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Marta Reynal-Querol, Premio Fundación Banco Herrero 2011 (I): La educación de nuestros gobernantes importa

Marta ReynalEsta semana se entregó el Premio Fundación Banco Herrero 2011. Este premio que ya está en su décima edición, se entrega cada año a un joven investigador (menor de 40 años) como reconocimiento a “su trabajo en los campos del conocimiento económico, empresarial y social”. Tres de los últimos premiados, los conocéis bien, forman parte del core de NeG:  Luis en 2007, Pol en 2009  y Jesús en 2010. Este año, la premiada es Marta Reynal-Querol

Como ya es habitual, el primer martes de octubre, tuvo lugar el acto de entrega del premio con una glosa sobre la brillantez de la trayectoria investigadora de la galardonada (en esta ocasión,  se encargó Diego Puga, premio 2008) y ésta, a su vez, ofreció su discurso de tono divulgativo. Al día siguiente, impartió la conferencia inaugural en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo. (aquí, la presentación en powerpoint)

Una parte sustancial de los trabajos de Marta se ha centrado en los determinantes y las consecuencias de los conflictos, en particular, de las guerras civiles. Al margen de la más que evidente relevancia del tema, uno de los aspectos que más se han destacado fue su atrevimiento por adentrarse en un campo que parecía vedado para los economistas. Y con sus investigaciones, no sólo consiguió derribar barreras, sino que se ha convertido en referencia ineludible (batiendo records de citas en revistas como el Journal of Conflict Resolution). Fruto de ello,  sabemos que la pobreza no es tanto la causa, sino la consecuencia de estas guerras, y también tenemos un mejor conocimiento sobre el rol de las instituciones políticas en este tipo de conflictos y, por lo tanto, sobre el desarrollo económico.

Pero, quiero detenerme aquí un momento en sus últimos trabajos porque vienen a completar un tema del que nos hemos preocupado en varias ocasiones en NeG: la calidad de nuestros líderes políticos (aquí), en particular, su formación, y de ahí, cómo ha de ser el proceso de selección y sus retribuciones (aquí y aquí).

En su entrada, “El capital humano, importante en las Cajas … ¿y en el Gobierno?”, Luis nos dejaba asombrados con los estudios que poseían los miembros del gabinete de ministros del Gobierno Chileno: 3 Doctores y un Master por Harvard, 4 Master de Chicago, 1 del MIT, 2 doctores por Minnesota…

Y decía:

“Quizás exageran- y si, me diréis que no por ser Doctor uno va a resolver mejor los problemas o que los tecnócratas luego buscan soluciones no factibles. Obviamente, no hace falta tener 6 PhDs en el gobierno, como en el gabinete de Piñera, pero yo pienso que el CI ayuda, y la educación también.

 

Los problemas a los que se enfrenta el gobierno de España no son sencillos; el poder leer un artículo del WSJ, el poder entender un análisis de Expansión, o del servicio de estudios del BBVA o del Banco de España, el poder entender lo que es una senda de crecimiento sostenible, el entender que hace que una deuda sea explosiva o no, … parece, desde el sentido común, que tiene que ayudar

 

Es difícil saber si el capital humano importa en el gobierno o no- yo no conozco estudios al respecto…”.

Pues, bien, en uno de sus últimos artículos, Marta, y sus coautores (Tim Besley y José García Montalvo) nos muestran que la educación de nuestros líderes políticos, y especial, los títulos de post-grado, sí que importan y bastante.

Con un esfuerzo enorme en la recopilación de datos, consiguen obtener el perfil de casi 2000 líderes, de unos doscientos países, desde el último cuarto del siglo XIX. Con ello, saben cómo y cuándo accedieron al poder, su edad, su sexo, su nivel educativo, pero también, el tipo de sistema político vigente en cada país, su renta per cápita, entre otras variables relevantes.

Lo primero que pretenden comprobar es si el crecimiento económico de un país puede venir influido por su líder político. Dicho de otro modo, si existe un efecto fijo asociado con este líder. Esto no es realmente novedoso, ya lo habían hecho Jones y Olken previamente, con una metodología muy original y similar a la utilizada en trabajos sobre si los directivos también influyen sobre los resultados de las empresas (véase esta entrada de Juan Santaló).

No sólo nos interesa saber que ocurre con los resultados económicos de un país  desde el momento en el que el líder accede al poder, sino también cuando lo abandona. El problema de identificación del efecto fijo del líder se haya en que las transiciones de liderazgo pueden ser a su vez determinadas por unas situaciones económicas o políticas favorables o desfavorables. Para resolver este problema, replican su ejercicio econométrico con una muestra de líderes que dejaron el poder por muerte natural, por un accidente o por una enfermedad grave. Aquí, Marta y sus coautores  extienden la evidencia con su nueva base de datos: este efecto fijo es significativo. Esto es, ¡el dirigente político importa!

Una vez comprobada esta hipótesis, dan un paso más, y analizan la importancia que puede tener la educación del líder para el crecimiento económico y obtienen lo siguiente:

En media, la salida del gobierno de su principal dirigente por razones de enfermedad o muerte, reduce el crecimiento en 0.71 puntos porcentuales si tiene un título de post-grado, por sólo 0.05 si no tiene esta titulación.

Creo que la conclusión es bastante obvia: quizás no haga falta que nuestro presidente sea premio Nobel de Economía (como en una de mis series favoritas), pero al menos algún posgrado sí convendría que tuviera (y de paso que dominara algo el inglés) …