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El rector y los plagios (más novedades)

Hace unos días, Anxo escribía una breve entrada sobre el rector plagiador de la Universidad Rey Juan Carlos, Fernando Suárez Bilbao. Nos preocupaban dos cosas sobre la situación. Primero, que alguien que había llegado a rector fuera culpable de estos comportamientos. Segundo, la casi total falta de interés por parte de mayoría de los medios de comunicación al respecto, como si no fuera un motivo de escándalo de primera magnitud.

Hoy, afortunadamente, sale la noticia en bastantes medios (aquí o aquí, por ejemplo) del comunicado de cinco de los profesores plagiados. Parte del renovado interés probablemente venga por la nota de respuesta que Fernando Suárez Bilbao había circulado y que era decepcionante.

La nota, que se decía “institucional” (algo un poco raro, pues la acusación de plagio era sobre el comportamiento de Fernando Suárez Bilbao como investigador, no como rector, aunque había un tema secundario de contrataciones), no mostraba el más mínimo arrepentimiento por unos comportamientos que, más lejos de su calificación jurídica, son impropios de nadie en una universidad. Uno puede hacer cosas aburridas, de baja calidad o no muy novedosas. Es lo que tiene la investigación. Es difícil y, sobre todo en España con los pocos medios disponibles, a veces es casi imposible pedir mucho más. Pero lo que no se puede hacer es violar los principios básicos de la vida intelectual. Punto.

Afirmar, en cambio, que esto era Una vez más “los de siempre” están tratando de perjudicar la magnífica labor y el enorme esfuerzo que cada día hacen los hombres y mujeres que trabajan en esta casa,” constituía una excusa sin sentido y un desprecio a todos los que trabajan en una universidad. Plagiar no tiene nombre. En mi universidad, por un comportamiento semejante, un profesor no solo sería obligado a dimitir de rector, es que casi total seguridad perdería su cátedra y sería expulsado de la institución. En España no pasará, pero el menos esperemos que la presión vaya aumentando para forzar su dimisión.

Por cierto, esto debería ser una razón adicional para cambiar la manera en la que se seleccionan rectores en España. Con mala gobernanza universitaria solo pueden aparecer estas cosas.