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TV3 y el comportamiento político de los catalanes

  1. de Iván M. Durán

El independentismo ha ocupado casi la totalidad del debate político en Cataluña de los últimos años y, durante este proceso, el canal público TV3 ha sido acusado repetidamente de mantener un sesgo partidista. Esta crítica no es nueva, ya desde su fundación a principios de los años 80, y al igual que la gran mayoría de los canales públicos nacionales y autonómicos, TV3 ha sido acusada de estar sesgada a favor de los intereses del partido en el gobierno.

Analizar los sesgos partidistas de un medio de comunicación es una tarea complicada y en la que los propios sesgos subjetivos pueden influir en ella.  Tendemos a sobredimensionar la información que va en contra de nuestras opiniones y a no darnos cuenta de nuestros propios sesgos cuando la información que se da coincide con nuestras propias opiniones. Sin embargo, algo que sí podemos hacer de forma más objetiva, siempre y cuando los datos estén disponibles, es evaluar no ya el sesgo sino los efectos sobre una variable objetiva observada que tiene el acceso, o no, a ese medio de comunicación.  En un mundo en donde el acceso a los medios es casi universal, este ejercicio es difícil. No obstante, si adoptamos una perspectiva histórica, se pueden encontrar oportunidades de estudiar lo que pasó en momentos concretos, cuando el acceso a ciertos medios no estaba garantizado a toda la población. En un artículo publicado recientemente en la revista de la Asociación Española de Economía (SERIEs), analizo el papel que desempeñó TV3 en los resultados de las elecciones autonómicas catalanas en la década de los 80.

La forma más objetiva de identificar el efecto causal de cualquier medio de comunicación (televisión, radio, prensa, etc.) sobre el comportamiento político de las personas implicaría disponer de dos grupos de población: uno que tuviera acceso al medio de comunicación (grupo de tratamiento), y otro grupo de características similares que no tuviera acceso (grupo de control), por razones exógenas. Sin embargo, actualmente toda la población catalana tiene potencialmente acceso a TV3, por lo que para estudiar esta cuestión hoy en día, carecemos de un grupo de control. Ciertamente puede haber personas que vean más TV3 que otras, o personas que nunca vean TV3, pero es bien sabido que tendemos a consumir los medios de comunicación que confirman nuestros valores y prejuicios, por lo que observar que quien ve el canal vota más a partidos independentistas que el que no, nos dice poco, más bien nada, sobre el sentido de la causalidad. Es posible que las personas que ven más TV3 lo hagan porque adquirieron una actitud nacionalista por cualquier otra razón (socialización en el hogar, el colegio, o cualquier otro motivo). Esto se conoce en la literatura académica como el sesgo de autoselección.

Entonces, ¿cómo identificar el efecto causal de TV3 sobre el comportamiento político de los catalanes? Una forma de lograrlo es explotar la expansión geográfica de TV3 en sus orígenes. TV3 hizo su primera transmisión el 10 de septiembre de 1983, y la señal de esta primera emisión alcanzó únicamente a Barcelona y a algunas comarcas cercanas. El gobierno catalán intentó que TV3 cubriera todo el territorio catalán antes de las elecciones al parlamento de abril de 1984, pero sólo se logró cubrir una parte de la región catalana. Esta situación provocó que, antes de las elecciones de 1984, solamente algunas áreas de Cataluña tuvieran acceso a TV3, generándose un “experimento natural” en el cual el grupo de tratamiento incluye aquellos municipios que tenían señal de TV3 en abril de 1984 y el grupo de control el resto de municipios. Para poderlo interpretar como un experimento "limpio" es crucial que ninguna de las razones "técnicas" para que el canal llegara a unas zonas y otras no esté realmente correlacionada con razones que pudieran influir en el sentido del voto. Esta estrategia empírica es similar a la utilizada anteriormente por diversos autores para estudiar el impacto electoral de la  introducción de la televisión en EEUU (Gentzkow 2006), el acceso a FOX News (DellaVigna & Kaplan 2007) o el impacto de las televisiones independientes en Rusia (Enikolopov et al. 2011).

El siguiente mapa muestra la cobertura de TV3 a nivel de municipios en abril de 1984, fecha en que tuvieron lugar las segundas elecciones autonómicas catalanas.

Mapa: Disponibilidad de TV3 a nivel municipal en Cataluña en abril de 1984

Fuente: Elaborado por el autor con base en Montero, E. (1987). Televisió de Catalunya y notas de prensa de La Vanguardia entre 1980 y 1984.

En mi análisis, me fijo únicamente en la proporción de votos al por entonces predominante partido político nacionalista, Convergència i Uniò (CiU). Como se puede observar en las siguiente gráficas, ambos grupos de municipios eran inicialmente muy parecidos en términos electorales pero, durante la expansión de TV3, la participación electoral creció significativamente más en aquellos municipios con acceso a TV3 (gráfica 1). Lo que no cambia sin embargo es el sentido del voto. CiU recibe el mismo porcentaje de votos independientemente de que el municipio tenga o no acceso a TV3 (gráfica 2).

Gráfica 2: Participación de CiU en las elecciones al parlamento catalán

La información proporcionada por estas gráficas es confirmada por la estimación de un modelo econométrico de diferencias en diferencias donde se incluyen controles adicionales. La intuición de este modelo se explica en la siguiente tabla. Se calcula la diferencia en la variable de comportamiento político bajo análisis (ya sea participación electoral o porcentaje de votos obtenidos por CiU) en los municipios expuestos a TV3 (A) y en los municipios no expuestos a TV3 (B). Posteriormente, se calcula también la diferencia entre las dos diferencias mencionadas anteriormente (A-B). Como controles adicionales se incluye el número de habitantes del municipio, proporción de hombres, proporción de no catalanes, proporción de personas que hablan catalán, nivel de escolaridad, cantidad de bancos y la distancia del municipio a Barcelona, así como efectos fijos a nivel de comarca para capturar posibles shocks locales sobre el comportamiento electoral.

La estimación de este modelo muestra que la introducción de TV3 incrementó la participación electoral entre 6,8 y 8,4 puntos porcentuales. Por otra parte, no se observa un efecto estadísticamente significativo sobre los votos recibidos por CiU, aunque es importante destacar que la estimación no es suficientemente precisa para poder descartar efectos relativamente altos.

Este estudio contribuye a la literatura sobre los efectos electorales de los medios de comunicación, pero deja diversas preguntas abiertas. En primer lugar, la ausencia de un impacto sobre el voto nacionalista catalán no implica necesariamente que TV3 carezca de un sesgo ideológico. La ausencia de efecto podría reflejar que los televidentes son capaces de filtrar este sesgo. En segundo lugar, el estudio captura el efecto deTV3 a principios de los 80. En tiempos más recientes, el proceso independentista catalán se ha intensificado y tanto los contenidos como el efecto de la TV3 podrían haber cambiado. Son necesarios estudios adicionales que nos ayuden a comprender mejor el papel que están jugando actualmente los medios de comunicación en la agitada política catalana, pero quizá sea difícil encontrar instrumentos metodológicos tan limpios, como el de la introducción, relativamente aleatoria, de un nuevo canal de televisión.