Delitos económicos: evidencia experimental de campo

Desde hace cincuenta años la fundación Yrjö Jahnsson organiza en Helsinki el famoso seminario que lleva su nombre. Este año el honor recayó en John List, quizás el principal exponente del uso de experimentos de campo en Economía. List presentó sus trabajos más recientes sobre delitos económicos, donde aborda el problema de los hurtos en las empresas y los impagos de créditos, dos temas por desgracia de gran relevancia para las empresas españolas.

Según una reciente encuesta, la mitad de las empresas españolas ha sufrido algún delito económico en el último año. La cifra es muy superior a la media europea (30%) y no ha dejado de crecer durante la crisis. El tipo de delito más común es la apropiación indebida de activos y, en la mayoría de los casos, el autor es un empleado de la propia empresa. Naturalmente, no se trata de un fenómeno que afecte únicamente a las empresas de nuestro país ni es algo nuevo. Existe una abundante literatura académica, especialmente en los Estados Unidos, que documenta la magnitud del problema desde principios de los años ochenta. Por ejemplo, en el sector bancario los hurtos realizados por los propios empleados supondrían una cuantía diez veces superior al dinero sustraído por los ladrones de bancos (Lipman and McGraw, 1988). En el sector del transporte de mercancias por barco o por avión los empleados serían responsables del 80% de las sustracciones y, en la venta al por menor, de cerca del 40% de las pérdidas de inventario (Dickens et al 1989Center for Retail Research 2011).

¿Cómo se podrían evitar estos hurtos? Un experimento de campo realizado recientemente por John List intenta dar respuesta a esta pregunta. En este experimento participaron (sin saberlo) 350 empleados temporales de una organización benéfica cuyo trabajo consistía en solicitar donaciones puerta a puerta. Los empleados ignoraban que, cada día, un auditor visitaba de nuevo esos mismos hogares y recogía información acerca de las donaciones realizadas.  A pesar de que en una organización benéfica a priori uno no esperaría encontrarse con graves problemas de fraude, el trabajo de los auditores permitió descubrir que los empleados se habían quedado con un 17% del dinero donado ($21,000 de un total de $122,000). La cantidad “sisada” por cada empleado dependía en gran parte de las condiciones que, de manera aleatoria, habían sido fijadas en su contrato. Los hurtos eran menos frecuentes cuando (i) los empleados habían sido advertidos acerca de la posibilidad de una inspección, (ii) la penalización anunciada era mayor, (iii) el empleado había sido contratado por un período de tiempo relativamente más largo (la duración de los contratos oscilaba entre un fin de semana y doce fines de semana) y (iv) los empleados recibían una comisión por cada donación recibida. Pero no solamente importan los incentivos "económicos". List también observa que el número de hurtos cometidos disminuye si se recuerda a menudo al empleado que las donaciones sirven para ayudar a niños de familias necesitadas.

El segundo experimento de campo presentado por List en Helsinki investiga si es posible anticipar un futuro impago. En colaboración con una empresa dedicada a la concesión de créditos a pequeños negocios, List propone un peculiar método para averiguar si el crédito será devuelto. A las dos semanas de haber recibido la solicitud del crédito, uno de los miembros del equipo visita la empresa solicitante y entrega al dueño una cartera que asegura haber encontrado en la puerta del establecimiento. La cartera incluye un número de teléfono, un billete de $10 y una tarjeta regalo por un importe de $25, $125 o $250. Las tarjetas regalo, que en realidad únicamente incluían $10, tienen la ventaja de que permiten comprobar online si se ha realizado algún cargo. La probabilidad de que la cartera sea devuelta es inversamente proporcional al dinero que contiene: aparecieron el 67% de las carteras con $25 pero únicamente el 30% de las carteras con $250. Además, todas las tarjetas regalo de $250 no retornadas fueron utilizadas. Aunque el estudio aún no ha concluido, los resultados provisionales también parecen mostrar que la devolución de la cartera es un buen predictor de la devolución del crédito: los empresarios que no devuelven la cartera tampoco devuelven el crédito.

En el espíritu del famoso artículo de Becker, "Crimen y Castigo: Un Enfoque Económico", los experimentos de List indican que, incluso a la hora de cometer un delito, el comportamiento de los individuos responde a los incentivos. Además, su trabajo también es un buen ejemplo de cómo las empresas pueden sacar provecho de las evaluaciones experimentales aleatorizadas, un tema que ya discutimos anteriormente. No es probable que estos originales métodos vayan a ser adoptados en nuestro país en un futuro cercano pero, por si acaso, si ustedes piden un préstamo y al poco tiempo se encuentran una cartera, ¡piénsenlo bien antes de quedarse con el dinero!

 

Hay 15 comentarios
  • ¿Habrá alguna diferencia de comportamiento en el sector público que en el privado? ¿Si en España se sisa de media más en la empresa privada, ocurrirá también en el sector público? ¿Los funcionarios serían más honestos por sus mejores condiciones laborales? ¿Puede que existan sesgos por profesiones? ¿Serán los enfermeros, bomberos, policías, maestros más honestos que la media? ¿Son los políticos menos honestos que la media o, realmente, sí nos representan? Tantas preguntas por hacer, tan pocos datos con los qué trabajar bien...
    Por otra parte, alguien debería hacer un estudio sobre la historia de las críticas de List a los economistas que fundaron sus trabajos en experimentos de teoría de juegos y aportaros sus resultados automáticamente como conclusiones válidas. Era obvio que esos experimentos sesgaban los resultados al "recrear escenarios reales" e intuitivamente su validez debería haberse tomado con cautela, pero hubo un boom de estos estudios por su facilidad para reproducirlos (y reproducir sus sesgos). El mérito de List es haber fundamentado empíricamente esas críticas y haber logrado tener reconocimiento académico, al mismo tiempo que ha obligado a todos los economistas que seguían esa línea de "juegos experimentales" a usar mejores "evidencias empíricas". En definitiva, en algunos contextos académicos List hubiese sido eliminado porque exigía al resto de colegas trabajar más para publicar menos.
    Como mínimo, es una gran noticia ver que su trabajo es introducido en España...

    • Hola Carles,

      Me alegra que te guste el trabajo de List. Su trayectoria es muy interesante, comenzó siendo un total outsider que venía de hacer el doctorado en la Universidad de Wyoming y que con sus experimentos de campo cuestionó muchas de las cosas que los economistas creíamos que sabíamos. Me costó decidir cual de sus trabajos comentar, ¡prácticamente cada mes produce un nuevo artículo! (http://www.nber.org/authors_papers/john_list)

  • Muchas gracias Manuel, muy interesante el artículo. Justo ahora estoy empezando a leer "Predictably Irrational" un libro relacionado pero con otra perspectiva, por aquello de ampliar horizontes, y por recomendación de quien me lo ha prestado. Ya os contaré si me parece interesante.

    Saludos

  • Recuerdo un programa de radio (This American Life) que contaba una historia relacionada. Resulta que mientras las ventas de la tienda de regalos del Centro Kennedy hacía unas ventas muy saludables, el flujo de caja no acompañaba. La mayoría de los empleados son voluntarios no remunerados. El sospechoso era el encargado, que sí era remunerado. Después de una minuciosa investigación se descubrió que el problema venía de los voluntarios: todos robaban un poquito—les parecía de lo más normal. (Y un problema parecido tiene Hacienda, la suma de numerosos pequeños fraudes generalizados acaba siendo sustanciosa.)

  • Dado que la existencia de hurto en la empresa privada es inversamente proporcional a la estabilidad laboral (tercer párrafo del artículo, a mayor duración del contrato, menor probabilidad de hurto), me atrevo a asegurar que, en general, los funcionarios españoles son mucho más honestos y respetuosos que el resto de los ciudadanos con respecto al patrimonio de la entidad para la que prestan servicios profesionales.

    Y es que ya lo dijo Cristóbal Montoro: "la oposición es un método de selección para que estén al servicio público los mejores", lo cual quiere decir que al servicio de la empresa privada están inequívocamente los peores.

    Un saludo.

    • Saulo,

      El contexto en este caso es un poco particular. Todos los empleados tienen un contrato temporal bastante corto, entre una y doce semanas. Además, la duración del contrato se asigna de forma aleatoria, por lo que no existe relación entre las características de los empleados y la duración del contrato. La interpretación preferida de List es que los empleados que tienen un contrato temporal de mayor duración tienen más que perder si se comportan de una manera inadecuada.

    • la oposición es un método de selección para que estén al servicio público los mejores
      No tengo noticia de que en ninguna oposicion se evalúe la honradez de los candidatos.

      También se puede señalar que se encuentran en las conclusiones varias variables significativas, no solo la estabilidad en el empleo, y que las demás variables no parecen abonar especialmente que los servidores públicos estén en conjunto por encima de la media.

      • Como he estudiado este tema para el siglo XIX (aquí se puede leer un poco en google books:http://books.google.es/books/about/Un_t%C3%ADtulo_para_las_clases_medias.html?id=KtFt-apnijMC&redir_esc=y),
        comentar que los funcionarios son muy sensibles a su imagen pública, a la integridad de los políticos y que tienen un comportamiento colectivo muy corporativo o gregario. Si el colectivo censura las malas prácticas, no suele haber malas prácticas. Si el colectivo es apático y los políticos cínicos y corruptos, los funcionarios se comportan de forma acorde a su ambiente. Esto no significa que roben tanto como los políticos, pero sí se extienden prácticas como hacer un uso privado de los bienes públicos. En el siglo XIX, por ejemplo, en el ambiente de corrupción de la Restauración proliferó la compra-venta de títulos académicos y exámenes. (sobre este particular: http://es.scribd.com/doc/31531937/Los-examenes-entre-1859-y-1880-libre)

          • ¿Sobre el mundo académico español? Je, je... creo que el autor de esta entrada podrá orientarte mejor.
            A nivel europeo y de Estados Unidos sí que hay algunos trabajos, especialmente sobre la creación de sistemas de calificación modernos: es decir, la imposición de pruebas escritas y anónimas para corregir los sesgos que la presión/orígenes sociales producían. Eso sí, la mayoría de estudios no tienen un enfoque cuantitativo por falta de fuentes. Ilustran, más bien, cómo fue el cambio de mentalidad dentro de las instituciones educativas.

  • Me parece que la conclusión obvia de los distintos aspectos de esta prueba es que la honradez de los empleados depende de la lealtad que sientan hacia quien les emplea, y que esa lealtad hay que ganársela:
    a) siendo también leal hacia ellos ;
    b) recompensandoles de manera justa ;
    c) vigilandoles abiertamente (como les gustaba decir tanto a Lenin como a Reagan: "Confía, pero verifica."); y
    d) demostrandoles que los beneficios para su empleador son bien empleados, o al menos merecidos (por eso, en el experimento, convenía recordarles que lo recaudado iba a una obra de beneficiencia).
    En resumidas cuentas: salvo la pequeña minoría de psicópatas que hay en cualquier sociedad, la gente tiende a devolver justicia con justicia, honradez con honradez, lealtad con lealtad, generosidad con generosidad, y robo con robo. Por lo tanto, prefiero ni imaginarme lo que se ha debido sisar en los sectores financiero, inmobiliario y de la construcción en España...

  • No voy a decir nada sobre el contenido (que sin duda es interesante), pero si creo que habría que cambiar el título. Cuando uno ve el encabezamiento una piensa en la competencia ilícita, fraude, estafa, infracciones fiscales, o con carácter general los delitos de cuello blanco, los délitos que se comenten amparandose en el status o poder económico. Bueno, las preferentes, Fabra, Millet, el 3%, esas cosas.... Pero no, los curritos robamos y List imparte catedra en Chicago. En fin....

    • Hola Antunez,

      Quizás tengas razón en relación al título, lo siento por la confusión. Por desgracia ahora ya es tarde para cambiarlo.

      Pero la elección del tema creo sinceramente que no responde a prejuicios ideológicos del autor. A List (y a mí mismo) nos encantaría poder realizar experimentos de campo con banqueros o similares, pero por desgracia se escaparía del presupuesto. Si fuera posible, desde luego que sería mucho más relevante para entender la situación en la que nos hallamos ahora mismo.

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