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Publish and Perish

Real-or-FakeHace unas semanas tras asistir a un congreso recibí un email de una revista llamada “Journal of Business and Economics” donde me comunican que están muy interesados en mi último artículo y quieren publicarlo. De hecho están tan entusiasmados con la calidad de mi trabajo que se ofrecen a publicar todos mis proyectos. Pero lo que más me llamó la atención del email fue una de las últimas frases: quieren que seamos amigos (“we wish to become your friends if necessary” (sic)). ¡No me dirán que no son majos! Qué desilusión cuando me enteré que cobran 50$ por cada página del artículo y además habían enviado el mismo email a todos los participantes en el congreso. (Y cómo me decepcionó comprobar que no habría sido el primer español en publicar en esta revista, ni tampoco el segundo, ni el tercero…)

Bromas aparte, como nos recordaba hace unos meses Jesús Fernández-Villaverde, en los últimos años han proliferado las llamadas “revistas predatorias”. Ofrecen condiciones irresistibles, no hay que contestar a engorrosos evaluadores anónimos y te publican el artículo en escasas semanas. Hay que pagar pero con un poco de suerte se puede cargar el coste de la publicación al departamento o a algún proyecto de investigación. Para convencer a los indecisos, algunas revistas, como el poco ético “Research Journali of Business Ethics” incluyen en su página web un tentador link de “publish now” y precios muy sexis: ¡69 dólares!

Afortunadamente, la comunidad académica parece estar reaccionando, “naming and shaming” las revistas fraudulentas. El más famoso cazador de depredadores es Jeffrey Beall, que elabora desde hace unos años una lista de “potenciales, posibles y probables” editoriales y revistas predatorias. Su criterio se basa en las habituales señales de alarma que caracterizan a una revista predatoria: no tienen consejo editorial o se lo inventan (sin ir más lejos, uno de los colaboradores de nadaesgratis se ha enterado a través mío de que figura en uno de estos consejos editoriales), ofrecen información falsa acerca de la naturaleza de la revista, publicitan índices de impacto ficticios, no someten los artículos a evaluación anónima, etc. Por ejemplo, el “Journal of Business and Economics”, la revista que tan amablemente quería publicar toda mi obra, asegura tener sede en Estados Unidos pero envía sus emails desde IPs chinos. Uno de los miembros del supuesto consejo editorial me ha comunicado que figura en contra su voluntad y se niegan a darle de baja. No sorprendentemente, la editorial que publica este journal, la Academic Star Publishing Company, está en la lista de Beall.

La lista de Beall no es perfecta pero es una buena guía para saber qué revistas los autores deben evitar, como ha puesto de manifiesto un experimento realizado por la revista Science. Enviaron un artículo manifiestamente absurdo a 304 revistas open-access, entre las que se incluían algo más de un centenar de revistas que figuraban en la lista de Beall. De estas, 93 aceptaron el artículo directamente (el 84%) y solamente 18 lo rechazaron (el 16%). También se han hecho célebres algunos artículos surrealistas que se han publicado en estas revistas enviados por investigadores con mucho sentido del humor.

La mayor parte de autores que publican en las revistas predatorias provienen de países en desarrollo pero también abundan los clientes de países europeos. En un estudio que estoy realizando conjuntamente con Natalia Zinovyeva y Mauro Sylos-Labini analizamos los CVs de los participantes en las pruebas de habilitación en Italia para detectar cuantos de ellos publican en revistas de la lista de Beall. Hemos encontrado varios centenares de autores de un total de varias decenas de miles de candidatos. Es decir, la mayoría de los investigadores no publica en este tipo de revistas, pero existe una minoría no despreciable que sí lo hace. Muchos de estos investigadores publican una y otra vez en la lista de Beall, como si por error la hubieran confundido con la lista de revistas de calidad donde deberían publicar. No tenemos información sistemática para España, pero la evidencia anecdótica que hemos observado sugiere que la situación es bastante parecida.

¿Por qué publicar en una revista predatoria? En algunas ocasiones las víctimas son los propios investigadores, que ingenuamente caen en el engaño. En otros casos, quizás la mayoría, son los autores los que intentan engañar a los burócratas que evalúan los méritos académicos (y a los ciudadanos que financian la investigación con sus impuestos). En el mundo académico cada vez es mayor la presión para que se investigue y ante el dilema de “publish or perish”, algunos optan por la primera opción aunque haya que vender el alma al diablo.

Para poder controlar la calidad de la investigación muchos países han elaborado su propias listas de revistas (e.g: Finlandia, Italia). Pero incluso estas listas incluyen revistas predatorias. Según nuestros cálculos la lista italiana incluye unas 240 revistas de la lista de Beall y la finlandesa unas 250. En España tradicionalmente se ha optado por valorar los artículos publicados en revistas indexadas por ISI-Web of Science (unas 7,000 revistas), pero la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora ha anunciado en diciembre que también valorará todos aquellos artículos publicados en revistas recogidas por SCOPUS (más de 20,000 revistas). Esto probablemente agravará el problema: a diferencia de ISI-Web of Science, SCOPUS incluye al menos 270 revistas de la lista de Beall. Por ejemplo, el European Journal of Economics, Finance and Administrative Sciences, aparentemente una revista europea, es en realidad una oscura revista de las Islas Seychelles cuyas prácticas dejan mucho que desear. Dados los nuevos incentivos, no se sorprendan si comienzan a publicar en esta revista numerosos autores españoles (de hecho algunos ya han comenzado).

Pero ni siquiera depurando SCOPUS de revistas predatorias se resuelve el problema de la evaluación. Como ya se ha señalado en repetidas ocasiones en nadaesgratis, si queremos medir la calidad no hay atajos, es imprescindible que las evaluaciones científicas tengan un mínimo de profundidad, más allá de simples criterios cuantitativos que pueden ser útiles pero no son suficientes. Además, para que aumente la probabilidad de que las trampas sean detectadas también los procesos de evaluación científica deben ser más transparente (lo sé, me repito! :-). Cuando los currículum de los candidatos y las evaluaciones están a disposición del público es mucho más fácil detectar irregularidades y corregirlas en un futuro. Por ejemplo, en Italia los CVs de los candidatos que han participado en las pruebas de habilitación están disponibles online. Aquellos investigadores que intenten hacer carrera a base de publicaciones en revistas predatorias se exponen al riesgo de ser descubiertos por cualquier curioso que haga un poco de investigación. Aquí tenéis, por ejemplo, dos casos escogidos al azar de investigadores italianos que han publicado más de la mitad de sus artículos en revistas de la lista de Beall: uno de ellos tuvo éxito con su argucia y se habilitóel otro no tuvo tanta suerte. Confíamos en publicar en las próximas semanas un informe detallado que pueda ayudar a corregir este tipo de problemas en el sistema de habilitación italiano.

Si queremos eliminar el fraude académico, el comportamiento inapropiado tiene que tener sus consecuencias. Los investigadores que publiquen repetidamente en revistas predatorias e intenten sacar provecho académico por ello deben "perecer" académicamente. El mundo académico español ha sido demasiado complaciente con la corrupción, como se ha puesto de manifiesto con los diversos casos de fraude académico que se han discutido en este blog (caso Mejuto en la Universidad de Vigo, el plagio del director del Instituto de Estudios Fiscales, las publicaciones de los evaluadores de las oposiciones a Economista del Estado en revistas predatorias, etc.). Quizás en parte se deba a que nuestras universidades operan en un entorno muy poco competitivo. Nuestras carreras profesionales no se ven demasiado afectadas por el comportamiento poco ético de nuestros colegas y, por desgracia, no parece que ni a los estudiantes ni a las universidades les preocupe excesivamente la honestidad de sus profesores. Pero una vez más, la receta contra la corrupción, académica o no, tiene que ser la misma: información, transparencia, intolerancia con las malas prácticas y más competencia.

 

Nota del autor 1 (18-2-2015): Uno de los artículos publicados en la revista predatoria Journal of Business and Economics a los que aludo en el primer párrafo (Don’t Think Twice, It’s All Right: Towards a New Copyright Protection System de Pedro Letai, Instituto de Empresa) es en al menos un 56% plagio de artículos anteriores. Por ejemplo, el 18% del artículo, casi toda la sección 3, ha sido copiada de Hugenholtz, B. (2000), 'The Great Copyright Robbery; Rights Allocation in a Digital Environment'. Esta fuente ni siquiera es citada. Otro 6% del artículo, gran parte de la sección 4, ha sido copiado de Martin Kretschmer (2012) "Copyright Term Reversion and the "Use‐It‐ Or‐Lose‐It" Principle". Otro 32% procede literalmente de diversas fuentes (informe del software turnitin). Es probable que este caso sea revelador de por qué algunos autores deciden publicar en revistas predatorias: quizás confían en que la ausencia de evaluadores anónimos y los incentivos perversos de este tipo de revistas impida que el plagio sea detectado.

Nota del autor 2 (18-2-2015): Otro tema preocupante es la proliferación de conferencias pseudoacadémicas en destinos exóticos. El artículo mencionado en la nota anterior fue presentado en la 2da International Interdisciplinary Business-Economics Advancement Conference celebrada en Estambul. Si tienen dudas sobre el carácter académico de esta conferencia pueden visitar su página web: la 3ra edición se celebra directamente en un crucero en el Caribe (¡mi foto favorita es la de la pareja en el casino, muy informativa!). Otro de los artículos publicados por un autor español en la revista predatoria Journal of Business and Economics fue presentado en la Global Conference on Business and Finance en las Vegas. La próxima edición la celebran en Hawai. Como explica Beall, también se trata de una conferencia predatoria.