tasa media de los países desarrollados es de 1,7 hijos por mujer en edad fértil, aunque en casos como el España o Italia estamos por debajo del 1,4. En este sentido merece la pena hacer una reflexión de por qué las personas tomar la decisión de tener hijos.

Para motivar este  hecho nada mejor que tomar "prestado" un post  aparecido en VOX (el blog académico europeo por excelencia) y titulado "Lower Pensions, More Children: Evidence from Italy" que vamos a reproducir aquí.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Menos Pensiones, Más niños: evidencia de Italia (de Francesco Billari y Vincenzo Galasso)

Afrontar el cambio demográfico se ha convertido recientemente en un objetivo político clave en el ámbito de la UE.  Una serie de informes e iniciativas de la Comisión Europea (véase, por ejemplo aquí) han abordado esta cuestión centrándose en particular en las implicaciones de la baja la fertilidad.  Entre las principales consecuencias demográficas directas destacan dos, un envejecimiento más rápido de la población y la consiguiente mayor demanda de inmigrantes.  Sin embargo, existen efectos adicionales importantes para la economía en su conjunto. Un ejemplo clave es la sostenibilidad financiera de los sistemas de pensiones de reparto (o pay -as- you-go), que depende de manera crucial del equilibrio entre las contribuciones pagadas en el sistema y los beneficios de pensión otorgados, y por lo tanto de la relación entre el numero de los trabajadores y el de los jubilados. Dado que las encuestas sugieren que en Europa los individuos y las parejas desean tener familias más grandes de las que realmente tienen, se pone énfasis en las políticas que luchan contra las limitaciones a la fertilidad.  Por ejemplo, un objetivo directo es mejorar la conciliación (especialmente para las mujeres) entre las obligaciones laborales y familiares.

De hecho, dado el alto coste de tener hijos en las sociedades desarrolladas, buscar una explicación de por qué las parejas deciden tener hijos representa un desafío del que no escapa el mundo académico. En el pasado, los niños constituían para los padres una inversión clave que se amortizaba con bastante rapidez, ya que los niños pronto contribuían a los ingresos familiares con su trabajo.  Además, era habitual que se hicieran cargo de los padres cuando ya no podían trabajar y por lo tanto su apoyo futuro les aseguraba frente al riesgo de pobreza en la vejez.  Sin embargo, los investigadores han documentado ampliamente que con la aparición de la seguridad social, y en especial de los sistemas de pensiones pay -as- you-go , esta inversión de tener hijos (o motivo seguro o bien de inversión) ha perdido relevancia.  Por lo tanto, uno podría pensar también que la expansión de los sistemas de seguridad social puede explicar en parte la caída de la fecundidad observada las últimas décadas en los países más desarrollados (ver Boldrin , De Nardi y Jones, 2005).  Entonces, ¿por qué todavía hoy las parejas quieren tener hijos? Una teoría alternativa sugiere que los niños en lugar de ser un “bien de inversión” son más bien un " bien de consumo ":  los padres optan por tener hijos porque derivan utilidad directa a su bienestar (véase Becker y Barro, 1988). En este caso, el hecho de tener pensiones generosas no debería tener impacto sobre la decisión de tener hijos.

Ambas teorías parecen tener sentido y a día de hoy la pregunta sería: ¿cuál es la motivación última de la maternidad? Por suerte, las reformas de las pensiones en Italia en los años 90 nos pueden ayudar a dar una respuesta.

Dichas reformas de los años 90s supusieron un tratamiento desigual de individuos que eran prácticamente iguales, ya que tenían sólo diferencias marginales en su historial de contribuciones al sistema de pensiones.  Esta reforma, que como decimos fue injusta, constituyó un "experimento natural" muy útil para poner a prueba estas dos teorías de la fertilidad.  Esto es así porque de un día para otro la reforma redujo las pensiones a un colectivo de trabajadores en mucha mayor cantidad que a otro colectivo que era prácticamente igual.  Y esta discriminación sobre la pensión futura se produjo en una edad donde ambos colectivos tenían capacidad para responder cambiando su decisión de tener hijos.  En concreto, las reformas de las pensiones, la llamada reforma "Amato" en 1992 y la llamada reforma "Dini" en 1995, redujeron los beneficios futuros solo para los individuos que tenían menos de 15 años de contribución a finales de 1992 (o 18 años de contribución a finales de 1995).

Esto introdujo una  discriminación que en términos de pensiones futuras muy significativa. Así, con esta reforma dos trabajadores prácticamente idénticos podían tener unas pensiones cuyo montante podría diferir hasta en un 27,6% a pesar de que las diferencias en cotización fueran tan solo de un puñado de semanas (ver Attanasio y Brugiavini (2002)). Es decir, si tenias la suerte de llevar 15 años cotizados en el momento de aprobación de la reforma de pensiones que reducía su generosidad, te librabas de dicho recorte. Esta absurda reforma, creo un importante experimento natural, pues genero individuos prácticamente idénticos (en lo que se refiere a historial laboral, en edad y nivel de cualificación) pero con muy distintas perspectivas en cuanto a la generosidad de su pensión de jubilación.

¿Qué impacto debían tener estas reformas en la decisión de tener hijos? Si pensamos en los niños como “bien de consumo", los trabajadores que van a percibir una pensión mas baja deberían tener una menor fecundidad, ya que al tener menores ingresos a lo largo de su vida, no pueden permitirse el lujo de "consumir" tantos niños.  Por el contrario, si el motivo para tener hijos es que son un “bien de inversión” o "seguridad en la vejez", el hecho de tener pensiones mas bajas debería incentivar a estos trabajadores a tener más niños, la reducción de ingresos previstos en la la vejez aumentaría su fecundidad.

En nuestro paper “What explains fertility? Evidence from Italian pension reforms” se demuestra que los individuos "afectados" con una menor pensión tienen más hijos como consecuencia de esta reforma de las pensiones. Una simple comparación muestra que los individuos "no afectados" (o aquellos a los que la reforma no les redujo la pensión) tuvo un promedio de 1,7 hijos, mientras que las personas "afectadas" tenían un promedio de 1,87 hijos. La magnitud de esta diferencia se reduce una vez que se controla por factores como la edad de los individuos, pero la diferencia en la fertilidad después de la reforma fue alrededor de un 13% más alta. Estos resultados empíricos son coherentes con el supuesto de los niños como bien de “inversión" en lugar de bien en "consumo" incluso en las sociedades modernas. Los resultados también son consistentes con aquellos trabajos que defienden que la aparición de los sistemas de pensiones inducen a una menor fertilidad.

Los resultados que la reforma de pensiones en Italia han tenido sobre las decisiones de fecundidad pueden tener importantes implicaciones en política económica.  En primer lugar, los resultados parecen indicar que los modelos económicos pueden haber subestimado el papel de los hijos como bien de inversión y haber exagerado la idea de que los niños son únicamente un coste para los padres. En este sentido las transferencias de los niños a sus padres en la vejez también parecen haber sido subestimadas en la literatura (entre otras cosas porque la convivencia con los padres apenas se considera explícitamente como una transferencia).  En definitiva, los resultados de nuestro artículo ponen de relieve la importancia de los hijos como bien de inversión. En segundo lugar, las reformas de pensiones en la dirección de la sostenibilidad financiera que pasa por la reducción de las prestaciones de jubilación pueden tener un efecto positivo adicional: aumentar la fertilidad.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Como bien dicen los autores, creo que de los resultados de dicha investigación se puede  sacar una conclusión importante. Las reformas de  los sistemas de pensiones para adaptarlos a la nueva realidad demográfica que estamos viendo en la mayoría de los países desarrollados esta suponiendo una reducción de las prestaciones de jubilación y  pueden tener un efecto positivo en el  aumento de la fecundidad.

No obstante, a pesar de que es posible que la propia reforma de las pensiones, al  reducir prestaciones, consiga mejorar la fecundidad, creo que puede ser útil plantearse como objetivo de política económica fomentarla. A parte de las medidas que tenemos todos en la cabeza como la educación publica gratuita de 0-3 años o las políticas de Igualdad, los resultados obtenidos pueden abrir otras vías complementarias.

En este sentido,  me gustaría  hacer una reflexión apelando a la eficiencia del  modelo mixto de pensiones.  La literatura académica (Ver Boldrin y Montes (2005))  ha demostrado que, en un mundo sin los mercados de crédito para financiar inversión en capital humano (o la educación), utilizar los sistemas de pensiones de reparto como una forma de invertir en el capital humano de los trabajadores permite alcanzar la eficiencia (algún día hablaremos de esto). En un entorno similar pero donde se consideran también las decisiones de fecundidad, la literatura académica (ver Conde-Ruiz, Gimienez y Perez-Nievas (2010)), encuentra que no solo es necesario ligar las pensiones a la inversión en la educación, sino también al numero de hijos. Recordemos que la rentabilidad de los sistemas de  pensiones de reparto depende de la tasa de crecimiento de la población y de la tasa de crecimiento de la productividad. Es cierto que cuanto mayor es la inversión en capital humano mayor es el crecimiento de la productividad. Pero, ¿qué pasa con el crecimiento de la población?, cuanto mayor sea  también mayor será la rentabilidad. En este sentido,  se podría valorar la idea de que que aquellos trabajadores que han tenido más hijos deberían percibir pensiones más altas: más pensiones, más hijos.

Alguien podría pensar que una política así podría resultar regresiva, pues tal como vimos en este post de Gerard,  cuanto mayor es la renta (o la riqueza) mayor es el numero de hijos. No obstante, la medida no seria regresiva en el caso de las pensiones al existir una pensión máxima. La medida no sería regresiva, pues únicamente aquellos trabajadores que no han cotizado lo suficiente para llegar a ella se beneficiarían.  En definitiva, si los resultados del trabajo son ciertos, un sistema de pensiones que no solo tenga en cuenta las cotizaciones realizadas sino también el número de hijos, más pensiones más hijos, permitiría aumentar las bajísimas tasas de natalidad que tenemos en España.

 

Hay 12 comentarios
  • Gracias Nacho, interesante post. Entiendo que hay que utilizar ambas perspectivas -inversión y consumo- para analizar la natalidad. Para complicar más las cosas, tengo la impresión de que dentro de la perspectiva del consumo, los hijos son consumo de lujo, con una elasticidad-renta mayor que 1. La curva sería una J o una U, con el tramo descendente en niveles muy bajos de renta, después un tramo plano y por ultimo un tramo ascendente. Tengo la impresión -pero no los datos- de que en España las localidades de renta alta -La moraleja, San Cugat del Vallés...- tienen una natalidad más alta que otras de renta más baja. ¿Sabes de datos que lo desmientan o corroboren?

  • "La tasa de fecundidad de los países desarrollados esta por debajo de la tasa de reemplazo. Es decir se necesita una tasa de fecundidad en el entorno de 2,1 hijos por mujer en edad fértil para, en ausencia de inmigración, se mantenga constante la población."

    Ya, y necesitamos mantener constante la población ¿para?

  • Espero que me permitas utilizar el adjetivo curioso. Por que sinceramente, ese efecto tengo la sensación de que dentro del modelo de pensiones actual si es real (Estaditicamente lo parece) debe ser muy limitado. Pero en todo caso ¿Es que las personas con mayores ingresos y que pagan más impuestos, perciben mas y mejores servicios? Si los impuestos son un sistema de reparto, puede que las infraestructuras se utilicen más por aquellos con más recursos, pero no son disitintas. El sistema de pensiones es diferente, percibiendo en función de la aportación, pero solo para penalizar abusos. ¿Debe serlo? Reconozco que me gusta un sistema mixto. Tanto si la capitalización es privada como si se gestiona públicamente se verá siempre amenazada por las catastrofes financieras. Y por tanto, solo deberá aportar complementariedad.
    La renta básica debe ser proporcional a las necesidades más que a las aportaciones pasadas. Situación de jubilación antes o despues equivale a dependencia. Y si esto no se contempla adecuadamente sobre un modelo propio, se deberá hacer sobre el modelo de pensiones. Sobre natalidad y sostenibilidad, como sabemos por experiencias recientes, la inmigración es otra alternativa. Y no creo que obsesionarse por que la natalidad es mejor sea un acierto, solo es otra. Y si de verdad se quiere apostar por esta. La respuesta esta en la conciliación, facilitar en los modelos laborales esa elección. Justo lo contrario que vivimos. El resto me parecen efectos colaterales. ¿Utiles? Quizá. ¿Fomentables? No, penalizan la justicia.

  • La verdad que no está claro si el eslogan del post es” mas pensiones mas hijos” o “mas hijos mas pensiones”.

    Las decisiones sobre el número de hijos a tener están basadas en preferencias (los que provienen de familias numerosas/muy católicas son mas propensos a tener mas hijos), pero, sobretodo, se basan en el número de hijos que puedes mantener de forma digna, esto es, con acceso a buena educación y buen nivel de vida. Por lo tanto, la mejor política para aumentar la natalidad (suponiendo que ese sea el objetivo, lo que no es en absoluto algo “obviamente” deseable) es aumentar tasa de crecimiento económico, como objetivo intermedio para aumentar el empleo, que es la variable clave.

    En las circunstancias actuales, cuando el paro juvenil supera el 50% y los pocos empleos son precarios, temporales y/o a tiempo parcial, esperar que nuestros hijos se embarquen a casarse/juntarse y tener hijos es una verdadera utopía, por muchas medidas de reforma de las pensiones o de educación “gratuita” de 0 a 3 años que se propongan.

    Finalmente, para no mezclar los asuntos, hay que dejar claro que la oferta de trabajo (y el número de cotizantes) también se puede aumentar “importando” trabajadores, dado que hay mucha gente cualificada deseando trabajar en una Europa que les ofrezca oportunidades (otra vez el crecimiento económico se muestra clave) .

    (sigo un poco mas)

  • El sostenimiento de las pensiones es, sobre todo, de voluntad política, pues sin negar la influencia de la población y de la productividad (otra vez el crecimiento) no hay que olvidar que el sistema impositivo puede financiar mas cosas que el sueldo de los políticos.

    Saludos

  • Es cierto que la población de los países desarrollados, en términos generales, está por debajo de la tasa de reemplazo, pero no a nivel global que es lo importante. La capacidad de carga del planeta está ampliamente sobrepasada y, lo último que necesitamos es ejercer más presión sobre el sistema ecológico que engloba las sistema económico y que esta en un estados esencialmente estacionario. Las poblaciones desarrolladas han seguido fielmente el consejo de Malthus, limitando su reproducción y, aún, hay gente que dice que Malthus se equivocaba. El problema en un mundo lleno, donde las productividades de capital y trabajo no pueden aumentar en detrimento de la productividad de los recursos cada vez más escasos (en contra de lo que pensaba Solow) y, es el capital el que crece a costa del trabajo, las pensiones lo tienen mal, pero es un problema que no depende de las tasas de reemplazo en determinados países, si fuera posible el crecimiento ya llegaría inmigrantes para llenar el vacío. http://economiapangloss.blogspot.com.es/2014/02/las-falacias-del-crecimiento.html

  • "cuanto mayor es la renta (o la riqueza) mayor es el numero de hijos"

    Me sorprende que digas eso. Tengo la certeza de que en toda Latinoamérica los pobres tienen más hijos que los ricos.

  • Al final del penúltimo párrafo de la traducción se ha deslizado un error en la traducción: «Los resultados también son consistentes con aquellos trabajos que defienden que la aparición de los sistemas de pensiones inducen a una mayor fertilidad». Obviamente, la tesis del artículo es justo la contraria. En el original: «They are also consistent with the link between the expansion of pay-as-you-go pension systems and lower fertility – in this case the retrenchment of a pay-as-you-go pension system induces higher fertility». Parece evidente que se ha producido un salto, caso habitual cuando una misma palabra (en este caso, «fertility») aparece aproximadamente en la misma posición en líneas consecutivas. La traducción completa sería algo así:

    «(...) defienden que la extensión de los sistemas de pensiones por reparto reducen la tasa de fertilidad; en este caso, la reducción de los beneficios del sistema ha provocado una mayor fertilidad».

    Como liberal, creo que un sistema de reparto debe parecerse lo más posible a un sistema de capitalización: tanto aportas, tanto recibes (las pensiones mínimas son un caso aparte). Por ello, no me parece correcto relacionar la pensión con el número de hijos. En el fondo, me parece adivinar que el Estado crea un problema y pretende luego darnos una solución. Y tanto el problema como la solución restringen la libertad del individuo.

    • No puedo resistirme a hacer una pequeña broma: el sistema español de pensiones no es ni de capitalización ni de reparto, sino del tipo «manténgase el poder adquisitivo de las pensiones». Aunque esto tampoco sea cierto.

    • Cierto eso es justo lo que quería poner: «Los resultados también son consistentes con aquellos trabajos que defienden que la aparición de los sistemas de pensiones inducen a una MENOR fertilidad», muchas gracias.

  • El sistema actual presenta varias injusticias, entre ellas que las personas con nóminas bajas pero con muchísimos años de cotización (peón albañil 16-65) se ven penalizadas frente a aquellos de vidas laborales más cortas pero con ingresos altos (empleado de banca 25-55). Es decir, si sumamos euros totales (y pesetas) cotizados la diferencia será pequeña (uno suma "muchos pocos" y otro "pocos muchos"). Sin embargo la pensión del "bancario" será mucho mayor que la del peon porque sólo le cuentan los últimos X años (15 hasta hace poco y algo más ahora).
    Además, las rentas altas optimizan su cotización, ya que la base máxima está topeada, es decir que no cotizan a la SS por parte de su salario y pueden dedicar ese ahorro a planes de pensiones privados o simplemente a ahorro.
    Una medida fácil sería destopear la base máxima y que todo el mundo cotizase por su salario íntegro. Pero que la pensión máxima siguiese topeada.
    ¿Injusto? Puede, pero ¿para quién?
    Es decir, usted cotiza por el total del sueldo y recibe cuando se jubila un máximo de 2.500 euros (por ejemplo). ¿Injusto? Un poco menos ya.

  • Lamentablemente, tengo la sensación que alguién se olvidó de mencionar que en el siglo XXI a nadie se le pasa por la cabeza (o el corazón) tener hijos para garantizar el sistema de pensiones público o labrar la tierra o desposar a la hija con un noble.

    Si utilizasemos un criterio puramente económico, esto es, el más esencial de la economía el del "coste-beneficio" y asumimos que el principio reza "debemos hacer algo si y sólo si el beneficio que nos reporta supera el coste en que incurrimos al hacerlo o producirlo", os puedo asegurar que nadie tendría hijos porque el retorno economico de esta inversión no se puede estimar ni siquiera en un hipotético caso de que nuestro hijo fuese un nuevo Rafa Nadal porque nada nos garantiza que directamente nos reembolsara sus costes de formación y desarrollo y aun menos, nos diera una prima.

    Esta claro que existe una correlación entre la tasa de natalidad y la sostenibilidad del sistema de pensiones pero afirmar que "deberíamos" tener hijos para ello es una incongrüencia. El coste de criar, educar, emancipar un hijo, supera de largo cualquier recorte sobre la pensión máxima estimada. Si destinasemos el coste de un hijo a un fondo de inversión de cartera indirecta sobre el IBEX-35 durante casi 25 años quizás no sería necesario recibir pensiones públicas. Demagogia?

    No pretendo frivolizar pero el artículo cojea.

Los comentarios están cerrados.