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Pollos azules en la universidad española - de Carmen Herrero

Carmen Herrero nos cuenta unos tristes sucesos que están teniendo lugar en la Universidad de Alicante, que tiene uno de los mejores departamentos de economía de España. Pero, como ella les contará nuestras buenas instituciones son frágiles. Al final del relato ponemos enlaces con más detalles.

Es bien sabido que las mutaciones constituyen una parte esencial del progreso de los organismos vivos y de las sociedades. Y también que las mutaciones requieren que los mutantes puedan sobrevivir merced a su número y a su capacidad de impregnar suficientemente al grupo. Masa crítica y capacidad de influir son pues los elementos esenciales que posibilitan las mutaciones.

Hay organismos y sociedades, sin embargo, que se muestran especialmente refractarias al cambio, al progreso, o a la mutación. En estas sociedades la vida es muy difícil para los mutantes y su probabilidad de sobrevivir en el medio o largo plazo es reducida.

Recientemente me hablaron acerca de un experimento en que colegas de economía estaban colaborando con biólogos. Parece ser que en una granja de pollos se pintaba a unos pocos de los pollos recién nacidos de color azul, y se observaba el comportamiento de los demás pollos. La situación era radicalmente distinta dependiendo del número de pollos pintados. Cuando este era bajo, los demás pollos los atacaban, hasta matarlos a picotazos, pero si el número de pollos pintados sobrepasaba un cierto umbral, entonces el color azul dejaba de tener importancia, y los pollos convivían tranquilamente.

Independientemente de si el tener las plumas azules se puede considerar una ventaja comparativa para la supervivencia, la lección que se desprende de la historia anterior es que hay una tendencia instintiva a matar al alienígena, entendiendo por tal a aquel que es diferente de los demás. Una intolerancia intrínseca ante lo diferente y pequeño.

En las sociedades permeables, o que tienen que luchar con un entorno hostil para sobrevivir, los mutantes que funcionan mejor suelen triunfar en el largo plazo. Lo mismo ocurre en las especies animales: Los demás miembros de la sociedad se dan cuenta de que su producción es mejor para el conjunto, de que el esfuerzo realizado es más selectivo y mejor, de que sus genes tienen mas capacidad reproductora, y el resto de la sociedad, paulatinamente, acaba mutando. Y se produce una mejora social, o una mejora biológica.

Sin embargo, hay sociedades que parecen impermeables a la mutación, en las que los mutantes, aunque consigan resultados mucho más interesantes desde el punto de vista del colectivo, acaban siendo eliminados. Estas sociedades se caracterizan por tener garantizado el sustento de sus miembros, y el mantenimiento de los privilegios de sus dirigentes, independientemente de su desempeño. Bajo las actuales leyes, y en ausencia de una sociedad civil suficientemente informada, y sin exigencias de funcionamiento que condicionen los presupuestos, las universidades españolas son el típico ejemplo de sociedad potencialmente impermeable.

Para nuestra desgracia como país, el sistema de gobierno de nuestras universidades está diseñado de tal forma que los objetivos de los dirigentes, salvo contadas excepciones, no son el mejorar el desempeño de su institución, sino mantenerse en el poder el mayor tiempo posible. Así, los rectores son esclavos de sus relaciones de dependencia electoral, ciertos lobbies se convierten en dirigentes en la sombra, y los incentivos operan en muchos casos en la dirección de mantener un entorno uniforme, donde nadie destaque demasiado, donde no haya espacio para los mutantes.

En una universidad de provincias, hace más de 20 años se empezó a construir un departamento que funcionara de acuerdo a las reglas de los departamentos competitivos de las universidades mejor situadas a nivel internacional. Ello suponía evitar la endogamia, montar un programa de doctorado internacional exigente con los alumnos, pero que los formara adecuadamente, conseguir que estos doctores jóvenes salieran al mercado y fueran exitosos en él, fomentar la investigación de calidad, la rotación del profesorado, la internacionalización, la apuesta por innovación, etc. Este departamento se unió en esta apuesta a otros departamentos españoles de la misma disciplina, situados, sin embargo, en las grandes ciudades: Madrid y Barcelona. Quienes pasaron por ser un puñado de locos se embarcaron en esta aventura. El resultado fue espectacular: doctores egresados de este departamento se encuentran repartidos por todo el mundo; gracias a este departamento, en el ámbito que opera, la universidad es conocida a nivel internacional, hay personas que han pasado por ella, trabajado en ella y dejado su impronta en ella en todo el mundo. Y siempre se hablaba del Milagro que suponía que este departamento siguiera funcionando en esta forma.

La existencia de este departamento, orgullo de puertas afuera, se estaba convirtiendo, sin embargo, en un problema interno. El delicado equilibrio necesario para el sostenimiento de esta aventura se empezó a quebrar. Algunos departamentos se sentían incómodos; los sindicatos tenían problemas para aceptar reglas de promoción no automáticas; ciertos profesores se sintieron tratados injustamente, y el rectorado, implicado directamente en el tema, decidió intervenir.

El primer ataque serio se produjo hace un año, pero entonces, la Junta de Facultad no quiso desmembrar el departamento. Hubo suficientes personas en ese foro que pensaron que romper el departamento era una pérdida para la universidad, que sólo beneficiaba directamente a cuatro personas, vinculadas directamente al rectorado. Pero cuando el poder quiere algo, lo consigue. El segundo ataque se acaba de producir. De nuevo en puertas de vacaciones. En él, de manera unilateral, un grupo de 8 funcionarios, entre los que se encuentra el rector, han propuesto la creación de un departamento que rompe el anterior, le priva de sus asignaturas más emblemáticas, se asigna plazas de todo tipo pertenecientes al citado departamento, y todo ello sin ningún tipo de justificación, ni académica ni de ninguna otra índole.

Y ahora la Junta de Facultad lo ha aprobado. El equilibrio que sostenía la diferencia se ha roto definitivamente. El pollo azul ha sido eliminado.

Nota del editor:

En el intento anterior un grupo de economistas firmamos una carta de apoyo al departamento de economía. Y los ex-presidentes de la Asociación Española de economía, otra carta.

Unos documentos respecto a la nueva intentona. La propuesta de creación del nuevo departamento, el informe de respuesta del departamento de economía, y el informe de la Junta de Facultad: