Fundamentalismos y lenguaje

Acabo de leer una columna de Paul Krugman en la que alerta contra el "fundamentalismo gobierno-es-malo" como resultado de lo que él llama Reaganismo. Ya que estamos, yo me uno a la alerta contra todos los fundamentalismos, también el "fundamentalismo gobierno-es-bueno". Y ya que me pongo, opino que esto es mal lenguaje, y que eso importa.
No voy a entrar al trapo del debate sobre si gobierno o mercado son "bueno o malo", que de todo habrá como en botica. Y ya hemos visto recientemente en este blog ejemplos como los de Antonio y Jesús sobre regulaciones de dudosa (si no negativa) utilidad, o situaciones como los apartamentos de Javier en que el mercado no acaba de ir en la dirección que cabría esperar. No es éste mi tema hoy.
Hoy quería dedicar estas líneas al lenguaje. Una de las cosas que más me impresionaron de Ed Prescott es la obsesión por el lenguaje. Hay una frase suya que al principio no dejaba de dejarme perplejo: "this is bad language". En ocasiones llevaba (y supongo que sigue llevando) esa obsesión hasta extremos que resultaban chocantes, cuando no directamente ridículos, para los no familiares con ello. Pongo sólo como ejemplo su personal cruzada contra la expresión "agente representativo", por según él dar a entender lo que no es. Muchos solíamos preguntarnos: ¿y qué más da cómo llamemos a X?, al fin y al cabo es sólo una convención arbitraria. Si hemos llamado X a X toda la vida, ¿por qué se empeña ahora este hombre en llamarlo Y?
Con el tiempo cada vez comparto más las razones de esa obsesión. El lenguaje que utilizamos importa y mucho, y condiciona la forma en que juzgamos determinados aspectos. El lenguaje no es neutral.
Por eso me preocupa mucho los términos en que se dan algunos de los debates económicos, en la línea buenos-vs-malos del artículo de Krugman que mencionaba. Una frase cualquiera: La economía neoliberal ha fracasado porque la crisis ha demostrado que los mercados no se autorregulan. Ahí va una frase habitual, con un mal uso del lenguaje. ¿Qué significa que un mercado se autorregula? Yo supongo que la idea debe ser que si hay un desequilibrio entre demanda y oferta, una mala valoración de un activo, una asignación ineficiente de recursos o algo así, entonces el mercado reacciona y se produce un ajuste. Siguiendo esa lógica esta crisis es un pedazo de reajuste. Había activos sobrevalorados (financieros o inmobiliarios) y los precios de éstos han caído en picado. Había sectores productivos sobredimensionados, y están siendo castigados. Había mala gestión y "estupidez" en la banca comercial y de inversión (claro, ex-post somos todos muy listos) y muchas de dichas instituciones se han visto al borde de la quiebra. Vamos, que esta crisis si algo ha demostrado es que el mercado se autorregula. Lo que ocurre es que el mercado tiene la manía de autorregularse a lo bestia, y eso tiene consecuencias. Pero entonces, si la crisis refleja que el mercado autorregula, el sistema capitalista, la economía neoliberal -o quien sea el sujeto de la acción- no puede haber fracasado.
Ahora reescribamos la frase utilizando otro lenguaje: Las crisis tienen consecuencias desagradables, y la intervención pública podría reducir la probabilidad de que se produjeran dichas crisis. Con esa frase todos estamos de acuerdo. Y la pregunta clave es: ¿qué intervenciones son eficientes para prevenir una crisis?, ¿cuál es el coste de dichas intervenciones públicas? Porque tiene que haber un coste asociado (como en el título del blog, "nada es gratis"). Entonces, midamos costes y beneficios, pongámoslos en la balanza, y abramos un debate sobre qué peso le damos a los costes y a los beneficios.
Si prestamos atención al lenguaje es probable que superemos esa aburrida visión de la economía como enfrentamiento ideológico de siglos pasados.