- Nada es Gratis - https://nadaesgratis.es -

NeG Virtual y Básico: El mito de las PYMEs y la temporalidad (o por qué tanta reticencia al contrato único)

Son muchos los “hitos” que vamos superando con la Gran Recesión. Hace aún pocos días, mostrábamos que por primera vez en nuestra historia el empleo de los titulados superiores superaba el de los empleados con ESO o menos, o hace algo más de tiempo también mostrábamos que el número de autónomos ya era menor que el de empleados públicos. Son fruto de tendencias que se vienen a confirmar o se aceleran con esta crisis.

Pues, ahí va otro hecho:

El número de contratos temporales y la tasa de temporalidad media de los grandes centros de trabajo del sector privado (no agrario) ya superan a los de los más pequeños.

Estos datos los revela la Encuesta de Coyuntura Laboral  y se muestran en los siguientes gráficos:

Durante el período de bonanza (entre los terceros trimestres de 1996 y 2007), el número de empleados temporales en los centros más pequeños (de 1 a 10 trabajadores) se mantuvo prácticamente inalterado, pero aumentó de forma creciente con el tamaño de los centros de trabajo: un 54% en los de 11 a 50 trabajadores, un 86% en los de 51 a 250 y nada menos que un 132% en los mayor tamaño (250 o más trabajadores). No ocurrió lo mismo con el número de empleados con contrato indefinido que creció en una cantidad muy similar independientemente del tamaño del centro: por ejemplo, un 77% y un 79% en los centros de menor y mayor tamaño, respectivamente. En consecuencia, durante ese período, mientras que para los primeros se habría producido una caída sustancial de las tasas de temporalidad agregadas, ocurrió todo lo contrario con los segundos.

Posibles explicaciones

Para explicar esta evolución tan distinta de las tasas de temporalidad por tamaño hemos de tener en cuenta al menos dos posibles factores.

En primer lugar, que parte de las pequeñas empresas hayan pasado a tener un tamaño mediano y crecieron contratando más trabajadores temporales durante el período de bonanza. Pero esto no explicaría en cualquiera caso un crecimiento tan intenso de los empleos temporales en las más grandes. Durante esta crisis, de nuevo, seguro que estos datos recogen una movilidad entre tamaños por despidos y no renovaciones, pero también por el cierre de empresas (se observa un 18% menos inscritas en la SS de menos de 50 trabajadores, entre diciembre de 2008 y 2011, por 2,2% menos de 50 o más, con una caída máxima de 38% en el número de empresas de 26 a 49 trabajadores). En esta fase,  las grandes empresas también habrían destruido un número muy elevado empleo temporal (un 24%), pero, por el contrario, habrían conseguido mantener su volumen total empleo indefinido.

Y en segundo lugar, otra posible explicación para la caída de la temporalidad en las PYMEs es que fueran más sensibles al tipo de reforma laboral  que se ha llevado a cabo en nuestro país  (véanse las caídas después de la reforma de 1997 y 2006 y este trabajo de Miguel Ángel Malo).

Conclusiones similares con el registro de contratos

Podemos llegar a conclusiones similares sobre el mayor uso de los contratos temporales por parte de las grandes empresas con los datos de contratos registrados en los Servicios Públicos de Empleo. Como se puede observar en el gráfico siguiente, parece existir una relación positiva entre el porcentaje de contratos temporales sobre el total de contratos y el tamaño de la empresa.

Y si procedemos como en la actual reforma laboral y consideramos como pequeñas empresas a las de 50 o menos trabajadores, estos datos indicarían que cerca del 70% de los contratos indefinidos (tanto los iniciales como las conversiones de temporales en indefinidos) se celebrarían en estas empresas, por sólo un 55% de los contratos temporales.  

Conclusiones

Esta evidencia bien podría ayudarnos a entender por qué, reforma laboral tras reforma laboral, y aun  figurando como objetivo en los preámbulos del texto de cada una de ellas, sólo se aprueban medidas parciales y se evita coger el toro por los cuernos haciendo frente a la temporalidad de forma decisiva.

Recordemos las reacciones previas a la aprobación de esta última reforma y el acuerdo explícito en contra del contrato único, entre la patronal (una "disquisición de ciertos teóricos que probablemente jamás han contratado a nadie") y los sindicatos (el Gobierno “es consciente que España necesita varios modelos de contrato”).

Para los investigadores en Economía Laboral, el mundo de nuestros agentes sociales no deja de ser muy opaco, son pocos los datos que podemos manejar, y es cierto que en ocasiones no conseguimos ir más allá de unas pocas disquisiciones teóricas.

Por ejemplo, ¿cómo explicar esta coincidencia sobre la necesidad de seguir manteniendo la dualidad laboral entre trabajadores fijos y temporales?

En base a la evidencia mostrada en esta entrada, a mi, sólo se me ocurre una explicación. No sólo las pequeñas, sino también y quizás aún más, las grandes empresas se benefician del uso extensivo de la temporalidad. No deja de ser la forma más barata de flexibilidad, sin necesidad de hacer frente a EREs u otros acuerdos con los sindicatos. ¿Están las grandes empresas mejor representadas en la patronal? Probablemente así sea. Al parecer, la distribución de las cuotas en sus órganos de decisión depende de la contribución económica de sus miembros que a su vez bien podría estar relacionado con el tamaño de las empresas.

Por parte sindical, la afiliación también está concentrada en las grandes empresas.

y, en estas condiciones, difícilmente puede uno dejar de acudir a la teoría insider-outsider, y considerar las rentas que obtienen los sindicatos por mantener un amplio colchón de trabajadores en precario.