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¿Cuánto sabe de política? ¿Y de anacardos?

Los políticos no suelen tener buena prensa. Pero muchos de Uds. que los eligen tampoco. (En realidad no me refiero a Ud., lector culto e informado de Nada Es Gratis; pero permítame la provocación como introducción.) Imagínese que le preguntan quién es Carlos Dívar Blanco y que Ud. no se sabe la respuesta (“el Presidente del Tribunal Supremo”, “el Presidente del Consejo General del Poder Judicial” o ambas). Algunos creen que esto sembraría dudas sobre sus conocimientos de política y sugeriría que su voto, conjuntamente con el de otros ignorantes como Ud., podría tener una influencia nefasta en los resultados electorales y en las decisiones políticas que se tomarán en España. La idea ni es nueva, ni es exclusiva de intelectuales elitistas o reaccionarios antidemocráticos. Según Winston Churchill “el mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio.” Para John F. Kennedy “la ignorancia de un votante en una democracia pone en peligro la seguridad de todos.”

En un momento como el actual en el que se han debatido y se están debatiendo cambios muy significativos (como la reforma del mercado de trabajo o de las pensiones) parece especialmente importante preguntarse hasta que punto podemos tener confianza en que los votantes entienden las diferencias en las posturas de los distintos lideres políticos y que con sus preferencias puedan guiar estas posturas y finalmente elegir la opción mejor (o la menos mala).

Repito la idea no es nueva. Tampoco lo es en el mundo académico. A Schumpeter ya le preocupaba en Capitalismo, Socialismo y Democracia, publicado en el 1950.  Tampoco es nuevo un punto de vista según el que los votantes economizan información utilizando “atajos informativos” (“informational shortcuts”  o “informational cues”) como la afiliación de un candidato a un partido político.

Lo que puede parecer sorprendente es que el debate sobre cuanta información tienen los votantes está todavía muy abierto. Hoy quería comentar un trabajo reciente (del mes pasado) sobre el argumento. Los autores son Craig Burnett de Appalachian State University y Mathew McCubbins de University of Southern California, "What Do You Know? Comparing Political and Consumer Knowledge”.

Tengo que avisar que me ha parecido interesante leer este trabajo y me parece interesante comentarlo porqué siembra dudas. Pero mi lectura es que no hace más que esto, sembrar dudas, no resolverlas. Añaden un elemento para el debate, pero el debate se queda tan abierto como antes. Quizás más.

La idea del trabajo se puede resumir fácilmente. Estamos hartos de oír que los votantes tienen escasa información sobre la política. La pregunta que deberíamos plantearnos es ¿cuán escasa? Dicho de otra forma, ¿no es hora de intentar relativizar esta escasez de información, comparándola, por ejemplo, con la información que tiene la gente sobre otros temas?

Algunos autores en el pasado ya habían comparado los conocimientos de política (concretamente la familiaridad con personajes políticos) con la familiaridad con celebridades. El problema es que conocer a famosos proporciona entretenimiento (me siento casi obligado a añadir con una nota de desdén, para algunos) mientras tener familiaridad con las caras de la política no.

Así que los autores dicen “tenemos que hacer una comparación con algún tipo de información que debería ser útil para las personas y que no proporcione entretenimiento.” La idea que proponen es comparar los conocimientos sobre la política con los conocimientos sobre temas relacionados con el consumo.

Para ello los autores han realizado una encuesta en la salida de las elecciones presidenciales de 2008 en San Diego. La encuesta ha sido llevada a cabo por más de 100 estudiantes voluntarios que se han aproximan a 2053 votantes a la salida de la votación y han logrado que 939 contestaran a nueve preguntas, cinco sobre política y cuatro sobre consumo.

Las cinco preguntas sobre política, sus respuestas correctas y las tasas de acierto son las siguientes (las ordeno según la tasa de acierto de los encuestados):

1.     ¿Conoce Ud. el trabajo o cargo político desempeñado por Dick Cheney?

2.     ¿Quién tiene la responsabilidad de determinar si una ley es constitucional o no? ¿La Supreme Court, el Congreso o el Presidente?

3.     ¿Sabe Ud. qué partido político tiene en la actualidad más miembros en la Cámara de Representantes en Washington?

4.     ¿Conoce Ud. el porcentaje de voto exigido por la Constitución para invalidar un veto presidencial?

5.     ¿Conoce Ud. el trabajo o cargo político desempeñado por John Roberts?

Las cuatro preguntas sobre consumo, las respuestas correctas y las tasas de acierto son las siguientes (otra vez, las ordeno según la tasa de acierto de los encuestados):

1.     Verdadero o Falso: El interés cobrado en los anticipos de efectivo en una tarjeta de crédito es mayor que el interés cobrado para una compra.

2.     Verdadero o Falso: Un Toyota Tacoma tiene un consumo menor que un Ford Focus (medido por la Environmental Protection Agency).

3.     Verdadero o Falso: Una manzana tiene más calorías que un plátano.

4.     Verdadero o Falso: Una taza de anacardos tiene más calorías que una porción mediana de patatas fritas de McDonald’s.

Es obvio que uno puede objetar “si un encuestado no está considerando si comprar un Ford Focus o un Toyota Tacoma ¿por qué demonios debería conocer su consumo de gasolina”. La pregunta es más relevante cuando uno se da cuenta que el Toyota Tacoma es un pick-up truck y por lo tanto parece improbable que un encuestado tenga información comparativa sobre dos coches tan distintos.

De la misma forma uno puede objetar que hay otras razones por las que decidimos consumir patatas fritas en vez de anacardos, como por ejemplo,…, su sabor (a mi me apasionan casi todos los frutos secos, pero los anacardos me repugnan y prefiero claramente las patatas fritas de McDonald’s, más aún si la ración es grande).

Pero para evaluar las tasas de respuesta tampoco hay que ignorar que es más fácil acertar las preguntas sobre consumo ya que al ser preguntas verdadero/falso un encuestado que no tiene ninguna información tiene una probabilidad de acertar del 50%.

Para los autores los resultados demuestran que los encuestados “saben más de política que de consumo.” Yo no entiendo de donde sacan esta conclusión (en el trabajo hay muy poco más que las comparaciones en las tasas de acierto). Los autores anuncian que están planeando una encuesta a gran escala con muchas más preguntas que permitiría asignar una puntuación al conocimiento de cada individuo en cada área y de esta forma relativizar el déficit de información en temas políticos. Habrá que estar atentos.

Aún así leer este trabajo me ha hecho ver que es posible que la gente también tenga poca información sobre temas que son importantes para ellos y que son distintos de la política (creo que es posible, no que el trabajo lo demuestre).  Esto es útil para entender que significa el hecho que en el 2007 el 31% de los americanos encuestados por el Pew Research Center for the People & the Press no supieran el nombre del Vicepresidente (un porcentaje en aumento en comparación con el 26% registrado en 1989) y que mientras el 93% sabía quien era Arnold Schwarzenegger, tan solo el 61% sabía quien era Barack Obama (aquí puede encontrar un resumen y aquí el informe completo que indican que a pesar de la proliferación de medios de información, la información de los votantes americanos no ha experimentado ningún incremento aparente)

¿Debemos escandalizarnos frente a estas encuestas? ¿Podemos mofarnos de los americanos? ¿O deberíamos antes preguntarnos si este déficit informativo es realmente tan alto como suena?