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La peor crisis económica de la historia de España se avecina

borjes¡Inocente, inocente! Si has abierto este post en un ataque de pánico después de leer el titulo, quédate tranquilo, ¡es solo el día de los inocentes! Bueno, tampoco te quedes demasiado tranquilo porque podría ser verdad que la peor crisis económica de la historia está por llegar. Lo que pasa es que yo no lo sabría, soy economista, así que dada la experiencia con la última crisis mejor pregúntale al carnicero de tu barrio para quedarte tranquilo. Aquí un interesante post de Vicente Cuñat que corrobora lo que digo.

Cuando elegí esta fecha para escribir mi post en este blog se me ocurrieron varias inocentadas macarras. Sin embargo para evitar dañar la reputación de este blog, he decidido aprovechar esta fecha en el que se permiten licencias en nombre del humor para dar una perspectiva especial de mi profesión, la de economista académico.
Para ello voy a analizar los chistes de economistas, académicos y economistas académicos que aparecen en JokEC, una pagina donde se recopilan chistes sobre economistas en inglés. Los chistes parecen algo banal pero su análisis revela el verdadero sentir de la sociedad porque para hacer reír a menudo se recurre a prejuicios, lugares comunes, etc. que no saldrían a flote en contextos mas "políticamente correctos".

Os adelanto mis conclusiones: los economistas en general vienen considerados "tiburones" sin escrúpulos, los académicos inútiles para la sociedad y los economistas académicos destacan por su carácter contradictorio y fuera de la realidad.

1. Ejemplos del carácter contradictorio de los economistas académicos:

"El de la economía es el único campo en el que dos personas pueden obtener el premio Nobel por decir uno exactamente el contrario del otro."

"La primera ley de los economistas: Para cada economista existe uno igual y opuesto. La segunda ley de los economistas: Ambos están equivocados"

"Un economista vuelve al cabo de varios años a su universidad para dar una conferencia, y decide aprovechar para saludar a un antiguo profesor. Va a su despacho, y tras charlar un rato ve un examen sobre la mesa, así que lo coge, lo mira, y le dice al profesor:
- Oye, ¡pero si este examen es el mismo que nos pusiste a nosotros hace 12 años!
- Si. Tengo solo tres exámenes, y los voy repitiendo cíclicamente.
- ¿Y no tienes miedo de que alguien lo descubra y lo copie?
- ¿Qué dices? ¿No ves que las respuestas cambian de año en año?"

"Es triste pensar en la cantidad de estudiantes de economía que han suspendido por no saber cosas que han resultado ser falsas."

En este post de Juan de Mercado se pone en evidencia como las cuestiones para las que existe consenso en Economía son poquísimas. Como les digo a mis alumnos, esta característica de la economía es la que nos permite a muchos economistas "ganarnos el pan". Existen muchísimas preguntas a las que los investigadores continuamos buscando nuevas respuestas. En el caso de los economistas aplicados como yo las nuevas respuestas suelen venir de la mano de nuevas bases de datos o metodologías. Como refleja este artículo de The Economist, las metodologías que se emplean están además sujetas a "modas".

2. Ejemplos de la falta de conexión con la realidad de los economistas académicos:

"Para un economista, la vida real es un caso especial."

"Un economista es un hombre que domina 100 formas de hacer el amor pero que no conoce a ninguna mujer."

Y en particular, de cada una de las escuelas de pensamiento:

"P: ¿Cuántos economistas de Chicago hacen falta para cambiar una bombilla? R: Ninguno. Si se necesita cambiar la bombilla, el mercado ya se habrá encargado de ello."

"P: ¿Cuántos economistas neoclásicos hacen falta para cambiar una bombilla? R: Dos: Uno para que asuma la existencia de una escalera y otro para cambiar la bombilla."

"P: ¿Cuántos economistas marginalistas hacen falta para cambiar una bombilla? R: Depende de la tasa salarial."

"P: ¿Cuántos marxistas se necesitan para enroscar una bombilla? R: Ninguno, la bombilla contiene dentro de sí la simiente de su propia revolución."

El primer chiste lo conocía en forma de anécdota. Por lo que me dijeron, a un teórico de Chicago le preguntaron por la aplicación de su modelo a la realidad y el señor respondió que bajo ciertos valores de sus parametros se podía representar el caso real. Y, terminando el argumento, dijo tan pancho que la realidad era un caso particular de su modelo.
Cuando yo protestaba porque no me cuadraba lo de la multiplicación de los panes y los peces mi profesora de religión del colegio me decía que las parabolas no eran hechos verídicos sino historias para hacernos llegar mensajes. Pues argumentos parecidos usan los economistas teóricos.

3. Ejemplos de la falta de escrúpulos de los economistas:

"¿Cómo saber cuando miente un economista? Cuando mueve los labios"

"¿Por qué los tiburones no atacan a los economistas? Cortesía profesional"

La cuestión de la falta de escrúpulos me recuerda la siguiente anécdota: "Unos amigos habían acordado un mecanismo (naturalmente ellos no lo llamaban así) para decidir el nombre de su futuro hijo. Cada uno haría una lista de nombres en un orden que reflejase sus preferencias personales y elegirían el que estuviese mas alto en las dos listas. Es decir, minimizarían la suma de los nombres por encima de cada nombre considerado. A lo que yo pregunte si, visto que ya conocían algunas de sus preferencias, tenían algún mecanismo para evitar la manipulación. Esto desencadenó el alboroto de todos mis amigos presentes que argumentaban que los economistas somos malvados y manipuladores. Al final les tuve que construir un modelo en el que los individuos maximizaban la suma de su utilidad y la de su compañero de manera ponderada. Yo igual sigo sin estar convencida
de que estuviera contenta de que mi hijo se llamase Ermenegildo (pido disculpas por adelantado a los Ermenegildos) por mucho que le gustase a cualquier otra persona."

Aunque nuestra "falta de escrúpulos" no es lo único que nos hace difícil sobrevivir en eventos sociales. Los economistas compartimos un modo de razonar del que a menudo se quejan nuestros amigos en las reuniones sociales ya que exigimos precisión hasta en las conversaciones mas banales y eso puede exasperar a los no-economistas:

"Dos economistas se encuentran en la calle. Uno pregunta: "Que tal esta tu mujer?" El otro responde "En relación a qué?

Tengo que reconocer que este último aspecto nos tiende a enorgullecer además de facilitar la comunicación con la relevante proporción de nuestros amigos que son economistas. Si se va a cenar fuera siempre sera mas fácil elegir restaurante si se puede preguntar a tus amigos: "cual es vuestro precio de reserva?" y si se puede establecer un mecanismo para repartir la cuenta que elimine el problema de bienes comunes.

4. Ejemplos de la inutilidad de los académicos:

"Se dice que Cristobal Colón fue el primer economista: Cuando dejo el Puerto de Palos para descubrir América, ignoraba dónde iba. Cuando llegó, ignoraba dónde estaba. Y, ademas, lo hizo todo con una beca del Ministerio."

Ahí también tienen parte de razón pero en el caso de los economistas académicos no toda la culpa de la inutilidad de nuestra investigación es nuestra. Aunque muchos economistas nos esforzamos en subrayar las implicaciones de nuestra investigación para la política económica, a menudo los políticos no consultan economistas académicos cuando diseñan sus políticas.
Quizás la explicación resida en los chistes sobre nuestras contradicciones (ver punto 1). En cualquier caso, ¡feliz día de los inocentes!