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Una vision sesgada del debate sobre la inmigracion

de Joan Monras

En los últimos meses hemos visto como el debate sobre la inmigración se volvía más central si cabe. En Estados Unidos la administración de Trump ha hecho de la construcción de un muro a lo largo de la frontera con México una de sus políticas estrella. En España también se ha vivido, aunque en menor medida, este debate. Recientemente, varios barcos fueron acogidos en puertos españoles, lo que para algunos fue motivo de orgullo y para otros devolvió el miedo del “efecto llamada” – tema recurrente al menos desde principios de los años 2000 coincidiendo con el boom migratorio.

La literatura académica no escapa a estos debates aunque en la mayoría de los casos los argumentos son más elaborados y a veces incluso técnicos. Quizás la pregunta que ha creado más controversia ha sido intentar entender cómo la inmigración afecta el mercado laboral del país de acogida, aunque los debates se extienden a tratar de entender qué tipos de inmigrantes – los más o menos hábiles –llegan a los países de destino, o cuánto tardan en asimilarse. Son varios los investigadores que trabajan o han trabajado en universidades españolas que han contribuido a estos debates con aportaciones de gran calidad, (aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, o aquí), y los muchos que seguro me olvido. Esto ha quedado reflejado, también, en Nada es Gratis en varias entradas (ver aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, o aquí).

¿Pero qué sabemos sobre la inmigración y su papel en la economía de los países de acogida? A continuación ofrezco una breve introducción, no exhaustiva y sesgada hacia mis líneas de investigación, sobre este tema.

¿Dónde eligen vivir los inmigrantes?

El primer paso de muchos estudios en economía es encontrar una comparación que sea informativa. Análogo a los estudios médicos, si queremos entender el efecto que algún fenómeno como la inmigración tiene en el país de acogida, es natural comparar ciudades o regiones que han recibido inmigrantes con aquellas que no los han recibido. Por ejemplo, la mayor parte de los inmigrantes cubanos en Estados Unidos eligieron vivir en Miami. Así, si queremos saber algo del efecto de la inmigración cubana en Estados Unidos, podemos comparar Miami con otras ciudades. Las diferencias puede que reflejen el efecto de la inmigración.

Estas comparaciones en el caso del estudio de la inmigración no son, sin embargo sencillas. Quizás los inmigrantes cubanos eligieron vivir en Miami porque la demanda laboral en Miami es alta y los salarios atractivos. Si es así y comparamos Miami con otra ciudad cuyo mercado laboral sea menos atractivo quizás concluimos de manera equivocada que los inmigrantes aumentan los salarios simplemente porque han elegido vivir en la ciudad con mayor demandad laboral.

Así que una de las primeras preguntas importantes es dónde eligen vivir los inmigrantes. Tradicionalmente hay dos teorías. Por un lado, es bien sabido que los inmigrantes eligen ciudades cuyos mercados laborales son atractivos. Esto juega un papel importante para la economía. De alguna manera, los inmigrantes ayudan a “engrasar las ruedas” del mercado laboral, expresión usada por Borjas – experto mundial en inmigración – en un artículo de 2001. Por definición, los inmigrantes son más móviles que los nativos y contribuyen a mover la actividad económica hacia aquellas ciudades o regiones que se están expandiendo. Si ésta fuese la única razón que explica dónde eligen vivir, es evidente que comparar las ciudades que reciben inmigrantes y las que no los reciben es poco informativo sobre el efecto de la inmigración en la economía.

Por otro lado, varios economistas y sociólogos han enfatizado que los costes de migrar son altos. Sin embargo, llegar a una ciudad de destino donde se tienen familiares o conocidos puede ser mucho más fácil que ser pionero en tierra extraña. Esta es la segunda teoría sobre cómo eligen dónde vivir los inmigrantes: las redes migratorias. Esto se ha usado empíricamente para comparar ciudades donde ya había inmigrantes y por lo tanto eran elección más fácil para nuevas olas de inmigrantes, con ciudades donde no existen estas redes.

En un reciente artículo, argumentamos que hay una tercera teoría que podría ayudar a explicar donde eligen vivir los inmigrantes. A diferencia de los nativos, los inmigrantes tienen los precios de su país de origen como referencia. Muchos mandan remesas o piensan volver a su país de origen en algún momento de sus vidas. Dado esto, los inmigrantes prefieren vivir en ciudades grandes donde los salarios nominales suelen ser más altos, a pesar de que sea mucho más caro vivir en ellas. Es decir, la inmigración es, fundamentalmente un fenómeno urbano.

Entender mejor cómo y porqué los inmigrantes eligen vivir en determinadas ciudades es, en mi opinión, un paso esencial para mejorar el tipo de comparaciones que podamos hacer entre ciudades con más o menos inmigración para entender cuáles son sus efectos.

¿Qué efecto tiene la inmigración sobre el mercado laboral? ¿Nos hemos equivocado de pregunta?

Incluso en el caso hipotético que los inmigrantes eligieran de manera aleatoria dónde vivir, no es fácil saber qué efecto tienen en el país de acogida. Volvamos a Miami. La mayoría de los cubanos que fueron a Miami a principios de 1980 no tenían muchos estudios. Entre los casi 60.000 que llegaron en 1980 durante el episodio del Mariel Boatlift, al menos un sesenta por ciento no tenían graduado escolar.

Los datos durante este episodio no son buenos pero es de esperar que muchos de estos inmigrantes cubanos entraran en sectores como la construcción, la restauración, servicios domésticos, etc. Este es el caso, por ejemplo, de los muchos mexicanos que fueron a Estados Unidos durante la década de los 90. Para poner un ejemplo, en California llegaron alrededor de un millón de mexicanos entre 1990 y 2000. Ciento diez mil entraron en el sector construcción, mientras que alrededor de ochenta mil nativos se fueron del sector.

Es de esperar, pues, que la inmigración afecte de manera muy distinta a distintos grupos de nativos. Por ejemplo, dado que los cubanos tenían un nivel educativo bajo, es posible que compitieran en el mercado laboral con nativos de nivel educativo bajo. También es de esperar que quien contratase servicios de construcción en la California de los años 90 saliese muy favorecido por la entrada de mexicanos en el sector durante la década.

Identificar quién y cómo se ve afectado por la inmigración no es suficiente. Algo que es, en mi opinión, especialmente importante es entender cuánto duran los efectos de la inmigración. Quizás encontramos que la llegada de cubanos a Miami bajó los salarios de los menos cualificados en Miami, pero quizá esta bajada duró solo uno o dos años, o quizá se prolongó varias décadas. Para aquellos trabajadores nativos afectados la duración de los efectos es por tanto crucial.

En todos los episodios parecidos a la llegada de cubanos a Miami que conozco en detalle se obtiene que algunos nativos ganan con la inmigración y otros pierden. De igual manera, en todos estos casos que conozco y que se han investigado recientemente, los distintos mercados laborales tienen mecanismos para absorber los inmigrantes, ver aquí o aquí. Algunos países tienen mejor o peor capacidad para absorber la inmigración. En Estados Unidos los efectos suelen disiparse relativamente rápido. En algunos países europeos la absorción es quizá más lenta. Puede que entender esto sea una pregunta más fructífera que intentar buscar un número que resuma el efecto de la inmigración en el mercado laboral.

¿Importa para el país de destino cómo se cuida a los inmigrantes?

Así es como llegamos a lo que creo que debe ser también otra pregunta fundamental en cualquier debate sobre inmigración. Muchos de los inmigrantes en países desarrollados no tienen ni permiso de trabajo, ni de residencia. En Estados Unidos puede que haya alrededor de 11 millones de inmigrantes ilegales, según datos del Pew Research Center. Migration Watch UK sugiere que en Gran Bretaña hay alrededor de 1.1 millones. En España, antes de la legalización del gobierno de Zapatero, había cerca de 1 millón de inmigrantes sin permiso de trabajo.

Hay varios artículos que muestran que dar permiso de trabajo a los inmigrantes cambia de manera crucial su suerte tanto en el mercado laboral – como es de esperar – como en la disuasión de participar en actividades criminales, y la asimilación más en general de los inmigrantes legalizados. También aumenta, como es de esperar, la recaudación fiscal. Aunque dar permisos de trabajo, como en el caso de la llegada de inmigrantes, no beneficia a todo el mundo de la misma manera. Con permisos de trabajo, los inmigrantes acceden a trabajos a los que antes no tenían acceso, afectando el mercado laboral para aquellos nativos que trabajan en determinados sectores u ocupaciones.

Mas allá de una política concreta, como dar permiso de trabajo, para la cual sabemos cuáles son sus efectos en el corto plazo (aunque los efectos a largo plazo puedan ser mucho más inciertos), parece razonable pensar que la integración de los inmigrantes en el país de acogida es probablemente fundamental. La literatura académica ha debatido sobre la velocidad a la que los inmigrantes se asimilan, o convergen a nivel salarios, con los nativos. Sin embargo, quizás sabemos menos sobre qué políticas permiten que esta integración sea más rápida y favorable. Quizás en esto deberíamos dedicar más esfuerzo en el futuro.

Disclaimer

Este artículo esta basado, sobretodo, en el análisis de la inmigración que hago junto a mis coautores en los siguientes artículos de investigación. Sin embargo, las opiniones aquí expresadas son mías y no necesariamente de mis coautores.

Immigration and Wage Dynamics: Evidence from the Mexican Peso Crisis

Immigrants' Residential Choices and their Consequences” (junto con Christoph Albert)

Understanding the Effects of Legalizing Undocumented Immigrants” (junto con Javier Vázquez-Grenno y Ferran Elias)

The labour market consequences of refugee supply shocks” (junto con George Borjas)