Los más vulnerables ante el empleo: ¿cuántos y quiénes son?

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Ayer se presentaron los resultados de un proyecto en el que tuve la suerte de participar. Digo suerte porque durante unos cuantos meses me permitió colaborar con (y sobre todo aprender de) varios expertos pertenecientes a un grupo representativo de entidades sociales entregadas a la inserción laboral de los colectivos más vulnerables: la Cruz Roja Española, el Secretariado Gitano, la Fundación Foessa -Caritas-, Inserta (de la Fundación Once), y la Fundación Tomillo, bajo el impulso y coordinación de la Fundación Accenture. En definitiva,  las personas y entidades mejor informadas de las barreras a las que se han de enfrentar día a día millones de personas en su acceso al mercado de trabajo, barreras responsables del drama social del paro y la pobreza que los indicadores oficiales del mercado de trabajo solo son capaces de reflejar parcialmente. Y, personas y entidades que con su trabajo diario intentan innovar y aportar soluciones para que se puedan superar estas barreras. El proyecto es una pequeña pieza más de una iniciativa colectiva, denominada Juntos por el Empleo de los más vulnerables, en la que participan cerca de un millar de organizaciones del sector privado y del tercer sector, y a la que Fedea se ha adherido aportando un granito de arena académico.

Lo que presentamos fue un primer estudio sobre Población Especialmente Vulnerables ante el Empleo en España. Su objetivo: cuantificar y caracterizar a las personas más vulnerables, el colectivo objetivo de las ONGs que trabajan en la colocación, orientación y formación de este segmento del mercado de trabajo. El trabajo se puede descargar aquí y el ppt que utilicé para presentarlo a nivel interno, aquí.

En principio, este objetivo parecía fácil de alcanzar. Bastaba en efecto con utilizar las bases de datos de estas ONGs y contabilizar a todas las personas que tenían registradas: unas 500,000. Pero, en realidad, éstas solo son las personas que han acudido para participar en sus programas, ya sea directamente o "transferidas" desde servicios públicos de empleo y servicios sociales. Acudir a una ONG supone aceptar habitualmente que se está atrapado/a en la trampa de la pobreza o exclusión social, y que se necesita ayuda para salir de ella,  y no todos los que están afectados por este fenómeno están dispuestos a aceptarlo, ni tienen información sobre el tipo de servicios que pueden ofrecer las entidades sociales. Sus registros no son, por lo tanto, suficientes para llegar a cuantificar el colectivo de personas más vulnerables ante el empleo.

Después de varias reuniones, acordamos conjuntamente que la persona tipo que queríamos caracterizar debía cumplir las siguientes condiciones: estar capacitada para trabajar, en el sentido de que desee trabajar y está disponible para el trabajo, residir en hogares pobres y estar en riesgo de permanecer atrapada en una situación de desempleo o de pobreza laboral, es decir, estar en situación de riesgo de no conseguir unos ingresos mínimos anuales con su propio trabajo en los próximos 12 meses. A esta persona la denominamos "especialmente vulnerable ante el empleo". También decidimos rápidamente que el umbral de ingresos laborales mínimos sería el SMI, en lugar de una indicador relacionados con una media o mediana salarial, demasiado afectadas por efectos composición.

La solución alternativa al uso de los registros de las ONGs pasaba simplemente por utilizar las indicadores de pobreza o exclusión social, y analizar la vinculación con las situaciones laborales de las personas registradas en los servicios públicos de empleo o incluidas en alguna macroencuesta.  La opción de los datos de los registros de los SPE pronto fue descartada. Además de no proporcionar información sobre la composición de los hogares y sus rentas, la experiencia de las ONGs indicaba que una parte notable de los más vulnerables, ni tan siquiera están en alta como demandantes en los SPE. La opción de la macroencuesta más evidente era la Encuesta de Calidad de Vida (ECV) que proporciona el indicador AROPE (at risk of poverty or social exclusion)  y de riesgo pobreza  laboral (in-work poverty) (sobre los que ya discutimos aquí). Pero estos indicadores resultaban claramente insatisfactorios para identificar a nuestro colectivo, por múltiples razones: su información sobre rentas (y por lo tanto pobreza) llega con demasiado retrasos con un desfase medio de dos años respecto a la situación actual; la información sobre situación laboral y características de los empleos era demasiado limitada para nuestros propósitos, y la definición de riesgo no se refería a la trayectoria laboral más probable de las personas encuestadas, sino a las rentas pasadas de todos los miembros del hogar.

Así que emprendimos una marcha bastante atrevida. Utilizar como fuente de datos a la propia EPA. Nos permitía seguir a las personas durante seis trimestres consecutivas, tenía información precisa sobre el tipo de situación y condiciones laborales, los deseos de trabajar, la disponibilidad y los motivos para buscar o dejar de buscar empleo. Además,  su tamaño la hacía más representativa para hacer perfilados detallados y desde noviembre del año pasado están disponibles los microdatos de la muestra anual de salarios. Estos últimos datos nos permitieron estimar una ecuación de salarios e imputar un salario mensual a todos los miembros ocupados de los hogares incluidos en la EPA trimestral ordinaria y la de flujos.

Así que, en primer lugar, definimos un colectivo de referencia que denominamos potencialmente vulnerables y que esta formado por las personas que aún siendo consideradas inactivas en la EPA, desean trabajar y están disponibles para el trabajo (IDTD), simplemente no habían buscado activamente empleo por algún motivo como el desánimo o por un impedimento familiar, de dependencia o físico. También incluimos a los parados (es decir, que si buscan activamente empleo) y, finalmente, las personas en precariedad laboral. Este último colectivo esta formado por aquellas personas que en el momento de la encuesta estaban ocupados pero sus condiciones laborales implican que con frecuencia no consiguen alcanzar el salario mínimo anual. Según los datos de la ECV y de la Muestra Continua de Vidas Laborales (historiales de afiliación a la seguridad social), esto ocurre con alta frecuencia con las personas de bajos salarios (salarios mensuales equivalentes a tiempo completo), contratos temporales y fijos discontinuos que trabajen menos de 10 meses y con los empleos a tiempo parcial. Para los trabajadores a tiempo parcial se impuso como requisito que no fueran voluntarios, es decir, excluimos aquellas personas  que no deseasen un trabajo a tiempo completo, y los estuvieran realizando estudios en el sistema educativo reglado, y para los que tuvieran contrato temporal, que el tiempo restante del contrato fuera inferior a 10 meses, o fuera desconocido. Pueden leer en mayor detalle en el documento cómo se delimitó cada subgrupo y cómo evolucionó en la última década.

Este colectivo de vulnerables potenciales superaba los 10 millones de personas en el 4 trimestre del año 2016. Una vez localizado le hicimos pasar dos filtros: el primero que estuviera en un hogar con ingresos laborales (estimados) por unidad de consumo bajos (60% por debajo de la mediana) o que fuera un hogar de baja intensidad laboral (que el número total de horas efectivas trabajadas semanalmente por los miembros del hogar entre 18 y 59 años fueran inferiores al 20% de horas que podrían teóricamente trabajar a tiempo completo).

Y finalmente, para conseguir el colectivo especialmente vulnerable ante el empleo (EVAE) procedimos a aplicar un segundo filtro, con la ayuda de la EPA de flujos, estimamos la probabilidad de disponer de un empleo antes de 12 meses, y percibir un salario medio mensual (en los cuatro trimestre siguientes a la primera encuesta) superior al salario mínimo.  Para determinar los umbrales de probabilidad que permitieran asignar a cada persona al grupo EVAE utilizamos el análisis de curvas ROC.

En definitiva, paro aquí con la descripción de la metodología, y les remito al documento si desean más explicaciones. Los resultados principales se pueden mostrar en el siguiente gráfico:

graf

De los 10,3 millones de personas potencialmente vulnerables en 4º trimestre de 2016,  5,2 millones (un 51%) estaban en hogares de bajos ingresos o baja intensidad laboral, primer filtro), y de éstas, 4,2 millones de personas estaban en riesgo de permanecer sin empleo en el 2017, o en riesgo de estar en situación de pobreza en el trabajo (2º filtro), es decir, se ajustaban a nuestra definición de población especialmente vulnerable ante el empleo (EVAE).

Suponían el 13,9% de la población de 16 a 64 años, lo que denominamos tasa EVAE, un 6% esta en riesgo de permanecer sin empleo y un 7,9% en riesgo de pobreza en el trabajo.  En el documento podrán encontrar como varían estas tasas según características sociodemográficas, nivel educativo y CCAA de residencia.

Conclusiones

Por decir la verdad, tenemos la ambición de que este indicador sea referencia para algo. Para empezar, porque es un indicador que permitirá analizar más rápidamente la evolución de la pobreza laboral al mismo tiempo que la evolución del paro y del empleo, y por lo tanto evitar conclusiones que pueden ser equivocadas cuando se hace con los indicadores actuales de pobreza que nos llegan con tanto retraso. Este indicador aún es muy mejorable, pero está en manos del INE, y le animo desde aquí a que tome el relevo, lo calcule regularmente o mejore la disponibilidad de los datos, para que no se tengan que hacer tantos supuestos a la hora de generar indicadores de este tipo.

Pero sobre todo, para que seamos conscientes de la magnitud del problema. Que la intensa creación de empleo de la que estamos disfrutando no beneficia a todos por igual. Sigue existiendo una colectivo de tamaño más que considerable que sufre el drama de la pobreza por las barreras a las que se ha de enfrentar en su acceso al mercado de trabajo. Que no son tiempos para los monopolios, sino para la colaboración de todos los sectores implicados en los servicios de empleo y formación. Cada uno con una mayor o menor peso en el segmento en el que se muestre más eficaz (y eficiente). Sinceramente, no veo otra vía.

Hay 9 comentarios
  • Advierto que estos comentarios se refieren a su presentación en PDF.
    Sr. Felgueroso, no acabo de ver la utilidad de las muchas horas invertidas en el estudio. La clave está en las dos últimas páginas: La formación es decisiva a la hora de encontrar un empleo, y el vivir en una comunidad donde los subsidios y el clientilismo campan por sus respetos desde hace décadas no ayuda. Eso ya es viejo. Bien, y ahora ¿qué?. ¿Hay una segunda parte donde den ideas para resolverlo? Los libros de César Molinas, Cándido Muñoz Cidad , Lacalle, James Bartholomew (The welfare of Nations), que seguro que conoce, tienen un buen número que se podrían aplicar en España

          • O sea que no lo ha leido. Desde luego, descalificar un libro en su totalidad sin haberlo leido es una buena metodología. Por lo menos, yo hice mis comentarios, que Vd. obvia, tras haber dedicado un tiempo razonable a su artículo y a su presentación. Claramente su sistema es más rápido.

        • Javier,

          Probablemente no se da cuenta, pero es un insulto a la inteligencia cuando a uno le ponen a Lacalle como ejemplo tras haber trabajado durante meses concienzudamente en un informe que ofrece la radiografia más completa de la población en riesgo de pobreza.

          Es una indicación del daño que están haciendo las tertulias con pseudo-expertos a la calidad de los debates.

          • Marcel, ¿ha leido Vd. el libro? Si es así, le agradecería que me indicase dos, y solo dos, aspectos que le provoquen lo de "Insulto a la inteligencia". Para aclarar, no oigo tertulias, ni las veo en televisión. Esto incluye La Sexta Noche. Leo libros, muchos, papers, informes, foros, presentaciones, incluida la del Sr. Felgueroso, y cualquier documento que me parezca interesante. Por cierto, he citado cuatro libros sobre el tema. Parece que el Sr. Lacalle, con el que no tengo ninguna relación, es especialmente sensible.

            • De los cuatro charlatanes pseudo-economistas que pisan la Sexta Noche con regularidad, probablemente el Sr. Lacalle sea el que demuestre tener el menor conocimiento de conceptos básicos y el que más manipula las estadísticas a su antojo. Solo pensar en tener que leer un libro suyo me causa dolor. Perdone pues que no le pueda contestar.

  • El problema que yo veo terrible, es que tenemos mucha gente que por mucho que invertamos en formacion, no va a haber trabajo para ellos. Hay gente que no tiene pensamiento abstracto, y tambien tiene derecho a trabajar de peon de albañil o chofer (sin por supuesto desmerecer que hay gente que podria ser cualquier cosa en esta vida y escoge esas profesiones y que por tanto alcanza la excelencia) y sin embargo cada dia que optimizamos la produccion mandamos mas gente a la exclusion social.
    Yo no puedo convertir a un botones en un especialista en big data por mucho exfuerzo que ponga, una gran parte depende de el mismo.

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