Precariedad 2.0

Junto con Florentino Felgueroso, José-Ignacio García-Pérez y David Troncoso-Ponce

La precariedad laboral está en boca de todos y el gobierno ha anunciado nuevas medidas para atajar el problema, incluyendo una nueva fórmula contractual y un bonus-malus que premie o penalice las empresas en función del uso que hagan de la contratación temporal. Lo cierto es que el número de contratos temporales está batiendo record, mientras que el empleo sigue por debajo de su nivel previo a la crisis. Los expertos apuntan, con criterio, a la menor duración de los contratos temporales. Sin embargo, parece haber algo más. Los cambios en el proceso de contratación parecen indicar el surgimiento de nuevas formas de precariedad más dañinas aún, si cabe, que la temporalidad que azota España desde hace décadas. El mejor reflejo de estos cambios es el fuerte aumento en el número de contratos de muy corta duración. Acabamos de terminar un papel que analiza este fenómeno y queremos compartir algunas reflexiones.

¿Mas o menos precariedad?

En el debate sobre precariedad suele haber mucha confusión sobre la lectura correcta de los datos (1) . Los datos de la EPA muestran que la tasa de temporalidad, definida como el porcentaje de los asalariados con un contrato temporal, sigue por debajo de los niveles previos de la crisis, lo que algunos interpretan como una mejora en la estabilidad del empleo. Al contrario, si consideramos datos de contratos, observamos un aumento en el flujo anual de nuevos contratos de más de 6 millones desde 2011, lo que apunta a un aumento en la rotación, dado que el empleo creció en mucho menor medida durante el mismo periodo.

Fig1_contratos_asalariados

Este aparente desacoplamiento entre el crecimiento del empleo y del número de contratos queda todavía más patente si limitamos la atención en sectores como el de la Hostelería. En este sector el ratio entre el número de contratos firmados cada año y el número de empleados medio casi se ha triplicado desde el año 2009, o, dicho de otro modo, un aumento tan espectacular del volumen de contratación sólo parece haber tenido un mínimo efecto sobre el empleo medio.

Graf2_temporalidad

La evidencia anterior plantea dos interrogantes. ¿Qué explica el aumento tan pronunciado en la rotación laboral (que ya ilustramos también en (2)? y ¿porqué este fenómeno no queda reflejado en los datos de la EPA? La respuesta a ambas preguntas es el aumento en el peso de contratos temporales de muy corta duración.

El auge de los contratos temporales de muy corta duración

Para demostrarlo, el siguiente gráfico muestra la distribución de los contratos temporales y el empleo temporal por duración de los contratos.

Graf3_temporalidad

En el panel de la izquierda se observa un aumento explosivo en el número de contratos de menos de una semana en un proceso que arranca antes de la crisis (y dicho de paso, no parece haberse visto alterado por las reformas laborales que se aprobaron durante ese período, es decir, ni frenaron este fenómeno, ni parecen haberlo alentado). En paralelo se observa también una disminución del peso en el número de contratos de obra y servicio (sin fecha de terminación prefijada) y los contratos temporales con duraciones relativamente largas. El resultado final es una disminución en la duración media de los contratos y un aumento en la rotación.

El panel de derecha analiza la misma distribución pero esta vez utilizando datos del empleo temporal de la EPA. El contraste es enorme. Según la EPA los empleos temporales de menos de una semana solo explican una parte muy pequeña del empleo y su peso en el empleo total apenas ha aumentado en los últimos años. El sesgo o time aggregation bias es fácil de explicar. La EPA es una muestra trimestral que recoge información sobre el empleo durante una semana de referencia. La sospecha, por lo tanto,  es que la EPA no capta los  episodios de empleo que empiezan y terminan durante el resto de las semanas y el sesgo resultante ha aumentado en importancia en los últimos años debido al aumento en el peso de los contratos de muy corta duración.

Actualmente los contratos de menos de una semana copan más del 25% del total de los contratos con una enorme variación entre sectores y distintos colectivos de trabajadores.  El 62% de todos estos contratos se firman con personas poco cualificadas – ESO o estudios primarios – y algo más de la mitad de estos contratos se firman con adultos con edades entre los 30 y los 54. De hecho, los datos oficiales de contratos indican que la distribución del número de contratos por persona con algún contrato temporal en 2016 es prácticamente igual para jóvenes y adultos con una media de casi tres contratos por persona, como confirma el siguiente gráfico. En el se observa un claro aumento en el porcentaje de personas que firman entre 3 y 5 contratos por año, mientras que el porcentaje de trabajadores con un único contrato nuevo ha disminuido en mas de 10 puntos porcentuales desde el año 2009.

Graf4_temporalidad

Los contratos de corta duración y las trayectorias de empleo.

En definitiva, en comparación con el período anterior a la Gran Recesión, si bien es cierto que la tasa de temporalidad ha caído esta ha dejado de ser un buen indicador de la precariedad laboral. En primer lugar  porque la EPA, que es la fuente de datos que se utiliza para medirlo, no es capaz de captar todos los episodios de empleo de muy corta duración que están teniendo un peso cada vez más importante en nuestro mercado de trabajo, y en segunda, por el impacto que estos contratos pueden tener sobre las trayectorias de empleo.

Una manera de evaluar si el mayor uso de contratos de corta duración y el aumento del número de contratos por persona está afectando a las trayectorias de empleo es analizar si los cambios en la contratación temporal hayan empeorado el de por sí muy limitado acceso al empleo indefinido. Esta parte del análisis se centra en los jóvenes menores de trenta. En un primer ejercicio demostramos que la acumulación de contratos favorece la salida de los jóvenes hacia contratos temporales. Sin embargo, la duración esperada de estos contratos es menor para jóvenes que han acumulado más contratos y a partir de unos 7 a 8 contratos se reduce la probabilidad de acceder a un contrato indefinido. Esta evidencia apunta al riesgo para determinados colectivos de quedarse atrapados en ciclos de contratos de (muy) corta duración.

El segundo, y mas llamativo ejercicio, estima directamente el tiempo que los jóvenes necesitan para encontrar su primer empleo indefinido desde su la fecha de inicio de su primer contrato. La siguiente Tabla ofrece los datos descriptivos. Inspección de los datos muestra claramente que el acceso al empleo indefinido se ha hecho más difícil recientemente, tanto en términos del tiempo necesario para encontrar el primer contrato indefinido como en el número de contratos temporales previos. Llama la atención el valor de ambas variables con un tiempo medio de búsqueda de 57 meses antes de la crisis y 94 meses en el periodo desde 2008. Además, en términos relativos el deterioro ha sido mayor para las personas menos cualificadas.

Tabla1

Las diferencias persisten cuando controlamos por las características de los individuos y de su primer contrato como muestra el siguiente gráfico. En el mostramos la probabilidad para cada uno de los períodos que un individuo con características medias continua sin haber encontrado un empleo indefinido.  Como se observa en el gráfico esta probabilidad es claramente mayor a partir del 2008 (linea azul) que en el período 2001-2007 (linea roja). Sin embargo, cuando controlamos también por las diferencias en las condiciones macroeconómicas – captadas por la tasa de paro nacional y la tasa de crecimiento del empleo al nivel regional – las diferencias prácticamente desaparecen.

Gráfico 5: Tasas de supervivencia hasta el primer contrato indefinido

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Estos resultados parecen indicar que el deterioro en el acceso al empleo indefinido se debe principalmente al aumento en la tasa de paro y no a los cambios en la contratación temporal o las reformas laborales de 2010 y 2012. Pero, y esto es clave, estas mismas reformas tampoco han servido para mejorar el acceso al empleo indefinido. Queda por ver si la recién anunciada iniciativa sí contemplará medidas efectivas.

Conclusiones

Atajar el uso abusivo de contratos de muy corta duración tiene que ser una de las prioridades del gobierno.  Pero para el diseño de medidas adecuadas y eficaces necesitamos muchas más información sobre las empresas que formalizan este tipo de contratos. En un post anterior (4)  mostramos que el aumento de los contratos de muy corta duración no se se está realizando vía ETTs. Por tanto son las propias empresas que formalizan estos contratos, lo que probablemente esté asociado con su deseo de ahorrar costes y el impacto de avances tecnológicos que están facilitando la contratación de personas por días o incluso por horas.  Será muy importante distinguir el uso fraudulento de contratos temporales de este impacto tecnológico. El fraude requiere sanciones, mientas que el avance de Apps y portales de empleo puede ayudar a mejorar la eficiencia del mercado laboral, aunque no sin riesgos para los trabajadores. Finalmente, para que medidas como el bonus-malus tengan los efectos deseados sobre el abuso de la rotación laboral, es necesario estudiar la importancia de recalls, es decir la repetida contratación de la misma persona por parte de la misma empresa. En el sector de la hostelería esta práctica parece muy común, pero queda por ver si esta práctica se ha extendido a otros sectores. De este tema trataremos en una próxima entrada.

Hay 12 comentarios
  • A mi entender, acogotar la precariedad debe ser una de las prioridades, pero despues de reducir el paro estructural a la mínima expresión, ¿no? Al final el mercado reacciona, (incluso saltándose la normativa), quizá porque la bolsa de oferentes de servicios laboral
    es es enorme.
    El aumento del salario de los que trabajan, también está por detrás.
    Me da la impresión de que ni gobierno, ni agentes sociales, partidos, ...y tampoco los académicos tienen claro o lo exponen mal, el orden de prioridades, (que en mi opinión es el anterior, quizá yerro ).
    ¿Quien habla por el parado, y calla a la ministra en su nombre cuando esta clama por subidas salariales? ¿Quien tiene el arrojo de exponer el orden de prioridades respecto del mercado laboral y decir al trabajador ocupado que él NO ES LA PRIORIDAD?

    • Joaquin,
      Estoy de acuerdo que la generación de oportunidades de empleo para los desempleados tiene que ser la prioridad. Pero no a toda costa. Una vez que la precariedad se instale es muy difícil de erradicar, incluso cuando el mercado laboral se haya recuperado. La evolución de la tasa de temporalidad en España es buena prueba de ello.

      Nuestro interés aquí es llamar la atención sobre el auge de relaciones laborales "ultra-cortas" porque puede, y digo puede, esconder formas muy dañinas de precariedad. Tomamos el ejemplo del sector de la hostelería. En países como el Reino Unido o Holanda muchos camareros trabajan con un contrato de cero horas, un contrato indefinido pero sin garantías de renta o horas de trabajo. Estos contratos están prácticamente prohibidos en España, pero los datos parecen indicar que los empresarios han encontrado una solución en forma de contratos repetidos de corta o muy corta duración. ¿Cuál es el problema? El trabajador cuenta todavía con menos derecho y protección que los camareros con contratos de cero horas, porque entre contrato y contrato el trabajador no cuenta con la protección de la que disfrutan todos las personas con un contrato laboral en vigor. La empresa desplaza gran parte de sus riesgos hacia los trabajadores y parte del coste de la rotación - prestaciones etc. - lo acaban pagando empresas que ofrecen más estabilidad a sus empleados.

      Para identificar estos posibles abusos y diseñar soluciones eficaces y equilibradas hacen falta datos y análisis, y esto es a lo que nos dedicamos.

      • Si Marcel. Lo entiendo perfectamente. Gracias por la respuesta.
        Sólo que quizá cuando el mercado se haya recuperado....los oferentes no aceptarían la precariedad. Lo del contrato de cero horas me parece de cajón....
        Joaquín.

  • Muy buenas,

    Gracias por la entrada. Muy ilustrativa.
    Segun tengo entendido tambien pasa en el sector publico pues se que a enfermeras se les ha hecho contratos de una semana e incluso menos tiempo; aunque desconozco si este es un "corner case" en el que si esta justificado debido a la peculiaridad del trabajo.

    Aunque un poco offtopic me preguntaba:
    1.-¿ Existe un alguna economia similar a España en cuanto estructura , es decir, basada en sectores de bajo-medio valor añadido, como la hosteleria y construccion, que podamos usar para comparar el mercado de trabajo y los contratos?

    2.- ¿Existe un alguna economia similar a España en cuanto estructura que haya pasado de un modelo similar al nuestro a uno de mayor valor añadido?

    Gracias
    Saludos

  • El análisis del tipo de empresas que mencionas en la entrada es fundamental.

    Como hipótesis yo supondría que son pymes en las que el empresario también es "temporal" en el sentido de tener bastante incertidumbre sobre su futuro más allá de algunos meses (o ni eso).

    Vista la pérdida de peso y pelo de empresarios que tuvieron que liquidar compañías durante la crisis (y que aún siguen enfagados en el farragoso proceso algunos años después) yo anticiparía que los que vuelvan a emprender o los que hayan escuchado las historias:

    * aumentarán tanto como puedan (o más) los contratos de muy corta rotación
    * reducirán todo lo que puedan (o más) el activo fijo y el inventario de su compañía

    Podemos decretar la imposibilidad de que hagan ambas cosas, desde luego, pero no se si será muy útil

    • Hola José Pablo,

      Gracias por tu comentario. Probablemente tienes razón en que las PYMES expliquen la mayor parte de los contratos muy breves por el peso "desmesurado" del sector de la hostelería. Sin embargo, en los años previos a la crisis observamos una convergencia entre las tasas de temporalidad de las grandes y pequeñas empresas. Por tanto, no prefiero no hacer afirmaciones tajantes hasta ver los datos.

      En cuanto a medidas, en ningún momento estamos pensando en decretar la imposibilidad de estos contratos, sino de buscar la mejor manera de canalizar estos encargos breves, ofreciendo un nivel razonable de seguridad a los empleados.

      Algunas preguntas relevantes que nos tenemos que plantear:

      ¿Tiene sentido que una misma persona firme multitud de contratos con empresas distintas del mismo sector? ¿No sería más eficiente que esta persona tuviera un contrato con un ETT que asume parte del riesgo de una posible falta de trabajo y que cargue el coste de esto a las empresas?

      ¿Tiene sentido que haya empresas que contratan la misma persona casi semanalmente por algunas días y les dejan sin contrato el resto de la semana?

      ¿Son adecuadas nuestras reglas para la duración máxima y el número de renovaciones de contratos temporales?

      Espero que el gobierno intente buscar las respuestas a estas preguntas en base de un análisis pormenorizado de los datos antes de lanzarse a anunciar medidas.

      Por ejemplo está claro que el contrato temporal con protección creciente no resuelve el problema.

      • Marcel, creo que la realidad siempre tiene sentido (necesariamente debe haber razones que la expliquen).

        Si las ETTs son más eficientes, alguna razón habrá para que no se empleen.

        Si el 90% de la actividad es en los fines de semana solo necesito a mis empleados esos dias.

        Y sí, es muy importante "entender la realidad", pero no solo los datos, también las razones detrás del comportamiento de los agentes (que no suele ser "irracional" incluso si nos lo parece). Eso y mantener una planteamiento "positivo" (en el sentido de evitar discusiones "normativas"): por ejemplo situar la "seguridad del trabajador" por encima de la "seguridad del empresario de hosteleria" no funcionará porque al empresario le estaremos pidiendo un imposible

        Y convendría también darse cuenta de que no se trata solo de "adoptar medidas". No descartaría como hipótesis que alguna de las muchas disfuncionalidades del mercado de trabajo se deban a "unintended consequences" de "medidas adoptadas" (e incluso "intended" en algunos casos"). "Desadoptar medidas" creo que podría ser bastante útil.

        Hace mucho tiempo que "contratar" es algo que solo puede hacerse a través de tu asesor al que solo entiendes la mitad de lo que te cuenta. La lógica no sirve para entender la legislación laboral y cuando se expulsa la lógica queda el pensamiento mítico y la inseguridad irracional (ie, que tu asesor te diga que ganar o perder el caso depende del juez de lo social que te toque, como sucede, no ayuda a la racionalidad).

        • Jose-Pablo,

          No comparto tu fé casi ciego en la bondad del mercado o en el buen sentido de todas las decisiones empresariales. Vuelvo a repetir que no queremos matar las relaciones laborales por muy breves que sean, pero simplemente evitar abusos y buscar el mejor equilibrio posible.

          Solo dos ejemplos donde en mi opinión pierdes de vista cosas importantes.

          Dices que las empresas utilizarían las ETT si estas fueran más eficientes. Primero, si las empresas pueden formalizar estas relaciones más baratas que las ETT debe ser que contratar no es tan difícil o costoso como dices. Pero hay algo más. Actuando de esa manera, las empresas no tienen que internalizar ninguno de los costes sociales asociados a la contratación intermitente (y posiblemente repetida). Canalizar una mayor proporción de estas contrataciones a través de contratos estables con una ETT sería una manera de conseguirlo. La otra es el bonus malus propuesto por el gobierno.

          Segundo, muchos bares y restaurantes seguramente necesitan mucho más personal en los fines de semanas. Pero si contratan a las mismas personas durante muchos fines de semana ¿no sería más lógico un contrato a tiempo parcial, incluso indefinido? Yo pienso que vale la pena pensar en cambios que hagan que esta elección sea la opción natural en el caso en que las colaboraciones se extienden durante periodos largos.

          • Marcel,

            que tenemos dos visiones muy diferentes de la "bondad" del mercado es evidente pero la intención era más "constructiva" que "conceptual".

            Por ejemplo, creo que serían análisis interesantes:

            * Analizar la posible correlación/causalidad entre el aumento de la "rotación empresarial" (por ejemplo en el sector de restauración) y el de la precariedad del empleo.

            * Analizar en seríe temporal (y/o entre países) la evolución de la "incertidumbre jurídica" (creo que es tan retador como útil buscar un índice de "impredecibilidad de las
            resoluciones judiciales" en los tribunales sociales). El análisis de correlación/causalidad entre la "incertidumbre jurídica" y la temporalidad podría arrojar luz sobre el fenómeno

            * Igualmente con la complejidad de la legislación laboral. La evidencia anecdótica a mi alcance indica que a mayor complejidad de la legislación laboral menor tendencia a tomar riesgos que no alcanzas a entender.

            La mayor parte de los empresarios (como los extremeños que envíamos al Nuevo Mundo) son más valientes que sofisticados.

            • Todas sugerencias muy buenas pero difíciles de poner en práctica. Sobre el punto dos hemos escrito alguna vez. Estamos convencido que la inseguridad jurídica en los despidos era y probablemente sigue siendo uno de los principales costes que derivan a las empresas hacia la contratación temporal. Hay estudios muy interesantes para Francia y para España contamos con este estudio del Banco de España (http://www.bde.es/f/webbde/SES/Secciones/Publicaciones/PublicacionesSeriadas/DocumentosTrabajo/15/Fich/dt1507e.pdf).

              Para medir el impacto de la rotación necesitamos un panel con datos de empresa y trabajadores que permite analizar la rotación tanto al nivel de trabajadores y empresas. Se está trabajando en la creación de este panel así que quizás podamos hacer algo en esta dirección pronto.

              Medir la complejidad de la regulación no es fácil, por la propia complejidad de la regulación laboral y el grado diferente de aplicación (enforcement). Lo que sí está claro es que la búsqueda de parches y contratos a medida nos ha llevado a una proliferación de reglas y formas contractuales que no parece funcionar. La simplificación puede ayudar pero siempre y cuando se reducen las diferencias en la protección entre contratos indefinidos y temporales.

  • Me parece muy interesante. Seguramente las nuevas tecnologías están favoreciendo la explosión de contratos tan cortos, pero en el fondo sigue siendo la regulación laboral la que está detrás del abuso de la temporalidad. Espero con interés el análisis sectorial y por tamaños de empresa.

    Sería interesante ver un gráfico con la evolución temporal de la media y la mediana del número de años que se tarda hasta alcanzar el primer contrato indefinido. Por otra parte, el segundo periodo se me hace largo, tendría sentido dividirlo en 2008-2013 y 2014-2016, en especial para ver la situación en la actual recuperación (ya entiendo que decís que el ciclo está detrás de la diferencia entre las 2 líneas del gráfico 5).

    • Gracias Samuel. Buenas sugerencias. Vamos a intentar de incorporarlas en la siguiente versión del papel y para una nueva entrega aquí.

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