Sistemas Electorales y Estructuras de Partidos

En las dos primeras entregas de esta serie (aquí y aquí) expliqué las ventajas y desventajas del sistema mayoritario tradicional inglés y de la alternativa del voto por preferencias (que por cierto fue rechazada por referendum de manera abrumadora).

Un tema que solo mencioné de pasada era que tanto los candidatos como los partidos políticos, en sus aspectos institucionales y ideológicos, son endógenos ¿Qué quiere decir esto?

En todos los ejemplos que ponía para explicar los sistemas electorales había dos o tres partidos, con programas dados, y las preferencias de los votantes estaban fijas (aunque podían votar de manera “mentirosa” para obtener el resultado buscado). En la realidad, por el contrario, tanto los candidatos como los partidos, sus programas políticos y el comportamiento de los votantes, dependen del sistema electoral y por ello no se pueden tomar como dados en un análisis serio.

La mejor manera de verlo es comparando, por un momento, un sistema mayoritario con un sistema proporcional puro (donde los diputados se ajustan lo mejor posible al porcentaje de votos y donde no hay una cuota mínimo para entrar en el reparto de puestos en el Congreso) con un número grande de diputados a elegir en una circunscripción única, por seguir con nuestros ejemplos en semanas anteriores, 100. En un sistema mayoritario, un partido necesita tener la mayoría al menos en un distrito para tener representación. En cambio, en el sistema proporcional, con tener un 1% de los votos es suficiente para sacar un diputado.

¿Cuáles son las consecuencias de esta diferencia? Sin intentar ser exhaustivo, voy a enumerar cuatro de ellas.

Primero, los sistemas más proporcionales incentivan el surgimiento de partidos más viables electoralmente. Si somos un grupo de personas relativamente pequeño en la sociedad y no concretado geográficamente, pongamos la “Unión Amarilla” (un nombre claramente inventado), en el sistema electoral mayoritario no ganaremos nunca nada y por ello, o bien nos disolvemos como partido o, en la práctica, la mayoría de los “amarillos” votan al partido grande que más se les parece (o incluso se presentan por él), el “Pacto Naranja”. En la “Unión Amarilla” solo quedarán los más irreductibles que suelen ser los más ideologizados y aquellos con menos coste de oportunidad de dedicarse a perseguir una panacea (o, por decirlo más claro, los más inútiles). Por eso cuando un partido se hace muy minoritario en sistemas electorales alejados del proporcional puro, la mayoría de sus dirigentes o son mediocridades electorales o están como un cencerro. Esto pasa, por ejemplo, en EE.UU., donde muchos candidatos que en realidad serían libertarios, se presentan como Republicanos como mal menor y en el partido libertario solo quedan una panda de lunáticos que probablemente no serían capaces de gestionar ni una merienda en el campo. En cambio, y aquí está la gracia, en el sistema proporcional, muchos más “amarillos” se animarán a presentarse como tales y los dirigentes del partido y sus candidatos serán de más calidad (en el sentido de capacidad electoral) y menos ideológicos.

Segundo, vamos a tener disciplinas de partido muy diferentes. Si yo he ganado mi circunscripción personal mayoritaria, el partido tiene menos poder de imponerme su voluntad. A fin de cuentas siempre puedo presentarme en las próximas elecciones como independiente: los votantes me conocen, saben cuál es mi posición y yo además cuento con la experiencia de llevar una campaña en mi distrito. En EE.UU. esto pasa a menudo. Un ejemplo reciente es el de Joe Lieberman, que era senador demócrata por Connecticut. Lieberman perdió la primaria demócrata contra un candidato alternativo que se quejaba que Lieberman no había votado lo suficiente con el partido (para ser sinceros, parte de razón no le faltaba). Lieberman, ni corto ni perezoso, cogió, se presentó como independiente y ganó las elecciones y por ahí ha seguido en el senado haciendo el tonto (aunque ahora se retira ya de una vez).

Por supuesto, romper con el partido no es gratis: es costoso dejar el apoyo de una maquinaria nacional y muchos votantes pueden preferir al partido que a mí, con lo cual tampoco es que uno tenga libertad total. Pero en todo caso esta es la razón por la que en el Reino Unido o en EE.UU. los partidos tienen un Whip (literalmente un “látigo”) que es un diputado con particular “mala idea” que te amenaza con los mil males si no votas como quiere el partido. Este es un ejemplo de una famosa (y fantastica) serie británica de televisión, House of Cards, con Francis Urquhart ejerciendo de Whip poco antes de ser elegido Primer Ministro:

Entre los republicanos en EE.UU., Tom Delay, que fue el Whip durante los 90 del siglo pasado, era particularmente temido por su pasión casi sádica al imponer la disciplina en el partido (el apodo del angelito, que por cierto acabó en prisión por corrupto, era “El Martillo”, para que se haga el lector una idea).

En cambio, en un sistema electoral proporcional puro, la disciplina del partido es mucho más fácil de imponer: si uno no se porta bien, no se le pone en la lista y se acabó. A la vez, existe el riesgo de que un grupo del partido se escinda y cree un nuevo partido ya que resultará fácil que entre en el nuevo congreso. En cambio esto no suele pasar en el sistema mayoritario porque las tensiones se suelen resolver a nivel de distrito unipersonal y uno tiene poco incentivo a crear nuevos partidos que es difícil que prosperen.

En resumen, en un sistema mayoritario los individuos tienen más libertad con respecto al partido mientras que un sistema proporcional coaliciones de miembros del partido tienen capacidad de presión.

No entro en detalle, por motivos de espacio, en si tener más o menos disciplina de partido es bueno o malo. Solo decir que por una parte es más “democrático” al permitir más opiniones y permite que haya más entrada de candidatos en la política que no sean meros correveidiles del partido y sus dirigentes, pero por otra parte suele llevar a que la votación de cada ley termine siendo un chalaneo en el que tengo que dar algo al diputado x o al y para que voten como quiere el partido. En EE.UU. tienen una expresión, Pork Barrel, para este tipo de “regalos”: una estación de tren aquí, un puente allá y así hasta que las ovejas se aburren. Si algunos se quejan que en España las CC.AA. o los partidos locales obtienen recursos injustificados, en EE.UU. nos dejan atrás. En comparación con lo que se cuece en Capitol Hill, somos unos aprendices. Como siempre, nada es gratis, y uno tiene que pensar con calma cuál es el nivel “optimo” de disciplina en los partidos.

En tercer lugar, el sistema mayoritario permite, como apuntaba antes, la entrada en política de gente que de otra manera lo tendría difícil. Imaginémonos que yo mañana me caigo por las escaleras y me doy un golpe en la cabeza lo suficientemente gordo que me da por meterme en política. Con el sistema actual en España ¿qué es lo que puedo hacer? Bueno, yo no soy ni catalán ni vasco ni gallego, así que solo puedo ir a uno de los dos partidos nacionales mayoritarios (PSOE y PP) y suplicar que me den un puesto de salida en alguna lista (podría ir a IU o UPyD pero esta gente saca tan pocos diputados que no me van a dar un puesto así tan ricamente). Lógicamente me van a decir que no, aunque solo sea porque tienen que dar de comer a todos los que llevan en este tinglado del partido desde que tenían 18 años y pagar favores mil. Si por el contrario me quisiera presentar por mi distrito en Pennsylvania (a parte de resolver el tema de la nacionalidad americana que no la tengo), lo único que tengo que hacer es rellenar unos cuantos papeles y ale, ya soy candidato (en realidad es incluso mejor, porque me puedo presentar a la primaria de un partido, pero eso lo dejo para otro día). Con un poco de talento y (bastante) dinero, tendré unas posibilidades razonables de ganar.

De nuevo entramos en la discusión de si es bueno o malo que me resulte más fácil meterme en política. Por un lado es bueno que cualquiera pueda comenzar su propia campaña pues disciplina a los partidos y permite a gente valiosa contribuir al servicio público. Es verdad que el dinero limita bastante las posibilidades prácticas de un desconocido pero en países con primarias, estas son mucho más baratas y una vez que las he ganado, el dinero me llegará más fácilmente. A la vez, uno puede argumentar con razón que mi visión del mundo es bastante diferente a la de buena parte de los Españoles y que es mejor que gente como yo se quede tranquilita en la universidad donde los locos como yo damos menos la tabarra. Más seriamente, con un sistema mayoritario unipersonal sinvergüenzas como Mario Conde o Ruiz Mateos podrían estar en el Congreso al permitirles presentarse por un distrito en el que ya a priori tuviesen posibilidades (por ejemplo, por ser del lugar o por tener allí aliados) y “bombardearlo” con anuncios y mítines (aunque lo mismo esto sería mejor pues así no podrían dedicarse a sus quehaceres habituales y a fin de cuentas Ruiz Mateos sacó diputados en unas Europeas con un sistema cuasi-proporcional, con lo cual tampoco es que la diferencia sea de un 100% en esta dimensión).

Finalmente, la posición ideológica de los partidos: bueno, esto es otro tema bastante sutil en el que, por el interés del espacio, a resumir. En general sistemas mayoritarios tienden a “centrar” a los partidos. Como uno necesita una mayoría de los votantes en un distrito, al menos que este sea muy sesgado hacia una ideología, me tengo que ir al centro para así tener más votos que mi rival, el cuál también tendrá incentivos a hacer lo mismo (para el que sepa de estas cosas o de organización industrial, esto el teorema de Hotelling: todos los candidatos terminan en la posición ideológica del votante mediano). Este incentivo es menor en los sistemas proporcionales pues los partidos más extremistas tienen más espacio para sobrevivir. El centrarme poco en un sistema mayoritario y pasar de tener el 35% al 30% de los votos me puede costar casi todos mis diputados. En un sistema proporcional me costará más o menos un séptimo de los mismos (5% dividido por 35%). Si el precio de la “pureza” ideológica es más bajo, la cantidad de pureza en el sistema será más alto.

A la vez, la cierta separación entre candidatos y partido de los sistemas mayoritario permite “cubrir” mejor huecos electorales: en EE.UU. los republicanos que se presentan en la costa este son, de media, mucho más moderados que los que se presentan en Texas y los demócratas más liberales en la costa este y más conservadores en Texas (excepto donde las posibilidades de ganar de un partido son tan remotas que entonces solo se presenta alguien muy ideológico).

Concluyo mencionando solo que hay otro aspecto de comportamiento endógeno que me estoy saltando: el de los votantes. Por ejemplo, el coste de no votar es muy diferente en un sistema mayoritario que en uno proporcional o el coste de adquirir información. Pero esto merece un post entero.

Ahora, y para la próxima entrega de esta serie, voy a empezar a hablar del sistema electoral proporcional y de su aplicación (de una manera corregida) en España.

Hay 19 comentarios
  • Por lo que entiendo, los puntos 3 y 4 van en direcciones contrarias. En el mayoritario es más fácil ser candidato, pero por la cuestión ideológica, más difícil salir elegido y en el proporcional al revés. Un caso concreto en el que (muy desgraciadamente) el 4 gana el 3 es la PxC de Josep Anglada, un partido fascista y xenófobo que, creado por él mismo, se está implantando peligrosamente en el espectro catalán. Al menos en este aspecto, creo que es bueno que haya un sistema no proporcional, pues los grupos extremistas, a la que consiguen una mínima representación, adquieren un altavoz difícil de parar, que en un sistema de mayorías claramente no podrían tener

  • Creio que este é um dos temas fundamentais em nossa época. Contudo, noto que o tiro vai longe do alvo. O Brasil é um bom experimento para se ter uma noção clara da importância do tema. Tomo como referência Douglass North que disse que o problema do Brasil era político: o poder econômico dominou a política para possibilitar o domínio econômico. O problema é tão grave que não conseguimos distinguir um partido do outro. Até o partido comunista brasileiro é de direita e a própria direita é uma coisa completamente desprezível: aqui no Brasil o que não temos faz tempo é algo com o mínimo de cacuete de uma economia de mercado. Como faz falta ter um ambiente competitivo. O que se tem nestes partidos de esquerda são vendilhões da pátria a rodo, como em qualquer outro partido. Assim sendo, creio que o post endereça uma questão que pode ser interessante para alguns países. Porém creio que não esteja coerente com o que de fato acontece aqui no Brasil e alhures e quem sabe algures.

  • Hola Jesús,

    Lo primero, gracias por abordar en varias fases este tema, tan importante y sin embargo tan poco tratado, y mucho menos con rigor.

    En relación a la entrada de hoy, lo primero que quisiera decirte, con todo el respeto, es que tu evidente preferencia por un sistema mayoritario me da la sensación que te hace ver algunas cosas de una forma, digamos, un poco sesgada (algo por otra parte supongo que inevitable y que nos pasa a todos con nuestras preferencias). No voy a analizar todo tu post, simplemente comentaré algunos puntos.

    Siendo cierto que un sistema mayoritario facilita la "gobernabilidad" (es decir, la formación de gobiernos con mayoría) mas que un sistema proporcional -algo que creo nadie puede poner en cuestión- y que, por ello, desincentiva la formación de grupos minoritarios, creo que la aparición de iniciativas que traten de alterar la "verdad única" de los dos partidos dominantes no se merece calificativos como los que utilizas (inútiles, lunáticos, mediocres...), que no siempre son adecuados -no niego que lo sean en ocasiones- por el mero hecho de que en sus fases iniciales sean minoritarias (algo lógico e inevitable por otra parte).

    Por otra parte, resulta sorprendente lo que dices en cuanto a que en un sistema mayoritario la importancia de la "partitocracia" es menor. Por un lado parece que utilizas argumentos contradictorios (primero dices que es más fácil que un desconocido sea candidato en un sistema mayoritario sin someterse a la disciplina de partido pero luego reconoces que en un sistema proporcional es más fácil romper la disciplina de partido y crear uno nuevo, lo que daría más libertad a los candidatos indisciplinados) y por otro dices una cosa que resulta difícil de comprender: que en un sistema donde sólo 2 partidos dominan la escena política los políticos son más "libres" y los partidos más democráticos. Entiendo que das por supuesto que en dichos partidos hay un sistema democrático de elección interna de candidatos (algo que no tiene por qué ser así, pues no es inherente al sistema electoral), porque de no ser así, la disciplina de partido actuaría incluso más férreamente que en el caso de las listas cerradas y bloqueadas de un sistema propocional. Así que entonces la clave en este punto no está tanto en el sistema como en el funcionamiento de los partidos y la forma de selección de candidatos (primarias, listas abiertas, etc).

    Por otro lado, creo que es necesario tener en cuenta que en un sistema mayoritario, reconociendo sus virtudes, las posibilidades de establecer un férreo sistema partitocrático de alternancia donde las élites de los 2 partidos se pongan de acuerdo para mantener privilegios y cuotas de poder (aspecto realmente poco democrático...) se incrementan mucho respecto a un sistema proporcional, en el cual efectivamente la gobernabilidad es más compleja, pero en el que es más fácil desactivar esas "dictaduras democráticas" y cambiar elementos estructurales del sistema.

    Así que creo que ambos tienen defectos y virtudes, que en función de las preferencias personales y de lo que valoremos cada una nos llevarán a preferir uno u otro sistema, pero tampoco debemos dejar de preguntarnos si es posible que existan caminos intermedios que recojan al menos en parte lo mejor de cada uno. Y eso sí, no nos olvidemos de que una de las claves está en "desactivar" la férrea disciplina (por decirlo suavemente) dentro de los partidos a la hora de elegir a sus candidatos.

    Enhorabuena de nuevo por tu entrada y un saludo.

  • Gracias por la serie que no estás ofreciendo. Está siendo muy instructiva para los legos sobre el tema como yo.
    Me da la impresión de que el diseño de un sistema electoral está afectado determinantemente por los objetivos buscados con él y que son en muchos casos contradictorios: representatividad social/regional, gobernabilidad, etc.
    No queremos explicitar, y sobre todo cuantificar, los objetivos que buscamos con el sistema electoral porque así podemos presentar como resultados generales lo que son solo óptimos con respecto a nuestras propias premisas. Si los objetivos estuvieran perfectamente determinados el diseño del sistema electoral no sería una cuestión política sino puramente técnica.
    El sistema realmente preferido por la sociedad está oculto (a no ser que nos fiemos de las encuestas sociológicas) y solo se expresa de forma imperfecta a través de las urnas, ya que los resultados de las elecciones pueden estar influidos por el sistema electoral existente.
    ¿Deberíamos ir hacia una democracia algo más directa? Surgirían sin duda problemas de gobernabilidad, pero no estoy seguro de que fueran mayores de los que hay en los pasillos del Capitolio y, al menos, sería más transparente.

  • Parece que meterte en política es sinonimo de ser candidato. ¿Que píensas de quién milita en un partido y no se plantea ser candidato?

  • Muy interesante este post (como los anteriores de la serie sobre sistemas electorales). He sido desde adolescente aficionado a la cuestión de los sistemas electorales, habiendo hecho de modo amateur y gracias a excel durante años simulaciones de distintos sistemas en distintos países, y sus consecuencias, y gracias a alguna formación sin ser politólogo (clases con Josep Maria Colomer y su libro de Teoría de las Instituciones Políticas), pues pude complementar mi afición.

    Ahora que parece que el sistema electoral e intitucional que tenemos en España (proporcional con ciertas correcciones, en un marco parlamentario) es lo peor que nos podía haber pasado en la historia, y que algunos tópicos como listas abiertas, elección directa de ejecutivos, etc... parezcan panaceas para la mayoría de la gente sin que la mayoría tenga ni remota idea de como funcionan (empezando por muchos periodistas y analistas políticos) así como de sus ventajas y desventajas respecto a lo que hay ahora (o simples trade-offs entre representatividad de los gobiernos y estabilidad gubernamental, por ejemplo), es bueno que se debata con algo de fundamento estas cuestiones.

    Una cuestión que quería comentar que creo que tiene bastante importancia en lo que sucede en España (y espero que no te chafe el próximo post), es respectivo a lo que has comentado sobre la disciplina de partido y la posibilidad de crear escisiones. En un sistema proporcional puro, sin barreras de entrada (un mínimo de votos a nivel nacional/territorial para entrar) como sucede en los Países Bajos o en Israel, el coste de escisión es muy bajo, por lo que los partidos tienden a ser pequeños y homogéneos (en los Países Bajos, el partido más votado en las últimas elecciones logró alrededor del 20% de los votos). En países donde, aun siendo (más o menos) proporcionales, existen barreras de entrada importantes (por ejemplo, un 5% de los votos a nivel nacional o ganar en al menos 3 de los 299 distritos, como Alemania; o necesitar porcentajes superiores al 15% de voto para obtener representación en muchas provincias, como sucede en España), existen costes de escisión bastante elevados: si soy una minoría descontenta en un partido (el PP o el PSOE, vaya) tengo muchos incentivos a seguir en dicho partido, intentando obtener cuotas de poder en dichos partidos (los guerristas en el PSOE, por ejemplo) o sufriendo marginación dentro de ellos (Ruiz-Gallardón en el PP, por poner otro ejemplo); lo cual puede derivar en "imperfecciones" del sistema, ya que los partidos quedan, a mi parecer, dependientes de un líder/aparato fuerte (con control militar dentro del partido) que impone un posicionamento monolítico de un partido que representa a intereses bastante heterogéneos (en el PSOE ha sucedido en varias ocasiones, Aznar en el PP también lo hizo, el Cataluña PSC o CiU lo han experimentado también), o bien a un guirigay ideológico que suele ser criticado por los periodistas y analíticos que luego que quejan de la disciplina (o los votantes que dicen que no les gusta el bipartidismo) como por ejemplo sucede en la actualidad en el PP, que uno no sabe si su posicionamento es el más bien Libertarian de Esperanza Aguirre y Libertaddigital; o bien el Nacionalcatólico de Mayor Oreja e Intereconomía.

  • Excelente post. Recuerdo una conversación con un amigo Irlandes. Por aquella epoca yo vivia al lado de donde el Primer Ministro tenía su oficina como Diputado de ese distrito y me parecía impresionante el cruzarte con él, saludarle como a uno más o verlo en el bar del barrio tomando algo, lo que es impensable en España, Francia, etc. También me parecía increible que una vez cada cuatro años tenías una muy buena oportunidad de cantarle las cuarenta a tu diputado de turno porque había altas probabilidades de que se pasara por tu puerta haciendo campaña ya que algunos distritos son muy pequeños. Todo esto creo que son ventajas innerentes de los sistemas mayoritarios, esta cosa romántica de la cercanía al político que creo que ya se ha mencionado por aqui.

    Por otro lado mi amigo no lo veía en estos terminos. El aducia que al ser la elección por distritos era muy dificil sacar adelante proyectos realmente nacionales y que esa era una de las razones por las que Irlanda no tenía ni una sola autovia conectando Dublin con Belfast o Galway hasta hace muy poco. Mi amigo decia que la gente no veía las ventajas de un proyecto que en muchas ocasiones les iba a perjudicar (en el ejemplo, la gente por donde pasaba la autovia esta agrupada en esos distritos mientras que la gente que necesita ir a estas ciudades por trabajo u ocio esta dispersa por todo el país) por lo que los políticos vendían proyectos ultralocalistas que pudieran tener un beneficio más directo para los ciudadanos del distrito y dejaban de lado otros de calado nacional pero con beneficiarios dispersos (sobre todo, gran obra publica). El decia que este sistema, especialmente en un país pequeño como Irlanda, convertían a la política nacional en política de pueblo.

    Un saludo y enhorabuena por el post,

  • Antes que nada, unirme a las notas que expone Airbender, sumamente juiciosas.
    En cuanto al post, supongo que es el emisor el que elige el mensaje y a los demás, solo nos queda comentarlo. No obstante, como excepción, creo que no ha sido afortunada la priorización de los mensajes. Hoy deberíamos haber leído en primer lugar la parte de la demanda, en el mercado de "servicios políticos", y lo que leemos es la parte de la oferta, con especial dedicación a los "productores" de esos servicios, tanto a los "trabajadores" vs. políticos, como a la agrupación de los mismos, es decir a las "empresas" vs. pp. políticos.
    El problema es que, para enterder el mercado de servicios políticos, hay que entender en primer lugar la razón y formas de la demanda, es decir, lo que hacen y piensan los electores. Una de las cuestiones fundamentales de esa demanda es el bajo coste de elección que está dispuesto a pagar el elector. Esto determina tanto la realidad final de todo sistema político como sus formas (el Sistema electoral). Es decir, sin analizar previamente las razones y esencias de las ideologías como intermediarios en las decisiones electorales (podría hablarse de marcas comerciales), o el papel y la necesidad de los agentes intermediarios, los medios de comunicación que simplifican los aspectos complejos de los candidatos/programas electorales/partidos, se puede errar en el análisis del sistema electoral que satisface en último lugar los deseos y necesidades de los electores.
    Saludos.

  • Fede:

    Efectivamente un tema principal de mi serie es que todos los sistemas electorales tienen problemas. Como lo veo yo un pais tiene que seleccionar un sistema que se ajuste a sus necesidades y ser consciente que siempre se quedara corto en algun aspecto.

    La democracia directa tambien tiene sus problemas, que algun dia explicare. Al final todo da vueltas alrededor del Teorema de la Imposibilidad de Arrow: es dificil agregar preferencias individuales.

  • Monedero

    No queria implicar que meterse en politica es igual a ser candidato. Era solo una expresion. Mucha gente puede y hace cometidos muy importantes sin ser candidatos nunca.

  • Lluis:

    El miercoles que viene empezare a hablar del sistema en España en detalle. Ya tengo las simulaciones en Excel 😉

  • Airbender

    Tu ejemplo es fantastico de lo que intento decir en esta serie: todos los sistemas tienen ventajas y desventajas y tenemos que ser cuidadosos en seleccionar las instituciones. Me frustra un poco que, en las discusiones en los medios de comunicacion, los comentaristas raras veces sean capaces de entender que existen trade-offs como el que señalas entre cercania del politico y defensa de intereses muy locales. Fijaos que no digo que sea mejor lo uno o lo otro: solo quiero enfatizar que existe un trade-off, nada es gratis;)

  • Manuel

    No tengo claro que mis preferencias por el sistema mayoritario sean tan aplastantes. He escrito un post entero bastante largo enumerando sus problemas y, en el sistema electoral que propuse para España, presentaba un sistema mixto mayoritario/proporcional para intentar tener lo mejor de ambos enfoques e intentar minimizar sus desventajas.

    Mi caracterizacion de los partidos minoritarios no me parece injusta: si uno toma la lista de partidos minoritarios en España y mira a sus dirigentes, la mayoria (en la derecha y en la izquierda) estan para que les encierren. UPyD es un caso diferente pues intenta entrar en un "hueco de mercado" que anteriormente no estaba cubierto y su lider, Rosa Diez, tenia una larga trayectoria en un partido mayoritario a nivel nacional.

    No existe contradiccion entre mis argumentos de disciplina de partido. En el mayoritario me referia a la disciplina de 1 persona en concreto: si yo me enfado con el partido (yo solo, JFV) y me voy, si mis votantes me quieren, poco puede hacer el partido. En el proporcional son grupos relativamente grandes los que se tienen que ir. Cascos solo ha triunfado porque se ha podido llevar a una buena parte del PP de Asturias. En el sistema mayoritario Cascos probablemente habria salido elegido él en su distrito, pero en todos los demas de Asturias, el PSOE habria arrasado a PP y FAC, que habrian divido su voto. Por eso en un sistema mayoritario, Cascos se habria presentado solo, habria ganado su distrito, pero el resto de sus amigos no habrian dejado el PP porque ninguno habria salido.

  • Gracias por tu clara respuesta Jesús.

    Tras leerla compruebo que estamos de acuerdo:

    - Las descalificaciones no son aplicables a todos los partidos que no sean mayoritarios.
    - La ruptura de la disciplina de partido puede tener más éxito en un sistema proporcional que en uno mayoritario (el ejemplo que pones de Cascos es bueno), lo que puede tener (en ocasiones) su positivo efecto regenerador y de "competencia" (no digo que siempre sea así y que en el ejemplo citado se cumpla necesariamente esta derivada...).
    - Nada es perfecto, y muchas veces en el término medio está la virtud.

    Enhorabuena otra vez por esta serie sobre sistemas electorales y recibe un cordial saludo.

  • JFV, maquinote, ¿Qué manual de economía política me recomiendas para pillar rápido todas estas diferencias de output democrático que estás planteando entre sistemas electorales y reglas de agregación de preferencias? Si existen varios, varios. Tengo un déficit grande en este sentido y me gustaría documentarme.

  • Jesus indica: "los mayoria de partidos minoritarios ....estan para que les encierren" pudiendo ser verdad, marca mucho las posibilidades de regeneración, para quienes creemos que los dos grandes partidos no se regeneran, hace muchos años que veo las mismas caras, y seria muy discutible analaizar " el nivel de mas de un ministro/a " de los actuales partidos mayoritarios.....porque mas bien parecen colocados a dedo, por estar en el sitio adecuado en el momento adecuado, o por amiguismo del presi, o por favores que con favores se pagan.

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