Los países desarrollados envejecen. En España el porcentaje de personas con más de 65 años sobre el total era el 8,2% en 1960, en la actualidad supera el 17%, y se espera que alcance el 32,1% en 2050. Los factores que están detrás del envejecimiento de la población son las bajas tasas de fecundidad (que ha pasado de 2,9 hijos por mujer en edad fértil en 1970 a 1,4 en la actualidad), y, en especial el aumento espectacular de la esperanza de vida, que en las últimas cinco décadas ha aumentado en más de 10 años, tanto en España como en la media de la OCDE. Es decir, los ciudadanos están ganando un tiempo de vida extra, lo que es, sin duda, una buena noticia. Y la longevidad seguirá aumentando: el progreso técnico, social y sanitario permiten que cada ocho años la esperanza de vida a partir de los 65 años aumente en un año.
La esperanza de vida a partir de los 65 años es especialmente importante para la sostenibilidad financiera de los sistemas de pensiones porque cuando se crearon estos sistemas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en la mayoría de los países se estableció la edad de jubilación a los 65 años y, sorprendentemente, esta edad legal de jubilación no se ha cambiado a pesar de los notables cambios sociodemográficos que se han producido desde entonces.
En el caso de España, desde el momento en que se instauró la edad legal de jubilación en los 65 años (en 1919 en el Reglamento General para el Régimen Obligatorio del Retiro Obrero), los cambios han sido espectaculares. La ganancia en años de vida esperados ha sido muy grande desde todos los ángulos (ver Figura 1): i) la esperanza de vida al nacer se ha incrementado en cerca de 40 años (pasando de 41 años a 81 años); y ii) el porcentaje de cada generación que alcanza los 65 años ha pasado de ser menos del 35% de cada generación a más del 90%; iii) la esperanza de vida a partir de los 65 años ha pasado de menos de 10 años, a casi 20 años en la actualidad. Estas ganancias continuarán en las próximas décadas.
En un trabajo reciente con Clara I. Gonzalez analizamos también en qué medida los ciudadanos están adaptando sus decisiones del ciclo vital a los importantes cambios en su esperanza de vida.
Observamos lo siguiente:
- Aumentan los años dedicados al estudio en la enseñanza reglada, pasando de menos de 10 años de media de la generación nacida en 1940, a los 13,6 años de media que dedica la generación que acaba de terminar su etapa formativa,
- Se retrasa la emancipación situándose en 29,3 años para los hombres y 28,3 para las mujeres,
- Desde 1975 se pospone, en mas de 5 años, la edad del primer matrimonio hasta los 32 años en el caso de los hombres y hasta los 30 años para las mujeres
- La edad media en que las mujeres tienen su primer hijo ha pasado de los 25 años en 1975 a 29,5 años en la actualidad.
- Se retrasa en cerca de 10 años la edad de acceso al mercado de trabajo. Así, a mediados del siglo pasado la edad media de incorporación al mercado de trabajo estaba en los 18 años de edad mientras que ahora se acerca a los 30 años.
- Se ha adelantado la edad de jubilación efectiva en ocho años desde 1965, situándose por debajo de la edad legal de jubilación desde 1975 (ver figura 2 ). En concreto, ha pasado de los 69,4 años en 1965 para los hombres (71,9 para las mujeres) hasta los 61,4 años (63,1 para las mujeres).
Como resultado, la duración de la vida laboral se ha acortado mientras que la de la jubilación se ha incrementado, tal y como se observa en la Figura 3.
- La etapa laboral o el periodo de tiempo que los individuos dedican al trabajo, definida como la edad efectiva de jubilación menos la edad de incorporación al mercado de trabajo (edad media que tiene el individuo cuando obtiene el primer trabajo), se ha reducido en casi 20 años, es decir un 35%. Por un lado se incorporan más tarde porque dedican mas años a la inversión en capital humano, lo cual es positivo sin duda, pero al mismo tiempo se están jubilando antes.
- La etapa de jubilación definida como la diferencia entre la esperanza de vida a partir de los 65 años y la edad efectiva de jubilación, ha aumentado en 14 años, es decir casi un 200%. Por un lado se jubilan antes y por otro lado viven mas años al aumentar la esperanza de vida.
Conclusiones
Si una de las causas del envejecimiento es el aumento espectacular de la esperanza de vida, ¿Dónde está el problema? ; ¿Por qué cuando se habla de envejecimiento pensamos en ello como algo negativo? Las reticencias surgen porque automáticamente cuando se habla de envejecimiento en lugar de mirar a sus causas y regocijarnos de ellas, miramos hacia los sistemas de pensiones y sus problemas de sostenibilidad.
Parte de este problema de sostenibilidad se debe a que los individuos no están adaptando la duración de su vida laboral al aumento de la longevidad. Es decir, como si el proceso de envejecimiento, provocado por el aumento de la esperanza de vida, no fuera suficientemente grave para la sostenibilidad de las pensiones, vemos cómo el nuevo escenario laboral agudiza el problema. En definitiva, esta dinámica no es justificable y hace inviable la sostenibilidad de los sistemas de Seguridad Social de reparto. Es necesario que adapten sus decisiones vitales a la nueva realidad demográfica, en la cual vivirán por más años.