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De ovnis, la libre expresión de ideas y la TDT

Hace unos meses escribí una entrada sobre el último reparto de licencias de TDT llevado a cabo por el Ministerio de Industria. En ella me quejaba de la subjetividad de los criterios que se utilizaban para asignar las licencias y de cómo iba a ser imposible garantizar la “calidad” y "pluralidad informativa" que oficialmente perseguía la convocatoria. En cambio, parecía que se consolidaba el oligopolio existente en la televisión en España. Ahora que han pasado unos meses y los canales han empezado a funcionar es momento de ver cómo han ido las cosas.

En el Apartado 1 de la convocatoria se dejaba claro cuál debía ser el objetivo principal de los nuevos canales: “el licitador proporcionará la información precisa para valorar en qué forma, si se le adjudicara la licencia, mejorarían los niveles de pluralismo en la televisión, garantizando una expresión libre y pluralista de ideas y de corrientes de opinión. A estos efectos, el licitador presentará de forma detallada aquellas medidas y compromisos firmes que tiene previsto poner en marcha, a fin de salvaguardar la pluralidad de ideas y corrientes de opinión dentro de su oferta televisiva, así como para diversificar los agentes informativos.”

En la propuesta de programación (Apartado 4) se ahondaba en esa idea y se afirmaba que: “Un factor fundamental a tener en cuenta se refiere a la diversidad de contenidos y programas de televisión que el licitador pretenda ofrecer en el mercado español y su capacidad para aparecer como una opción diferenciada y atractiva para los usuarios.” También se pedía especificar los contenidos y se mencionaban, entre otros, los contenidos informativos, contenidos de interés cultural o social, contenidos españoles, europeos, etc. El apartado terminaba diciendo que “Se evaluará especialmente el esfuerzo del licitador a la hora de desarrollar producciones propias, así como de poner en marcha un plan de gestión de contenidos en Internet, un plan de impulso de aprendizaje de idiomas y una estrategia de cesión de los canales de televisión en abierto a los prestadores de servicios de difusión de televisión por cable, satélite o por protocolo de Internet (IPTV) sin contraprestación económica.” Finalmente, se valorarían especialmente los “proyectos de innovación tecnológica”.

Tal y como se afirmaba en la resolución del Consejo de Ministros del 16 de octubre de 2015 que asignaba estas licencias: “De acuerdo con lo estipulado en el Pliego del concurso, en el caso de los canales en calidad estándar, se ha valorado fundamentalmente los aspectos relativos a mejora del pluralismo y de la expresión libre de ideas y corrientes de opinión, mientras que en el caso de los canales en alta definición se ha valorado la oferta de una programación que contenga contenidos de alta calidad de imagen y sonido y la oferta de servicios innovadores.”

¿Cumplen los nuevos canales los objetivos planteados por el Ministerio de Industria? Me temo que no. Y solo hace falta sintonizar uno de ellos en particular, BEMAD, de Mediaset que emite en alta definición para darse cuenta de ello. Cojamos como ejemplo la parrilla del día 11 de julio, que es el día que empiezo a escribir esta entrada. Estos son todos los programas que ofrecía la cadena (y no, no me ha hecho falta verlos para hacerme una idea):

- “Reruns” de Callejeros Viajeros: Reposiciones de un programa de viajes de formato estándar que ya se reponía en otros canales del grupo Mediaset.

- Dog El Cazarecompensas: Aparentemente un cazarecompensas con pocas manías.

- Inkmaster: Tatuajes a go-go.

- Veterinario al Rescate: Animales con menos problemas que los humanos.

- Restaurante Imposible: Otro “Pesadilla en la Cocina” hecho también en EEUU pero sin Gordon Ramsey.

- Sabotaje en la cocina: En inglés llamado Cuthroat Kitchen, parece ser como Masterchef pero con la posibilidad de sabotear a los otros concursantes.

- Chapuzas estéticas: Operaciones de cirugía estética que terminan mal.

- Atracciones Increíbles: Una de parques de atracciones especiales.

- Mójate a lo bestia: Como el anterior pero esta vez con parques acuáticos.

- Ovnis en Europa: Pues eso.

Vaya, que solo falta algo sobre la homeopatía. Algunos programas ya aparecían en otros canales del mismo grupo, como "Callejeros Viajeros" (en Cuatro) o "Veterinarios al Rescate" (en Energy). Y con básicamente la única excepción de "Callejeros Viajeros", los demás parecen ser “realities” americanos con el doblaje sobreponiéndose al audio en inglés.

¿Son estos programas contenidos de “alta calidad de imagen y sonido”? ¿Hace falta la alta definición para ver cómo se hacen tatuajes? ¿Podemos clasificar de “innovadores” a programas que son variaciones de formatos ya existentes? En un momento en que la telefonía móvil cada día demanda más espacio radioeléctrico ¿queremos dedicar lo poco que queda libre a “reruns” de programas ya emitidos?

Pero es que éste no es el único caso. Otro canal que ha empezado a funcionar, en este caso con una licencia convencional y por tanto para la que se valora especialmente la “mejora del pluralismo y la expresión libre de ideas y corrientes de opinión”, es DKISS. Su programación contiene el mismo tipo de programas que BEMAD. Eso sí, en lugar de “Inkmaster” sus programas se llaman “Los peores tatuajes” y “LA Ink” y en lugar de “Ovnis en Europa” su programa esotérico es “Una medium en casa”. Sus propuestas de comida se llaman: “Food Factory”, “El rey de las tartas” o “Tu pastelería al rescate”. Eso sí, no he visto nada sobre parques de atracciones o parecidos. Y sí, todos parecen ser programas americanos enlatados. No he visto nada que podamos clasificar que contribuye a la "pluralidad informativa".

Evidentemente estos programas son perfectamente respetables y no voy a ser yo el que decida qué debería ver la gente pero lo que uno puede afirmar sin lugar a dudas es que no coinciden con los objetivos de la convocatoria puesta en marcha por el Ministerio de Industria. Este resultado permite volver sobre dos temas que hemos enfatizado siempre que hemos hablado de este tipo de concursos: (1) La obsesión en hacer convocatorias basadas en palabras grandilocuentes como “calidad”, "pluralidad informativa" o “innovación” originan decisiones que en el mejor de los casos podemos calificar de arbitrarias y que ponen en evidencia los criterios aplicados. (2) Optar por este tipo de "concursos de belleza" en lugar de llevar a cabo una subasta "normal" que no distinga entre usos tiene efectos sobre el erario público y a menudo pocos beneficios, dada la falta de credibilidad que implica. Como decía en mi entrada anterior, ¿alguien va a pedir explicaciones a las empresas que gestionan estos canales por no ofrecer contenido de acuerdo con lo que la convocatoria exigía? ¿Se les va a retirar la licencia? Pero lo mismo es que cuando acudieron a la licitación las empresas ofrecieron exactamente lo que vemos aquí y a nadie le importó.

Al final hemos terminado con canales que no aportan nada a la oferta ya existente y hemos limitado otros usos más relevantes e innovadores del espectro radioeléctrico. Menudo negocio. Eso sí que sería digno de un "reality" de producción nacional.