La métrica de las pensiones (por Guillem López i Casasnovas)

Esta entrada es de un invitado especial de cuya presencia ya hemos disfrutado alguna vez: Guillem López i Casasnovas, catedrático de la Universitat Pompeu Fabra y presidente de la Asociación Mundial de Economía de la Salud.

El artículo que sigue es una traducción de uno que publicó en Avui, y que podéis encontrar aquí si preferís ir directamente a la fuente. Nos ha parecido que era muy oportuno reproducirlo aquí por su calidad y por su naturaleza complementaria con la serie de artículos sobre pensiones que esta coordinando Juan Rubio los sábados, completada por las reflexiones del propio Juan los viernes:

Este pasado lunes el presidente del Gobierno de España ha hecho una declaración firme de su compromiso inequívoco de reformar las pensiones sin más dilación. Se reconoce así un problema conocido y a conveniencia ignorado: que las variaciones demográficas y del mercado de trabajo cuestionan a diez o quince años la solvencia del sistema. Tenemos como es sabido un sistema de reparto por el cual las pensiones de los jubilados se financian con las cotizaciones de los ocupados. Se trata así de un tipo de deuda implícita que el estado asume cuando se compromete, a cambio de que los cotizantes paguen a los pasivos de hoy, a que otros activos paguen mañana sus pensiones.

Algunos analistas han exagerado en el pasado la magnitud del problema de manera simétrica a algunos otros que han negado su gravedad. Pero ahora ya no puede haber dudas razonables sobre el asunto dado que los que tendrían que haber nacido y encontrado buenos trabajos para hacer frente a las cotizaciones futuras no lo han hecho, tal como resulta de la observación de lo que ha sido la tasa de fecundidad, mientras que los que nacieron con el baby boom español están ya en puertas de pedir que se cumpla la promesa que se les hizo cuando cotizaban en el a cuenta de su jubilación.

Hay cosas que son más o menos opinables, más o menos poliédricas. La métrica de las pensiones no lo es. Más bien es contundente. Si se quiere mantener una relación constante entre gasto en pensiones y la renta del país, cualquier variación identificable a la ratio de dependencia (el peso de los mayores de 65 años respecto de los que tienen entre dieciséis y sesenta cinco) sólo se puede compensar con una tasa de ocupación de la población activa más elevada (incremento del trabajo), una reducción del número de pensionistas respecto de todos aquellos que aspiran a serlo, o con una disminución de la pensión media respecto de la productividad media de la economía. O una combinación de los tres factores, está claro. Noten que población activa multiplicada por ocupación, y multiplicado todo por la productividad es la renta del país. Y la pensión media por el número de pensionistas es el gasto en pensiones. El resto se cancela. Simple aritmética.

(Nota de Cabrales: la fórmula que reproduzco a continuación, que ilustra el texto anterior, así como otras consideraciones adicionales interesantes de Guillem López las pueden encontrar aquí.)

Se trata, pues, de habas contadas. Sin incertidumbre ya sobre la variación de la relación de dependencia, vista la magnitud del cambio demográfico en los próximos diez o quince años, con seguridad habrá que ajustar los otros tres factores de manera combinada. En primer lugar, la tasa de ocupación, que creció bastante con la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, necesitará mejorar incluso por encima de los niveles que teníamos antes de la recesión (ya descontamos que la crisis complica las cosas; pero suponemos que es coyuntural, porque si fuera para siempre entraríamos en insolvencia antes incluso del periodo mencionado). ¿Fiémoslo pues a un buen comportamiento de futuro del mercado de trabajo? Nada seguro a día de hoy. El segundo factor requiere rehacer las condiciones de quienes tienen derecho a jubilarse de entre los potenciales jubilables. Aquí se observan propuestas políticas que pueden llevar a que nos jubilemos más tarde. Finalmente, el estado puede hacer (por ley) que las pensiones medianas crezcan relativamente menos que la productividad mediana de la economía, evitando la indexación o alargando el periodo de años cotizados a conveniencia para lograr aquella finalidad.

Antes de seguir adelante alguien puede cuestionar el objetivo de mantener la relación gasto en pensiones/PIB. No seré yo quien discuta esto, siendo como es un asunto político y no técnico, tanto vinculado a aumentos de la presión fiscal general (conectando impuestos a su financiación) como la subida de cotizaciones (gravando la misma creación de ocupación en favor del capital). Quizás nuestros parlamentarios aceptarán algún punto adicional por encima de la cifra del nueve y pico actual, pero difícilmente, creo, al ritmo de crecimiento de la tasa de dependencia, que muy probablemente se doblará. También se puede a alegar que en el pasado este tipo de predicción ha sido errónea, y que la entrada de inmigrantes resuelve el problema. Esto es un disparate de quien confunde el aumento de tesorería de la caja del estado (cuando la coyuntura es buena recaudamos más e incrementamos el gasto) con la del aseguramiento: más ingresos hoy son más derechos meritados (gastos) mañana, que se tienen que aprovisionar mínimamente. Además, en la medida que aumente el reagrupamiento familiar, las ratios bajas de pasivos respecto de los inmigrantes ocupados se normalizarán. Por otro lado, su productividad se sitúa por debajo de la media, cosa que da lugar a ingresos inferiores. Además, los derechos de las mujeres que hoy cotizan darán lugar a un número más grande de pensionistas simplemente por el hecho de que su esperanza de vida en la jubilación es más alta que la media. Finalmente, alguien puede decir que no hace falta que se haga nada en ninguno de los sentidos correctores anteriores puesto que quizás contando perfiles de personas y no su simple cuantía, descubramos que la productividad mediana futura de la economía será tan elevada que unos pocos que trabajen, con lo que coticen de sus salarios, nos podrán mantener a todos. Ojalá. Pero nada apunta a que este sea el caso español, que mantiene crecimientos productividad que casi no superan el medio punto decimal al año en los últimos quince años. Muchas cosas tendrían que pasar para esto no fuera cierto y nos ahorráramos el ajuste. De forma que ya hace bien Zapatero cogiendo al toro por los cuernos. O que yendo a lo suyo, economías más productivas como la vasca, reivindiquen seguridad social propia.

En el contexto anterior, el retraso de la jubilación tiene todos los números de ser la medida utilizada, puesto que como alternativa, el impacto equilibrador de reducciones relativas de las pensiones medianas representan poco y tienen efecto sólo a largo plazo. Pero la propuesta no tendría que ser en mi opinión aumentar la edad de jubilación, pongamos para todo el mundo a sesenta siete años, sino establecer una regla de procedimiento que en el velo de la ignorancia resulte justa. Por ejemplo, que todo trabajador que lleve cuarenta y cinco años en el mercado de trabajo como población activa, con unos mínimos de cotización, se pueda jubilar con el cien por ciento de la pensión. Cómo la esperanza de vida tiene gradiente social, a quien le ha tocado trabajar desde los quince años a los sesenta, tiene que poder jubilarse voluntariamente. De hecho, el perfil que acabo de describir tiene una esperanza de vida en la jubilación inferior a quien ha entrado, pongamos, con veinticinco años y se tendría que jubilar, de acuerdo con la regla, a los setenta. Como resultado, este procedimiento permite que se aproxime la esperanza de vida post-jubilación de ambos, evitando que las largas cotizaciones de los primeros financien las actuales prejubilaciones de los segundos. Con todos los elementos de voluntariedad e incentivos a las conveniencias personales y de pareja que hagan falta, la regla anterior configura un procedimiento más justo que el retraso indiscriminado de la edad de jubilación.

Finalmente, hay que ajustar pensiones medias con salarios (productividad) medianos. No se trata de nuevo de predeterminar una cifra sino de fijar un criterio. Por ejemplo, que se mantenga una cierta proporción entre los salarios limpios de impuestos y prestaciones definidas por los activos, y las pensiones limpias (también monetarias y en especie) de los pasivos. De forma que, a buenas, si aumentara mucho la productividad, los pensionistas fueran partícipes también de esta ganancia, y cuando se produce un choque demográfico como el actual no lo tuvieran que hacer frente en exclusiva los nuevos cotizantes. Jóvenes que por primera vez pueden acabar teniendo una expectativa de bienestar a lo largo de su vida inferior a la de sus predecesores.

Hay 21 comentarios
  • Creo que es muy razonable la propuesta de años de cotización que hace el autor. En España las prejubilaciones han sido algo sangrante. Tengo compañeros prejubilados con el 100% de la pensión a los 53 años, y eso no es nada recomendable para la sociedad.

    No se si el autor se pasará por el foro, pero de ser así, ¿qué opina de un cambio contable por el cual, sin que se reduzca el coste del empleado al empresario, sea el empleado el que pague todas las cotizaciones sociales? Dicho de otro modo, el empleado no paga a la seguridad social, sino que le ingresa esa cantidad al empleado, y luego éste ya le ingresa todo a la seguridad social. Creo que eso acabaría con muchas polémicas e hipocresías que se ven ahora en los debates al respecto.

  • Resulta paradógico, entonces, que afirmando que probablemente vayamos a tener problemas de solvencia del sistema de pensiones, se recorte el presupuesto de investigación, algo que se ha probado sobradamente como un factor muy importante en el incremento de la productividad.

  • Lo que faltaba, encima de pagar mucho más (en %) a lo largo de la vida, también hay que jubilarse más tarde. ¿Se trata de desincentivar todavía más ser una clase alta? Recuerde que somos también los que tenemos una mayor productividad... por lo que estamos financiando mucho más de la caja que los demás.

  • La entrada me parece de lo más sensato que he leído últimamente porque separa correctamente (a mi juicio) las cuestiones técnicas de las políticas. Esto no es baladí, porque hay quien no las separa y también hay quien sólo separa las que le convienen a sus conclusiones preestablecidas. Además, es la primera vez (al menos desde mi escaso conocimiento) que veo que se habla de valores medianos de algo y no de valores medios. Si se vincula, como propone el autor, las pensiones medias con los salarios medianos, puede que nos lleváramos una gran sorpresa en el corto plazo (quizá no somos conscientes de la tremenda desigualdad de la distribución salarial, que es parcialmente independiente de la distribución de la productividad). También es la primera vez que veo aparecer como una variable más el importante aspecto del "gradiente social" de la esperanza de vida.
    Por cierto, valensianet: ¿dónde hay que apuntarse para ser de clase alta? Si los de clase alta no financian más a la caja ¿para qué organizamos todo este lío? Sálvese quién pueda ¿no?

  • Gracias primero, Antonio y Luís , por dejarme entrar en el debate. FER: lo propuesto va en línea de lo que está empezando a postular la OCDE (Pablo Antolín me comentó recientemente han empezado a cuantificar). Valensianet: lo siento (estoy en línea con Rawls en genérico (velo de ignorancia, procedimiento) y con John Roemer en lo específico de las medianas de cohorte como referencia) Y gracias a los demás comentaristas, por el momento

  • Una aportacion mas ( y ya son muchas) brillante y didactica de un temas clave. Gracias Guillem por tu magisterio social.

  • Gracias por un artículo equilibrado. No obstante, creo que damos excesivamente importancia al coste de las pensiones en términos de la relación del gasto del Estado con el PIB, y nos olvidamos del coste efectivo, que significa que a lo anterior hay que sumar todo el gasto que aquellos que tenemos padres asumimos para compensar su pensión. Es posible que reduzcamos el gasto en pensiones, pero eso implicará un aumento en la parte que soportarán los descendientes por vía directa, lo cual puede que en términos macroeconómico el coste de la clase pasiva se mantenga constante. Lo único que cambiará es quién paga. Salvo que nos convirtamos en una sociedad en la que las personas acepten que sus padres sean pobres y se desentiendan de ellos, lo cual reduciría el coste/PIB. Con este esquema, los más perjudicados serán aquellos de menores ingresos porque, o bien sus ingresos serán insuficientes para ayudar a sus padres, creándoles infelicidad, o tendrán que destinar horas de su tiempo a ocuparse de ellos, con la consecuente caída de la actividad.
    Por último, me parece fundamental una reflexión de Alain Touraine aparecida en El País del 10/05: "No es posible reformar pensiones sin lograr antes que los asalariados de 55 a 60 años tengan trabajo". Tenemos un modelo productivo que es una picadora de carne, ya que las personas comienzan a trabajar cerca de los 30 años y a los 45 años ya son candidatos al despido. Si resolvemos eso, podríamos aumentar considerablemente la tasa de participación en determinadas franjas etarias, aumentando la producción de la economía (y la productividad teniendo en cuenta TODOS los factores de trabajo).
    El debate de las pensiones es muy complejo, pero la ecuación de este artículo es una gran ayuda para no dispersarse. Y como dice Guillem, algunas de estas decisiones son políticas...

  • Pero en estos momentos ya hay algunas empresas, que pretenden ajustar su masa laboral a costa de prejubilaciones; y se anuncia en el periódico y nadie dice nada, aunque todos lo encuentran mal y el ministro de turno dijera hace poco que no se aceptarían.

    En el fondo se propugna una cierta elasticidad, algo que nosotros, el empresario de a pie y acostumbrado a la realidad, nos parece la mejor solución.
    Atrasar la edad de jubilación, viene a ser la salida básica, sencilla y que hace cuadrar los números en base a la lógica demográfica. Y dices que debería depender de la cantidad de años trabajados. Y eso es lo lógico en un sistema absolutamente liberal y de justicia aritmética, pero... ¿cómo hacemos que un albañil colgado de una obra, trabaje hasta los sesenta y siete; un conductor de autocar y mil etcéteras más, quizá aún más imposibles?
    Me temo que, para gente de este tipo, deberemos buscar un nuevo sistema, con trabajos sociales que hoy confiamos a jóvenes. Y para eso sí que será necesario hacer el cálculo con la cotización de toda la vida laboral, porque, tal como está la situación, un trabajador que queda en paro a los cincuenta, ni de lejos puede aspirar ganar lo mismo en su próximo empleo, eso si lo encuentra. Por lo que los últimos cinco, diez y hasta quince años, si el atraso de la edad de jubilación prospera, solo servirían para reducir la pensión y alentar el trabajo sumergido.

    Presuponer un astronómico aumento de la productividad es muy aventurado. Lo que sí puede pasar es que la situación internacional, el previsible aumento de la demanda en China y otros países emergentes, y las futuras tensiones sociales, tanto en Europa como en India -que nadie piensa en eso- ayuden a que países como el nuestro vuelvan a trabajar en la industria; entonces el problema será otro.

  • Gracias por el artículo, un tema bien interesante. Querría plantear algunas cosas para las que agradecería una explicación adicional (y unas reflexiones “seguramente erróneas” que muestran que está “chupado” mantener a nuestros mayores). El análisis es primitivo en lo macro y, tal vez, incoherente en las hipótesis pero sólo busca “provocar” sobre algunos conceptos básicos … perdón por el “pestiño”.

    No entiendo la fórmula:
    1.- Si se trata de ver la carga que el pago de las pensiones supone para los trabajadores en activo, entonces el denominador no es el GDP, sino la parte del GDP que va a remunerar el factor trabajo.
    2.- Si se trata de ver la carga que las pensiones suponen para la economía entonces habría que considerar que los ingresos de los pensionistas no son solo las “pensiones” sino también sus rentas de capital (ie, si los jubilados son los accionistas de todo ¿Qué pintamos pagándoles pensiones? … que vivan de los dividendos!).
    1er debate: Qué mirar, ¿1 o 2?. Mirar “1” apunta a “mantener” la falacia de que la jubilación es un “derecho” y de que las “rentas del trabajo” mantienen a los “jubilados que cotizaron”(sería una sorpresa su viabilidad!!). Mirar “2” significa plantearnos como objetivo que nuestra economía sea capaz de mantener sin trabajar a las personas mayores de 65 años, no como un “derecho” por haber trabajado sino como un “objetivo social”, y ver si las transferencias de renta necesarias son asumibles por los trabajadores en activo.
    La decisión sobre este debate es política (en el sentido menos peyorativo del término … suponiendo que exista) y no económica, pero si elegimos el escenario 2 y el objetivo es proveer a una parte de nuestra población (la mayor de una determinada edad) de unos “ingresos dignos”, las variables “clave” serían:
    - ¿Que son “ingresos dignos” para nuestros mayores?: creo que que sus ingresos sean iguales al, por ejemplo, 80% del consumo medio (consumo/población) puede considerarse “digno”. Si asumimos que el consumo es el 65% del PIB y asumimos que los jubilados no contribuyen ni a la inversión ni a los gastos del estado y tienen transferencias netas (distintas de las pensiones) nulas, entonces los mayores “necesitan” el 50% del pib/cápita medio.
    - ¿Qué consumo per cápita es suficiente para ser felices? Podríamos asumir que nuestro nivel de vida actual es “suficiente” y no hacemos crecer las necesidades per cápita de los jubilados ni de los trabajadores en activo.
    - ¿Qué parte de esas “necesidades” la población jubilada obtiene como rentas de capital?. La discusión es relevante porque no es lo mismo “ganártelo” que “que te lo transfieran” y lo que tratamos de decidir es que parte del PIB es necesario “transferir” a los jubilados. Obviamente la parte de renta que ellos perciben no es necesario transferírsela. Si tienen Xn% del capital y suponemos que la renta del capital es el 30% del PIB (EEUU entre 1960 y 1995) la “renta disponible” de nuestros ancianos sería:
    Rj,n= 30%*Xn*PIBn + tn*PIBn =(30%*Xn+tn)*PIBo*Pn/Po , donde t es el % del PIB del año n a transferir a los jubilados (mantenemos renta per cápita constante así que PIBn=PIBo*Po/Pn).
    Haciendo esta renta igual a la que necesitan para consumir con dignidad quedaría:
    tn=50%*Nj,n/Pn-30%*Xn, donde Nj,n es el número de jubilados y Pn es la población total.
    Con Nj,n/Pn = al 45,5% en el 2040 resulta t= 0 si los jubilados poseen el 75% del capital:
    Se mantienen solos!! … si están suficientemente “capitalizados” claro.
    Si suponemos que los jubilados poseen “solo” el 60% del capital total (son el 45,5% de la población) entonces lo que hace falta transferirles es <5,0% del PIB.
    ¿les llega a los no jubilados del 2040?. Ellos deberán mantener la inversión y los gastos del estado (supongo que las “transferencias no pensiones” vuelven a ellos como renta disponible). Dedican el 15% del PIB a inversión, el 20% a gastos del estado y un 5% de transferencia a pensionistas y reciben el 70% PIB vía rentas de trabajo y el 12% via rentas de capital. Su renta disponible, sería del 42% del PIB, suficiente para mantener su nivel de consumo unitario actual (serían solo el 54,5% de la población).
    Aparte de los errores y simplificaciones brutales, hay problemas substanciales, como (entre otros):
    - ¿Cómo se repartirían las rentas de capital de los jubilados (que se concentrarán en algunos) entre todos?. El 5% de transferencias es insuficiente para asegurar una buena redistribución. En realidad el problema es cómo mantener los incentivos adecuados al ahorro, si luego se fuerza una brutal transferencia de rentas de capital entre jubilados.
    - ¿es aceptable no mejorar en términos de “consumo per cápita” en 30 años? (a lo mejor no solo es aceptable sino totalmente necesario ¿no, señores ecologistas?)
    Pues eso, TRANQUILOS, que salvo “detallitos triviales” ( función de producción Cobb-Douglas, economía cerrada, consumo medio per cápita que se mantiene constante, sector exterior “quietito” para que podamos tener esos aumentos de productividad del factor trabajo, sin problemas para conseguir los niveles de inversión requeridos, capital de los jubilados que no se deprecia … ) no hay problema!!!
    Just kidding …

  • Muchísimas gracias FER, como siempre despues de escuchar a Friedman, uno tiene la sensación de que es irrelevante seguir pensando y que el único uso razonable del tiempo es "escuchar despacio" ...

    Gracias

  • jeje, Jose Pablo, como dije antes ahí están los vicios ocultos. También tiene cosas buenas, que no menciona en el video.

  • Si seguro FER, pero luego siempre se acaba demostrando que "las cosas buenas" eran insostenibles y que las malas no paran de crecer. La capacidad del "estado" para incumplir sus contratos (o pseudo-contratos como en el caso de las pensiones) es seguramente una de las verdades más evidentes y establecidas: defaults, inflación, empleos vitalicios (incluso en Cuba!), indexaciones, persecución "implacable" de la corrupción, emisión de deuda no respaldada por activos ...
    Quienes creen las falsas promesas de semejante "Mentiroso Compulsivo" lo hacen a su propio riesgo ... pero tienen una increible capacidad de reincidencia.
    Decia mi abuelo que "nunca te fies de quien te hace una promesa que ha de cumplir otro" ... pero no aprendemos.
    La supuesta "belleza" de una intención no aporta nada a su sostenibilidad

  • No te discuto nada, Jose Pablo, pero recuerda que a la seguridad social te apuntas a punta de pluma de inspector de hacienda, no por la fe ciega en ella. Se bien que es un timo, entre otras cosas porque entre mi empresa y yo pagamos el máximo, y no voy a cobrar lo que corresponde a lo que pago. Ni de coña.

  • Buen punto FER pero ¿no somos los "jefes" de los inspectores de hacienda? ... (elegimos a quien los designa ... y eso suele ser una buena herramienta de control ¿no?). Si es así ¿por qué elegimos "designadores de jefes de hacienda" que usan "la punta de su pluma" para atracarnos con engaño?. La respuesta creo que es que una mayoría se deja engañar por (osea valora electoralmente) "falsas promesas" que le dan "falsa seguridad" (social en este caso). Es irracional.
    Si este es el caso seguramente, como en tantas cosas, resultaría muy interesante escuchar ideas sobre las pensiones analizadas desde el punto de vista de "behavioural economics" ¿alguien tiene alguna referencia que analice las pensiones desde esa perspectiva?. Gracias

  • Es curioso, pero la respuesta a eso la da el propio Friedman en ese video (creo). Y es que la seguridad social, que se paga a porcentaje, es un invento de la clase media para sacar dinero a la clase baja y la clase alta. A los primeros porque son los que más años suelen cotizar, y a los segundos porque la pensión tiene un máximo, que no se les permite superar.

    La trampa está en que la clase baja cree que la seguridad social tal como es ahora les beneficia en vez de perjudicarles. La clase alta lo sabe, pero ya se ha buscado los mecanismos para escurrir todo el bulto que pueda, aunque no deja de perjudicarle. De todas formas, si te ves el capítulo de Free to choose sobre la educación es aun más sangrante lo de la universidad pública.

    El problema de las pensiones es que en su día no se pensó bien la cosa, y ahora es económicamente inviable el cambio. El Instituto Juan de Mariana tiene estudios al respeco que dicen que es viable pasar a un sistema como el chileno, pero yo no me lo termino de creer.

  • Bueno Muchas gracias por los comentarios Cierro por mi parte con algunas de las cuestiones que me comenta José Pablo

    ''Si se trata de ver la carga que el pago de las pensiones supone para los trabajadores en activo, entonces el denominador no es el GDP, sino la parte del GDP que va a remunerar el factor trabajo''.

    NO A lo que atiende la fórmula es a la sostenibilidad de la carga del sistema público (de reparto) en términos de PIB

    ''Mirar esto significa plantearnos como objetivo que nuestra economía sea capaz de mantener sin trabajar a las personas mayores de 65 años, no como un “derecho” por haber trabajado sino como un “objetivo social”, y ver si las transferencias de renta necesarias son asumibles por los trabajadores en activo''

    CORRECTO. PERO ELLO NO TE PERMITE PERDER , COMO HACES A CONTINUACIÓN, LA IDEA CONTRIBUTIVA Y PROPORCIONAL DEL ASEGURAMIENTO (COLECTIVO AQUÍ)

    ''La decisión sobre este debate es política (en el sentido menos peyorativo del término … suponiendo que exista) y no económica, pero si elegimos el escenario 2 y el objetivo es proveer a una parte de nuestra población (la mayor de una determinada edad) de unos “ingresos dignos”, las variables “clave” serían:
    - ¿Que son “ingresos dignos” para nuestros mayores?: creo que que sus ingresos sean iguales al, por ejemplo, 80% del consumo medio (consumo/población) puede considerarse “digno”. Si asumimos que el consumo es el 65% del PIB y asumimos que los jubilados no contribuyen ni a la inversión ni a los gastos del estado y tienen transferencias netas (distintas de las pensiones) nulas, entonces los mayores “necesitan” el 50% del pib/cápita medio.

    LA REGLA DE MUSGRAVE PUDE SERVIR AQUI DE ORIENTACIÓN (D Myles y G Esping-Andersen para más desarrollos)

    Y LAS RENTAS DE CAPITAL NO SE COMPENSARIAN EN LA TRANSFERENCIA PUBLICA, EN COHERENCIA CON LA IDEA DE ASEGURAMIENTO Y POR SUPUESTO PARA NO PENALIZAR EL ESFUERZO EN AHORRO.

  • Muchas gracias Guillem por los comentarios y la bibliografía.
    Una duda adicional, si no se "corrigen" las transferencias teniendo en cuenta la retribución del capital que ya obtienen los jubilados como "clase" ¿no estamos contribuyendo, sin necesidad, a la no sostenibilidad del sistema?. Llevado al extremo, ¿tiene sentido transferir a los jubilados un porcentaje igual de las rentas del factor trabajo posean el 0% o el 100% del factor capital?. Me da la sensación de que no y que se mantiene por una reflexión tal vez apresurada de que "es lo justo" porque han contribuido (lo que es una falacia que esconde el hecho puro y duro de que es un sistema de reparto y no de capitalización).
    Veo claros los problemas de incentivos y de equidad en considerar a los jubilados como clase y tener en cuenta sus retornos de capital para "calibrar" las transferencias a realizar pero también las ventajas en la sostenibilidad ¿no?.

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