Salir de la crisis y la liga "Doing Business"

El año pasado por estas fechas publiqué un artículo en Expansión en el que denunciaba un par de casos kafkianos de burocracia. Y concluía que no eran casos aislados, el informe Doing Business del Banco Mundial, que clasifica a los países en varias categoría por la facilidad para hacer negocios en ellos, nos ponía en el puesto 23 sobre 27 de la OCDE en la clasificación global. Y, lo que es peor, en el puesto 27 sobre 27, farolillo rojo, en la facilidad para abrir un negocio.

Pues bien, un año más tarde estamos en el mismo puesto de la clasificación. Esto es realmente decepcionante. La evidencia de que la facilidad de hacer negocios es importante para el crecimiento (ver, por ejemplo, este artículo) es clara. Si queremos que la economía se recupere, se me ocurren pocas cosas más baratas que eliminar procedimientos administrativos innecesarios. Desde luego, es mucho más fácil que convertir a España en una potencia de la investigación, o "cambiar el modelo productivo", la cancioncilla de los reaccionarios perezosos, que saben que aquello no pasará y podrán seguir viviendo su vida regalada.

Y, por cierto, cuanto más fácil sea abrir un negocio, menos oportunidades habrá para la corrupción. El otro día me contaba un compañero que para pagar a un becario que pasó un artículo de Word a LaTex tuvo que fingir que había hecho un viaje de Madrid a Santiago de Compostela y vuelta en coche. Así, con el kilometraje que le abonaron, pudo pagar al becario. Habría sido más fácil dar más flexibilidad al uso de los dineros del proyecto de investigación, digo yo. Otro par de casos curiosos. Un interventor de la Comunidad de Madrid quería ver dónde estaban las tarjetas de memoria (naturalmente con su correspondiente etiqueta de código de barras) que se había comprado otro compañero para su ordenador de sobremesa. Y también quería ver etiquetado el programa de ordenador que se había comprado esta persona y descargado de Internet. La verdad, no me quiero imaginar la pesadilla que puede ser montar un negocio enfrentándose a una administración así.

¿Qué hacer? Una cosa que hemos descubierto cuando hicimos una propuesta de reforma laboral es que la reacción negativa más virulenta venía de algunos profesionales que veían amenazada su fuente más importante de rentas privadas, si el mercado de trabajo simplificaba su reglamentación. Habría que pensar en una reconversión de éste y otros sectores profesionales que se benefician de la sobrereglamentación de la economía española. Al igual que la liberalización bursátil supuso la eliminación de los Agentes de Cambio y Bolsa a los que las nuevas agencias de valores tuvieron que comprar sus licencias, sería útil investigar maneras de hacer más suave la desaparición de su actividad para los reaccionarios que viven de la maraña de reglas absurdas que nos atenazan.

Y, sobre todo, y de manera muy urgente, hay que poner a mucha gente a trabajar con objetivos concretos de subir posiciones en la clasificación. Aprendamos un poco del fútbol, que ya está bien. Si un entrenador o un presidente tuviera a su club dos temporadas seguidas en el último puesto de la tabla no duraría mucho en su cargo.

Hay 5 comentarios
  • Antonio:
    Totalmente de acuerdo. Si yo os contara las peripecias que he tenido que sufrir con los visados de mi mujer para venir a España, no termino en un día entero y llamarlos Kafkianos es poco. Al final, algo similar a lo de tener que ir a Santiago en coche o no se resolvía.

  • Este es un comentario excelente, que incluye una propuesta implícita que vale la pena poner más clara:
    ¿Por que no hacemos una propuesta paralela de reforma de los costes de abrir y operar empresas?

    Para ello deberíamos saber bastante más de cuales son esos costes. ¿Que requisitos administrativos son los más latosos e inútiles? Podríamos proponer la eliminación de varios de ellos, la transformación en registro digital de otros, y la delegación a cada administración de la obligación de informar a las otras administraciones.

    Si alguien sabe más de esto, que se anime.

  • El indicador Doing Business merece cierta distancia: es una "valoración" subjetiva. Los PMR de la OCDE, aparte de más exhaustivos, son más objetivos (si es que existe tal cosa): se miran en detalle punto por punto cuáles son, de hecho, los requisitos administrativos que recogen las leyes (no los que algunos colectivos creen que son).

  • No estoy seguro que una valoración subjetiva sea peor que algo más tangible. Al final, los que deciden si invierten son los empresarios cuyas valoraciones "subjetivas" mide Doing Business. Otra cuestión distinta, y muy interesante, es si las encuestas miden a los agentes que realmente importan para las decisiones de inversión relevantes. En todo caso, una forma de decidir esto es ver cuál de los índices predice mejor las tasas de inversión en un país, por ejemplo. Y, además, creo que deberíamos recoger el guante que nos lanza Víctor y estudiar que hay detrás de estos índices para hacer propuestas de reforma concreta.

  • Buen punto.

    Las encuestas te dicen exactamente el bufete de abogados y business school que contesta al cuestionario. Desconozco si son las que importan. Dado que la inversión tiene un componente discreto muy relevante (la decisión de unas pocas empresas es la que determina la IED en un país), un determinante muy relevante para nueva inversión son las empresas ya instaladas en un país (word of mouth y nueva inversión suya).

    No hay una relación estrecha entre inversión y menor peso de la regulación (la primera no sirve como chequeo). Para las decisiones de inversión parece que también importan medidas puntuales, como ha puesto de manifiesto algún informe de Accenture (p.ej. abrir un colegio chino para que los directivos de empresas chinas puedan establecerse allí). Es decir, los condicionantes macro son sólo "uno más", la distancia geográfica, por ejemplo, también parece que importa (como en el comercio mundial).

    Diferencias entre índices: es difícil mencionarlas aquí sin enumerarlas todas. A grandes rasgos: el índice de la OCDE es mucho más comprensivo, se mira las restricciones administrativas una a una (aunque es en base a las respuestas de los Ministerios -pero con preguntas del tipo "¿cuál es el plazo máximo para responder a tal petición por parte de la administración?" que pueden ser contrastadas si uno se mirase la legislación nacional), mientras el Doing Business plantea un caso hipotético de empresa que quiere llevar a cabo un proceso administrativo estándar y comparable en muchos países (abrir una franquicia, reclutar un trabajador más, p.ej.).

    Yo creo que hay un problema de partida, más relevante y difícil de salvar: llevar a cabo comparaciones entre países muy heterogéneos. España aparece peor que Bielorrusia, Botswana, o Tonga en el último Doing Busineess. Yo, sinceramente, no sé como interpretar ese orden, independientemente de que esté bien o mal hecho (y de que me lo crea o no). Con ello, lo que quiero decir es que es preciso restringir el análisis, no sólo a un número de países determinados (sino bastaría, por ejemplo, con que tachase aquellos que no son de la OCDE en la tabla del Doing Business), sino a una metodología apropiada para el conjunto de países seleccionados. La OCDE ha hecho eso y sale una respuesta que parece intuitiva: todos los países tratan de converger a una menor regulación (hay excepciones: Italia); aquellos más alejados, hacen un esfuerzo mayor; por regiones geográficas el mayor esfuerzo por reducir cargas ha sido llevado a cabo en Europa Occidental -probablemente fruto de la menor diferenciación que pueden tener entre sí al integrarse más-; España ha hecho un esfuerzo razonable.

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