El falso debate sobre las vacunas

El  falso debate sobre las vacunas

El tema de las vacunas vuelve a estar en primera página de los periódicos debido al caso de difteria diagnosticado a un niño de Olot de 6 años. Este es el primer caso en los últimos 27 años en España. La noticia es que el niño no estaba vacunado contra esta enfermedad altamente infecciosa porque los padres son contrarios a las vacunas.

Como discutían Pedro Rey y Anxo Sánchez en entradas anteriores, no hay dudas sobre los efectos positivos de las vacunas sobre las enfermedades que previenen. Irónicamente, su efectividad es tan alta que al no haber habido casos en décadas nos hayamos olvidado de los gravísimos efectos que pueden tener enfermedades como la difteria o la polio.

Así, muchos padres no tienen en cuenta ese efecto positivo de la vacunación y se dejan convencer por los supuestos efectos negativos que supuestamente tendría sobre los niños. Es bien conocido el estudio, que luego se demostró erróneo, relacionando la vacuna triple vírica con el autismo. Este tipo de mitos hace que padres que se creen más informados que el resto de la población rechacen tratamientos que funcionan y vacunas que previenen enfermedades por tratamientos alternativos que no (de nuevo ver el brillante post de Anxo Sánchez sobre la homeopatía). En cuanto a las "motivaciones" para no vacunar, recomiendo el artículo de Pedro Linde en El País y el famoso libro Bad Science donde, entre otras cosas, Ben Goldacre hace un gran análisis de este tema.

Lo grave de este tipo de decisiones es que la no vacunación de un niño raramente tendrá coste para él. Si la gente a su alrededor está vacunada eso constituirá una barrera suficiente contra la enfermedad, lo que hace que estos padres tomen este tipo de decisiones sin incurrir en el coste de sus acciones. Este efecto “polizon”, sin embargo, hace que las tasas de vacunación estén cayendo en muchos sitios y enfermedades que creíamos erradicadas hayan vuelto porque esta barrera deja de ser efectiva.

¿Cuál es la solución? La más obvia sería la vacunación obligatoria. Aunque personalmente me parece una medida excesiva, eso no es muy distinto de lo que hacemos en otros casos donde pensamos que la externalidad que generan las decisiones de otros es peligrosa. Pensemos, por ejemplo, en los límites de velocidad en las carreteras. Aunque a veces lo parezca, no son opcionales y creemos que respetarlos es beneficioso no solo para el conductor sino para el resto de los usuarios de la carretera cuya seguridad se ve afectada por ello. Richard Epstein hablaba de los pros y cons de la vacunación obligatoria aquí.

La alternativa, mucho más realista, sería que en el espíritu de la literatura sobre externalidades e impuestos de Pigou, se impusiera el coste de sus actos sobre la gente que decide no vacunar. Esto implica, entre otras cosas, que los padres se hagan cargo de los costes del tratamiento (obligatorio) de la enfermedad de su hijo si no está vacunado y el de otras personas que hayan sido afectadas por ese brote, cuando es identificable la causa. Otros sitios, como Australia, están yendo más lejos y proponen eliminar los beneficios sociales a los padres de hijos que no están vacunados. Probablemente, cuando algunos padres vieran cuál es el coste de no vacunar en el bolsillo de otros serían más receptivos a recomendaciones, que como en el caso de las vacunas, persiguen el bien común.

Hay 55 comentarios
  • Gracias por traer el tema a NeG, Gerard. Aunque a mí me gusta obligar tan poco como a ti, en este caso no hay otro remedio que la vacunación obligatoria. Para que una aproximación pigouviana funcionar en este problema, los sujetos a los que se pretende afectar deberían ser racionales, capaces de entender las consecuencias de sus actos y de hacer un cálculo coste beneficioso. Y lo siento mucho, pero los que no vacunan a sus hijos son acientíficos, por lo que no hay aproximación racional que valga al problema, e imbéciles. Hacerles vacunar obligatoriamente a sus hijos (que no se diferencia de enseñar obligatoriamente que la tierra es redonda) nos vacuna a los demás (y a sus hijos) contra su imbecilidad.

    • Vaya despotismo. Estoy seguro de que hay otras formas. ¿Qué tal consentimiento informado?

      • Carlos: a ese tipo de gente no hay forma de hacerles entender la información. Simplemente no la creen, y además suelen estar cerrados a todo tipo de razonamiento. Es lamentable, pero no hay "consentimiento informado" ...

  • Interesante también el artículo de ElPais sobre la "sociología de los escépticos" http://elpais.com/elpais/2015/06/02/planeta_futuro/1433262146_575760.html
    Estas personas forman una especie de secta de iluminados. Lo mismo aseguran que el cambio climático es un camelo, que el gobierno de Ohio contamina el agua de los pantanos o que la triple vírica es uno de los mayores fraudes de la humanidad.
    Leemos
    “Ante cualquiera de las enfermedades, tanto eruptivas […] como no eruptivas —difteria, tos ferina, polio, gripe y hepatitis— la actitud más adecuada es dejar transcurrir el proceso natural de la enfermedad”.
    Mi padre sufrió un ataque de polio a los 5 años. Tuvo mucha suerte y pudo sobrevivir. A los 10 años y tras 22 operaciones quirúrgicas volvió a caminar.

  • Dos cosas. Uno. Esto no va de blanco o negro, de todas las vacunas o ninguna. En eso que llamáis "antivacunas" hay muchos matices, y en materia de salud pública la ciencia informa pero no determina enteramente la política. Faltaría más. A ver si va a resultar que somos los economistas (o algún economista en concreto) los que dicten la política económica. La manera superficial y frívola en que este tema se suele tratar no ayuda mucho, y esta entrada no es una excepción.

    Dos. No entiendo por qué la política de corrección de este blog no se aplica a alguno de sus autores que aparentemente es de insulto fácil. Ese tipo de comentarios tienen que ser filtrados como los de cualquier lector.

    • No hay matices que valgan. La mayor parte de las vacunas de las que hablamos tienen una eficacia contrastada sobre enfermedades muy graves y riesgos demostrados muy muy bajos. No es frivolidad, es sentido común. Lo frívolo es decir lo contrario.
      Seguro que habrá vacunas con menor eficacia y mayores riesgos. En esos casos es donde se puede discutir si compensa desde el punto de vista de salud pública. Y ahí los economistas sí tenemos qué decir. Se trata de hacer un análisis coste-beneficio.

    • En esta materia no cabe matiz alguno. Precisamente lo deseable es que la ciencia determinara en mayor medida la política. Otro gallo nos hubiera cantado si hubiera sido así y las decisiones políticas fueran totalmente racionales.

    • Por alusiones: me he referido a los antivacunas como "acientíficos" e "imbéciles". Según el Diccionario de la Academia, "imbécil" es "alelado, escaso de razón." "Acientífico", por otro lado, quiere decir "que no tiene en cuenta los conceptos y métodos de la ciencia." Ambas descripciones se corresponden perfectamente con las personas que están en contra de las vacunas y en particular con las que no vacunan a sus hijos, por tanto no hay insulto, ya que seguún la academia, "insultar" es "ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones". Dado que mis palabras se corresponden con los hechos, el que se ofenda será porque quiere, y en particular porque le moleste el fondo de mis calificativos: que no usa la razón.

      • Totalmente de acuerdo con Jorge Durán (puntos 1 y 2) aunque supongo que donde dice política económica se refiere a política sanitaria. Por añadir algo, me sorprende leer que este tema no admite matices.

      • Recuerdo cuando nuestro pediatra en EEUU, que tenía un hijo autista y seguía el problema de cerca, nos dijo ya hace casi 14 años que el artículo de Lancet estaba probablemente mal. Después se supo que era un fraude sin más. Por eso, con toda la información acumulada, Anxo ha utilizado el término correcto, Imbéciles, sí, y en cuanto muera la primera persona sin vacunar, imbéciles criminales.
        Siendo realistas, la única opción es la vacunación forzada. Hay otra tonterías irracionales como la homeopatía o los horóscopos que son más tolerables por ser menos dañinas. Pero con la salud pública no se juega. Uno no puede tirar productos de desecho dónde la da la gana, no puede sacrificar animales sin que los vea un veterinario, y con suerte, dentro de poco no podrá andar por la calle sin vacunar. Dado la irracionalidad e ignorancia general de gente que es capaz de matar a sus hijos por una magufada que han leído por internet , los incentivos pigouvianos tendrían la misma efectividad que en la reducción del consumo de heroína en vena.

      • Las vacunas también tienen peligros, aunque sean infinitamente menores que los beneficios (y más a escala social). Ayer por ejemplo, aparecía en la prensa un padre con un hijo tetrapléjico a consecuencia de una vacuna. Estoy a favor de la vacunación generalizada, pero imbécil, lelo, tonto ... son insultos, porque en efecto, ofenden y no son la mejor manera de convencer a nadie, por mucha razón que se tenga.

  • Creo poco en soluciones piguvianas ex-post, y menos en materia de salud pública. Prefiero incentivos negativos ex-ante, por aquello de prevenir: multas sustanciosas a los padres que se nieguen a vacunar a sus hijos, y además por vía administrativa, sin líos. Y por descontado, nada que restrinja los derechos del niño, que no es el que decide.

    Al margen, empezó Manuel Rivas y se extiende como el aceite: "polizonte" es una forma despectiva de referirse a un policía. Lo otro se llama "polizón".

    • Coincido completamente, ex-ante si que tendria sentido. Si quieres excluir a tus hijos de la vacunacion tienes que pagar primero un impuesto por los posibles costes de esa decision para el resto de la sociedad.

      Al contrario que Antxo si que me parece que un impuesto de este tipo puede tener efectos positivos independientemente de la poca racionalidad de los padres.

      • ¿Y a cuánto ascendería el impuesto? Porque los peligros potenciales pueden ser enormes.

  • Un informe de la British Medical Association incluía recomendaciones para los padres que buscaban información en internet sobre las vacunas. La preocupación era que mucha información relacionada con la salud fuera engañosa: "The following should help parents to decide whether a site is trustworthy:

    -Is the content highly emotive?
    -Are conspiratorial claims made?
    -Does it refer to privately published material?

    If the answer to any of these questions is ‘yes’ then the site may not be presenting unbiased and substantiated advice."

    Pues eso. Buen tema, pero ojo con los comentarios demasiado emotivos.

  • Sobre la eficiacia de las vacunas, espectacular tabla que muestra su efecto en EEUU: https://twitter.com/Yoriento/status/606218565751042049

    ¿Porqué en España es obligatorio vacunar a una mascota y no un niño? Incomprensible. En Francia es obligatorio. Otra variante de la "solución alternativa voluntaria" es la de California, que no admite a los niños no vacunados en la escula pública. Eso significa un sobrecoste para los "antivacunas" sin esperar a que haya un brote cuyo coste tengan que sufragar.

  • Gerard, dices que "no hay matices que valgan" y a continuación matizas. ¿En qué quedamos? De eso es de lo que yo estoy hablando.

    A eso añade el tono de fanático religioso que adoptan algunos cuando se trata este tema. Hacéis un flaco favor a la causa de la salud pública desinformando de esta manera, porque una información parcial es eso: desinformación, y sólo alimenta la paranoia de algunos.

    Por lo demás insisto en que es vergonzoso que no se la política de moderación de comentarios a los autores del blog. Lo único que conseguiréis será perder lectores. Yo este señor ya no lo leo por ese motivo.

    • Es lo bonito que tiene la libertad de expresión, Jorge. Yo llamo a las cosas por su nombre, a ti no te gusta y no me lees, perfecto. En este blog y en cualquier medio cada uno lee los artículos que le gustan, y de hecho cada quién lee los blogs y los medios que le gustan. Faltaría más. Encantado de saludarte.

    • No nos estamos entendiendo. Como digo en mi comentario en vacunas como la de la difteria y en general las que están en el calendario de vacunaciones no hay dudas de su efectividad ni de su seguridad. Y si los médicos lo tienen claro no veo porque tenemos que creer que sabemos más que ellos y ponerlo en duda. Así que te equivocas. El fanatismo no es creer lo que te dice alguien más informado, es pregónizar que sobre estos temas tan importantes los no expertos podemos poner matices. Esta es la verdadera y temeraria desinformación.

  • Parte el autor en su post de la no existencia de la obligación de vacunar a los hijos, y propone medidas, aplicadas en otros países, que incentiven a los padres a vacunar a los hijos, por razón de las desagradables consecuencias a arrostrar en caso contrario.
    Sin embargo, entiendo que implantar ese tipo de medidas no es necesario en España, toda vez que los padres están obligados a "velar por sus hijos" (artículo 154 Código Civil). El indeterminado jurídico que utiliza el Código comprende sin duda ( así resultaría por ejemplo de la aplicación del artículo 142 del mismo CC), la prestación de los cuidados y la asistencia médicos que sean precisos para salvaguardar su salud. El incumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad, puede determinar desde la asunción de la tutela por el Estado, con suspensión de la patria potestad (artículo 172), a la privación de la patria potestad (artículo 170). Es decir, aunque no exista una norma que imponga el deber de vacunar, este puede inferirse de los deberes genéricos inherentes a la patria potestad, de modo que la voluntad de los padres pueda ser sustituida por la del Estado. Imponer a los padres los costes del tratamiento es tanto como asumir que pueden optar por que el hijo contraiga la enfermedad, con el consiguiente riesgo para la salud pública. La patria potestad no es un derecho, sino un conjunto de poderes para el logro de un fin (cuidado de los hijos).
    Como ven, es una opinión desde otro punto de vista. Gracias

  • La utilidad de las vacunas: Indudable.
    Los riesgos de solo unas pocas novedosas de reciente implantación: Discutibles.
    Las paranoias sobre grandes conspiraciones: Pues eso, paranoicas.
    La confluencia de intereses espurios de grandes farmacéuticas: Conocidos y contra los que una sociedad con científicos independientes a sueldo público, seguro que ayuda a defendernos.
    Demonizar a los "antivacunas": Ilógico, seguro que como en botica....hay desinformados (O mal-informados) y cuidadosos vigilantes de los intereses de sus hijos. Separemos grano y paja.
    Penalizar las decisiones que ponen en riesgo a todos: Necesario. Asuma usted las consecuencias (Tratamientos y contagio -Seguro Obligatorio de responsabilidad?? Quizá-) de sus actos, por supuesto. Y soporte limitaciones si decide excluirse (Establecer lista de vacunaciónes limitativas de acceso a escuela pública y/o ayudas de carácter sanitario o social -Muchos pueden y se las permitirán, a su elección-)
    Obligatoriedad: Solo si una corriente como esta se extendiese para alcanzar niveles que generen riesgo de epidemia.
    Los que reconocemos la utilidad de la vacunación, no creamos tener la única verdad revelada. Aceptemos que se puede y en ocasiones, se debe hablar de plazos y mejora de productos y efectos secundarios. Aun cuando muchos sean menores. ¿O estamos en contra de ser exigentes y renunciamos a avanzar hacia la perfección?

    Por favor, no dramaticemos. Ni los riesgos de los calendarios de vacunación. Ni las consecuencias de movimientos minoritarios....por ahora. Tratemos de INFORMAR y bien.

  • Hola,
    Gracias por el post. Desde luego es una pena que en sociedades avanzadas haya padres poniendo en riesgo la vida de sus hijos por creer a unos charlatanes. La pregunta es qué podemos hacer para solucionarlo.

    Creo que en medicina hay muchos casos que se presentan como "el médico lo sabe todo" o "el médico decide" cuando las cosas no están tan claras o el paciente debería tener en cuenta otras razones para decidir. Por ejemplo el tipo de lactancia o el tipo de parto. Las vacunas no es en absoluto ese caso. Está claro. Lo que me pregunto es si quizás una actitud más humilde en otros temas y un mayor respeto a la decisión del paciente no ayudarían a generar confianza en los casos claros.

    La idea es que sintamos "si en esto me informan de lo que hay para que yo decida, pero en esto otro me están diciendo que es lo que debo hacer, será que es realmente lo que debo hacer."

  • Estando de acuerdo con el debate de fondo sobre las vacunas, no deja de llamarme la atención la proliferación de post que arrancan con el "NO es que yo sea partidario de prohibir PERO ...": desde prohibir a las mujeres coger 3 meses de baja de maternidad (obligando al padre a hacerlo), prohibir a los Consejos elegir a sus Consejeros.

    En la tensión entre Sociedad e Individuo (y de eso estamos hablando en el límite) conviene tener una sana precaución con los "sueños de la razón".

    Las sociedades gobernadas por tecnócratas tienen su encanto ... en teoría. Pero parafraseando a Yogi Berra: en teoría la teoría y la práctica se parecen. En la práctica el "encanto" de esas sociedades muchas veces desaparece.

    En la tensión entre el Individuo y la Sociedad, la carga de la prueba está en la Sociedad ... y debe ser muy clara y muy poco discutible para poderla imponer. Quizás sea el caso en las vacunas, no lo discuto. Pero el debate de fondo (individuo vs sociedad) merece un extraordinario respeto y una sana tendencia a (sobre)defender al individuo contra el tecnócrata social.

  • A mi este año, para matricular a mis hijos en un buen colegio publico en USA me han pedido la tabla certificada de vacunas, y hemos tenido que ponerles alguna que en España se pone mas tarde que en USA, porque en caso contrario no eran admisibles como alumnos. No entro en si un padre debe tener patria potestad o no para creer en la magia homeopática, el horóscopo y la maldad de las vacunas, y hacer pagar las consecuencias a su descendencia. Pero claramente no debe tener derecho a generar riesgos a otros escolares. Los colegios deberían exigir certificados de vacunas obligatoriamente por ley, ya que esto defiende los derechos de los hijos de padres mas racionales.
    Respecto a la efectividad de las vacunas estándares, y su falta de efectos secundarios significativos, la ciencia no tiene dudas. Eso si, ante una nueva vacuna siempre hay margen de error hasta que las bases de datos crecen suficientemente. Por ejemplo, la vacuna clásica de la viruela costaba la visa a unas dos personas por millón, normalmente con sistemas inmunológico si debilitados . Para ponerlo en perspectiva, la probabilidad de que te mate un rayo es bastante inferior, se ha estimado en uno sobre tres o sobre cuatro millones, dependiendo de la zona, y seguimos saliendo a la calle. Pero si uno decidía saltarse la vacunación, conviene recordar que la mortandad era del 39% en el viruela mayor.

  • Pues en Argentina, si no muestras la libreta con todas las vacunas, tu hijo no puede matricularse. Son obligatorias y punto. Lo extraño es que para radicarse uno en España también nos las exigen, siendo argentino, y ahora me entero con este post que para los propios españoles no hay obligación.

  • Aparte de las medidas propuestas (y yo también soy bastante escéptico sobre cualquier medida cuyo efecto dependa de la racionalidad de los padres), me pregunto también ¿qué se puede hacer para contrarrestar la propaganda anti-vacunas y asegurar un tratamiento riguroso del tema por los medios? Hace un par de días se me atragantó la cena al ver que el Telediario de cierto "servicio público", al tratar el tema de las vacunas, empezaba por dar la palabra a "representantes del colectivo anti-vacunas": una "experta en Medicina Ambiental" y el autor de un libro titulado "Vacunas, las justas". Treinta segundos en Internet me bastaron para descubrir que la primera era psicoterapeuta, y el segundo un periodista socio fundador de un bufete de abogados especializado en "daños por medicamentos ". Es decir, que a la primera se le atribuía una cualificación de la que carece por completo y del segundo se escamoteaba un interés pecuniario clamoroso. Pegas de la libertad de expresión, supongo, pero cabría esperar mayor deontología de un medio que contribuímos a mantener con nuestros impuestos.

    • Si hay algo realmente peligroso en el mundo es la creencia de que mi racionalidad está por encima de la "de los otros padres". Esa enfermedad ha producido, produce y producirá una gran cantidad de víctimas (muy superior a la de las vacunas y a la de las no vacunas).

      Es además terriblemente difícil de detectar porque uno la ve en los demás incluso cuando no la tienen y es incapaz de detectarla en uno mismo incluso cuando los síntomas son evidentes.

      Uno de los primeros síntomas de la enfermedad es la de que la "libertad de expresión" y que den la palabra "a los otros" produce urticaria en la piel y como un "come, come" en el estómago.

      • Estimado José Pablo,

        No sé qué enfermedad le afecta a Vd., pero debe causarle problemas de vista, ya que hubiese podido ver que no me he referido en ningún momento a la racionalidad de "los otros padres", sino de los padres en general, y lo mismo podría haber dicho humanos, porque si algo cierto en la vida es que los humanos, yo incluido, podemos ser todos bastante estúpidos en ocasiones. Pero no todas las opiniones tienen el mismo valor ni merecen el mismo respeto: es importante saber en qué se basan.
        En cuanto a la libertad de expresión, es algo a lo que tengo mucho respeto, aunque sólo sea porque es una herramienta muy efectiva para detectar a quienes justamente tienen más costumbre de apoyarse en dogmas y prejuicios que en la lógica.
        Pero permita que, con todo mi respeto a la libertad de expresión, aguante mal que un servicio de "Informativos", lejos de informarme, falsee los credenciales de pseudo-expertos y colabore con ellos para hacerme tragar ruedas de molino. Porque lo que sí que me produce urticaria y comezón en el estómago es que me tomen por gilipollas, algo que quizás Vd. sobrelleve mejor.

    • Tambien recomiendo el art. Y el blog de J.R.Alonso, es un Excelente articulo.....Creo que las vacunas es un claro ejemplo del bien común, el que no lo entiende asi, es una persona engañada, que si sigue en su tozudez, acaba siendo un peligro para sus propios hijos y después vienen los arrepentimientos

  • Llego tarde al debate, pero me permito hacer alguna aportación. Además de que los padres de los niñ@s que no se vacunan asuman los costes de su curación si enferman, propongo que la no vacunación debe ser comunicada a la comunidad y los que decidan no vacunarse deberán estudiar en centros para no vacunados que deberán costear en la parte que dichos centros excedan del coste de los centros a los que acudan los desinformados que se vacunan. No es "marcar" a nadie, quedaría en una relación entre la administración y el ciudadano. No es posible que pongamos en duda, sin pruebas y con infundios, esas pequeñas cosas que nos han traído hasta aquí. Negar las vacunaciones es como negar la helicobacter pylori.

    • Y las patologías y tratamientos derivados del consumo de tabaco, alcohol, ... ¿también debería pagarlas los adictos a estas sustancias?

      Salud

      • Creo que son temas distintos. Primero, porque no generan el tipo de externalidades que discutimos en el caso de las vacunas (o al menos son menos significativas). Segundo, porque no está claro que los fumadores, por ejemplo, cuesten más dinero al estado dado que muchos argumentan que su menor esperanza de vida ahorra gastos en pensiones. Tercero, los fumadores y bebedores ya están pagando unos impuestos bastante altos. Como comentaba en otra entrada sobre los impuestos a la gasolina,

        https://nadaesgratis.es/gerard-llobet/la-negacion-de-los-efectos-de-la-contaminacion-por-los-politicos-espanoles

        si la externalidad que generaran fuera mayor sería cuestión de seguir subiendo esos impuestos.

  • Sin entrar a valorar el fondo de la cuestión... Sinceramente no entiendo por qué se opina aquí de un tema médico con más aristas y derivadas de las que el autor de la entrada (seguro que con buena voluntad) puede cubrir

  • Estaba reteniendome, ya que se mezclan demasiadas cosas en el debate y se habla de "vacunas" como un todo, como si todas tuvieran la misma racionalidad, sentido etc

    Aunque no me gusta ponerme en "autoridad sanitaria", a estas alturas parece que la solucion más eficiente es la compulsiva. Ademas de discutibles impuestos pigouvianos se ha apuntado lo de la negativa a escolarizar, que estaría bien,.... si se avala que las consecuencias no son aun peores (niños no inmunizados ni alfabetizados asilvestrados por ahi).

    Para aquellas vacunas de suficiente alcance y repercusión externa, casi mejor inmunizar autoritariamente, como señalal Carlos Alonso que hay que hacer con las mascotas. Porque es curioso que yo me tenga inexorablemente que amarrarme al coche para circular - a riesgo de incrementar la probabilidad de tetraplejia frente a la preferible (para mi) muerte súbita - y no se le pueda obligar en los mismos términos a dar un vial, terrón o similar a un niño, con muy inferiores probabilidades de efectos adversos.

    Pero es que si planteamos así el problema llegaremos facilmente a impugnar la extendida visión de los "derechos" de los padres respecto a "sus" hijos, y no gusta.

    ¿Las creencias sobre vacunas son de verdad de un orden distinto a la que lleva a las mutilaciones rituales (femeninas - ablación - y masculinas - circuncisión)?
    Quizas solo en grado de racionalidad.....favorable a las primeras (En Éxodo 4:24-26, el cabreo del innombrable porque Moises no habia practicado aun la mutilación a un bastardo). De mutilaciones simbólicas ni hablo.

  • Buenos días Gerard, gracias por el post. No me parece que imponer impuestos pigouvianos a los padres sea la solución. Imaginemos por ejemplo que se implanta la solución de que los padres tengan que hacerse cargo del coste del tratamiento. En un caso como el de Olot, el niño se encontraría con difteria, y con unos padres arruinados. Lo cuál es aún peor que tener difteria a secas. Su hermana por su parte se encontraría con unos padres arruinados, y un hermano con difteria. Además, se da la circunstancia de que el error de los padres ha sido no estimar correctamente las probabilidades de enfermar, y/o no estimar/conocer correctamente la gravedad de la enfermedad. Siendo así, no parece que ex-ante imponerles hacerse cargo del coste del tratamiento vaya a ser muy efectivo, pues o bien estiman que la probabilidad de que les ocurra es nula o residual, o bien consideran que la gravedad de la enfermedad es poca (y el tratamiento por tanto sencillo -seguramente alguna hierba mágica-). Sin embargo, sí que va a agravar mucho su situación ex-post. Esto, para alguien como yo que no cree en el castigo como fin, es absurdo. Sobre todo si consideramos que también va a afectar a sus hijos, que estarían sufriendo un doble castigo. Yo no soy partidario de legislar a golpe de noticia, pero creo que si hubiera que hacer algo, debería ir por el lado de la obligatoriedad de las vacunas.

    • Andrés,
      Creo que no veo el problema que planteas. Si a los padres les preocupa las consecuencias de incurrir el coste ex-post lo que tienen que hacer es vacunar a sus hijos. Eso les eximiría de toda responsabilidad. Es como decir que no se puede multar a la gente que va a 200km/h por la autopista porque eso puede tener consecuencias económicas sobre sus hijos.
      En todo caso, creo que has malinterpretado la propuesta. No se trata de un castigo sino de internalizar el efecto que sus acciones tienen sobre los demás. Con ello se tomarían mejores decisiones.

      • vHola Gerard. No entiendo tu razonamiento. La idea es que a los padres les preocupe incurrir en el coste ex-ante, no ex-post. Con esto quiero decir, por si no se me ha entendido, que a los padres les tiene que preocupar incurrir en el coste antes de tener que incurrir en él, cuando toman la decisión de vacunar o no. Que les preocupe cuando su hijo ya ha enfermado no sirve de nada. Creo que en mi argumentación quedaba claro que yo no creo que les hubiera preocupado ex-ante. Que su hijo enferme de difteria es un coste suficientemente alto, no hace falta agravarlo. La cuestión es que o ellos no han sabido calibrar la gravedad de la difteria (con lo que tampoco sabrán estimar la cuantía del tratamiento, al considerar que es una enfermedad menor, curable con medicina alternativa, o según he leído, que debe ser superada por el propio sistema inmunológico), o no han sabido calibrar la probabilidad de que su hijo la contrajera (con lo que tampoco sabrán calibrar la probabilidad de tener que pagar la multa por la que abogas). Y la prueba de que esto ha sido así es que a la hermana ya la han vacunado. Cuando han cambiado su percepción sobre la probabilidad y/o gravedad de la enfermedad. Sin necesidad de multas en caso de que enferme también la hermana. Siendo así, creo que una medida de este estilo sería nociva, por las razones que he expuesto en mi anterior comentario. Un saludo

        • Andrés,
          Por supuesto que te había entendido. Precisamente los impuestos de Pigou hacen el tipo de consideraciones que planteas irrelevantes. Es decir, si los padres no han valorado correctamente la probabilidad de que su hijo se contagiara con difteria el pago compensará a la sociedad por el coste que su mal cálculo ha generado. Eso es lo bueno de los impuestos que corrigen estas externalidades. Da igual que los padres sean racionales o no. Si lo son vacunarán a sus hijos y si no lo son la sociedad no sufrirá el coste de su error. No hace falta valorar los motivos que llevan a ese error.

  • Por otra parte, Antxo, me encantan tus post. Pero no creo que ayude al diálogo insultar a los anti-vacunas. Ciertamente ser anti-vacuna es una postura pueril y peligrosa. Si bien no ayuda que haya médicos que la defiendan (recordemos que para alguien que no está en el mundo de la ciencia, es difícil distinguir unos médicos de otros, unos investigadores de otros, ...). Pero cuando insultas a alguien, le pones a la defensiva. Creo que es más interesante tratar de convencerles.
    Por desgracia, creencias peregrinas, o deliberadamente falsas e impulsadas con un interés espúreo, que acaban desembocando en muertes, son habituales a lo largo de la historia, recordemos sin ir más lejos las armas de destrucción masiva en Iraq.

  • En relación al efecto "polizón" creo recordar que el SIR model aplicado a la viruela concluía que tan solo era necesario vacunar a un 83'3% de la población para hacer imposible un brote epidémico.

    Imaginando que para otras enfermedades infecciosas serán porcentajes parecidos, creo que aún hay espacio para convertir a muchos a la fe de la antivacunación

  • Ninyure, no confundamos ahora la "inmunidad colectiva" o efecto rebaño (herd immunity) con un umbral de protección vacunal.
    Una elevada tasa de inmunización previene "brotes epidémicos" porque muchos están vacunados y no son ya susceptibles. Inversamente, el beneficio marginal de cada nueva vacuna decrece más a partir de un cierto nivel (LRMD). Pero eso no evita casos - incluso muertes -innecesarios como los que ahora vemos con porcentajes vacunales ventimuchos puntos más altos de lo que apuntas.

    Podemos marear la perdiz con la ineficiencia de vacunar el niño 100 de 100 o con la externalidad positiva de estos episodios por permitirnos actualizar las toxinas que teniamos ya caducadas.

    Pero no resultan divertidas las discusiones bizantinas sin motivo, cuando hay tantos grupos interesados en promover, agitar y mantener tantas otras similares por mero interés.

  • No traslademos la responsabilidad de la salud pública a quien no la tiene.
    A pesar de lo que piensen los eugenésicos y sus portavoces tribuneros (http://toyoutome.es/blog/author/plinde), los seres humanos no salen de cadenas de manufactura en serie, y no tienen que ser llamados como los coches automáticamente a revisión cada vez que se descubra un defecto inherente al diseño o la producción.

    El mejor incentivo para vacunar libre e informadamente empieza primero por obligar a quienes preconizan campañas de vacunación (con dinero publico) a responsabilizarse también de los resultados adversos que se producen tanto en el ámbito personal como en el social:
    http://www.actasanitaria.com/que-paso-con-la-gripe-autoevaluacion-politica-la-espanola/

  • Oportuno comentario EB, aunque me temo que a nivel mediático el debate hispanistaní lo resume la entrevista que le hacen al pediatra Carlos González en un medio de internet:

    Entradilla: “No hay un debate sobre las vacunas, de la misma manera que no lo hay sobre si pegar a las mujeres”
    Pregunta: Pero, ¿se ponen demasiadas vacunas?
    Respuesta: Se ponen las vacunas que se pueden poner, ojalá tuviéramos más. Y se investigan concienzudamente antes de sacarlas al mercado y antes de ponerlas juntas se ha investigado que se pueden poner juntas.

    Es tremenda, les encarezco a que la lean entera comentarios incluídos. Y si no se les ha caído todavía la venda de los ojos pregúntense por qué los lobbies provacunas quieren medicar a personas sanas sin hacerse responsables:

    “En los EE.UU., ni de las compañías farmacéuticas ni de los médicos se pueden obtener los servicios demandados cuando algo malo le pase a partir de una vacuna. Ambos están protegidos por la Ley Nacional de 1986 de lesiones vacunales infantiles. Esta ley, firmada en vigor del entonces presidente Ronald Reagan, por decreto, dice: “Ningún fabricante de sueros vacunales es responsable civil por una acción de daños y perjuicios derivados de una lesión asociada a una vacuna, o de muerte. (Ley pública 99/660).”

    Y que conste que confío razonablemente en las vacunas:
    http://www.nogracias.eu/2015/06/05/editorial-nogracias-vacunas-no-todas-son-iguales/

  • El tema puede suscitar un debate de gran enjundia, que no se ha producido. Como ha dicho José Pablo, en el fondo se trata del viejo conflicto entre Individuo y Sociedad. Ilustra mejor que ningún otro ejemplo la inevitabilidad del socialismo (quiero decir, de cierto grado de socialismo), y demuestra por qué la eliminación del gobierno no es la alternativa correcta a un mal gobierno.

    Se plantean dos niveles de debate. En el más inmediato o elemental, queda claro que los padres no deben tener derecho a decidirlo TODO sobre sus hijos. La protección del niño frente a padres flagrantemente equivocados es fundamental. Recuérdese lo que ya decía el gran Cesare Beccaria sobre el abuso de la patria potestad. Eso que tanto repiten los obispos (desde hace poco, no desde hace dos mil años) de que «los padres deben poder elegir libremente la educación que reciben sus hijos» es en general una falacia.

    En un nivel más avanzado, que creo que no se ha llegado a tocar aquí, el individuo no debe tener derecho a decidirlo todo ni siquiera sobre su propio cuerpo. Se desmorona el viejo lema castizo-liberal, que tanto le gusta a Antonio Escohotado: «de mi piel pa'dentro, mando yo». Mando si mis decisiones no ponen en peligro el bienestar de otros. Se pueden dar circunstancias en las que la sociedad puede y debe obligar al individuo a elegir entre vacunarse y emigrar a una isla desierta, en cuarentena perpetua.

    • En el caso de la difteria la peligrosidad social de los antivacunas es más que discutible, Jaime. No hay inmunidad de grupo según una opinión más autorizada que la mía:
      http://www.actasanitaria.com/difteria-lecciones-de-una-crisis-de-salud-publica-espana-junio-2015/
      Además tal vez haya un 70% o más de españoles que no hemos tomado la vacuna de refuerzo de la difteria (más tétanos); es decir podemos ser igual de portadores asintomáticos que esos 8 niños vacunados de Olot que han aíslado, solo que sin anticuerpos de la vacuna.
      En fín Jaime, como no hay suficientes islas desiertas para cuarentena individual, propongo reactivar las antiguas leproserías, sería más económico y humano.

      En cuanto al debate ya he comentado antes la posición enrocada de un renombrado pediatra, más propia del jefe de ventas de una farma. Pero lo curioso es que el colectivo de pediatras sí lo reclama cuando les interesa:
      http://vacunasaep.org/profesionales/que-pasa-con-la-vacuna-de-la-varicela
      Otro ejemplo hipócrita es la “formación continua” de los pediatras a cargo de la industria farma:
      Jornadas de Vacunas AEP – Oviedo 2012
      Jornadas de Vacunas AEP – Valencia 2013
      Jornadas de Vacunas AEP – Zaragoza 2014
      Al pie de todos los programas figuran los mismos patrocinadores:
      “GlaxoSmithKline, Pfizer, SanofiPasteur, AstraZeneca, Baxter, Novartis…”
      Pregunta a los padres que llevan sus hijos al pediatra: ¿les declaran los pediatras sus conflictos de intereses?”
      (fuente: putinreloaded.wordpress.com)

      Por cierto, pigouvianos y demás, los antivacunas ya costean con sus impuestos las vacunas de otros, en cambio las pifias de las mismas deben ser reclamadas individualmente. ¿Algo descompensado, no creen?

      PD. Si publican este comentario pueden borrar el que envié ayer a la tarde.

      Gracias.

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