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¿Realmente importa el color del partido que gana unas elecciones locales?

por Andreu Arenas Jal y Manuel Bagues

Las elecciones locales de este domingo se presentan más abiertas que nunca. En la mayoría de los municipios es muy difícil predecir qué partido será el más votado y existe una gran expectación por saber quien se llevará finalmente el gato al agua. Está claro que la personalidad de los líderes políticos es relevante pero, en unas elecciones locales, ¿importa realmente la ideología de los partidos políticos?

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No es sencillo analizar empíricamente hasta qué punto el color del partido que gobierna en un municipio afecta al tipo de políticas públicas que se implementan. Idealmente nos gustaría poder comparar municipios similares que son gobernados por distintos partidos pero, naturalmente, el hecho de que dos municipios tengan gobiernos de distinto signo en general suele reflejar la existencia previa de diferencias relevantes de tipo ideológico o de tipo socio-económico. No tendría mucho sentido comparar las políticas públicas que realiza el ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid (IU) con el ayuntamiento de Las Rozas (PP), o comparar las del ayuntamiento de Cornellà de Llobregat (PSC) con las del de Sant Cugat del Vallés (CiU). Estos municipios y sus habitantes se diferencian en tantos aspectos, muchos de ellos difícilmente cuantificables, que resultaría arriesgado atribuir las diferencias que pudieramos observar en sus presupuestos municipales exclusivamente a los partidos políticos.

Para poder encontrar municipios muy similares que, por casualidad, son gobernados por partidos distintos, lo que sí que podemos hacer es fijarnos en aquellos casos en los que el ganador se ha decidido por un puñado de votos. Este estrategia empírica se denomina en la jerga académica diseño de regresión discontinua (RDD). Nos permite comparar localidades prácticamente idénticas en términos de la ideología de sus habitantes pero que difieren en el color de sus gobernantes. Por ejemplo, el hecho de que el municipio de Villarejo de Fuentes (Cuenca) tenga alcalde del PSOE (el PSOE obtuvo 230 votos por 229 del PP) y, en cambio, en el municipio de Lanteira (Granada) gobierne el PP (en este caso fue el PP el que obtuvo 230 votos y el PSOE 229) es probable que sea bastante casual. La principal limitación de esta metodología es que únicamente nos permite estudiar aquellos municipios donde los dos principales partidos prácticamente tienen el mismo apoyo. (Es decir, con un RDD no conseguiremos saber que habría ocurrido si gobernase el PP en Rivas-Vaciamadrid, IU en Las Rozas, el PSC en Sant Cugat o el CIU en Cornellà.) No es una limitación menor, es posible que precisamente en los municipios donde las elecciones están muy igualadas las diferencias políticas entre las distintas listas sean especialmente pequeñas, pero al menos nos permite estudiar con rigor el papel de los partidos políticos en algunos municipios.

Utilizando esta estrategia de diseño de regresión discontinua, varios estudios realizados en los países nórdicos muestran que en estos países unas diferencias de unos pocos votos se pueden traducir en importantes cambios políticos. Petterssom-Lidbom (2008) observa que cuando los partidos de izquierdas suecos obtienen más del 50% de los votos en un municipio el gasto público aumenta entre el 2 y 3% y el empleo público en un 4%. En Noruega, los partidos de izquierda tienden a aumentar los impuestos sobre la propiedad y el gasto en guarderías, pero reducen el gasto dedicado a los ancianos (Fiva, Folke y Sorensen 2015). Y no sólo importa quien gana las elecciones, también influye quien consigue representación en el consistorio. En Suecia la presencia de concejales ecologistas está asociada a la mejora de la situación medioambiental del municipio y la presencia de concejales de extrema derecha a un endurecimiento de las políticas migratorias locales (Folke 2013).

¿Y en el caso de España? ¿Existen diferencias en las políticas que llevan a cabo a nivel local los distintos partidos políticos? Hemos recogido información electoral y presupuestaria para todos los municipios de más 250 habitantes durante los últimos 25 años (1988-2014). En cada municipio hemos seleccionado aquellas elecciones locales en las que un partido de izquierdas (PSOE) competía por la alcaldía con uno de derechas (PP, PNV y CiU). En total hemos analizado unas 23,556 elecciones, de estas en cerca de 5,000 elecciones la diferencia de votos entre ambos partidos fue inferior al 2% y en unas 2,500 el ganador se decidió por menos del 1%. El municipio mediano en la muestra tiene unos 1.400 habitantes. Como muestra la siguiente gráfica, sacar al menos un voto más que el principal rival no siempre garantiza conseguir la alcaldía, pero aumenta la probabilidad de gobernar desde cerca del 20% a un 80%.

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Si analizamos el gasto público presupuestado en los municipios, no hay ninguna diferencia apreciable en función del partido ganador en las anteriores elecciones. Durante el período estudiado (1988-2014) el presupuesto medio por habitante está en torno a los 900 euros por habitante (en euros reales del año 2013), y es similar tanto cuando la izquierda ha ganado las elecciones como cuando ha sido la derecha. El presupuesto para empleo público, una partida asociada en el norte de Europa a los partidos de izquierdas, tampoco parece variar en España con el color del partido en el gobierno (ver gráfico inferior). Tampoco observamos diferencias significativas en otras partidas como la deuda, la presión fiscal o, para años más recientes, el gasto funcional.

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Aunque no existen diferencias en las principales partidas, es posible que existan diferencias en ámbitos más específicos. Por ejemplo, Solé-Ollé y Viladecans-Marsal (2013) muestran que durante los años del boom inmobiliario los gobiernos de izquierdas hicieron menos recalificaciones. Sería también interesante saber si existen diferencias en otros ámbitos de actuación más desagregados, aunque aparentemente las magnitudes no son lo suficientemente grandes como para reflejarse en términos agregados.

En definitiva, al contrario de lo que ocurre en los países nórdicos, no parece que en España los grandes partidos se diferencien en el ámbito local en términos presupuestarios en lo que se refiere al gasto total y a las partidas de gasto agregadas, al menos en los municipios donde las elecciones están igualadas. Es difícil saber si estos resultados son extrapolables a otros municipios y, sobre todo, si son extrapolables a los nuevos partidos. ¿Cambiará algo con la llegada de Podemos y Ciudadanos? Pronto lo sabremos.