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Métodos del siglo XXI para la selección de las elites: el Civil Service Fast Stream del Reino Unido

de Pablo Ibáñez Colomo

El sábado pasado Jesús colgó una columna publicada en El Mundo en la que mencionaba los ‘métodos decimonónicos de evaluación intelectual’ para la selección de las elites como uno de los obstáculos a la modernización de España. Algunos lectores del blog han reaccionado defendiendo las oposiciones en su formato actual, señalando por una parte que son un método objetivo de selección que elimina la arbitrariedad y recordando, por otro, que se trata de ejercicios muy exigentes y selectivos que requieren una enorme dedicación.

Estas críticas no guardan, creo, mucha relación con la reflexión de Jesús, que apuntaba en otra dirección. Nadie que haya leído este blog durante más de 5 o 10 minutos puede creerse que sus autores defiendan utilizar métodos arbitrarios o caciquiles para elegir a los funcionarios. En sus respuestas a los comentarios, ha dejado además claro que no cuestiona ni la capacidad ni el mérito de los funcionarios actuales, sino la manera en la que han sido seleccionados.

El gran reto que planteaba Jesús es, merece la pena recordarlo, desarrollar métodos objetivos de selección que permitan identificar a aquellos candidatos que mejor vayan a desempeñar su función (y no a aquellos que más se hayan esforzado en preparar el examen, o que más años hayan pasado estudiando). En la medida en la que la preparación de oposiciones en España tiene poco que ver con la realidad del trabajo de un funcionario, esto es, en la medida en la que evalúa otras destrezas (sin que ello le reste ni dificultad ni mérito, insistimos una vez más), merece la pena plantearse alternativas y fijarse en cómo se hacen las cosas en los países de nuestro entorno.

Hice un comentario en el blog diciendo que el Reino Unido puede ser un modelo interesante, y Jesús me invitó a desarrollarlo en una entrada. Aquí va. He elegido como ejemplo el Civil Service Fast Stream, algo así como un programa especial para detectar y formar a los talentos con más potencial. Los que entren en la página verán que hay varios caminos, entre ellos uno general (que a su vez permite optar entre los servicios diplomáticos, parlamentarios, centrales y demás), otro llamado analítico (para economistas y estadísticos) y otro de recursos humanos. Sugiero además que los lectores verifiquen los criterios de nacionalidad. Si no están familiarizados con el derecho de la UE, puede que se lleven una sorpresa (y en el caso británico en concreto puedo decir que no es una cuestión puramente formal; sé por ejemplo que hay altos cargos españoles en Ofcom, la autoridad de comunicaciones).

La página siguiente da una idea de las pruebas, la lógica global está muy clara. De lo que se trata es de seleccionar candidatos sobre la base de su capacidad cognitiva y su potencial para aprender y desarrollar futuras tareas con éxito, y no sobre la base de sus conocimientos en un momento dado. Así, se expone a los candidatos a las situaciones que se van a encontrar en el día a día de su trabajo, y las destrezas que se evalúan son aquellas que se esperan de un alto funcionario (y que entre otras incluyen la capacidad de reacción ante situaciones inesperadas o extremas, de asimilar rápidamente información compleja, o de transmitir esta misma información de manera concisa y eficaz a otros altos cargos).

Como se puede ver, la prueba empieza con tests de razonamiento verbal y numérico, que permiten hacer una primera gran criba (como en las oposiciones a las instituciones europeas o los programas de doctorado en EE.UU.). Mucho más interesante es lo que llaman e-tray exercise, que cualquiera puede probar en la misma pagina (hasta le preguntan a uno el nombre para hacerlo mas realista). Básicamente, se sienta al candidato en una silla y… se le pone a leer e-mails, tal como haría en su despacho. A los que superen esta prueba, se les invita a otra presencial en la que el candidato debe responder a diferentes situaciones reales de trabajo, que están resumidas en el folleto siguiente.

Alguno dirá que qué es eso de responder e-mails en un ordenador al lado de una oposición hecha y derecha con sus 500 temas. Pero es que parte del desafío es precisamente conseguir que las instituciones sean menos venerables y más funcionales. Los sistemas que ponen énfasis en el potencial y no en los conocimientos tienen una enorme ventaja en este sentido. Conozco varias personas que han aprobado las oposiciones a las instituciones europeas, que son muy selectivas (en la Comisión europea, como en otros sitios, hay gente verdaderamente excepcional). Ni una sola de estas personas se dedicó en cuerpo y alma dos, tres, o más años a preparar las oposiciones. Todos ellos siguieron con sus vidas y sus estudios/trabajos, a menudo exigentes, mientras se entrenaban para los tests de razonamiento verbal y numérico (el propio Luis ha comentado aquí que se sacó estas oposiciones el mismo año que hizo su máster). Un sistema así permite eliminar el enorme coste individual y social que supone tener a universitarios jóvenes, brillantes y ambiciosos encerrados en su casa varios años (y ello excluyendo a otros, igualmente brillantes y ambiciosos, que no pueden permitirse semejante inversión).