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Llegar a fin de mes sin morir en el intento

preciados(Esta entrada es conjunta de Manuel Bagüés e Inés Berniell)

Sucede en Madrid y en Buenos Aires, en Moscú y en Estocolmo. Al comenzar el mes los restaurantes que escasos días antes estaban medio vacíos se abarrotan y los taxistas que estaban de brazos caídos no consiguen dar abasto. Naturalmente, esta explosión de actividad está estrechamente relacionada con la fecha en la que se pagan los salarios. En muchos países la mayoría de la población recibe su salario entorno al primer día del mes y, como muestran numerosos estudios, esto genera un mini-ciclo económico, con importantes aumentos del consumo y también con inquietantes efectos sobre la salud. En los días de cobro la gente sale más, y también se muere más. Por ejemplo, en Suecia el día de cobro la tasa de mortalidad aumenta un 22% (Andersson et al. 2014).

En gran medida, el descenso del consumo a lo largo del mes refleja la existencia de restricciones de crédito y de liquidez. Surgen gastos con los que no contabas y no tienes forma de pagarlos. También hay quien apunta a problemas de autocontrol (Van Wesep and Parsons 2013). El problema no sería la aparición de gastos imprevistos, sino que cuando tenemos dinero no podemos resistir la tentación de gastarlo, a pesar de que inevitablemente a final de mes nos acabamos arrepintiendo de no haber sido más ahorradores.

El efecto fin de mes es especialmente problemático en aquellos sectores productivos que tienen restricciones de capacidad. Seguramente muchos restaurantes, taxistas y supermercados preferirían que la demanda estuviese distribuida más homogéneamente a lo largo del mes. El problema se agrava por la dificultad de modificar los precios con la suficiente frecuencia. Si los agentes económicos pudieran ajustar sus precios ante estas variaciones cíclicas de la demanda (“a la Uber”) el consumo sería probablemente más estable. Y en este contexto de precios rígidos,también existe un problema de externalidades. Cuando a principios de mes decidimos tirar la casa por la ventana, no internalizamos las consecuencias que tienen para los demás nuestras acciones. Si alguien se queda sin mesa en nuestro restaurante favorito, no es nuestro problema.

En un reciente artículo, Inés Berniell investiga los instrumentos que los gobiernos pueden utilizar para intentar suavizar la actividad económica a lo largo del mes. Una opción sería distribuir los pagos que realiza el gobierno de una manera más uniforme. Por ejemplo, en Michigan, ante las protestas de los comerciantes que se lamentaban de que las compras estuviesen concentradas a principios de mes, el estado decidió distribuir el pago de los subsidios a lo largo de todo mes. La fecha de cobro depende del último dígito del número de la seguridad social de cada individuo. Si acaba en cero, el pago se realiza el día 3 de cada mes, si acaba en uno se paga el día 5, y así sucesivamente. Otras instituciones han adoptado sistemas parecidos. Por ejemplo, en Estados Unidos el día de cobro de las pensiones varía en función de la fecha de nacimiento. Los nacidos entre el día 1 y el 10 cobran el segundo miércoles de cada mes, los nacidos entre el 11 y el 20 cobran el tercer miércoles y el resto cobra el cuarto miércoles. Utilizando datos de hogares de pensionistas americanos, el análisis realizado por Inés muestra que al pagar las pensiones en distintas fechas del mes se consigue que el gasto agregado de las familias se distribuya de una manera más homogénea a lo largo del mes.

Otra alternativa es aumentar la frecuencia de pago. Es decir, en lugar de pagar una vez al mes, los pagos se podrían realizar cada quince días o incluso semanalmente. Este tipo de regulación existe en muchos estados americanos, en donde es obligatorio el pago quincenal o incluso semanal de los salarios. Su origen se remonta a finales del siglo XIX, cuando los movimientos obreros reclamaron con éxito la aprobación de leyes que regulasen una frecuencia mínima de pago de los salarios. Para evaluar el impacto de esta legislación, Inés compara la evolución a lo largo del mes de la actividad económica en los distintos estados de los EEUU en función de la frecuencia con la que se pagan los salarios. Como cabía prever, en aquellos estados donde los salarios se cobran semanalmente la actividad económica tiende a ser más estable a lo largo del mes. Por el contrario, en los estados donde la frecuencia de pago es menor la actividad comercial tiende a estar más concentrada en torno al día de pago, y durante esas fechas se producen más accidentes de tráfico y se observa una mayor tasa de polución.

Ambas estrategias, distribuir los pagos a lo largo del mes o aumentar la frecuencia de pago, ayudan a reducir el exceso de actividad económica en los días de pago. Pero una ventaja adicional de incrementar frecuencia de los pagos es que, además, también podría ayudar a que en los hogares con problemas de autocontrol el consumo sea más estable a lo largo del mes.

Como cualquier hostelero español puede atestiguar, en España también se observa un fuerte descenso del ciclo económico a lo largo del mes. Siguiendo el modelo de las pensiones americanas, una opción para estabilizar el consumo podría ser distribuir de una manera más uniforme a lo largo del mes el cobro de los salarios de los empleados públicos, de las pensiones, o del subsidio de desempleo. Podría también considerarse la posibilidad de realizar estos pagos más frecuentemente, teniendo en cuenta que cada vez es menos costoso realizar transacciones bancarias. Mientras tanto, recuerde que si este fin de semana quiere ir a su restaurante favorito lo mejor es que vaya haciendo ya su reserva.