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Desigualdad espacial en las ciudades

Desde un punto de vista de políticas económicas, parece claro que, de cara a formular programas redistributivos que disminuyan la creciente desigualdad que muchos países están experimentando en los últimos años (o décadas), es fundamental tratar de entender la estructura básica de localización por riqueza en nuestras ciudades. La falta de datos desagregados a nivel de ciudad es, probablemente, la mayor barrera que ha habido hasta hace poco. Sin embargo, con la ayuda de bases de datos microeconómicas mucho más elaboradas y programas que permiten situar a las familias o individuos en un mapa con gran precisión (ver aquí), uno esperaría un aumento en este tipo de estudios en un futuro próximo.

En esta entrada hago un breve resumen de diferentes modelos de economía urbana que pueden explicar dónde decide vivir la gente en las ciudades en función de sus ingresos. También discuto la evidencia empírica en favor y en contra de algunas de estas teorías.

El modelo básico de economía urbana es el modelo monocéntrico, donde las ciudades son simétricas y tienen un único centro al que los individuos acuden a trabajar cada día, trasladándose desde su vivienda. Este modelo predice que para compensar por el tiempo y coste de desplazarse cada día, las viviendas más alejadas del centro de la ciudad tienen precios más asequibles. Este paradigma permite, con ciertas modificaciones, contrastar diferentes explicaciones de porque los pobres viven agrupados en el centro o en las afueras de las ciudades.

La primera de estas teorías establece que los ricos viven en las afueras porque tienen una mayor preferencia por vivir en una casa grande que los pobres. Esta explicación, sin embargo, requiere que el deseo de vivir en una casa más grande (la elasticidad del tamaño de la casa respecto a los ingresos) sea realmente fuerte, dado que para los ricos tener que desplazarse diariamente al trabajo desde las afueras tiene un coste de oportunidad mayor que para los pobres. La segunda teoría que discutimos subraya que los pobres prefieren vivir en el centro de la ciudad puesto que el acceso al transporte público es mucho más fácil allí que en las afueras. En tercer lugar, existen trabajos que sugieren que los ricos quieren vivir en viviendas nuevas y que, dado que en muchas ciudades la nueva construcción tiene lugar en las afueras, eso hace que elijan vivir lejos del centro. La cuarta teoría tiene que ver con sorting o agrupamiento por intereses. Esta teoría defiende la idea que los ricos prefieren estar en barrios donde hay mejores escuelas, menores impuestos, o donde el nivel de crimen es más bajo. Como los ricos tienen un mayor nivel adquisitivo, la agrupación de gente rica en un barrio (en el centro o en las afueras) “expulsa” a los pobres que no pueden permitirse pagar precios tan altos para alquilar o comprar casas. Finalmente, algunos economistas han explicado casos de ciudades donde los ricos viven en el centro de la ciudad asumiendo que valoran algunas características de las ciudades (elevado número de museos, parques, restaurantes, etcétera) más que los pobres.

En la mayoría de las ciudades estadounidenses las familias y/o individuos de más bajo nivel adquisitivo suelen residir en el centro urbano mientras que las familias o individuos más ricas tienen su residencia en las afueras de la ciudad. Este es el caso claramente en ciudades como Atlanta, Phoenix (Fénix) y Los Ángeles, donde existe una clara correlación positiva entre nivel de ingreso y la distancia de las viviendas al centro de la ciudad. Otras ciudades como Chicago, Nueva York y Filadelfia muestran un patrón en forma de “U” con riqueza elevada muy cerca del centro, menor riqueza a distancias medias del centro y de nuevo un aumento de la riqueza en los suburbios, como muestran Glaeser, Kahn y Rappaport (ver aquí). Los pocos estudios que existen sobre este tema fuera de Estados Unidos muestran mucha más variabilidad. El clásico ejemplo es París, donde el centro de la ciudad tiene un nivel de riqueza mucho mayor que sus afueras (ver aquí). Lo mismo ocurre en Vancouver (Canadá). Otro caso conocido que viola el patrón de que los pobres suelen vivir en el centro de las ciudades es La Paz, capital de Bolivia. En esta ciudad los ricos viven muy cerca del centro, aunque seguramente en este caso el patrón viene en gran parte determinado por el hecho de que éste se encuentra a una menor – y mucho más llevadera- altura que sus suburbios. No conozco ningún trabajo que estudie esta relación de forma sistemática para las ciudades españolas. De hecho, con la excepción de Estados Unidos, sorprende la falta de evidencia empírica respecto a este tema.

En un estudio reciente junto a mi coautora Jennifer Roberts de la Universidad de Sheffield, pretendemos avanzar en este tema estudiando el comportamiento de las mayores ciudades británicas. En nuestro trabajo (ver aquí) encontramos que en las mayores ciudades británicas, existe, como en las estadounidenses, una fuerte correlación positiva entre riqueza y distancia al centro de la ciudad. Nuestro estudio excluye Londres puesto que es una ciudad desproporcionadamente grande (el doble de grande que el resto de ciudades británicas juntas) y su inclusión distorsionaría nuestros resultados. El siguiente gráfico muestra el ejemplo de Birmingham (la mayor ciudad británica después de Londres, con más de un millón de habitantes). En este caso se ve claramente que las familias más ricas (en morado) viven lejos del centro y existe una relación bastante lineal entre riqueza y distancia al centro. Otras ciudades, como por ejemplo Liverpool presentan un patrón más confuso, con gente rica viviendo en el centro pero también en las afueras.

Birmingham

2

Liverpool

3

La correlación positiva entre distancia al centro y riqueza sobrevive en nuestro estudio incluso cuando controlamos por la edad del cabeza de familia, su sexo, su nivel de educación y salud, presencia de menores en el hogar, e indicadores sobre si la vivienda es alquilada o comprada, o si el cabeza de familia tiene un coche o si le es fácil acceder al transporte público.

Nuestro siguiente objetivo es intentar distinguir entre las diferentes teorías propuestas en la literatura sobre esta temática. La mayor dificultad en ese sentido es encontrar datos que nos permitan contrastar la importancia de cada explicación. Nuestros resultados preliminares sugieren que la elasticidad del tamaño de la casa respecto a los ingresos no es lo suficientemente alta para justificar que los británicos ricos vivan lejos del centro de sus ciudades. También encontramos que, aunque tener un coche claramente está relacionado con vivir lejos del centro y tener acceso al transporte publico afecta negativamente a estas distancias, ninguno de estas dos variables elimina el efecto positivo de los ingresos en la decisión de vivir lejos del centro. En estos momentos, estamos recopilando información sobre nueva construcción así como características y atracciones de las ciudades, como por ejemplo calidad de las escuelas en diferentes barrios, nivel de crimen, aglomeración de restaurantes, museos, etcétera.

En este blog se ha hablado en repetidas ocasiones sobre desigualdad (ver por ejemplo aquí y aquí). Sin embargo, un aspecto que no hemos tratado es cómo gente con distinto nivel de riqueza suele concentrarse en determinadas áreas geográficas. Este es un tema importante porque en barrios donde se juntan desproporcionadamente gente pobre, es posible que se generen trampas de pobreza (ver aquí) de las que es difícil escapar. El programa Moving to Opportunity (ver aquí) se implementó en algunas ciudades estadounidenses precisamente para ofrecer mejores oportunidades a familias de bajo nivel adquisitivo. En otra entrada discutiré este programa y sus resultados en más detalle.

En cualquier caso, como he comentado más arriba, este es un tema que merece una mayor atención y en el que seguramente veremos un mayor debate político en los próximos años. En Estados Unidos, por ejemplo, se están produciendo marcados patrones de gentrification (“aburguesamiento”) (aumento en la proporción de gente rica) en el centro de lagunas ciudades en parte gracias a políticas de “rejuvenecer” centros urbanos (Cleveland en Ohio y Greenville en Carolina del Sur). En mi opinión es importante distinguir entre las diferentes causas e implicaciones de este aumento de aglomeración de individuos y familias ricos en el centro de algunas ciudades así como formular un análisis que permita entender los pros y contras de este patrón. Esto serviría también para evaluar de forma rigurosa el impacto de programas como Moving to Opportunity.