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El Desayuno del Domingo y la CAM

A mi me gusta despertarme un pelín más tarde los domingos y leer los periódicos (en mi caso el New York Times y El País, pues el FT no tiene edición de domingo) mientras disfruto del desayuno con más calma que los días de diario.

Hoy, lamentablemente, todo el tema de la CAM que llena la sección de negocios de la prensa nacional me ha amargado el ceremonial (Luis Garicano y Tano Santos, sin ir más lejos, tienen una columna al respecto). Esto es un sainete de esos tan castizos que tenemos en España pero que, en vez de entretener, cansa.

Repasemos el argumento, que por otra parte es bastante sencillo:

1) La CAM está, a efectos prácticos, al borde la quiebra, con un agujero que El País hoy cifra en unos 5000 millones.

2) La CAM no es una entidad sistémica (es decir, de aquellas cuya caída haría que el sistema financiero en su conjunto se resintiese de manera importante).

3) Toda la evidencia empírica que tenemos es que el capital organizacional de los bancos y cajas es relativamente pequeño (es decir, que el know-how de cómo dar hipotecas no es algo particularmente profundo o que vaya a desaparecer con la CAM).

4) Como consecuencia de 2) y de 3), no existe ninguna razón convincente para que el contribuyente tenga que pagar el dinero necesario para refinanciar la institución.

5) Existe, a más y a mayores, una alternativa clara, sencilla y que responde a la lógica de una economía de mercado: la liquidación ordenada. Una intervención con garantía de los depósitos, una venta de los activos y una quita a los deudores no depositantes. La CAM estuvo mal gestionada y los deudores fallaron en su responsabilidad de debida diligencia en sus inversiones. Ellos son los que tienen que pagar por ello, no el contribuyente español medio.

6) Por consiguiente, la actitud del Banco de España de buscar alternativas a 5) con fusiones, compras o inyecciones de dinero públicas es incomprensible.

7) En EE.UU. quiebran bancos (no sistémicos) constantemente y no pasa nada. En España nos podríamos empezar a aplicar el cuento.

En fin, me voy a dar un paseo a ver si se me anima algo el día.