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¿Un nuevo record de la tasa de paro?

 

Los datos de la EPA del segundo trimestre nos aportan una noticia que está siendo destacada en los medios: con 24,63%, la tasa de paro supera el máximo de su serie histórica, el 24,55%, cifra que se alcanzó en el primer trimestre del año 1994.

 Peor …

En realidad, esta constatación no es del todo real. Ambos datos, los de 1994 y 2012, no son del todo comparables. La EPA ha experimentado algunos cambios metodológicos a lo largo del tiempo que han afectado sustancialmente a los tres datos básicos que esta encuesta nos proporciona casi en exclusiva: el empleo y el paro, y por lo tanto la actividad laboral.

Uno de los cambios más significativos fue el que se produjo en el año 2001 y que afectó a la definición de “parado” para adaptarla a los reglamentos de la CE.  Como bien sabrán los lectores de NEG, para ser considerado como parado por la EPA, se tiene que haber buscado empleo de forma activa en las cuatro semanas previas a la entrevista (entre otros requisitos). Pues bien, lo que cambió ese año fue el concepto de “búsqueda activa” cuya definición pasó a ser más estricta y ello tuvo un impacto sustancial en las cifras del desempleo, reduciendo  tanto sus valores absolutos (el número de parados), como los relativos (la tasa de paro).

Hasta entonces, la mera inscripción en una oficina pública de empleo como demandante de empleo (válida para tres meses) se consideraba como un método de búsqueda activa. A partir de entonces, se tiene que pasar por la oficina al menos una vez al mes para encontrar trabajo. Este cambio afectó especialmente a aquellos cuya única forma de búsqueda de empleo fuera la inscripción en las oficinas públicas.

Es decir, con la definición del año 1994, probablemente la tasa de paro máxima se haya alcanzado bastante antes que en este último trimestre. Como mostrábamos en esta entrada, aunque la proporción de demandantes registrados en los SPE  que afirman buscar empleo de forma activa ha aumentado sustancialmente durante esta crisis,  el número de demandantes que no busca activamente sigue siendo muy sustancial. Los datos revelados esta mañana indican que son un 21%,  es decir casi 1,5 millones de personas consideran que deberían estar registradas como demandantes, pero no son parados a efectos de la EPA….

Aún peor que peor…

Olvidémonos (o sigamos teniendo en cuenta) este detalle metodológico. Si nos ponemos a comparar las cifras de 1994 con las del 2012, más preocupante aún es que, tal como se puede ver en el Gráfico 2, las tasas paro hayan batido de lejos todos los records para todos los grupos de edad, en especial para los jóvenes de 16 a 24 años  y los de edad laboral avanzada (de 55 o más). Así, estas décimas de diferencia con el 94 en las tasas de paro agregadas sólo son reflejo de la existencia de un importante efecto composición por edades. Alcanzamos estos records con un millón de jóvenes activos menos que en el primer trimestre del 94 (un 36% menos) y un 1,2 millones de personas activas de 55 a 64 años más (un 76%),  de ahí que  los indicadores agregados nos estén ocultando aún una triste realidad: las tasas de paro son mucho más altas para todos de lo que eran en la crisis anterior.

Con estos datos  no creo, por una parte, que podamos tener ya dudas de que el problema del paro juvenil en España sea sólo cíclico, sino estructural.  En cuanto a los mayores, con una tasa de paro  que se acerca ya peligrosamente al 20% (casi el doble del máximo en la crisis anterior), menudo reto que tenemos por delante, más aún con las expectativas de que se recrudezca el envejecimiento ya en el muy corto plazo.

Siento haberos amargado un poquitó más el viernes, como decía en la entrada anterior, me lo temía. En cualquier caso, buen fin de semana a todos.