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La Asignatura Pendiente

Failed-stampde J. Ignacio Conde-Ruiz @conderuiz e Ignacio Marra

Desde nuestro punto de vista, y tal como se ha resaltado en este blog en múltiples ocasiones, el aumento del paro de larga duración es el problema más importante al que nos vamos a enfrentar en los próximos años. El número de parados de larga duración, tal y como se puede ver en el siguiente gráfico, está en niveles históricamente altos.

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El problema es urgente, pues como bien pusieron de relieve Samuel y Marcel en este post, un aumento en el tiempo en paro produce deterioro del capital humano (por obsolescencia de capacidades), reduce el esfuerzo de búsqueda y disminuye la probabilidad de encontrar empleo. Es decir, en ausencia de un programa extenso y efectivo de políticas activas que ayuden a reincorporar a los parados de larga duración, vamos a ser testigos de primera mano de como una buena parte de la población activa (un 13,8% de los 23 millones de personas activas en España llevan en paro más de 1 año) entra en un periodo de exclusión laboral de duración indefinida.

El aumento del paro de larga duracion está directamente relacionado con la caída en la cobertura de la prestacion por desempleo. Por un lado, a mayor tiempo en paro, menor es la probabilidad de continuar cobrando prestación por desempleo -esta se agota-, con el consiguiente aumento de la desigualdad. Por otro lado, a más tiempo en desempleo menor es la probabilidad de encontrar empleo. De esta forma, no resolver el problema del paro de larga duración condena a muchas familias a un círculo vicioso de pobreza.

Esto nos lleva a la pregunta que trataremos de responder en este post: ¿a cuánto asciende el porcentaje de parados que no perciben prestacion (tasa de cobertura)?

La tasa de cobertura que vemos habitualmente en medios de comunicación es la que publica el Ministerio de Empleo y Seguridad Social (MEySS). En la página 61 del informe mensual del SEPE podemos ver la forma de calcular dicha tasa:

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La verdad que no somos capaces de entender la lógica detrás de esta “tasa oficial” que en el mes de julio se sitúa en el 58,6%. ¿Por qué sólo se tienen en cuenta aquellos parados con experiencia? ¿Por qué se incluye en el denominador a los beneficiarios del subsidio de eventuales agrario? ¿Es está la forma óptima de estimar cuántos parados reciben prestaciones por desempleo? Como creemos que esta tasa oficial no es la idónea ni la más sencilla vamos a tratar de construirla nosotros con la información estadística disponible. La formulación más simple  y transparente sería calcular la tasa de cobertura como:

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En primer lugar vamos a utilizar la informacion que nos reporta el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para construir dicho ratio. Dado que el dato de paro del Ministerio proviene de la inscripción a los registros oficiales, en el denominador tendremos exclusivamente a los parados inscritos:

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Fuentes: Elaboración propia con datos del Informe SEPE de Agosto 2015 y datos del MeySS.

Como podemos observar, no existen grandes diferencias entre la tasa oficial y una tasa calculada de forma algo más simplificada con el total de parados registrados (si bien la exclusión por parte de la tasa oficial de los parados sin experiencia hace que ésta sobreestime la cobertura).

Lo interesante viene, sin embargo, cuando comparamos este ratio realizado con los datos del MEYSS con uno similar calculado datos de la EPA; tal y cómo se puede ver en el siguiente gráfico:

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Fuentes: Elaboración propia con datos del MeySS y microdatos de la EPA.

En dicho gráfico hemos incluido dos tasas de cobertura calculada con datos de la EPA: una en la que en el denominador metemos parados inscritos en la oficina de empleo (de tal manera que el denominador sea más o menos comparable con el del MEySS) y una tasa más general en la que metemos en el denominador el total de parados, con independencia de que estén o no inscritos en la oficina de empleo.

En ambos casos las cifras son muy bajas comparadas con la calculada con los datos del MEySS: un 28% si se tienen en cuenta todos los parados o un 34% si se tienen en cuenta sólo los inscritos. En lineas generales, según los datos de la EPA, podemos decir que sólo un tercio de los parados percibe prestación por desempleo en nuestro país.

¿A qué se pueden deber estas diferencias de más de 20 puntos entre las tasa de cobertura calculada con los datos de la EPA y la calculada con los datos del MEySS? La principal discrepancia según nuestro punto de vista es que muchos de los que perciben prestaciones no son realmente parados para la EPA. Para ser considerado desempleada según dicha encuesta (que sigue la metodología estándar a nivel europeo), una persona debe estar dispuesta a trabajar en un plazo inferior a dos semanas y haber buscado trabajo de forma activa en las últimas cuatro semanas. De no cumplir estos requisitos la EPA les considera inactivos. Dado que la EPA es en la actualidad la fuente más verosímil para estimar el número de parados (siguiendo las definiciones de la OIT), creemos que el indicador óptimo de cobertura, así como el utilizado en los medios de comunicación, debería ser el calculado utilizando esta fuente, en detrimento de la tasa que aporta el MEySS.

Como podemos ver, usando los datos de la EPA el numero de parados sin prestación está en niveles históricos (por lo elevado del mismo). En España hay 3,7 millones de personas en desempleo y sin ningún tipo de prestación.

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Fuente: Elaboración propia con microdatos de la EPA

Los datos son todavía más preocupantes si miramos exclusivamente aquellos que llevan más de un año (o más de dos años) en desempleo y no cobran ningún tipo de prestación por desempleo. Podemos decir que hay cerca de 2,5 millones de parados de larga duración que no perciben prestación alguna y si nos centramos en el colectivo más vulnerable y con menos probabilidades de reempleo, los parados que llevan mas de dos años buscando trabajo, estaríamos hablando de casi de 1,8 millones.

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Fuente: Elaboración propia con microdatos de la EPA

Por último, es interesante analizar la tasa de cobertura por tiempo en paro. Para ello, dividimos los parados según el tiempo que llevan buscando empleo de forma activa y para cada uno de los grupos calculamos el ratio de los que cobran prestación sobre el total.

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Fuente: Elaboración propia con microdatos de la EPA

Como podíamos anticipar, la tasa de cobertura disminuye con el tiempo en paro. No sólo con el tiempo se agotan las prestaciones, sino que, además, los parados de larga duración tienden a tener un perfil menos empleable. Como podemos ver en el grafico previo, tan solo el 23% de los parados desde hace más de dos años percibe algun tipo de prestacion. Y no sólo parece no aumentar con la mejoria económica del último año, sino que podemos esperar continúe disminuyendo dadas las escasas posibilidades de reempleo de los mismos.

Y, a pesar de que el problema es cada vez más urgente y no hemos hecho nada para resolverlo, el gasto en prestaciones por desempleo continúa cayendo (y con él, el gasto total en políticas de empleo, sean estas activas o pasivas). Este gasto cae principalmente no porque los parados encuentren empleo, sino porque aumenta el paro de larga duración y con ello, se agotan las prestaciones de los que más las necesitan. Para darse cuenta de ésto basta con observar el gráfico siguiente. Los presupuestos para el proximo año estiman una caida en el gasto por prestaciones del 14,9% en 2015 y de otro 21,7% en 2016 (es decir, casi 10,000 millones de euros menos en 2 años).

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Fuente: INE, Eurostat, Presupuestos Generales del Estado 2015 y 2016.

Las previsiones del Gobierno para la tasa de desempleo son de un 22% en 2015 y un 19,7% en 2016. Es decir, caídas del 10,2% y del 10,45%. Es decir, el Gobierno prevé una caída 2 veces mayor del gasto en prestaciones respecto a la caida del desempleo. Esto son malas noticias para muchos hogares, cuyos activos son ya parados de larga duración con perspectivas de reempleo francamente débiles. Si no se produce una reforma profunda de nuestras políticas activas de empleo, en los próximos trimestres veremos como cae el número total de parados, al mismo tiempo que aumentan los parados de larga duración. Por desgracia, y como se pondrá de relieve en este blog en los próximos meses, hay mucha tarea por delante para mejorar nuestras políticas activas de empleo. Los servicios públicos de empleo consiguen una intermediación laboral ridícula en comparación con otros países.

El principal instrumento de nuestras políticas activas son las bonificaciones generalizadas a la contratación, que resultan muy caras y apenas funcionan, dado que la mortalidad del contrato se dispara una vez terminado el periodo bonificado. Además el diseño institucional del Estado hace que las políticas activas y las pasivas pertenezcan a dos niveles de administración distintos (las primeras a las CCAA y las segundas a la Administración Central). Esta separación administrativa genera incentivos perversos y dificulta la coordinación, eliminando los efectos positivos de ofrecer conjuntamente las políticas activas y pasivas. Una correcta armonización de las políticas de empleo y el desarrollo de políticas activas efectivas focalizadas en los parados de larga duración son totalmente necesarias para frenar el avance de la desigualdad en nuestro país.