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Dualidad Laboral y Apalancamiento

El apalancamiento de las empresas, es un concepto que se refiere, en un sentido estricto a su nivel de endeudamiento. Una empresa con más apalancamiento financiero es aquella que tiene más deuda en relación a sus ingresos, beneficios o activos. Sin embargo, la idea de apalancamiento se puede entender, de un modo más general, como aplicable a cualquier compromiso empresarial que tenga un componente intertemporal. En particular, el concepto de apalancamiento operativo extiende la idea del apalancamiento a la existencia de costes no financieros que la empresa tiene que cubrir para seguir funcionando. Por ejemplo, hablamos de que una empresa tiene un alto nivel de apalancamiento operativo, cuando sus márgenes comerciales son bajos y por tanto precisa de niveles altos de compras, producción e inventarios para obtener una unidad de beneficio. La idea es que los costes operativos tienen un efectos sobre la empresa similares al pago de intereses, y por tanto, buena parte de los efectos conocidos de la deuda sobre las empresas son aplicables también al apalancamiento operativo. Siguiendo esta idea, han surgido recientemente varios trabajos que analizan los compromisos laborales de la empresa como un componente más del apalancamiento operativo (por ejemplo Schmalz 2013, o Kuzmina 2013).

El artículo de Olga Kuzmina es de particular interés para los lectores de Nada es Gratis, dado que utiliza datos Españoles. ¿Por qué son interesantes los datos españoles para estudiar las interacciones entre el apalancamiento financiero y operativo? La respuesta, es porque la exagerada dualidad del mercado de trabajo en España facilita encontrar cambios en el apalancamiento operativo de las empresas. Mientras que el artículo de Martin Schmalz que se basa en datos de EE. UU. se ve obligado a buscar  pequeños detalles legales entre estados, que generan ligeras diferencias en la protección laboral y mirar sus efectos con lupa; el artículo de Olga Kuzmina puede utilizar variaciones en trabajadores fijos y temporales y encontrar efectos económicamente más significativos. En el siguiente gráfico se muestran los niveles de temporalidad en España en relación con otros países que también tienen mercados laborales duales.

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Como se puede observar, la dualidad del mercado laboral español es altísima, incluso cuando se compara con otros mercados duales. En primer lugar, porque el diferencial de protección laboral de trabajadores fijos y temporales es grande. En segundo lugar, porque la proporción de trabajadores temporales es también muy elevada.

¿Cómo afecta esta dualidad laboral al apalancamiento financiero de las empresas? La pregunta es interesante porque nos permite entender la interacción entre el apalancamiento operativo y el apalancamiento financiero de las empresas. Esperamos que la relación entre ambos tipos de apalancamiento sea de sustitución. Esto es, cuando las empresas tienen más facilidad para ajustar su fuerza de trabajo (menor apalancamiento operativo), también de aventuran a endeudarse más (mayor apalancamiento financiero), y viceversa. Los siguientes gráficos muestran a nivel agregado y por industria la relación entre temporalidad y apalancamiento en España.

 

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Los gráficos muestran simples correlaciones, que se pueden deber a múltiples factores. Por ejemplo, podría suceder que los resultados de la empresa afectan simultáneamente al endeudamiento y a la proporción de trabajadores fijos, dando la impresión de que están directamente relacionados cuando no lo están. Para encontrar evidencia de que el apalancamiento operativo afecta directamente al apalancamiento financiero, en su artículo Olga Kuzmina aprovecha que entre 1994 y 2006 distintas comunidades autónomas incentivaron la conversión de trabajadores temporales a trabajadores fijos por la vía de subvenciones directas a las empresas. Aunque el éxito de dichas políticas fue bastante modesto, si generaron variación en los incentivos regionales a extender contratos fijos o temporales. Se puede aprovechar esta variación para ver si las empresas ajustaron también su endeudamiento.

Los resultados del artículo son bastante claros: Las empresas que fueron inducidas a contratar más trabajadores fijos, redujeron simultáneamente su endeudamiento. El artículo es además bastante cuidadoso a la hora de identificar que el efecto viene de los trabajadores fijos y excluir que el efecto se deba simplemente a que las empresas están recibiendo más subsidios.  Se puede calcular que una empresa que pasase de tener la totalidad de trabajadores fijos a trabajadores temporales aumentaría su endeudamiento en un 6%.

El artículo de Olga Kuzmina trata de identificar los efectos que la flexibilidad laboral tiene sobre las decisiones financieras de las empresas y, en cierto modo, tiene el objetivo simétrico a un artículo mío con Andrea Caggese. En ese artículo miramos los efectos de las restricciones financieras sobre la temporalidad. Encontramos que las empresas con más restricciones tienden a contratar más trabajadores temporales y que estos se encuentran en una situación más precaria (podéis encontrar un resumen del artículo en este post). Un elemento común de ambos artículos (y de otros como Blanchard y Landier 2002, Alonso-Borrego, Fernández-Villaverde y Galdón-Sánchez,. 2005, Kugler y Pica 2004) es la idea de que los trabajadores temporales absorben una parte anormalmente alta de los ajustes económicos de las empresas (algo que ya se aprecia a nivel agregado en el primer gráfico).

Siguiendo esta misma idea Olga Kuzmina explora también a nivel desagregado la interacción entre shocks negativos, temporalidad y fragilidad financiera. Muestra como en aquellas empresas expuestas a shocks negativos son los trabajadores temporales los que realizan la mayor parte del ajuste en la fuerza de trabajo. También muestra como la reducción del endeudamiento asociada a más trabajadores fijos es más acusada en empresas que perderían más en caso de bancarrota. Este es un resultado que explica algunos de los patrones que hemos observado durante la crisis: fragilidad financiera, ajuste del empleo por la vía de cantidades y sobre todo por la vía de los trabajadores temporales. Hay que resaltar, que el artículo de Kuzmina utiliza datos desde 1994 hasta 2006,  indicando que estos patrones ya eran evidentes antes de la crisis.

Los resultados del artículo son interesantes desde un punto de vista académico porque identifican una sustitución clara entre apalancamiento financiero y apalancamiento operativo. También son importantes de cara a la política económica porque muestran (una vez más) como los ajustes laborales en las empresas recaen de un modo muy asimétrico sobre trabajadores fijos y temporales, con el consiguiente coste en términos de equidad, capital humano e incentivos. Muestran también como las políticas financieras y de mercado laboral están más íntimamente relacionadas de lo que podría parecer a simple vista. Por ejemplo, en un periodo como el actual de fuerte apalancamiento heredado y de restricciones financieras, el apetito de las empresas por más flexibilidad laboral es muy alto. Hasta que no mejoren las condiciones financieras de la economía, luchar contra la dualidad laboral por la vía de subvenciones, incentivos y otros apaños va a ser muy difícil. Una razón más para apostar por una regulación nueva en la que simultáneamente los trabajadores temporales sean más fijos y los fijos más temporales o, en definitiva, por un contrato laboral único.