Cartas finlandesas


Hace poco más de cien años, en 1896, Ángel Ganivet, escribió desde Helsinki sus “Cartas Finlandesas”. Ganivet era cónsul de España en la que entonces era una tranquila ciudad de provincias del Imperio Ruso. Sus amigos de Granada le pidieron que les descubriese Finlandia, “tierra boreal desconocida por los españoles” y Ganivet los complació, escribiendo unas cartas muy poco diplomáticas que se publicaron periódicamente en un diario de Granada. Estas cartas constituyen un documento histórico muy interesante para entender algunas de las claves de la sociedad finlandesa actual y, también, por contraste, para comprender un poco mejor la España de la que provenimos.

suicidio de ganivet - eduardo arroyo
Suicidio de Ganivet - Eduardo Arroyo

Muchos de los aspectos que llamaron la atención de Ganivet hoy en día ya no nos sorprenden. Le impresiona el sistema bancario (“aquí tiene cuenta corriente cualquier pelagatos”), el desarrollo tecnológico (“(e)l teléfono es aquí tan usual como los trastos de cocina”), la educación mixta (“(e)n España no sería posible establecer escuelas mixtas (…) aquí estudian juntos muchachas y muchachos sin la menor dificultad”) y un sistema de salud en el que las mujeres dan a luz en maternidades y los enfermos son tratados en hospitales ("Es cierto que la localización de los enfermos en edificios apropiados es útil para la curación de las enfermedades (...). A nosotros estas razones no nos decidirán nunca a enviar a nuestros enfermos a los hospitales").

Ganivet contemplaba con especial desagrado la incorporación de la mujer al sistema educativo y al mundo laboral. Las mujeres finlandesas, decía, “tienen la manía de la libertad”. “(L)as mujeres estudian para ganar dinero, y después que entran en la vida exterior y mecánica, sufren la presión de la rutina y pierden las actitudes estéticas, naturales en la mujer que hace cosas femeninas, como leer, coser, bordar, cuidar los pájaros, regar las macetas o pelar la pava. (…) Y la causa de todo está en que la instrucción no es femenina; en que la mujer estudia como el hombre para desbancarlo, y después vive en permanente contradicción, porque su cultura no está de acuerdo con su naturaleza.” Ganivet era también escéptico acerca de las capacidades de las mujeres españolas. Por ejemplo, pensaba que su desconocimiento de la ortografía se debía al “exceso de pasión que turba a las mujeres hasta el punto de hacerles cambiar unas letras por otras.

Pero hay otras características de la sociedad finlandesa que sorprendieron a Ganivet y que todavía nos siguen fascinando hoy en día a los visitantes oriundos del sur de Europa. Asombra su capital social (“(l)os finlandeses, antes que hombres, son miembros del organismo social”) y su sistema educativo (“todo el mundo sabe leer y escribir”), aunque actualmente lo que nos admira es el bilingüismo de una sociedad en la que prácticamente todo el mundo se expresa perfectamente en inglés. Pero, personalmente, en los meses que llevo trabajando en una universidad finlandesa, quizás la característica que más me ha llamado la atención de los estudiantes finlandeses, más que su habilidad en aspectos cognitivos es lo que los economistas denominamos habilidades no cognitivas. Como decía Ganivet, “(l)o característico de Finlandia es el entusiasmo con que se aceptan todas las innovaciones”, su constancia (“tiene(n) una constancia á prueba de bomba”) y su puntualidad (“cada ciudadano es un aparato de relojería”).

En nadaesgratis hemos discutido en el pasado numerosas veces la importancia de las habilidades no cognitivas (1, 2, 3). También es muy conocido el llamado experimento de la golosina (marshmallow experiment ) que ilustra la importancia la capacidad de autocontrol y de aplazar la gratificación. En este experimento, que tuvo lugar en la universidad de Stanford a finales de los años 60, se planteaba el siguiente dilema a un grupo de niños de cuatro años. Cada niño podía elegir entre comerse una golosina que le habían ofrecido o, si conseguía esperar 15 minutos, entonces recibiría dos golosinas en lugar de una (ver video). El experimento mostró que los niños que a los cuatro años eran capaces de autocontrolarse y aplazar 15 minutos la gratificación tendían en el futuro a alcanzar un nivel educativo más alto, a sacar mejor notas en selectividad (SAT) y a estar en mejor forma física.

Una limitación de este experimento era la falta de información detallada acerca de los individuos y la posible existencia de importantes sesgos muestrales en las encuestas de seguimiento. Sin embargo, hay varios estudios más recientes que corroboran estos resultados y los amplían. El estudio longitudinal Dunedin ha recogido durante los últimos 40 años información sobre el comportamiento y la salud de unos 1,000 individuos nacidos entre 1972 y 1973 en Dunedin, Nueva Zelanda. El estudio comenzó cuando eran unos bebés y ha continuado a lo largo de cuarenta años con entrevistas y pruebas periódicas en las que ha participado el 95% de la población inicial. Para medir la capacidad de autocontrol se utilizó información proporcionada por observadores externos, los profesores, los padres y los propios niños durante su primera década vida. A igualdad de coeficiente intelectual y con el mismo entorno socio-económico, esta medida de autocontrol demostró estar muy relacionada con la futura salud, riqueza, posibilidad de ser padre adolescente, cobrar un subsidio o de cometer un crimen. La magnitud del efecto de esta variable es en general tan importante o más que el entorno socio-económico o el coeficiente intelectual.

figure - selfcontrol and future outcomes
Figura 2 en Moffitt et al. (2011). Los individuos con bajo autocontrol tienen peor salud (A), más problemas económicos (B), mayor probabilidad de ser padre/madre soltero/a, (C), y cometen más delitos (D) que el grupo con elevado autocontrol.

Otro aspecto que se investigó en el estudio de Dunedin fue el nivel de satisfacción de los participantes. ¿Son más felices los individuos con una mayor capacidad de autocontrol? Afortunadamente parece que no hay ningún dilema, el autocontrol es un “win win”. El 90% de los individuos que mostraban un elevado grado de autocontrol de niños declaraban a los 38 años estar satisfechos con su vida. La cifra se rebaja al 70% entre los individuos con el nivel de autocontrol más bajo.

Naturalmente, esta evidencia observacional no tiene una interpretación causal. No se puede descartar que exista algún otro factor no observado, correlacionado con la capacidad de autocontrol, que sea la verdadera causa del éxito. Para poder controlar la posible existencia de variables omitidas relacionadas con el entorno social y familiar, los autores del estudio de Dunedin realizaron un estudio adicional con una muestra de unos 2.000 gemelos nacidos entre 1994 y 1995 en Gran Bretaña (Environmental-Risk Longitudinal Twin Study). De nuevo, volvieron a hallar una estrecha correlación entre autocontrol y éxito en todo tipo de dimensiones: los individuos que mostraban a los cinco años una menor capacidad de autocontrol tendían a obtener peores notas, comenzaban a fumar más jóvenes y tenían mayor probabilidad de cometer un delito que sus hermanos gemelos con mayor capacidad de autocontrol.

¿Y qué podemos hacer para mejorar nuestra capacidad de autocontrol? Un meta-análisis realizado por Brent Roberts y co-autores muestra que los rasgos de la personalidad, incluyendo la capacidad de autocontrol, son modificables y varían a lo largo del tiempo, algo que ocurre sin embargo en mucha menor medida con las habilidades cognitivas. También se han realizado diversas intervenciones con resultados prometedores. Por ejemplo, varios estudios aleatorios muestran que la práctica del deporte o las clases de música ayudan a que los niños mejoren su capacidad de autocontrol y disciplina, aunque el reto pendiente está quizás en conseguir transformar estar intervenciones en programas a gran escala sin perder su efectividad. La evidencia empírica sobre autocontrol también puede interpretarse como un apoyo a las políticas de paternalismo liberal o paternalismo suave propugnadas por Thaler y Sunstein.

¿Cómo está España en términos de habilidades no cognitivas? Es difícil saberlo porque no existen fuentes de información sistemáticas que permitan hacer comparaciones internacionales similares a las que se realizan por ejemplo con los resultados obtenidos por los estudiantes en las evaluaciones de matemáticas o de lectura en PISA. En todo caso, la evidencia circunstancial disponible no es muy halagüeña. Según las encuestas que se realizan en PISA a los profesores, nuestros estudiantes (en rojo) destacan por su poco entusiasmo y por su poco esfuerzo.

% de estudiantes que trabaja con entusiasmo (eje de abscisas) y % de estudiantes que se esfuerza todo lo posible (eje de ordenadas). Fuente: PISA 2003.
% de estudiantes que trabaja con entusiasmo (eje de abscisas) y % de estudiantes que se esfuerza todo lo posible (eje de ordenadas). Fuente: PISA 2003.

La falta de habilidades no cognitivas de los españoles también preocupaba a  Ganivet. En su opinión el principal problema de España era la abulia, la falta de voluntad, y no creía que tuviese remedio. Pero lo cierto es que Ganivet se equivocó en muchas cosas. No pensaba que los españoles estuvieran preparados para el sufragio universal, para tratar a sus enfermos en hospitales o que las españolas pudieran llegar a emanciparse (¡ni a aprender ortografía!). Confíemos en que, en unos años, nuestros temores actuales sobre nuestra falta de habilidades no cognitivas o nuestra capacidad para superar la crisis suenen tan ridículos como nos suenan, desde una perspectiva actual, las predicciones de Ganivet.

 

Hay 22 comentarios
  • Yo sigo pensando que el experimento ese de Stanford medía más lo confiado que fuera el chico que su capacidad de posponer la gratificación. Al fin y al cabo, que quisiera esperar 15 minutos a tener dos caramelos en vez de tomarse uno en ese momento dependía de que confiara en que el que llevaba el experimento efectivamente le fuera a dar el otro caramelo adicional.
    Puede ser que la gente desconfiada que prefiere el caramelo ahora, es también la que peor se desenvuelve en la sociedad y que es por ello por lo que toma tantas malas decisiones. "Para que estudiar si el profesor me tiene manía", "Para que ir a la Universidad si al final sólo contratan a enchufados" o "para qué voy a ser puntual si seguro que la otra persona va a llegar tarde".

    • Luis,

      Lo que dices tiene sentido. De hecho hay un artículo reciente que explota tu intuición y explora como varía el tiempo que esperan los niños en función de la credibilidad que tiene la promesa del experimentador (Kidd et al. 2013). No sorprendentemente, cuando el experimentador les ha engañado en el pasado, es menos probable que los niños confíen en la promesa y esperen 15 minutos.
      De todas formas, es difícil saber hasta que punto este factor fue relevante en el contexto del experimento original de Stanford. En los estudios más recientes, como en el de Dunedin, se utilizan toda una batería de medidas independientes del autocontrol que parecen más robustos a este tipo de críticas.

      • Muchas gracias Manuel por el link, es interesante ver que 23 años después aún se le sigue dando vueltas al experimento de Stanford.

      • No sé si los niños de Stanford tienen un refrán como el nuestro, "más vale pájaro (golosina) en mano, que ciento volando". Somos desconfiados, y probablemente es una respuesta racional apropiada a nuestro sistema. Además de educar a los niños en la confianza y el autocontrol deberíamos ofrecerles/nos un buen puñado de ejemplos en los que los pactos se cumplan y los tramposos sean penalizados. No podemos pretender que elijan paloma, cuando sospechas que se van a encontrar con un halcón por respuesta.
        ¿Educar para el beneficio individual seguro a corto o para el de grupo posible (e individual) a largo?
        Ángel Ganivet por muy precursor de la generación del 98 que fuese no tenía ni pajolera idea de lo que había dentro de la cabeza de una mujer.

        Ya que estás allí aprovecho para hacer una pregunta, ¿cómo es el sistema de evaluaciones en la escuela finlandesa? (internas y externas)
        Muchísimas gracias

        • Elena,

          En Finlandia existe únicamente una prueba estandarizada al final del bachillerato, similar a nuestra selectividad. Puedes encontrar más información sobre esta prueba en este link. Esta prueba, conjuntamente con los exámenes de entrada que realiza cada universidad, determina la posible admisión en una carrera. En cuanto a evaluaciones internas, es muy raro que un estudiante repita. Otro detalle importante es que las escuelas tienen mucha autonomía.
          De todas formas, es importante recordar que el contexto finlandés es muy particular: es una sociedad muy homogénea, las familias en general tienen un nivel educativo alto y la organización del mercado laboral es muy "family-friendly", en general a partir de las 16:30-17:00 los padres ya están en casa con sus hijos, casi como en España! :-).

    • Es una observación muy aguda, pero es que me parece que, justamente, la capacidad para posponer la gratificación está íntimamente relacionada con la confianza. En una sociedad en la que reina la desconfianza, en la que los "pacta" no son "servanda", resulta en realidad lógico buscar la gratificación inmediata. Algo semejante pasa con la fiabilidad y la reputación: cuando la reputación no pesa, tiene poco sentido demostrar ser alguien de fiar.

      Todo esto demuestra cuan importantes son el Estado de Derecho y la seguridad jurídica para el progreso económico y el bienestar social en general. El que un personaje como Berlusconi todavía no haya visto los muros de una celda, posiblemente haya hecho más daño a la economía italiana que cuatro tsunamis. Y el que el actual gobierno español siga sin entender el sentido de la expresión "seguridad jurídica", tampoco ayuda aquí.

  • Una joya de texto en un mundo lleno de sombríos "ganivets".
    También llama la atención la cantidad de condiciones necesarias que hay que tener para que el sistema educativo funcione. ¡y la cantidad de tiempo que hay que mantenerlas vivas para que tengan resultados visibles! Aun soplando constantemente y echando abundante leña, es posible que el fuego de una buena educación se apague si no se cumple alguna de las condiciones.
    @Luis: supongo que la confianza, ese capital social del que nunca tuvimos demasiado y que estamos dilapidando, es condición necesaria para que el autocontrol pueda aparecer. Los cocodrilos se habrían extinguido hace milenios si tuviesen autocontrol porque en la selva y en los ríos solo sobreviven los que toman ahora todo sin esperar futuras recompensas.

  • Es magnífico que los padres puedan estar ya en casa a las 16.30-17.00.
    Quizàs la mejora de la educación exige que, simultáneamente, nuestro pais adopte horarios europeos en el trabajo, espectáculos, television, bares y restaurantes.....

  • Ah, que los españoles estan preparados para el sufragio universal? Y yo sin saberlo...

  • Manuel,

    Excelente entrada.

    Te paso un artículo fantástico que mide habilidades no cognitivas en PISA. Como lo hace? Midiendo la perseverancia de los alumnos que toman el examen a través de su caída de tasa de aciertos. Los alumnos españoles empiezan bien el examen, pero sus resultados caen bastante más que los demás durante el examen, lo cual sugiere que andamos bien en habilidades cognitivas y fatal en no-cognitivas.
    http://sole-jole.org/13260.pdf

    Saludos!

  • Un artículo que resulta ser un Encantador Paseo, donde se detiene en grandes y profundísimos puntos como por ejemplo este: "¿Son más felices los individuos con una mayor capacidad de autocontrol?". Enhorabuena Señor Bagues, por hacer un artículo tan importante y lleno de belleza.

    http://www.youtube.com/watch?v=7tUq8Q_b8Lg

    Saludos.

  • Yo voy a ser más pedestre y voy a recordar las características de los colegios públicos españoles (por lo menos las características de las dos escuelas públicas de la Comunidad de Madrid, donde tengo a mis tres hijos estudiando):
    - Cero autonomía del director/a del centro para modelar su plantilla de profesores según capacidades y actitudes. La plaza es cuasifija en la práctica, y sólo haciendo gestiones de salón con la consejería logran que trasladen a otro centro a los más inútiles o conflictivos (que los hay, aunque sean muy pocos).
    - Gran volumen de interinos con (y siento decirlo) grandes diferencias EN PROMEDIO con los profesores con plaza fija. Mis hijos han tenido como profesores a auténticos empanados mentales (no encuentro otra expresión más adecuada) que eran incapaces de mantener un hilo de conversación continuo, por no decir los que estaban en tratamientos psiquiátricos y (de nuevo siento decirlo) terminaron tranquilamente el curso, a pesar de que no tenían el más mínimo autocontrol en clase.
    - Actitud sorprendentemente complaciente del 90% de los padres, que se contentan en un 90% con el "buenrollismo" de los profesores y que realizan escaso control o por lo menos análisis de la calidad personal y profesional del docente.
    En fin, sé que un árbol no hace el monte, y habrá otros casos distintos, pero éste es el mío.

  • Excelente post! y interesante comentario el de Luis.

    Curiosamente anteayer el New York Times también publicó un articulo sobre la paciencia y las listas de espera de clientes. El autor señala que la gente que sabe esperar valora mucho más que el resto aquello que finalmente adquiere (supongo que aquí reside el link con la felicidad) y tanto la empresa como el consumidor salen ganando (o al menos así lo perciben).

    http://www.nytimes.com/2013/10/27/business/maybe-heaven-can-wait-but-a-customer-cant.html?_r=0

  • A mi hijo lo sometí al experimento de Stanford a los 4 años por curiosidad. Lo senté en su cuarto con la chuche delante y lo dejé solo 15 minutos. Cuando volví, la chuche seguía en su sitio, y él me miró y me preguntó: "Y si espero otros 15 minutos, ¿cuántas chuches más me darás?" Creo que llegará lejos 🙂

  • Sin duda es bueno recordar de vez en cuando estos interesantes ejemplos del analisis capacidades que son....muy influyentes en el desarrollo personal. Yo suelo olvidar las conclusiones de estudios "famosos", por lo "sorprendente", como este. Sin duda, deporte y música, exigen persistencia (no se si tanto autocontrol) y ofrecen una compensación diferida. Por tanto buenos medios de modelado de las actitudes. No veo por ningún lado un aumento del peso de estas actividades en los curriculos de los nuevos modelos educativos; salvo que se el cura quien la ofrezca. Ironias aparte....

    Gracias Manuel por refrescar la debil memoría de gente como yo. Y te agradecería que sigas informandonos de la peculiaridades y diferencias del modelo educativo fines, del que tanto se ha habla.
    Pero de todas formas el autocontrol...realmente es una forma de decir, persistencia, constancia, esfuerzo....
    Pero todas esas carazteristicas siempre se refuerzan con la Motivación. Quiza si la compensación fuese mayor que doblar la recompensa en 15 minutos. O si fuese algo que ilusione/apetezca mas (no todos los niños son igual de golosos) puede que los resultados fuesen distintos...no es crítica, solo traslado mis dudas.

    • Miguel Ángel,

      Gracias por el comentario. El experimento del Marshmallow contribuyó a popularizar la idea de la importancia de la capacidad de diferir la gratificación en edades tempranas pero, como bien dices, tiene muchas limitaciones (puede importar la confianza en el experimentador, los gustos, el hambre...). El estudio de Dunedin y otros estudios similares que están realizando (por ejemplo el German Socio-Economic Panel también ha incorporado este tipo de medidas) creo que son mucho más sistemáticos en las medidas que utilizan, así que seguiremos acumulando más y más evidencia. El reto, naturalmente, está en conseguir modificar las habilidades no cognitivas. Ha habido estudios a pequeña escala con éxito, pero siempre queda la duda si son "escalables" (a veces el factor humano es difícilmente replicable).

  • Cuando este tipo (no tiene otro calificativo) decía eso, hacía seis años que Rosalía de Castro había muerto, y catorce años antes la Universidad de Barcelona entregaba el título de doctora a Marina Castells; y ya no hablemos de Florence Nightingale, de la que tuvo que haber oído hablar, a menos que viviera encerrado en su burbuja humanista.
    Curioso que un tipo tan cerebral no considerara a la mujer como igual, cuando la historia le podía demostrar que desde Hipatia muchas de ellas le pasaban la mano por la cara.
    Tendría 17, o sea hace 45 años, cuando conocí una chica francesa que había viajado por todo el mundo, que entonces me dio una explicación sobre por qué los sureños andamos tan mal en ciertas cosas, explicación que la hice mía y que aún la tengo como certera y actual; que de ser cierta siempre estaremos en la cola, lo que significa que cuando lleguemos a la altura de los actuales fineses, esos ya estarán a un siglo de nosotros.
    Lo más terrible es que los españoles que emigran al norte, mira tú, se adaptan y crecen en eso que aquí se adolece, lo que me reafirma en que la chica (tenía 19 creo recordar) estaba en lo cierto.

  • 1- Tengo sobrinos que matan por una chuche y otros que no les hacen ningún caso y por tanto postergar comerlas no le supone ningun esfuerzo.

    2- Creo que hay que tener cuidado y distinguir autocontrol de represión... que pueden manifestarse de forma muy parecida pero de consecuencias opuestas.

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