Premio Nobel 2014 a la Economía Industrial... digo a Jean Tirole

Premio Nobel 2014 a la Economía Industrial... digo a Jean Tirole

Hay premios Nobel que a uno le hacen especial ilusión y el caso de Jean Tirole es uno de ellos. Podríamos calificarlo como el microeconomista aplicado por antonomasia. Sus trabajos lo han convertido en autor de referencia en áreas como las finanzas corporativas, la economía bancaria, la economía del comportamiento, la economía política o incluso la economía laboral. Pero, por supuesto, sus contribuciones más importantes ha sido en lo que el comité del Premio Nobel ha llamado “su análisis del poder de mercado y la regulación”. Esa es la definición de la Economía Industrial. Y es que no se le ha dado el premio por una contribución en particular (aunque podrían), sino porque es imposible hablar de economía industrial sin hablar de Jean Tirole. Como una sola entrada no es suficiente para glosar todas sus contribuciones a la economía industrial (ver aquí su extensísimo currículum), he decidido dar una panorámica de algunas de sus publicaciones que más me han interesado desde que empecé a dedicarme a esto. Sospecho que esta será la primera entrada de varias.

Junto con Jean Jacques Laffont (que falleció en 2004) es uno de los padres de la teoría moderna de la regulación de mercados y es por ello que, tal y como el mismo Tirole afirmaba ayer, éste es un premio a ambos. Su trabajo Laffont y Tirole (1986) estudiaba como regular óptimamente un monopolio natural (por ejemplo, una empresa de telecomunicaciones, energía o ferrocarril) cuando esta empresa puede invertir en mejorar su eficiencia, reducir costes o mejorar la calidad de su servicio. Para entender su contribución es útil pensar en dos manera extremas de regular a una empresa. En un extremo tenemos lo que llamamos contratos de precio fijo (la empresa puede cobrar el mismo precio por el bien o servicio independientemente del coste de la empresa) y en el otro extremo los contratos llamados “coste-plus”, donde a la empresa se le permite poner un precio que cubre el coste más una cantidad fija. Escoger un tipo de contrato sobre el otro tiene sus pros y sus contras. Un precio fijo conlleva más inversión pero a la vez otorga mayores beneficios a la empresa. En cambio, un contrato coste-plus origina menores beneficios para la empresa pero a su vez menos incentivos a innovar. Su contribución es aportar un entorno que nos permita entender cuáles son los beneficios de utilizar cada opción y, más importante aún, proporcionarnos la manera óptima de fijar el precio, que combine los aspectos positivos, como son la mayor inversión pero minimizando los beneficios que las empresas obtienen.

En los últimos 25 años, sin embargo, los mercados regulados han dejado de ser monopolios y se han liberalizado. Sus trabajos han ido de la mano con estos cambios y nos han permitido entender como esta liberalización debería llevarse a cabo. Entre ellos, Laffont Rey y Tirole (1998a) y Laffont Rey y Tirole (1998b) constituyen el marco básico que los economistas utilizamos para entender el mercado de la telefonía móvil y como un regulador debe determinar los precios de interconexión (en inglés, termination rates) que las empresas se deben pagar entre ellas cuando uno de sus clientes hace una llamada a otro que pertenece a la red de su competidor. Otros trabajos, resumidos en el libro Laffont y Tirole (2000), han sido tremendamente influyentes a la hora de entender, por ejemplo, cómo regular una empresa que siendo propietaria de la infraestructura (como en el caso de la telefonía fija o el ferrocarril) debe garantizar el acceso a sus competidores a la misma.

Estas publicaciones y muchas otras contribuciones forman parte del material de cualquier curso de economía industrial. Entre ellas me gustaría destacar algunas de mis preferidas. Fudenberg y Tirole (1983) estudia como una empresa puede tomar decisiones de inversión que dificulten la entrada de un competidor o la faciliten con el objetivo de beneficiarse de ello. Nombres tan peculiares como “Fat Cat”, “Lean-and-Hungry Look”, “Puppy Dog Ploy” o “Top Dog” se han convertido en terminología estándar en el área para identificar el comportamiento de las empresas cuando enfrentan una amenaza de entrada. Freixas, Guesnerie y Tirole (1985) introdujo el Efecto Trinquete (o Ratchet Effect) para explicar como, por ejemplo, una empresa regulada puede sobreestimar su coste si piensa que en el futuro la regulación puede tener esa información en cuenta. Otros trabajos como Tirole (1999) pusieron en perspectiva la manera en que entendemos los contratos incompletos.

De la misma manera en que en los años 90 sus contribuciones permitieron entender como se debía plantear la liberalización de los mercados regulados, en los últimos años su investigación ha estudiado mercados que actualmente son muy influyentes como las plataformas o los estándares tecnológicos. Así, sus trabajos con Jean-Charles Rochet han permitido entender como poner precios a plataformas como las tarjetas de crédito, que cobran a los establecimientos por aceptarlas y a los usuarios por tenerlas. Rochet y Tirole (2003) muestra como los precios de unos y otros están relacionados, en la medida en que lo que una plataforma quiere es maximizar las transacciones y lo que cobra en total por ellas. Así, regular un lado del mercado sin tener en cuenta lo que sucede en el otro tiene poco sentido. En los últimos tiempos, sus trabajos como estándares tecnológicos como Lerner y Tirole (2014) nos permite entender como tratar desde el punto de vista de la política de competencia mercados de productos como los teléfonos inteligentes.

Como decía al inicio, a pesar de que sus numerosas contribuciones a la teoría de la regulación han sido un motivo importante para este premio Nobel, lo cierto es que el Comité ha decidido también otorgárselo por acumulación. Sus trabajos nos han inculcado una manera de comprender el funcionamiento de los mercados que no entiende de ideologías sino del análisis serio de los incentivos de empresas, consumidores y también de los reguladores y gobiernos. En este sentido, su libro The Theory of Industrial Organization, publicado en 1988, es la referencia de todos los que hemos estudiado economía en los últimos 25 años e incluso hoy en día se puede considerar el mejor texto en su área. Su esfuerzo en dotar consistencia a una literatura que hasta entonces había sido muy dispersa nos ha proporcionado un mismo marco y un mismo lenguaje a todos los que nos dedicamos a éste área.

Ah, y además es una bellísima persona. No es sorprendente, por tanto, que como decía ayer Jesús todo el mundo haya estado contento con esta elección. Yo el primero, que ya no tendré que volverme a quejar de que no le hayan dado aún el Premio Nobel. Mi más sincera felicitación a Jean Tirole.

Hay 5 comentarios
  • Si no tengo mal entendido los premiso Nobel, y no sólo el de Economía, intentan reconocer la labor no sólo de grandes académicos sino que sobre todo intentan reconocer a personas que han realizado grandes contribuciones para que el mundo sea mejor. En este sentido creo que en Jean Tirole ambas cosas son ciertas. Cuando él empezó a trabajar en Economía, la ideología contaminaba mucho más que ahora la Economía. Aún muchos pretendían encontrar las grandes soluciones globales a todos los problemas y entendían que las ideologías eran una fuente inagotable de respuestas para todo. El enfoque que toma el importante desarrollo en las últimas décadas la Economía Industrial, del que Tirole ha sido un gran protagonista, nos aporta una visión completamente distinta. Nos aporta rigor analítico y el apoyo de los datos al servicio del estudio de las problemas concretos de cada sector, sin olvidar nunca las interrelaciones con otros sectores. Y, a pesar de investigar realidades concretas, lo ha hecho estableciendo marcos generales que pueden servir para muchos sectores y no ha olvidado nunca la importancia de la sistematización de esos conocimientos, que dispersos hubiesen perdido potencia. Su manual de Economía Industrial sistematiza muy bien los conocimientos que nos ha aportado la Economía Industrial. Muchos otros manuales toman el suyo como primera referencia. Creo que el premio es muy merecido.

    Un cordial saludo.

  • Cuando se juntan calidad y cantidad no hay más remedio que asombrarse, creo que fue Miskin el que dijo que no era posible que tal persona existiera.

    La foto sobre el fondo rojo-rosáceo de los ladrillos típicos de la región de Toulouse (Bazacle ¿?) nos recuerda otro logro: la improbable creación de un centro de investigación económica de primer nivel en un lugar periférico como es esa ciudad en compañía de su difunto colega Laffont.

    Aquí en una simpática foto con sus alumnos sponsorizando a su criatura:

    http://www.ladepeche.fr/article/2014/10/14/1971832-le-rayonnement-de-l-ecole-d-economie-de-toulouse.html

    http://www.cnrs.fr/fr/recherche/prix/docs/2007orweb.pdf

    • Juraría que estos ladrillos los conozco y no son en Toulouse, sino en Barcelona en la UPF 😉

  • Me alegro, un ejemplo más del trabajo humilde y de calidad de un Polythecnicien.

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