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Ante la catástofe Griega, el método Nadal

La situación en Grecia

Usando la expresión que inventaron los soldados americanos en la guerra mundial cuando la cosa se ponía fea, la situación en Grecia está FUBAR (por no ser grosero en un blog familiar, traduzco que "la cosa está fastidiada y no tiene arreglo"). Los inspectores de hacienda, en huelga, en un momento de máxima presión para incrementar los ingresos; el PIB cayendo al 6-8% anual;  el déficit llegando de nuevo al 10% del PIB, más de 2.5 puntos por encima del objetivo del 7.5%. Con este panorama, los inspectores de la troika abandonaron el país sin poder certificar el comportamiento de Grecia. La bancarrota, incluso desordenada, parece  inminente.

Como Grecia no tiene ningún pago en su deuda hasta diciembre, y sólo le queda dinero para un mes, si el préstamo no se prolonga porque los inspectores piensan que no hay progreso, lo primero que hará Grecia no es dejar de pagar a los malvados extranjeros, sino  quedarse sin pagar pensiones y sueldos públicos--literalmente, no tiene dinero para llegar a fin de mes. Esto parece estar concentrando la imaginación de los políticos, que se han dado cuenta de que más les vale intentar pagar lo que les toca, porque la alternativa es peor. La solución ha sido introducir un impuesto sobre bienes inmuebles que depende simplemente (para evitar fraude) del tamaño de la vivienda, de 4 euros por metro cuadrado. La justificación del ministro para el impuesto es que, dado que sólo 160000 griegos declaran ingresos de más de 50,000 euros, y sólo 50,000 de más de 100,000 euros, es mejor ir a por la vivienda, más difícil de esconder.  Esta reacción puede ser suficiente para asegurar que la troika desembolse los 8mil millones de euros de préstamo que corresponden, lo sabremos este fin de semana, espero.

Es indudable que Grecia no va a poder pagar su deuda. La única duda de sus socios europeos es si ahora vale la pena darle más cuerda y tratar de aguantar un poco. La ventaja de posponer la reestructuración de la deuda griega es la misma en la que se apoya el banco de España para posponer el reconocimiento de las pérdidas en los balances de los bancos españoles: dar más tiempo a provisionar las deudas y para preparar la reestructuración bancaria. La desventaja es que seguimos tirando dinero a donde no puede ser rentable, que además transferimos dinero a los tenedores de deuda que se forran con subsidio público, y incrementamos la deuda a la que tienen que hacer frente los griegos, que no podrán crecer mientras penda este peso sobre sus cabeza. Dados los catastróficos resultados del programa de austeridad para Grecia, que no sólo no aumenta, sino que disiminuye la capacidad de pago de Grecia (a medida que sube el nivel de deuda, la cantidad total que será devuelta disminuye, como pasa con los impuestos por ejemplo), lo normal será que la reestructuración de la deuda griega se produzca en cuestión de semanas, si no de días.

Si Grecia no puede pagar, ¿saldrá del Euro?

Existe un riesgo indudable de que Grecia se salga del Euro tras una bancarrota. El escenario básico, es que el Banco Central Europeo no permita a los bancos griegos descontar la deuda griega una vez venida la bancarrota, lo que llevaría a la quiebra instantánea a estos bancos. Sin sistema financiero, sin moneda, con el estado en bancarrota, es fácil imaginar a Grecia desesperada abandonando el Euro, sea legal o no (al fin y al cabo, es un estado soberano).

Creo que está bastante claro que esto sería catastrófico para Grecia, y es muy importante entender por qué.  El mejor análisis reciente es del economista de la LSE Willem Buiter, ahora en Citibank. Según este análisis, Grecia sufriría un pánico bancario de todos los que tienen activos en Euros y quieren evitar su conversión en dracmas, lo que destruiría el sistema bancario griego, y muchas corporaciones con deudas en Euros. La supuesta mejora de la competitividad sería de corta duración, dado que la inflación en dracmas sería enorme, y dada la falta de flexibilidad del mercado laboral griego, que de hecho se haría aún peor, porque las fuerzas reformistas habrían perdido la batalla. Además, las autoridades griegas tendrían que financiar alrededor de un 5% del PIB para cubrir el déficit del sector público que permanece aún sin pagar intereses. Esta monetización, en una economía que seguiría siendo, en la sombra, en euros (la gente no querría ni tocar los nuevos dracmas) provocaría con alta probabilidad hiperinflación.

El coste de todo esto sería catastróficamente alto. Una nota reciente de UBS (que también os recomiendo)  lo pone en alrededor del 10,000 euros per cápita el primer año y unos 3,000 o 4,000 en los siguientes. Es decir, 40 o 50% del PIB en el primer año, es importante pararse a pensar en el número, porque es gigante.

Es de desear que cuando Grecia decida el impago, este sea ordenado en lo posible, pero que bajo ninguna circunstancia decida salir del Euro. Las consecuencias para ellos serán terroríficas, y para nosotros también.

¿Y España qué?

Las consecuencias para España de una posible bancarrota griega, por los efectos de contagio son muy malas, y las de una salida de Grecia del Euro serían horrorosas. La nota de UBS merece su lectura, como la de Willem Buiter-- pero creo que nos  podemos imaginar el caos financiero que puede suponer el descubrimiento de que nuestros euros pueden ser convertidos en otra cosa de un momento a otro.

Por ello creo que debemos usar este momento en el que estamos  fuera del ojo del huracán (no porque estemos mejor, sino porque otros están mucho peor) para aprender y actuar con la mayor rapidez posible, mirando a Grecia.

Irlanda tiene una oportunidad, a pesar de los horrores de los rescates indiscriminados de sus acreedores, (¡pero nos podemos equivocar!) de conseguir salir de esta. Tiene una fuerza de trabajo productiva, que habla inglés, y un clima atractivo para los negocios.  Las economías bálticas, en situación desesperada hace 2 años, no están ni en las noticias. España puede y debe ser una candidata a abandonar el grupo de cola y unirse a los que se escaparon de la crisis. El objetivo debe ser que, si el Euro se rompe, estemos lo suficientemenete bien como para aguantar dentro.

Para ello, el gobierno que llege el 20 de noviembre (y el gobierno que tenemos hasta entonces) debe implementar un programa comprensivo de reformas y no quedarse en los recortes presupuestarios, que no hacen sino ahogar a los deudores (ver Grecia). Y esto requiere que los candidatos de los partidos “no populistas” hablen de Grecia a todas horas. Deben hacer pedagogía con los votantes sobre el Euro, sobre el mercado, y sobre los acreedores internacionales. No son los horrorosos mercados, ni son conspiraciones internacionales. Nos hemos metido, como país, en un lío enorme, y tenemos que salir de él, no hay otro camino.  Tenemos que mantener el ritmo de consolidación presupuestario, y apostar decididamente por el crecimiento, por eliminar las ataduras de nuestra economía para liberar los enormes recursos productivos que están simplemente inmovilizados especialmente los jóvenes parados y  los pisos vacíos.

La pedagogía más complicada es con los jóvenes y con los trabajadores. Hay que explicarles los cambios que habrá que hacer, y explicar que no hay una salida fácil a corto plazo, que los resultados positivos de los cambios tardarán en verse. Pero que una economía dinámica sin duda sacará a España de este agujero. Estamos sólos. O lo hacemos nosotros, o nos quedamos por el camino.

Y si, nos puede parecer injusto, feo, o mal. Por qué a nosotros, y qué hemos hecho para merecer esto, etc. Pero sólo hay una solución, y no puedo decirlo con mayor claridad que  Rafael Nadal:

Aceptar el reto y trabajar

(Rafael Nadal, NY, 12 de Septiembre del 2011, ver la editorial del NYT del martes  traducida en el Apéndice).

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Apéndice: EL ESPIRITU DEL JUEGO

(Editorial del NYT ydel 13 de Septiembre del 2011, traducción propia.)

Los buenos perdedores y buenos  ganadores  son, por desgracia, poco frecuentes en el deporte profesional. La actitud de Rafael Nadal el lunes por la noche, después de perder este año el Open de los Estados Unidos, fue la esencia misma del buen estilo, y un recordatorio de lo que realmente significa el espíritu deportivo.

En la cancha, Nadal juega un juego implacable. Fuera de la cancha, es casi siempre amable y de voz tranquila. Tenía que estar muy cansado y frustrado después de perder el Open frente a Novak Djokovic en cuatro sets agotadores - la pérdida de su sexto partido consecutivo frente a su rival. Pero en la conferencia de prensa postmatch, Nadal se negó a poner excusas o culpar a nadie sino a sí mismo.

Cuando los periodistas empezaron la rueda de prensa abrió preguntando por la parada por motivos de salud del Sr. Djokovic, Nadal dijo: "Estamos comenzando la conferencia de prensa  mal, creo yo. No es el momento adecuado para encontrar excusas." Cuando se le preguntó si el dolor de espalda evidente en el Sr. Djokovic le dio esperanzas al Sr. Nadal durante el partido, dijo, simplemente: "Mi esperanza es siempre sobre mí mismo, no sobre el oponente." En cuanto a los futuros partidos Nadal-Djokovic , dijo, "Va a ser difícil cambiar la situación, pero el objetivo es fácil de ver."

Fue emocionante ver a un hombre que había jugado con tanto corazón también hablar con tanto corazón. Sus alabanzas para el señor Djokovic, que está teniendo una de las mejores temporadas nunca, fueron generosas y correctas. Pero la cosa verdaderamente hermosa – y la ética detr’as de su juego - es el auto-reconocimiento de las palabras del Sr. Nadal, el sentido de su responsabilidad personal por lo que le sucede en la cancha. Se puede resumir en una de sus propias frases, pronunciadas con una elocuencia concisa: "Aceptar el reto y a trabajar.”