Una reforma laboral insuficiente (y II)

El Decreto-Ley de reforma laboral aprobado el pasado 16 de junio se ocupa, entre otros temas, de la negociación colectiva. Y en este caso, como en el del coste del despido (discutido aquí) la reforma es claramente insuficiente. Seguramente esto se debe a la resistencia de lo que voy a llamar el oligopolio laboral.

La reforma laboral modifica ligeramente la regulación de la negociación colectiva, como discutió Luis Garicano en una entrada anterior. Aquí voy a describir cuáles son los problemas en este campo, qué limitaciones tiene la reforma aprobada y cómo se podrían abordar de verdad los problemas.

El oligopolio laboral

En dos entradas anteriores he discutido los principales problemas de la negociación colectiva en España. En la primera, conjunta con Florentino Felgueroso, explicamos que los salarios reales responden muy poco al ciclo económico y mostramos que los salarios reales se han acelerado en esta recesión. Luis Garicano ha mostrado gráficamente en otra entrada que en el Reino Unido han caído. En la segunda discutí cómo en España los salarios tampoco responden a las variaciones de la productividad.

En España los salarios pactados reflejan casi exclusivamente las variaciones de la inflación, en especial los aumentos. La principal razón es que solo un 10% de los trabajadores tienen convenio colectivo de empresa. El resto está sujeto a convenios de sector a nivel provincial, negociados por agentes que tienen escasa relación con la situación de las empresas. Constituyen el oligopolio laboral, es decir, “funcionarios” de los sindicatos (la ley les protege especialmente del despido, por muy buenas razones) y de la patronal. Como ya argumenté, los sindicatos no defienden los intereses de todos los trabajadores, solo los de los indefinidos (y no de los temporales o los parados). Algo similar sucede con la patronal en relación con las empresas pequeñas.

[N.B.: Seguramente debería decir oligopolio-oligopsonio u oligopolio bilateral, pero oligopolio laboral es conciso y suficientemente claro.]

Esta gran rigidez de los salarios reales, sustentada por la dualidad creada por los contratos temporales, hace que la respuesta a las perturbaciones económicas siempre ocasione ajustes de cantidades y no de precios. Los resultados son una mayor volatilidad del empleo, una tasa de paro mayor y más volátil y, puesto que los salarios relativos tampoco responden a las diferencias de productividad, mayor desigualdad entre las tasas de paro de distintos grupos de la población y entre regiones, además de escasos incentivos para la inversión en capital humano (educación formal y formación en la empresa).

Los cambios contenidos en la reforma laboral

El decreto-ley de reforma laboral reconoce que la estructura de la negociación colectiva tiene graves problemas y pretende abordarlos. En esencia, ha cambiado dos aspectos. En primer lugar, se reemplazan las cláusulas de descuelgue salarial de los convenios colectivos por cláusulas acerca de cómo se resolverán los desacuerdos salariales. Esto me parece poco relevante.

En segundo lugar, se permite que, por acuerdo entre la empresa y los trabajadores, se pueda no aplicar el régimen salarial previsto en los convenios colectivos de ámbito superior a la empresa cuando pudiera dañar al empleo en la empresa. Y se establece un sistema similar para las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo.

Claramente, se trata de un cambio muy positivo. No obstante, su alcance es bastante limitado. La principal restricción es que la desviación del régimen salarial es transitoria, no puede estar en vigor más de tres años. Es decir, que las empresas y sus trabajadores no podrán acordar sus propios salarios libremente, sino solo en malos tiempos y por plazos cortos. Además, la veracidad de la condición del potencial perjuicio al empleo podrá ser impugnada por los sindicatos ante los jueces (con independencia del deseo de los trabajadores de la empresa). O sea, que de nuevo todo podría quedar en manos de decisiones judiciales. Por tanto, sería muy deseable que esta condición fuera suprimida en la próxima tramitación de la reforma como ley.

La segunda restricción es que esta vía queda vetada a las empresas de menos de seis trabajadores (presumiblemente para protegerles). Esta es una restricción importante. Según la base de datos Structural Business Statistics de Eurostat, en España las microempresas (menos de 10 empleados) suponen el 38% del empleo privado, así que calculo que las de menos de 6 supondrán como mínimo una cuarta parte del mismo. Además, entre 1996 y 2003, según un estudio de López-García, Puente y Gómez, las empresas de menos de 20 trabajadores generaron casi el 50% de la creación de empleo. Enfrentadas a la caída de la demanda sin acceso al crédito, sin flexibilidad laboral, han de destruir mucho empleo (sobre todo temporal).

La tercera restricción es que para las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo, los acuerdos no pueden aplicarse a la jornada de trabajo ni a las funciones, que son dos dimensiones fundamentales de la reorganización de las empresas para poder capear la crisis y sacar partido de las nuevas tecnologías.

Un cambio incluido en la reforma que podría mitigar la rigidez salarial es la reducción de los costes de despido de los empleados indefinidos (esencialmente, de 45 a 33 días, véase la entrada anterior). En la medida en que en la negociación salarial no se compensa totalmente el coste del despido, y al reducirse el valor de la opción alternativa de los trabajadores (el paro), debería aumentar la sensibilidad de los salarios a condiciones económicas distintas de la inflación. Pero la reducción del coste del despido no parece suficiente para que este efecto sea grande.

¿Qué hacer?

Los problemas de nuestro sistema de negociación colectiva provienen principalmente de su regulación, que fomenta la centralización intermedia al nivel de sector y provincia. Juan F. Jimeno y yo hicimos en 2002 una propuesta de reforma, orientada a lograr una mayor descentralización, mediante una menor relevancia de los convenios de ámbito provincial en beneficio de los de empresa. Algunas de las medidas concretas son:

(1) Reforzar la representatividad de los sindicatos que toman parte en la negociación, de forma que solo estén legitimados para negociar convenios de ámbito superior a la empresa los que cuenten con un mínimo del 10% de los miembros de los comités de empresa o delegados de personal en el ámbito geográfico y funcional del convenio.

(2) Permitir que un convenio de empresa pueda establecer condiciones distintas de las dispuestas en los convenios de ámbito superior, siempre que sea con el respaldo de la mayoría de los trabajadores de la empresa.

(3) Suprimir la eficacia general automática de los convenios de ámbito superior a la empresa. Serían automáticamente aplicables solo a los trabajadores de las empresas que estuviesen formalmente representados en la negociación del convenio en cuestión. Los trabajadores de las restantes empresas podrían quedar cubiertos por el convenio si sus empresas se adhirieran voluntariamente, mediante acuerdo entre el empresario y los trabajadores. (Esta medida es sustitutiva de las dos anteriores.)

(4) La validez de un convenio colectivo se mantiene indefinidamente hasta que se acuerda uno nuevo. Esto genera mucha inercia, que resulta especialmente costosa en momentos de cambios bruscos e inesperados, como en la actual recesión. Es necesario, por tanto, proporcionar incentivos a la renegociación de los convenios colectivos estableciendo un límite temporal a la misma, incluyendo una solución por defecto si se agota ese límite.

(5) Facilitar la consecución de la coordinación en el ámbito nacional de las organizaciones empresariales y sindicales mayoritarias, favoreciendo la constitución anual de una mesa de discusión, a fin de contar con unas líneas generales consensuadas sobre la situación macroeconómica y la evolución salarial compatible con esa situación.

Conclusión

Un detalle: el Decreto-Ley de la reforma laboral se refiere a la desviación de una empresa con respecto al régimen salarial del convenio sectorial con el término inaplicación. Según el Diccionario de la RAE este palabro no significa no aplicación, sino desaplicación, o sea, “falta de aplicación, ociosidad”. ¿Un lapsus freudiano?

Las propuestas anteriores, u otras distintas que fomentasen la descentralización, son difíciles de poner en práctica por consenso. Un desplazamiento hacia la negociación al nivel de las empresas podría reducir el poder de las cúpulas empresariales y sindicales. En consecuencia, durante los dos años del llamado diálogo social no se discutió nada que pudiera alterar seriamente esa regulación. Cuando, tras el fracaso de ese diálogo, se planteó hacer una reforma laboral unilateral, la modificación de la negociación colectiva apenas se había estudiado. ¿Desaplicación?

Hay 9 comentarios
  • Hace años, un amigo británico del ramo me comentaba, que en su país se había promovido la competitividad con el tercer mundo, en cambio de con el primero y que eso traería consecuencias muy funestas. El sistema funcionaba gracias a que su moneda flotaba libremente, de manera que al ir cayendo el valor de la libra, la competitividad se mantenía, pero el poder adquisitivo del británico medio y trabajador iba cayendo con ella.
    Desde hace un tiempo y gracias que allí, los sindicatos parecen cualquier cosa menos lo que dicen ser, los salarios se adaptan a la situación. Eso es lo que me dicen y creo que, a fin de cuentas, es la realidad que se palpa en la calle.
    Me pregunto, como muchas otras veces, si este es el camino que deseamos para nuestro país. Parece ser que para muchos sí lo es, el facilón y sin problemas: si los chinos fabrican a diez, nosotros debemos hacerlo a nueve.
    Maravilloso, pienso. Para eso no necesitamos tantas alforjas, tampoco estudiar ni divagar, dar clases en la facultad ni romperse el coco.

    Por descontado, fuera de las grandes empresas, que se rigen por convenios cerrados y dirigidos, eso de los salarios ya hace tiempo que bajaron.
    Cuando despides por reajuste o se jubila un trabajador de salario elevado, lo sueles cambiar por uno más joven, al principio con contrato temporal y siempre con menos salario. Si una empresa se va al garete, los trabajadores, primero buscan algo similar a lo perdido y, al no encontrarlo, rebajan sus expectativas ante el deterioro de su economía. Cuando la crisis de empleo haya pasado, -de la otra yo no veré su final- serán pocos los que trabajen por el anterior salario. Eso es bajada salarial o empobrecimiento del asalariado, algo que ya sucede sin necesidad de aspavientos.
    Las grandes empresas deberán adaptarse o cerrar y, con ellas, los sindicatos. Eso es la ley del libre comercio. A menos, claro, que alguien dé con la cuadratura del círculo, que ni más ni menos, es recuperar un punto de proteccionismo.

    Es evidente que los actuales sindicatos no funcionan y se han convertido en una oligarquía, por cierto, sin comparación con la bancaria, de las cajas, de sus consejos de administración, que no saben hacer la O con un canuto -a la vista está- y el último año se subieron un 29% los salarios; se supone que para superar el gran esfuerzo mental que cuesta prejubilar unos cuantos miles de asalariados y convencer al BE, que la unión de una media con un calcetín es del todo razonable.

    Hace poco leía las declaraciones de nuestro insigne Miguel Boyer. Comentaba el tipo, que nacionalizó tan maravillosamente bien RUMASA, que si seguíamos rebajando los salarios de los dirigentes, pronto solo encontraríamos analfabetos. Y pienso que quizá fuera mejor así y en cambio de importar mano de obra para hacer pisitos, trajéramos administradores de Brasil o Chile, que cobran menos y trabajan mejor, aunque según él no sepan leer.

    Y perdonadme por la ironía, pero es que la cosa lo merece y el asunto ya se acerca a la obscenidad.

  • Yo quisiera decir solo una cosa en este momento. Creo que toda esa argumentacion de que los sindicatos defienden solo a una clase de trabajadores (sean indefinidos, sean parados, sean lo que cada cual se quiera imaginar) esta muy poco pensada y es, de hecho, falsa. Miren ustedes, entre la clase trabajadora lo que tenemos son familias trabajadoras, hijos/as de la clase trabajadora, etc., y vamos a ver, en estas familias se integran personas que tanto estan empleadas como desempleadas, indefinidos como temporales, y todas las combinaciones que quieran. Es asi, pueden maquillarlo como quieran pero en el fondo la situacion basica es esta. Y a lo que voy: la gente trabajadora "sí representada" esta interesada que quienes estan desempleados trabajen, que ganen suficiente para ser independientes, que tengan una proteccion en caso de desempleo, etc. Que todo trabajador es una persona, pero no surge aislado de la frente de Jupiter. De ahi tambien que exista el movimiento sindical, que por cierto, con sus errores, tambien se le ponen trabas a su actuacion. Bien, a lo que iba.
    Por eso los sindicatos tratan de representar a todo tipo de trabajadores, y no solo a indefinidos; porque, vamos a ver, aun en el caso de que representaran a indefinidos, que no es asi, estarian representando a gente que esta interesada en que sus hijos o parientes esten en una buena posicion.
    Podria entrar a discutir mas sobre las opiniones de Samuel Bentolila y sus propuestas, pero de momento creo que con esto es suficiente. Si acaso solo voy a decir que me parece que la buena marcha de la economia española o de cualquier otro pais no es dependiente de su mercado de trabajo, que ni este ha causado la crisis ni pone su solucion. Y por supuesto, no hay nadie mas interesado en que mejore la economia que los propios sindicatos de trabajadores. Tampoco vamos a obviar que no todos estamos en el mismo barco, quien quiere rebajar pensiones y quien quiere mejorarlas, por ejemplo, y puedo asegurar que los analisis que hace el movimiento sindical no estan sacados de ninguna varita magica.

  • Carlos:

    Hay una cuestión que entiendo puedas haber malinterpretado, porque quizá Samuel no lo haya expresado con una cierta "sensibilidad". No es una cuestión de "sindicatos caca", de que los sindicatos sean malos, es una cuestión de que los sindicatos lo hacen mal. Recuerda que en este blog no se caracterizan por defender a políticos, sino por defender políticas, es decir, estrategias, técnicas de actuación, legislaciones concretas. O sea, no se fijan en la mano que maneja la herramienta, sino en la herramienta en si.

    Lo que quiero decir es que nadie discute que los sindicatos quieren lo mejor para todos los trabajadores. La cuestión es que lo que piden los trabajadores en cuestión de derechos sociales es irreal, porque si tu fueras empresario, al hacer números no te cuadrarían las cuentas con los gastos presentes y futuros que te supone la actual legislación laboral, y menos compitiendo con países emergentes con relativamente buena preparación y bajos costes. Por eso se trata de que los que tienen un trabajo fijo tengan menos derechos, para que los que no tienen trabajo puedan acceder a un trabajo con mejores condiciones que el actual contrato temporal.

    Ojala todo el mundo pudiera tener las condiciones del contrato indefinido actual, y tener trabajo, pero se está demostrando imposible. Es la hora de la generosidad, porque por desgracia a los empresarios no se les puede atornillar más, porque cogen su dinero y se van a China.

    Un saludo

  • FER:
    Comprendo tu punto de vista, pero tengo que decirte que, lamentablemente, o mejor dicho, por fortuna, no lo comparto. Voy a hacer unos apuntes, nada mas.
    Que los capitales se expandan territorialmente es un asunto inevitable y no considero que sea negativo. Asi ha sido historicamente o la industria no habria salido de Inglaterra...De ello tambien nos beneficiamos los paises desarrollados. Es verdad que de modo aparente e inmediato puede no ser favorable para los trabajadores, pero eso sucede porque serian preciso adoptar ciertas medidas politicas.
    Creo sinceramente que esto de que los capitales se van a paises emergentes es en parte un mito en cuanto a su interpretacion como una amenaza, y en parte un asunto banal. Hace mucho que China esta recibiendo capitales, y desde entonces España no ha dejado de recibirlos, y tambien de exportarlos. Lo mismo sucede con otros paises. Hay razones estructurales para ello.
    Ten tambien en cuenta una cosa: China recibe capitales que estan dirigidos a la exportacion, lo que significa que el comprador de esos productos esta en otros paises, entre ellos el nuestro, que tenemos esa capacidad de compra. Esto comprenderas que ya es un limite a todo este movimiento de capitales. Y es solo un ejemplo.
    Me puedes decir que me fije en nuestra deuda externa...y yo te dire que te fijes en la de otros paises desarrollados y veras que no tiene las implicaciones que se le suelen dar. Por otra parte, el epicentro de la crisis, ya ves, han sido los paises desarrollados. No ha sido por una huida de capitales a los paises en desarrollo.
    Piensa tambien que el capital no es una cantidad fija que tenemos que repartir entre un numero de paises sino una masa en expansion. Quiero decir, que no estoy de acuerdo con el "no hay para todos" y el "es ellos o nosotros". Puede lograrse que nos beneficiemos todos los paises, pero requiere medidas politicas, ciertamente de signo distinto al que se promueve con caracter general en este blog, interesante pese a todo.

  • Vaya por delante que estoy de acuerdo con el análisis y las líneas de reforma, aunque me gustaría hacer algunos matices y reflexiones sobre las reformas propuestas y la valoración del la nueva regulación.
    Aunque evidentemente existe un oligopolio de oferta y demanda, normalmente la carga de la crítica es sobre los sindicatos y, por tanto, también las propuestas. Por ejemplo, en las propuestas se habla de reforzar las representatividad de los sindicatos, pero no la de las organizaciones empresariales, que, como se dice, también tienen a colectivos de empresas ‘olvidados’. (Me parece interesante, sin ser para nada el caso concreto de este post, reflexionar por qué los economistas podríamos tener un sesgo o enfoque más contra el Estado u organizaciones sociales que anti empresarial. En esta línea, Krugman comenta que, a menudo, los economistas encontramos más fácil y menos costoso en términos de posible carrera profesional – nada es gratis - la crítica al Estado que a la (gran) empresa, para la que muchos aspiran a trabajar. También veo otros argumentos en contra de esta posibilidad).
    También creo que las propuestas realizadas (y la valoración consiguiente de la regulación actual) no tienen suficientemente en cuenta la lógica de la negociación en sí, donde la incertidumbre y los detalles juegan un papel muy importante (the devil is on the details). Por ejemplo, cuándo se dice en la propuesta 2 “siempre que sea con el respaldo de la mayoría de los trabajadores de la empresa”, a qué mayoría nos estamos refiriendo, cómo se computaría exactamente, quién podría votar. En la propuesta 3 se comenta, “proporcionar incentivos a la renegociación de los convenios colectivos estableciendo un límite temporal a la misma, incluyendo una solución por defecto si se agota ese límite”, cuál sería este límite, cuál la solución por defecto, etc.
    La solución concreta de cada uno de estos interrogantes abiertos plantea en el seno de una negociación problemas por qué no son neutrales. Además es muy típico que cada parte puede encontrar posibles situaciones donde exista una posible mala utilización de la norma ante las múltiples casuísticas que existen en el mundo real (del estilo de ‘qué sucedería si un empresario utiliza una fórmula de reversión favorable para forzar rebajas salariales en momentos en que no hay crisis, pacta con una minoría de trabajadores fijos rebajas salariales en contra del resto, o llega a acuerdos dudosos o fraudulentos que no pueden ser revisados judicialmente’). A partir de estas pequeñas situaciones que pueden favorecer a uno o a otro, ambas partes encuentran argumentos para decir que la reforma es mala, aunque tenga más aspectos buenos que malos. Es entonces cuando entran en juego las compensaciones hacia uno y el otro lado que, a menudo, pueden descafeinar el resultado final, alejándolo del óptimo, si es que jamás puede existir un primer óptimo.
    Finalmente, la aplicación de nuevas regulaciones siempre está sometida a incertidumbres que sólo la práctica futura del día a día y de las interpretaciones judiciales pueden decidir y se hace complejo valorar ex – ante con detalle analítico reformas de tipo institucional que dependen de la interacción de múltiples actores sometidos a lógicas e intereses propios. Anular por completo estas incertidumbres es mucho más costoso de lo que a los economistas nos gustaría, exige cambios de un calado muy profundo que dilatarían enormemente más el proceso.
    Es por ello que mi valoración de la reforma es positiva porque cambia la tendencia y va en la dirección correcta. Es un cambio política y socialmente viable en el equilibrio prevalente entre redistribución y eficacia, bajo las condiciones de incertidumbre comentadas. Como contrafactual, haciendo política ficción, me imagino que se hubieran planteado elecciones generales hace unos meses, y un gobierno fuerte del PP hubiera planteado una reforma laboral radical como la propuesta (más eficiente quizás en lo económico). Aunque esto es mucho suponer porque no creo que jamás tuvieran en mente la reforma de la negociación colectiva, muy posiblemente los costos sociales y de credibilidad internacional superen los beneficios a corto plazo en términos de recuperación económica y, muy posiblemente, los de mediano y largo plazo debido a las muchas incertidumbres que cualquier solución tiene. La política es el arte de lo posible y el equilibrio entre muchas fuerzas que se alejan de lo que jamás se podrá reflejar en las ecuaciones de un papel. Creo que es importante comprender esto, para no atribuir siempre la distancia entre lo que dice el análisis y lo que se hace a los problemas de la clase política y los sindicatos.

    [Nota: no predice la teoría del oligpolio que cuando la competencia se produce en precios, el bienestar social es menor que cuando se produce en cantidades, aunque para las partes en competencia sea más beneficioso. Es posible un símil con el mercado laboral español?].

  • Carlos:

    De tu contestación entiendo que consideras que si se puede apretar más a los empresarios. Si yo tuviera una empresa en la que los empleados ya tienen una serie de derechos que me cuestan X y cada empleado me produce 10 bienes o servicios que me reportan un beneficio Y, un cambio que haga que sus derechos pasen a costarme X+1 hará que mi beneficio pase a Y-0.1. Y si sus derechos pasan a costarme menos, pasa lo opuesto, mi beneficio aumenta. Por eso la reforma laboral ayuda a las empresas que están agobiadas, porque les reduce costes. Y no hay más, económicamente. Se pueden discutir temas morales mil, pero los números tienen la belleza y crueldad de no engañar.

    Respecto a los capitales errantes podemos discutir largo y tendido igualmente, pero no hay más que ver cómo las empresas invierten en países que se lo ponen fácil, y aquí los números vuelven a no mentir. ¿Quién invierte hoy día en España, con la burbuja inmobiliaria reventada? Yo hace tiempo que no oigo en el periodico. Comprar una empresa española no es invertir en España (aunque lo sea contablemente). Modernizar una fábrica española si. Y pocos lo hacen. Aquí sólo se invierte al albur de la subvención, o sea, a aquellos a quien el gobierno se lo pone fácil. Pues entonces, si queremos inversión, pongamoselo fácil a todos! Abaratemos los gastos de personal y jurídico-laborales.

    Josep:

    A una empresa a la que no le compran sus productos le da igual que los empleados nuevos le cuesten menos, lo que quiere es despedir a los que tiene jugando al mus porque no hay faena. Ojalá fuera tan sencillo...

    Un saludo

  • No hay nada que se pueda hacer con los Sindicatos actuales. Viven de los Gobiernos a través de los Presupuestos generales del Estado. No se deben gastar energías y menos dinero en ello.

    No tiene sentido que empresas de menos de 10 trabajadores y sujetas a una competencia permanente tengan las mismas rigideces laborales que las de mayor tamaño. es simplemente un despropósito. Ese tiempo acabó

    Me gustaría abrir la discusión de deficits de protección laboral sectorial. Por qué el desempleo en el ladrillo y, el coste que provoca, tenemos que pagarlo entre todos cuando los beneficiarios son unos pocos. No deberían subirse los impuestos + a los propietarios de viviendas revalorizadas, que a las rentas del trabajo.

    gracias

  • "No tiene sentido que empresas de menos de 10 trabajadores y sujetas a una competencia permanente tengan las mismas rigideces laborales que las de mayor tamaño. es simplemente un despropósito".
    Opino que esto es engañoso. Estas empresas no pueden sobrevivir hagas lo que hagas, Yo creo que el "tiempo que se acabó" no es el de lo que dices, sino el tiempo en que podian operar y sobrevivir. No obstante, cuando se produzca la recuperacion, habra algunas que volveran a florecer.
    El problema son muchas de este tipo de empresas en sí mismas, no los costes salariales que puedan tener. Te preguntaria unas cosas, ¿cuantas tiendas de ultramarinos tradicionales de hace decadas ves actualmente? ¿crees que es un problema de costes salariales? ¿le ha pasado algo a la economia del pais por la reduccion de este tipo de negocios? Bien, esto pasa en todos los sectores, aunque no pueda observarse directamente.
    Lo que yo pienso es que las propuestas de Samuel, aunque toman como pretexto las PYMES, en realidad estan dirigidas a los empresarios que dominan el panorama economico.

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