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¿Y si toca aquí?

Es probable que muchos de nosotros, en algún u otro momento, hayamos fantaseado con la posibilidad de que nos toque la lotería de navidad. Pero, ¿cuáles son en realidad las consecuencias de ganar el "Gordo"? La evidencia empírica muestra que no dejaríamos el trabajo pero quizás le dedicaríamos menos horas; probablemente compraríamos coche nuevo o incluso casa; podría afectar a nuestros planes de boda (negativamente) y también a nuestro voto (en favor del partido gobernante); y seríamos más felices, aunque no por mucho tiempo.

Uno de los trabajos más conocidos sobre lotería es el realizado por Imbens, Rubin y Sacerdote (2001), quienes entrevistaron a unos 500 ganadores de premios de distintas cuantías. Según su estudio, los ganadores de un premio similar al Gordo (€400.000) no abandonan su trabajo, aunque puede ser que reduzcan el número de horas que le dedican. Por otro lado, los premiados suelen ahorrar una parte considerable del premio, y dedican la mayoría del gasto a la adquisición de bienes de consumo duraderos, especialmente automóviles y casas. Aunque no todas las familias reaccionan igual. Hankins et al. (2009) analizan el impacto de los premios de lotería sobre la situación financiera de las familias con dificultades económicas. El resultado no es muy esperanzador: un premio de unos $100.000 (equivalente al segundo premio del sorteo de navidad) tiende a ser consumido y no evita que la familia acabe declarándose en bancarrota.

Ganar un premio de lotería en España tiene una ventaja de la que no pueden disfrutar los ganadores de lotería en otros países. Mientras que en España los ganadores tienen derecho al anonimato, en países como los Estados Unidos la identidad de los ganadores es pública. Esto hace que sufran el acoso de un ejército de sociólogos y economistas interesados en entender cómo reacciona el ser humano ante un aumento inesperado de su renta. En España no es posible observar la identidad de los ganadores y, por tanto, su comportamiento, pero sí que podemos fácilmente identificar la localidad ganadora. En las localidades agraciadas con el Gordo se observa un aumento significativo en las ventas de coches, pero no parece que aumente la actividad económica (Bagues y Esteve-Volart 2011). Por otro lado, el “Gordo” parece influir en los resultados electorales. Como ya explicáramos en una entrada anterior, en las localidades agraciadas tiende a aumentar el número de votos obtenidos por el partido gobernante.

Los premios de lotería también afectan a la salud de los ganadores, aunque su efecto parece variar en función de las características de los jugadores. Lindahl (2005) observa que en Suecia los premios de lotería tienen un efecto positivo sobre la salud, sobre todo cuando se reciben a una edad más temprana. Sin embargo, Apouey y Clark (2009) muestran que en Inglaterra los ganadores de premios de lotería tienden a dedicar una parte significativa del dinero ganado al consumo de cerveza, con el consiguiente impacto negativo para su salud.

¿Nos traerá el “Gordo” la felicidad? Los premios aumentan el nivel declarado de felicidad (Gardner y Oswald, 2006; Apouey y Clark, 2009) pero, según diversos trabajos, este efecto no es duradero (Brickmant et al., 1978; Kuhn et al., 2010). Economistas y psicólogos parecen coincidir en que una de las claves para prolongar la satisfacción obtenida consiste en aumentar muy paulatinamente el nivel de consumo. Es decir, es probable que el nivel de felicidad vuelva a su nivel habitual en cuanto el consumo se estabilice. Por otro lado, Hankins and Hoekstra (2010) estudian qué hay de cierto en el dicho según el cual “afortunado en el juego, desafortunado en el amor”. Su trabajo muestra que, aunque los premios de lotería no afectan a la probabilidad de que una pareja se separe, reducen la probabilidad de que una mujer soltera decida casarse. Los autores sugieren que esto se debe a que, aunque el premio hace más "atractiva" a la mujer como potencial pareja, su mejor situación económica hace disminuir su deseo de casarse.

Por último, como señaló Antonio Cabrales en una entrada de este blog, los estudios de lotería también nos enseñan que nuestra felicidad depende de nuestra renta, ¡y de la nuestro vecino! Esto se pone de manifiesto por ejemplo en el interesantísimo trabajo de Kuhn et al. (2010). Estos autores observan que los vecinos de los premiados, a pesar de no haber obtenido ningún premio, tienden a cambiar de coche y, también, a renovar el jardín y la fachada de su casa. Dado que probablemente no sea fácil mantener el ritmo de vida de unos vecinos más ricos que nosotros, quizás sea conveniente no rodearse de gente que tenga ingresos muy superiores a los nuestros. Es decir, si quieren asegurar su felicidad, deben intentar que su nivel de ingresos no sea inferior al de los miembros de su entorno. Y ya saben, ¡qué mejor manera de conseguirlo que compartiendo el mismo número de lotería de navidad!