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Hollywood: Discriminación salarial por ser actriz

de Sofía Izquierdo Sanchez y María Navarro Paniagua

El 22 de Febrero de 2015, Jared Leto anunció que Patricia Arquette era la ganadora del Oscar a la mejor actriz de reparto por su interpretación en la película Boyhood (momentos de una vida). Su discurso levantó polémica, ya que por primera vez se ponía de manifiesto la discriminación salarial en la industria cinematográfica. La actriz Patricia Arquette fue solo el principio de una batalla, refrendada por reputadas actrices como Meryl Streep, Jennifer Lawrence, o Natalie Portman entre otras, que aún está por ganar en la industria del cine.

Aunque el concepto de diferencias salariales de género sea nuevo para el sector cinematográfico, no lo es en Economía Laboral, donde existe una amplia literatura sobre diferencias salariales de género (Blau y Kahn, 2016; Olivetti y Petrongolo, 2016) de la que se ha hablado en numerosas ocasiones en Nada es Gratis, por ejemplo aquí y aquí.

Sin embargo la industria del cine tiene una característica especial y distintiva, y es que en media los salarios cobrados por los actores son elevadísimos y existe una amplia diferencia salarial entre un pequeño grupo de intérpretes que copan la mayoría de las películas que se estrenan cada año y el resto de actores, incluso cuando las diferencias en términos de talento interpretativo parecen ser pequeñas. Por lo tanto, podemos decir que los actores son un claro ejemplo de la denominada literatura de “Superstars” (Rosen, 1984; Tervio, 2011).

Sorprendentemente y a pesar de ser la industria creativa más importante en términos de PIB y empleo, el mercado laboral de la industria cinematográfica aún no ha sido analizado en la literatura académica. Por esta razón nuestra contribución a dicha literatura es doble. Primero analizamos los salarios de los actores y sus determinantes, y segundo estudiamos la  existencia de diferencias de género en términos salariales.

Utilizamos datos de 267 actores y 1.344 películas desde 1980 a 2015, obtenidos de dos fuentes principales: IMDb y Box Office Mojo. Seleccionamos todas las películas para las que hay disponibles datos de salarios en IMDb. El 38% por ciento en nuestra base de datos son mujeres (actrices). La Figura 1 muestra la evolución de los salarios medios a largo plazo en Hollywood. Desde los años 20 hasta los años 50 Hollywood se regía por el denominado “sistema de estudio”, por el cual los actores firmaban un contrato de 7 años de duración con un estudio y durante ese periodo de tiempo no podían renegociar su salario. A mediados de los años 50 este sistema cambió y se introdujo la negociación de contratos para cada película de forma que el poder de negociación de los actores se incrementó.

Figura 1: Evolución de los salarios medios en el largo plazo, 1930-2015 (1983=0)

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Nota: Aunque para el análisis econométrico utilicemos datos de 1980 a 2015, IMDb recoge datos de salarios desde 1920.

El hecho de que los salarios de los actores se hayan visto incrementados en el largo plazo, no significa que dicho incremento haya sido proporcional en todas las partes de la distribución. En la Figura 2 observamos cómo el 25% de los actores gana un 70% del total de la masa salarial, mientras que el 25% más bajo de la distribución gana alrededor del 1%.

Figura 2. Evolución de la proporción de salarios en manos de los distintos cuartiles, 1980-2015

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En primer lugar, en nuestro trabajo, estimamos los determinantes de los salarios de los actores. Nuestra variable dependiente es el salario cobrado por un actor, en una determinada película y un determinado año, en términos reales. En nuestra primera especificación introducimos una variable dicotómica que toma valor 1 si el actor es mujer y 0 si es hombre e indica si existen diferencias salariales de género, también introducimos efectos fijos de año. Nuestro análisis muestra que las actrices ganan en media 2 millones de dólares menos que los actores. En especificaciones posteriores añadimos datos del actor, y las características cualitativas y cuantitativas de la película. De esta forma tenemos en cuenta, edad, experiencia, nacionalidad y raza. El número de Oscars ganados hasta el momento y los ingresos de taquilla que todas las películas protagonizadas por ese actor han generado hasta la fecha vienen a reflejar el talento del actor y la popularidad del mismo, respectivamente. Nuestros resultados indican que tanto la edad y la experiencia como la segregación ocupacional por género de película juegan un papel importante a la hora de explicar la desigualdad salarial,  un 29% y un 11% de las diferencias salariales en términos de género se explican por estas variables, respectivamente. El coeficiente de la variable “mujer” es estadísticamente significativo y negativo en todas las estimaciones, en media observamos que las actrices ganan 1 millón de dólares menos que los actores. Este efecto perdura si repetimos la estimación incluyendo efectos fijos de cohorte o estimamos el salario por minuto de metraje en vez del salario por película, lo que nos permite concluir que el género del actor es uno de los determinantes salariales en la industria cinematográfica. También explotamos el hecho de que observamos lo que cobran varios actores que actúan en una misma película introduciendo efectos fijos de película. El resultado es que dentro de una misma película, actrices con el mismo talento y éxito que sus partenaires varones cobran un salario menor.

En la Figura 3 comparamos el salario de actores y actrices desde 1980 hasta 2015. Podemos observar que la diferencia salarial persiste a lo largo del tiempo y se mantiene hoy en día. A continuación, seguimos la metodología de  Bertrand et al., 2010, con el fin de comprobar si las diferencias salariales se reducen o no con el número de años de experiencia, para lo que incluimos interacciones entre la variable “mujer” y  variables dicotómicas que indican los años de experiencia del actor desde su primera película.

Figura 3: Media anual de salarios de actores y actrices, 1980-2015

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El análisis dinámico muestra como la diferencia salarial se reduce a partir de 4 años de experiencia, sin llegar a converger, persistiendo aun cuando ambos actores y actrices tienen hasta 10 años de experiencia (la Figura 4 muestra los coeficientes para nuestro modelo base).

Figura 4: Análisis dinámico. Modelo base

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De la misma forma, interactuamos variables dicotómicas que indican la edad del actor con la variable dicotómica “mujer”. En las distintas especificaciones, encontramos un patrón en forma de U invertida como puede verse en la Figura 5. Las diferencias salariales de género son mayores para actores jóvenes, se reducen ligeramente a mitad de su ciclo vital y vuelven a aumentar a partir de los 40 años.

Figura 5: Diferencias salariales de género por edad

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Finalmente, para determinar si existe discriminación salarial de género utilizamos la descomposición de Oaxaca-Blinder donde el diferencial salarial se divide en dos componentes. El primer componente corresponde al diferencial salarial que se puede explicar por características observables, como la información disponible sobre el actor o la película. El segundo componente corresponde al diferencial salarial que no se puede explicar por características observables y por lo tanto se atribuye a un comportamiento de tipo discriminatorio por parte del empleador (Blinder, 1973; Oaxaca, 1973). Cuando utilizamos la descomposición Oaxaca-Blinder, observamos que el 45% de la diferencia salarial entre actores y actrices no se puede explicar por las características observables de actor y película, y por lo tanto se atribuye a discriminación salarial de género.

Parte de este diferencial salarial que interpretamos como comportamiento de tipo discriminatorio podría deberse a características inobservables. Ghazala Azmat y Barbara Petrongolo en una entrada anterior de NeG explican como la literatura experimental encuentra diferencias significativas en actitudes hacia el riesgo y la competencia entre hombres y mujeres. Las actrices podrían ser más aversas al riesgo que los actores y menos dadas a cobrar parte de su salario en términos variables (Bertrand et al, 2011); las mujeres también tienden a ser menos competitivas y tienden a evitar la negociación de contratos, ver aquí el artículo de Iñigo Hernández-Arenaz Nagore Iriberri.

Nuestro análisis muestra que las actrices ganan en media 1 millón de dólares menos que los actores, y el 45% de ese millón no se puede explicar con las características del actor y película que introducimos y hemos descrito anteriormente. Puede ser que una pequeña parte de ese 45% se explique por características de tipo inobservable, pero lo cierto es que la discriminación salarial de género en la industria cinematográfica es un hecho y una batalla que las actrices aún tienen por ganar. Hacer públicos los salarios en la industria cinematográfica y de esa forma proporcionar información social sobre lo que ganan otros actores en la misma cinta puede reducir la desigualdad en términos de negociación y por lo tanto la desigualdad salarial. En nuestro artículo no distinguimos qué parte de la discriminación se debe a circunstancias que ocurren en la industria cinematográfica antes de que se contrate al actor. Factores de oferta, el hecho de que la mayoría de papeles principales se escriban para personajes masculinos, o que no todos los actores lleguen a leer los guiones o a ir a los castings son algunos de estos ejemplos.