"El futuro de la innovación: dos visiones" de Luis Garicano en "El País"

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Con motivo de un reciente seminario de la OCDE y el NBER (aquí está el programa y aquí la web con vídeos y presentaciones sobre el crecimiento de la productividad), nuestro colaborador Luis Garicano publicó una tribuna en El País del domingo 12 de Octubre que reproducimos a continuación.

El lugar es una moderna sala de reuniones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en París, en septiembre de este año. El evento es lo más parecido a un combate de boxeo entre empollones. En una esquina del ring, Robert Gordon, de 73 años, anglosajón de rostro rosado, macroeconomista de pata negra, hijo y hermano de economistas académicos, y miembro durante décadas del comité que determina oficialmente los ciclos económicos en EE UU. En la esquina opuesta del ring, Joel Mokyr, de 67 años, el mayor experto mundial en la historia de la innovación y de las ideas y su impacto económico, judío holandés cuyos padres, milagrosos supervivientes del Holocausto, emigraron a Israel cuando Mokyr era aún un niño, y cuyo fuerte acento aún conserva.

Sus predisposiciones, y sus ideas, son exactamente las opuestas a las que cabría esperar dada su trayectoria vital. El macroeconomista anglosajón Gordon es el pesimista; el historiador del viejo mundo Mokyr, el optimista. Para darle más morbo al combate, Mokyr y Gordon son vecinos de oficina en la Universidad de Northwestern desde 1974.

El objeto del combate es la evolución futura de la productividad y de la innovación. La conferencia, convocada por la OCDE y el National Bureau of Economic Research americano, trata de iluminar un problema crucial para la política económica: ¿qué está sucediendo con la productividad? ¿Podemos hacer algo para invertir la tendencia al estancamiento que observamos? (El lector interesado puede ver vídeos y presentaciones en esta página)

El crecimiento de la productividad es la clave del crecimiento económico. Las economías no pueden crecer sostenidamente empleando más recursos (más trabajo, más energía, más capital). Esto solo puede suceder en periodos excepcionales, como en España entre 1995 y 2007, que creció rápidamente pese a la fuerte caída de la productividad, gracias a la entrada de emigrantes y al aumento de participación de la mujer en la fuerza laboral. Pero este tipo de crecimiento es insostenible. Aumentar el bienestar requiere aumentar lo que producimos con los mismos recursos. Esto es especialmente importante dado el cambio demográfico, que elimina una fuente clave del crecimiento económico del siglo pasado.

Pues bien, y en el punto de partida hay acuerdo, tras la enorme aceleración del crecimiento de la productividad que se produjo alrededor de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, la productividad ha crecido en cada década menos que la anterior. Si la medimos de la forma más sencilla, como producción por hora trabajada, y de acuerdo con un trabajo reciente de Gilbert Cette, director en la Banque de France, y sus coautores, en Japón el máximo crecimiento se alcanzó alrededor de 1970, con tasas del 7% anual; en EE UU, alrededor de 1940, con tasas de un 4% anual; en la eurozona, en los años sesenta del siglo pasado, con tasas que alcanzaron casi un 6% anual. En los tres casos se produce una desaceleración gradual y continuada (con un repunte en EE UU entre 1995 y 2005) que continúa hasta caer por debajo del 1% anual actual. Es decir, la caída no es producto de la crisis, sino una tendencia de largo plazo.

Los lectores de estas páginas (y de mi libro reciente) conocen la sorprendente (y muy influyente) interpretación que Gordon hace de estos datos (y a la que aludió más brevemente en esta ocasión). Como es sabido, el crecimiento de la productividad a largo plazo depende de la innovación, de las nuevas ideas. ¿No será, dice Gordon, que se nos han acabado las mejores ideas? La interpretación parece absurda hasta que nos paramos a pensar un momento: ¿Preferiría usted vivir sin su iphone o sin agua corriente? ¿Qué es más importante, pasar del caballo al coche o del coche al…? Un minuto, ¿qué viene después del coche? No mucho, el coche de hace 50 años era comparable en velocidad y potencia al que conducimos hoy. Como dice el cofundador de PayPal Peter Theil, en los cincuenta pensábamos que hoy tendríamos coches voladores, pero nos hemos tenido que conformar con las 140 letras que caben en Twitter.

Para Gordon, lo inusual fue la explosión de innovaciones del final del siglo XIX y principios del XX: agua corriente, electricidad, coche, televisión, avión, radio, teléfono, y que explotamos y extendimos durante todo el siglo XX. Los antibióticos solo se pueden descubrir una vez, y ni siquiera descubrir la cura contra el cáncer tendría un impacto comparable.

El erudito contraataque de Joel Mokyr, convencido de que la innovación se acelerará, se basa en tres argumentos.

En primer lugar, el progreso tecnológico no solo es consecuencia de los avances científicos, sino que también es la causa de nuevos avances. “La naturaleza es demasiado compleja como para hacer ciencia a mano”. La revolución científica del siglo XVII no hubiera sucedido sin la invención de las lentes usadas en telescopio y microscopio en el siglo XVI; la pila inventada por Alessandro Volta en 1800 permitió la electrólisis requerida para aislar los nuevos elementos sugeridos por Antoine Lavoisier y John Dalton en el siglo anterior; el microscopio acromático de Joseph Lister permitió a Louis Pasteur y Robert Koch desarrollar la teoría de que las enfermedades eran causadas por gérmenes.

Pues bien: las herramientas de las que la ciencia dispone han mejorado enormemente en los últimos decenios. Desde la técnica de recombinación genética, que permitió a Stanley Cohen y Herbert Boyer en 1973 insertar material genético de una especie en otra e inventar la ingeniería genética, hasta los ordenadores, que permiten al científico simular el clima, la turbulencia o la química de nuevos materiales.

La segunda razón para el optimismo de Mokyr es la enorme caída del coste de acceso a la información. El progreso sucede cuando “las ideas tienen relaciones sexuales con otras ideas”, pero esto requiere poder acceder a las ideas de los demás. Este coste de acceso ha sido reducido por varios grandes inventos históricos: la escritura, la imprenta, la mecanografía, la reprografía. Además, es necesario codificar el conocimiento. La Ilustración produjo un enorme avance en esta dirección, gracias a la enciclopedia, el Google de su tiempo. También los clubes y sociedades científicas británicas donde los inventores intercambiaban sus ideas redujeron este coste de acceso.

De nuevo, argumenta Mokyr, las tecnologías de la información suponen una drástica reducción de estos costes de acceso, como Google nos demuestra cada día.

La última razón para el optimismo de Mokyr son las instituciones. La mejor estructura de incentivos posible para la generación de conocimiento son los mecanismos reputacionales de la “ciencia abierta” que surgió en la Europa moderna: para recibir las recompensas de la vida académica, el científico debe revelar a todos sus ideas. Los científicos usan la reputación que así consiguen para conseguir patronos, desde los Médicis hasta multimillonarios americanos a través de las grandes universidades. Este sistema ha conseguido, milagrosamente, que las mejores mentes pongan sus descubrimientos en el dominio público, en vez de esconderlos.

El discurso es brillante y persuasivo, y el cuerpo agradece el optimismo, en estos difíciles tiempos. ¿Quién tendrá razón? ¿Se seguirá reduciendo la tasa de innovaciones y, por tanto, el crecimiento de la productividad? ¿O recuperaremos la vitalidad innovadora del principio del siglo pasado, y la productividad, lo suficiente como para compensar la caída demográfica? El resultado del combate, desgraciadamente, tardará décadas en saberse.

Hay 28 comentarios
  • Un mecanismo adicional que puede contribuir al freno de la innovacion es la legislacion sobre derechos de propiedad intelectual. La siguiente cita, tomada de un libro de Boldrin y Levine (http://www.dklevine.com/general/intellectual/againstnew.htm) es muy sugerente.
    The following statement is from Jerry Baker, Senior Vice President of Oracle Corporation:
    "Our engineers and patent counsel have advised me that it may be virtually impossible to develop a complicated software product today without infringing numerous broad existing
    patents. ... As a defensive strategy, Oracle has expended substantial money and effort to protect itself by selectively applying for patents which will present the best opportunities
    for cross-licensing between Oracle and other companies who may allege patent infringement"
    Mientras que a principios de siglo la legislación sobre propidad intelectual era mucho mas laxa, hoy en dia existen trabas mucho mas fuertes en este sentido. El debate sobre los efectos positivos versus negativos de esta legislación sobre la innovacion es inagotable, pero puede contribuir a inclinar la balanza en un sentido u otro.

  • Un tema fascinante. Yo creo que la innovación tiene mucho de creatividad. No creo que las primeras innovaciones lleguen por ser las más necesarias, sino fruto de las condiciones para que se desarrolle esa creatividad. Creo que es muy injusto hablar del importante crecimiento que se ha ido produciendo desde finales del siglo XVIII como una revolución. Para llegar a ese crecimiento en la época anterior, en la Edad Moderna y en la denostadísima Edad Media, hubo avances importantísimos como fueron sentar las bases del Análisis Matemático y de la Mecánica Clásica, la modernización de la Contabilidad, la invención del Derecho Mercantil, la llegada de la bolsa, el importante desarrollo de los seguros, la navegación a vela, el correo y tantas otras cosas que permitieron ese crecimiento posterior. Aunque los avances son paulatinos, los resultados se obtienen de forma mucho más repentina, al darse las condiciones adecuadas.

    Creo que ahora hay un importante esfuerzo mundial en ciencia básica. No sabemos si, por poner un solo ejemplo, el descubrimiento de técnicas para secuenciar el genoma dará en muchas respuestas que puedan mejorar nuestra agricultura, nuestra ganadería, nuestra salud o sirva para descubrir nuevos materiales biológicos. Quizá exista el riesgo de que estemos ante el comienzo de muchos galimatías indescifrables que no nos lleven a ningún sitio, pero creo que hay que ser optimistas y pensar que la actividad investigadora de las últimas décadas, con logros reales, fructificará en un futuro próximo.

    Un cordial saludo.

  • Este comentario es un aviso de que los dos links iniciales no funcionan.

  • Bueno...creo que comparto el enfoque optimista.
    Creo que el acceso a información (A veces desinformación que nos obliga a un gran esfuerzo de filtrado) nos permitirá disponer de nuevas ideas. Pero para mi, alargar la vida (Alargando la actividad intelectual y laboral) puede ofrecer un extra de productividad. Optimizar procesos tambien puede ayudar....Pero donde yo veo una verdadera alternativa de crecimiento de productividad es en Soluciones o Alternativas de "Energía Baráta". Muchos de los procesos repetitivos y candidatos a sustituir mano de obra poco cualificada que no se automatizan, están asociados a un menor coste de la energia. Y algunos de esos logros descritos por los modelos de futuro se asocian a un mayor consumo energetico por individuo. Podemos optimizar, pero no podemos volver a vivir con una lumbre y algunos molinos (viento y agua) para utilizar todos los complementos (Personales y colectivos) que nos ofrece nuestro modelo de vida y no vamos a renunciar sin resistencia.
    Seguro que muchos cambios son trascendentes...pero nada como la Fusión u otro plan alternativo que nos aporte energia barata y abundante con pocos efectos secundarios.
    Y llegará....(Solo lo retrasa la obsesión por dedicar recursos a otros campos de investigación muchos más....cortoplacistas, superfluos, transitorios, intrascendentes...pero así es el "libre mercado")

  • ¿Hay índices de aumento de productividad de hace siglos? Igual son procesos cuyo periodo se extiende más de un siglo de media y no vale con los datos de hace solo un siglo.

    • Antes del siglo XIX, el incremento de la productividad fue minimo; en el mejor de los casos un par de decimas al año. En el siglo XIX fue algo mejor, pero todavia bajo (cerca de 1%; estas cifras son complicadas asi que los historiadores economicos que me lean deberan disculpar que no entre en matizaciones). El periodo 1900-2014 ha sido absolutamente excepcional en la historia de la humanidad.

    • Piketty habla un poco de esto en su tocho, me lo estoy leyendo precisamente ahora y estoy disfrutando como un enano.

  • En la época del crecimiento acelerado de productividad los gobiernos invirtieron cantidades descomunales en ciencia y tecnología, que no proporcionaban un beneficio económico inmediato, pero que se esperaba que podrían producir una ventaja en la guerra, caliente o fría. Así surgieron los antibióticos, aviones a reacción, ordenadores, internet, entre otras muchas cosas.

    Ahora que los únicos incentivos son la publicación académica y los resultados anuales de la empresa, ya no se hace investigación y desarrollo de altos vuelos. Se mejora un poco lo anterior y bastante; es mucho más seguro. Pero así no se hacen revoluciones. La mayoría de los objetos que utilizamos apenas han cambiado en 30 años. La única excepción son los cacharritos tecnológicos como móviles y demás, pero esos también llegará el día que no se puedan mejorar más o no valga la pena.

    Pero también hay que tener en cuenta que no toda la innovación es ciencia y tecnología: también cuenta la organización y la eficiencia. ¿Se está haciendo algo? No mucho, porque ahora mismo es fácil cambiar trabajadores caros por otros más baratos. El ejército de reserva de pobres y parados es más accesible que nunca y decrece despacio. Eso no incentiva.

    • Apreciado Epicúreo:

      Estoy básicamente de acuerdo.

      Ejemplo:

      El 1 de septiembre de 1939 el Ejército regular de los Estados Unidos contaba con 188.500 hombres.

      Seis años después sobre los más de 14 millones afectados por la movilización general tras Pearl Harbor encuadraba a más de 7.700.000 personas (En Alemania 17 millones, en la Unión Soviética 22 grosso modo).

      El esfuerzo de financiación, organización, reclutamiento, instrucción y equipamiento para convertirlo en la maquinaria militar más poderosa de la historia no tiene parangón. Las energías dedicadas a la investigación científica, tecnológica, producción y optimización de operaciones tampoco. La expresión "arsenal de las democracias" tuvo un contenido real. Fue "necesaria" la movilización total de los factores (Estados en Guerra).

      La inmensa destrucción ocasionada y la necesidad de paliar el entuerto garantizaron durante un tiempo buenos crecimientos.

      Pregunta: ¿Verdaderamente necesitamos eso para crecer y/o repartir mejor la riqueza?.

      Si así es "necesariamente" la especie solo merece conmiseración, y estoy en el límite de incluir una buena porción de investigación económica en el paquete.

      • Me voy a responder yo mismo:

        No, no lo creo necesario, pero eso requiere adentrarse "off the beaten track", y todo tiene sus complicaciones. Hay demasiadas variables en juego y fuertes inercias como para poder señalar un camino claro y definido, pero no veo alternativa.

  • Siempre es un placer leer a Luis Garicano. Pero, a pesar de estar de acuerdo con ligar los salarios a la productividad, cosa que es bastante sencilla en determinados sectores laborales, no dejo de pensar que en otros puede ser mucho más complicado. Por ejemplo, ¿cómo se mide la productividad de un policía? Podríamos medir la productividad de un profesor universitario a través de sus publicaciones, investigaciones y trabajos, pero, ¿la productividad de un maestro de escuela?

    De todas formas, es un tema acertado pero delicado. Cambiar un mercado laboral de forma tan brusca requeriría varias generaciones para adaptarse, del mismo modo que sucedería si intentáramos cambiar el horario español por el anglosajón. No podría hacerse de la noche a la mañana. La productividad suena a trabajar más en menos tiempo, lo cual será difícil de implantar. Pero también tiene sus ventajas, como podría ser una reducción de la jornada laboral. Quizás lo que habría que hacer es intentar venderla como algo positivo, que a largo plazo, lo sería.

  • “El progreso sucede cuando las ideas tienen relaciones sexuales con otras ideas.”

    Impsible ser más gráfico. 😉

    Estoy de acuerdo con Mokyr en que el progreso tecnológico seguirá creciendo cada vez más, y que la mayor apertur en la ciencia ayuda enormemente.

    El problema es si las empresas y las personas pueden mantenerse al día con el avance.

  • Creo que yo comparto mas bien la vision pesimista.
    Pongamos por ejemplo el desarrollo en la esperanza de vida media:
    -Gracias a los avances en antibioticos e higiene paso de 50 a 70 y... en casos extremos 82..
    ¿Que clase de avance podria ser comparable? Algo que nos hiciera vivir en condiciones optimas hasta los 105... sinceramennte y pese a todos los avances actuales, lo veo complicado sin una revolucion a nivel de nanotecnologia...

  • Segun estadísticas, los avances en la productividad en las dos revoluciones anteriores provenían sólo un 14% del capital y trabajo, siendo el 86% restante debido a evoluciones en el desarrollo de la energía. En la primera fue la maquina de vapor que sustituyó la energía humana y animal y la que provenia del uso arcaico de los elementos (viento y agua). En la segunda es la electricidad y todas sus aplicaciones. Estamos entrando en una fase donde el coste de producción de las renovables es cada vez mas barato y tenderá a casi cero excluyendo costes de inversión (el viento y el sol no nos pasarán "factura"). El Internet de las Cosas (IoT) desarrollará aplicaciones, comunicaciones y productos que permitirán avances exponenciales en la producción de energía. Quizá hay algo de ello en la bajada del precio del petroleo, además de los efectos del shale gas y el enfriamiento económico mundial ahora e discusión.

  • El debate entre Gordon y Mokyr es diversión. Las ideas sobran, las obras faltan. No hay peor ciego que el que no quiere ver y sólo hay que ver la gran transformación de China en los últimos 25 años para darse cuenta que a nivel mundial todavía queda mucho por hacer y que se puede hacer. Sí, la reciente inserción de China (y otros países) en la economía global ha significando un gran aumento en el bienestar material de la humanidad, a pesar de la crisis y mal que le pese a quienes han perdido poder o riqueza.

    Guste o no, el crecimiento económico está garantizado por la ambición de un número creciente de jóvenes que quieren ser ricos y están dispuestos a sacrificar mucho para lograrlo (sí, no es gratis, y por esto mismo siempre habrá bolsones de jóvenes reclamando una tajada mayor a cambio de nada) y más importante por la creciente impotencia de los que ambicionan poder para joder a los demás. Ya no hay reyes ni maoístas que puedan contener a los que ambicionan riqueza; ocasionalmente podrán reprimirlos pero ya no los pueden matar. La única duda la planteamos los viejos, herencia de otra época, porque nuestras filas aumentan y amenazamos con absorber parte importante del mayor ingreso, pero al final del día celebramos a los nuevos ricos porque sabemos que son los que nos mantendrán vivos más tiempo y en mejores condiciones.

  • Una pregunta para los expertos. ¿Existe alguna teoría que haya relaciononado las etapas de de desarrollo económico sostenido con el acceso fácil a nuevas formas de energía?. Históricamente, las revoluciones tecnológicas y los periodos con continuas innovaciones tecnológicas han necesitado siempre del descubrimiento de nuevas formas de energía o de su aprovechamiento: fuego, carbon, máquinas de vapor, el petróleo, etc. Si no hay energía suficiente no se pueden sostener sistemas tecnológicos y económicos cada vez mas complejos. La época del petróleo se está acabando. ¿Significará el acceso a la energia nuclear de fusión el comienzo de una nueva etapa histórica de ruptura en terminos de desarrollo económico y tecnológico?.

    • Yo no soy experto pero creo que la tecnologia puede eficientar el uso de las renovables. Alemania tiene un programa - Energiewende o "transicion energetica" - que tiene como objetivo llegar al 80% de la produccion electrica total vía energía solar y eólica para 2050. Estan ya en el 23%. Me parece un camino más sano y estrategico que la energía nuclear.

      • Manuel perdona que me inmiscuya.
        Enrique, creo que hay que tener cuidado a la hora de hablar de energuia nuclear. La Fusión es una versión Limpia de la energia nuclear y en teoría segura. Como en todo la seguridad no es un termino absoluto. Si me apuras incluiría las energias de Fisión de 5º Generación sobre las que hasta ahora solo se teoriza pero tienen buena pinta.
        No pensemos que todo lo nuclear es malo, ni pensemos que tolo lo Alternativo bueno. Todavía desconocemos el efecto de usar masivamente los vientos como fuente de energia. Cuando quemabamos leña y carbón en le hogar su impacto resultaba inapreciable. Cuando lo hacemos masivamente en industrias y trasporte ya No.
        El problema es la proporción y nadie puede asegurar ahora que esto solo pase con el CO2.

  • Creo que Jose M Vidal Sanz, el encorsetamiento de las patentes no es algo positivo.. y es un fenomeno relativamente reciente.. eso puede hacer que las ideas dejen de tener sexo.. y mandar al traste los argumentos de este video..

    https://www.youtube.com/watch?v=OLHh9E5ilZ4

    eso y el cambio climatico.. las inundaciones, sequias, etc no hacen a la sociedad mas productiva.. que se lo pregunten a Syria.. desde que empezo su tremenda sequia la productividad a dado paso a la anarquia..

    Un Saludo,
    Luis

  • Un debate seguramente fascinante. Pero yo quiero añadir un par de reflexiones para abrir un poco el foco.
    Primero: queda mucho, muchísimo, margen para aumentar la productividad sin innovar. Basta con extender las grandes innovaciones de los últimos 150 años a todas las partes del mundo donde aún no están bien implantadas. Baste un dato: en África subsahariana se emplean tantas horas en acarrear agua a los domicilios (fundamentalmente mujeres y niñas) como horas emplea la economía de Francia.
    Segundo: en las economías desarrolladas donde ese margen no existe o es muy pequeño yo creo que nos deberíamos plantear muy seriamente qué queremos, más PIB o vivir mejor. No me cabe duda de que en un país como, porgamos por caso, Tanzania (PIB per capita 700 USD), el crecimiento económico que se derive del aumento de productividad se traduce fácilmente en mejor calidad de vida. En nuestras sociedades ricas, esta correlación no está nada clara. En cambio, lo que sí pasa en nuestras economías es que si el PIB no crece nos encontramos con recesión y paro, es decir, vivimos peor. Esto nos ha convertido en prisioneros de un crecimiento económico que cada vez parece más complicado de alcanzar, que acarrea inconvenientes serios y que, a la postre, tampoco parece que nos haga vivir mejor. Tal vez por ese camino podría avanzar la innovación que necesitamos: cómo hacer para mejorar nuestra calidad de vida sin necesidad de crecer sin parar.

    • Cierto tienes nuchísima razón, pero....¿Somos conscientes que extender el modelo implica repartir los recursos? No hay ni energia ni materia prima para trasladar nuestro modelo a todo el mundo sin recortes, incluso haciendo un alto y congelando hoy y aquí, ni incluso decidiendo una marcha atras parcial.
      Y como ya he comentado, no nos veo volviendo a vivir como nuestros abuelos o padres. Ni siquiera como hace 15 años. Y que es lo que más nos diferencia de ese pasado...La necesidad energetica per capita. Yo soy un defensor de la optimización, pero soy consciente de que no aporta todo lo necesario. Optimizar demuetra una consciencia del uso fente al abuso y mejora el reparto...pero no resuelve el problema, me temo.
      Solo sirve un plan B, y cuanto más cuantitativo sea, resultará mejor.

      • Miguel Ángel, soy plenamente consciente de lo difícil que es extender nuestro modelo por las limitaciones en los recursos en un planeta finito. Y, de hecho, creo que las dificultades al crecimiento que están experimentando las economías desarrolladas tienen bastante que ver también con esos límites, en especial en los recursos energéticos. Así que estoy de acuerdo contigo en eso. No he incluido esta "variable" en mi comentario por no ampliar demasiado el objeto del debate.
        En cambio, yo sí veo un posible futuro en el que no nos quede más remedio que volver a vivir como nuestros padres o abuelos (que es como viven hoy muchos que se consideran afortunados en otras partes del mundo)

  • La historia no avanza de forma continua, sino por saltos (según el modelo de Stephen Gould, aunque aplicado a la evolución de las especies). Entre cada salto el avance, del que la productividad puede ser un indicador importante, es muy lento, como dice Jesús Fernández-Villaverde. Estamos llegando al final del salto actual. Es del todo natural que la capacidad de innovación se sature. Vamos camino de una sociedad estacionaria, para la que tendremos que adaptar nuestras estructuras políticas, sociales y económicas. Esto no es bueno ni malo, pero requiere adaptación, ya que las economías occidentales están basadas en un modelo de crecimiento que es difícilmente sostenible.
    Durante un periodo de transición, que puede ser largo, se mantendrá un crecimiento global todavía apreciable porque quedan muchos países por incorporar al modelo de crecimiento, como dice Luis García.
    La convivencia de adaptación y transición será complicada. La adaptación requiere un modelo más cooperativo que competitivo entre naciones, mientras que los países en transición tienen más incentivos para moverse por impulsos competitivos.
    El principal factor que va a distinguir entre cooperación y competencia va a ser la organización política. La cooperación vendrá favorecida por democracias liberales (y asimiladas estilo Singapur) y la competencia por las autocracias, proteccionismo incluido. Lo malo es que no será sin violencia. Vienen años difíciles, ahí está el pesimismo, el resultado de la mal llamada primavera árabe es un síntoma de lo que está por venir.

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