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Villacañas: Historia de un Ajuste

Los economistas observamos los datos desde arriba, agregados, y prestamos poca atención a las historias individuales. En una crisis como la actual, ayuda conocer la realidad desde más cerca. ¿Cómo y cuando se usan los ERES? ¿Cuándo se usan los despidos pactados? Con la colaboración valiosísima de mi excelente ayudante de investigación (al que no nombro aquí por sugerencia suya, pero en este caso coautor más que ayudante) y de múltiples residentes del pueblo, y los comentarios (con mi agradecimiento) a un primer borrador de Samuel Bentolila, Juanjo Dolado y Floren Felgueroso, os cuentola historia del ajuste en un pueblecito de La Mancha que llegó a producir el 72% de las puertas de España. Los entrecomillados son citas verbatim de residentes del pueblo.

Creo que sacaréis muchas conclusiones, incluídas sobre la relación entre modelo productivo y educación (en las dos direcciones); sobre los procesos de ajuste en las empresas; sobre la forma de intervención sindical; y sobre las indemnizaciones recibidas por el despido 25, 26, 31 días, etc. En este sentido, la historia complementa el primer post de Samuel Bentolila en este blog, que a falta de cifras oficiales trataba de aproximarse a los costes de despido en los EREs de forma descriptiva y 'casual'. Os puede parecer repetitiva la segunda parte de la historia, con su litania de EREs y despidos; a mi, por el contrario, me acerca un poquito a una realidad que es casi imposible de imaginar desde fuera.

¿Como se convirtió Villacañas en el productor del 72% de las puertas de España?

Villacañas es un pueblo de 10900 habitantes, situado en la provincia de Toledo, a 112 Km de Madrid y 77 km de Toledo Capital. En 1950 la población alcanzaba los 10772 habitantes, y la economía local estaba basada en la agricultura y sus industrias afines, alcoholeras, molinos para la fabricación del trigo, etc.

El carpintero Abilio Cuesta creó la primera planta de producción industrial de puertas en Villacañas a mediados de los 70.  A partir del germen de esa primera empresa, múltiples empresas fueron fundadas, en parte por los trabajadores de estas (como Marshall decía, las aglomeraciones crecen porque "the mysteries of the trade become no mysteries, but are as it were in the air").

Tras el boom inmobiliario en 2007 había más de diez plantas industriales con más de 100 trabajadores y tres de ellas (Artevi, Visel y Docavi) con más de 500 trabajadores. El paro había desaparecido no sólo en Villacañas sino en toda la comarca. Los varios polígonos industriales alcanzaron entre todos una extensión casi tan grande como la zona residencial, con gran cantidad de pequeños talleres, ferreterias, cristalerias, herrajes, lacados, barnizados, etc. Los más de 4000 trabajadores empleados en estas grandes plantas trabajaban a veces incluso sábados, domingos y festivos. La producción alcanzó las 6.500.000 puertas anuales : Villacañas se convirtió en el productor del 72% del total de puertas en España. Desgraciadamente, el 95% de las puertas fabricadas estaban destinadas al mercado nacional.

Como en otros pueblos, los signos exteriores de este éxito eran múltiples. En palabras de un residente del pueblo:

“las casas eran de dos o tres pisos, los coches y viviendas semi-lujosas se veían por todas casi todas las calles, siete sucursales de entidades financieras (La Caixa, Banesto, CCM, Caja Rural, Caja Madrid y BBVA y Santander) y dos joyerías se acumulaban en los cien metros peatonales de la Calle Mayor del Pueblo.”

“Dinero fácil, es un buen incentivo para preferir trabajar a estudiar: a los dieciséis años, sólo estudiaba aquel que no quería trabajar, es decir la sociedad también presionaba a los jóvenes en este sentido. De esta manera el paro llego a ser algo desconocido a la vez que el fracaso escolar de este pueblo era de los más altos del país.”

El Ajuste: Como pasar de 3200 trabajadores a 1405 en 2 años

La crisis inmobiliaria tenía que cebarse con un pueblo cuyo éxito radicaba en el boom de la vivienda. Desde este blog hemos hablado mucho de cómo funcionan los ajustes:  si la demanda no se ajusta a las previsiones de los que hicieron las inversiones, es necesario reconvertir el capital humano y físico. Esto conlleva, desgraciadamente, la destrucción de empleos, fábricas y de otras inversiones. Aquí va la historia de un ajuste doloroso e inacabado.

 Balance

Y de este modo, quedan 1405 de los 3200 empleos que había a comienzo de 2007. De ellos 905 son a jornada completa y 500 a jornada reducida. El pueblo ha presenciado todas las modalidades de reducción de empleo: con ERE de reducción de jornada a la española y la alemana, ERE de extinción, despidos improcedentes, despidos objetivos, despidos pactados y en muchos casos, concurso de acreedores; varias formas de intervención sindical: con acuerdos, sin acuerdos, casos en que los trabajadores deciden en contra de lo que proponen los sindicatos; y varios niveles de indemnizaciones por despido: 25, 26, 31, 45 días, etc. Las empresas parecen retrasar los EREs hasta que su supervivencia misma peligra. Otra observación: la reducción de jornada se da, existe, y centrar al reforma laboral en su introducción parece un disparate, de nuevo.

El coste humano del ajuste es difícil de imaginar. La caída de la construcción supone la devastación de un pueblo sujeto a fuerzas enormes en un corto período de tiempo.  Las historias similares en pueblos dedicados a los azulejos, a los suelos, a las ventanas, al mármol, por toda la península son incontables. Pero tenemos que mirar hacia el futuro. La demanda de puertas no va a recuperarse repentinamente. La mentalidad empresarial, la iniciativa, y el trabajo duro que demuestra un pueblo como Villacañas son encomiables, y no deben ser desaprovechadas. Más que retrasar lo inevitable, hay que dar formación y facilitar el ajuste para que, de las cenizas de las puertas, surjan otras oportunidades.